Mi mejor amigo es también mi chica
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por adriansenderos.
Si hubo una persona más importante que todas en mi adolescencia, fue un compañero de la escuela llamado Luciano, cuando teníamos 15 años.
Yo era nuevo en esa escuela, me mudaba seguido con mi familia.
Enseguida hice amigos y noté como solían molestar a Luciano.
Era un chico callado, muy afeminado, tenía cabello negro y largo, rasgos suaves, tez blanca, lindos labios que solía morderse cuando se ponía nervioso.
Si lo veías a simple vista, parecia una chica por su cabello, rostro, y lo limpito y prolijo que era.
Hasta se dejaba las uñas largas, y tenía las manos re frágiles.
Yo era más alto, delgado, pelo Castaño corto, ojos marrones claros.
Luciano Siempre era excluido a la hora de hacer grupos.
No le gustaba jugaba jugar al fútbol con nosotros, le gustaba saltar la soga, patín, y se hablaba más con las chicas, y siempre era objeto de burla.
Cierta vez al salir del colegio, a unas cuadras, vi como otros chicos de otra división lo molestaban y el seguia como si nada.
También iban a molestarlo en los recreos.
Me daba lástima asi que quise ayudarlo.
Cuando se acercaban a molestarlo, me ponia a charlarle y al principio funcionó pero después también me querían molestar a mí, asi que hable con la directora y dejaron de aparecer.
Luciano supo que era gracias a mí y siempre me dedicaba una sonrisa cuando cruzabamos miradas en el salón.
A la salida, me fui caminando con el porque no vivía lejos de casa.
Ahi nos increparon los chicos esos.
Eran 3.
No se pelear, pero de sorpresa le di una piña a uno, otro me golpeó y me tiró al suelo pero me paré rápido a hacerles frente.
Tenía sangre en el labio.
Me putearon, y se fueron.
No volvieron a molestar después de eso.
"estas bien?" – me decía Luciano.
Tenía la voz re suave y dulce.
"sisi"
Llegamos a su casa e insistió en que entre a lavarme.
No había nadie.
No tenía padre, la madre trabajaba todo el día y la hermana (18 años) estudiaba en otra ciudad y estaba poco.
"gracias, por defenderme.
Te queres quedar a comer? " – me dijo mientras se mordia el labio, nervioso.
Me quedé.
Sonrió y preparó unas milanesas.
Le gustaba cocinar.
Después de comer hicimos tareas y charlamos, jugamos a la play.
Era muy agradable.
Nos hicimos muy amigos desde ese día.
Pasaba a buscarlo para ir a la escuela, volvia con él, a veces me cocinaba, haciamos tareas y estudiábamos juntos.
Recibí algunas burlas por eso de los pocos que se animaban (como les hice frente a esos, era bastante respetado aunque no supiera pelear).
Nada me importaba.
A Luciano lo quería mucho.
Todo en él me caía bien, sobre todo su sonrisa y como mordia su labio cuando se ponia nervioso.
A los meses ya teníamos tanta confianza que hablábamos de todo, se le fue la timidez conmigo.
Nunca hablábamos de chicas.
Era obvio que le gustaban los varones, y yo evitaba esos temas para mo incomodarlo.
Con el tiempo hasta entraba a su casa de tarde sin golpear.
A veces lo despertaba de la siesta irrumpiendo en su habitación.
Y fue una de esas veces que pasó.
Le dije que tenía la tarde ocupada por un partído de fútbol para ir de sorpresa.
Quise asustarlo pero no estaba en su pieza sino en la de su hermana.
Abrí la puerta y lo vi.
Lo primero que sentí fue olor a perfume de mujer, después lo vi parado, peinandose como chica, labios pintados, delineador, remerita corta de su hermana (todo era de ella), pollera, zapatos, uñas pintadas también.
Sus piernas sin un pelo, con medias.
Era una chica.
"Luciano?"
Se asustó al verme.
"que haces aca? " – se enojó pero nomas estaba nervioso.
"estas re linda jaja" – quise bromear porque no sabía que decir.
"jaja sos re tonto callate.
Estaba aburrido jaja"
La situación me re calentó, de verdad me gustaba lo que veía.
Tenia la colita re línda (el patín ayuda), y con los zapatos se acentuaba más.
"Me cambio y tomamos algo?" – me dice.
"quedate asi si queres, princesa.
Jaja"
Rió y mordió sus labios rojos.
Me acerqué y lo abracé, respondió mi abrazo tímidamente.
Sentía el olor de su pelo, ese olor a pelo de chica.
"no le vayas a decir a nadie"
"no, tonta"
"jaja basta" – río y me clavó las uñas despacio en la espalda.
Solía hacerlo.
Seguíamos abrazados, yo no quería soltarlo y él se quedaba, tenía algo de verguenza todavía.
Le acaricié la espalda.
"Te quiero" – me dijo.
"yo también, Lu"
Lo abracé más fuerte, le besé la mejilla.
Era tan suave.
Era una chica más.
Rió, nervioso.
Intentó soltarme pero lo tome de la cintura.
Luego con una mano tomé su cara y la acaricié.
Cerró los ojos, mimosa.
Era como un gatito.
Me acerqué más a sus labios.
Rió, intentó decir algo pero interrumpí sus palabras con un beso.
Me respondió el beso, nuestras lenguas se tocaron.
Alternaba su boca con su cuello.
Lo oí suspirar.
Puse una mano en su cola y chocaron nuestros cuerpos.
Los besos se hicieron mas fuertes y apasionados.
Me empujó a la cama, me senté y se sentó sobre mi, rodeando mi cuerpo con sus piernas.
Yo ya tenía la pija dura y erecta, toda mojada por el líquido preseminal, y al tener a Lu sobre mi, frotando su cola contra mi verga, besandome, sintiendo su pija pequeñita pero parada contra mi cuerpo.
Todo eso me dejó al borde de acabar, por lo que frené la intensidad, pero Lu no paraba y me hizo acabar.
Se dio cuenta y rió: "no pasa nada".
No dejaba de besarme, la agarré y la tiré en la cama, y yo me tiré encima.
Nuestras pijas se chocaban sobre la ropa.
La mia semierecta y llena de leche, y la de Lu pequeña y paradita.
Con varios roces sentí que acabó.
Suspiraba, estábamos transpirados, sucios con leche de ambos, y seguíamos besandonos despacio ahora.
"Sos preciosa" – le decía.
"vos más"
Nos fuimos a lavar, me prestó ropa y lavó la mía.
Merendamos y nos sentamos en el sillón a ver una película.
Ya estaba vestido normal, aunque el pelo seguia igual, sus labios estaban rojos, un poco mordidos por mi.
Tenía chupones en el cuello.
Me dio la mano, se tiró sobre mi y yo le di un abrazo.
Y asi empezamos.
En la escuela éramos amigos normales y no siempre charlabamos mucho para disimular.
Por las tardes, en su casa, era mi chica.
Hacíamos todo juntos.
Le contaba mis problemas, el los suyos, nos aconsejabamos, nos mimabamos.
Era muy cariñoso.
Siempre se vestía o al menos se pintaba o arreglaba para mi.
Por gusto suyo.
Al natural también me gustaba.
Y de hecho en vacaciones, cuando su hermana estaba siempre en su casa y no teníamos nuestro lugar para encontrarnos, tuvimos que improvisar en otra parte, casi en la naturaleza, y allí tuvimos sexo por primera vez y tal vez debería contar eso en otro relato.
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