Mi niñero y amante a los 10 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto ocurrió cuando era pequeño y tenía diez años aproximadamente. Mis padres se divorciaron cuando yo apenas era un bebe y mi papá se quedó con mi custodia, no recuerdo muchas cosas de mi infancia pero lo que si me acuerdo mucho era que mi papá nunca estaba en casa ya que su trabajo lo mantenía siempre en viajes de negocios por el mundo y a veces solo lo veía cada fin de semana o dos y no hacíamos muchas cosas ya que llegaba siempre cansado y dormía mucho.
Siempre me la pasaba con las niñeras que me cuidaban en la casa y ellas eran quienes me sacaban a pasear a los parques y cine, normalmente eran señoras grandes de 30 años o más, pocas veces me tocaron niñeras jóvenes pues mi papá decía que eran irresponsables y no confiaba en ellas.
En cuanto a mí no fui dotado de una gran altura como mi papá, parece que siempre tuve la mayor parte de los genes por parte de mi madre, fui chaparro (en ese entonces media 140 y tantos), era delgado y flaco, y siempre fui blanco pálido, lo único que me salvaba en cierta medida era mi trasero redondo y paradito, a mi papá nunca le gustó que me molestaran por parecer muy femenino.
Aun que como dije era muchas veces objeto de bullying en la escuela, yo desde siempre fui muy platicador y curioso lo que me solía meter en más problemas de lo habitual, me gustaba platicar con gente y personas que ni siquiera conocía pero adoraba hablar y hablar y aprender cosas nuevas y meter la nariz en donde no me importaba.
Un día, justo poco después de mi 10 cumpleaños a mi madre le ofrecieron un nuevo trabajo pero para eso debíamos mudarnos a otra ciudad, por lo que le decían esta ocasión no tendría que viajar tanto y podría verme más seguido de lo habitual, sin pensarlo mucho aceptó la oferta y nos mudamos a una ciudad muy cerca de la playa. Nos instalamos en una casa grande en unos suburbios nuevos del lugar cerca de la costa.
Mi papá de inmediato tuvo que ir a trabajar pero por la mudanza no tuvo opción de buscar alguna niñera. En esa ciudad conocía a uno de sus mejores amigos con el que trabajaba en la compañía, igual que él era padre soltero pero su hijo ya era adulto, de 27 años y trabajaba, pero por alguna razón le dijo que podría ayudarle a cuidarme ya que estaba de vacaciones y no tenía mucho que hacer.
Al día siguiente el amigo de mi papá; un señor mas grande que mi papá de unos 50 y tantos años , llegó junto con su hijo. Yo jugaba en la sala con una consola de videojuegos, creo que era un game cube, que mi padre me había regalado por mi cumpleaños.
Mi papá me ordenó que saludara a las visitas así que corrí al recibidor donde vi al señor amigo de mi papá, un hombre gordo y algo calvo con cara que me recordó a la cara de un perro bulldog. Pero junto a él vi un cuerpo tan alto que tuve que torcer mi cabeza hacia arriba que hasta me dolió el cuello. Era un chico muy alto que en ese entonces imaginaba que media dos metros, de cuerpo ancho y musculoso, piel oscura morena y cabello castaño claro despeinado con las puntas hacia todos lados, ojos oscuros y profundos con unas gruesas cejas, tenía una barba incipiente que lo hacía ver más varonil. Vestía una camisa negra con los algunos botones abiertos que dejaban ver un pecho musculoso y velludo, unos shorts caqui que mostraban unas piernas marcadas con oscuro vello, y al final unas sandalias cafés. Si, así de bien lo recuerdo, ya se imaginaran.
En ese momento no se cual fue la razón pero no pude dejar de verlo por largo rato, se podía decir que me dejó intimidado.
—Alex, saluda maleducado —me empujó mi papá por la espalda.
El señor me desordenó el cabello mientras se reía y continuaba hablando con mi papá. Mientras que el moreno se puso en cuclillas para quedar a mi altura. El olor de un fuerte perfume me embriagó atontándome mas de lo que ya estaba. Había olido siempre el perfume y lesión que usaba mi padre pero este me hiso que me diera un fuerte escalofrió que casi me falsean las rodillas. No dejaba de respirar profundo para seguir oliendo.
—¿Qué cuentas amigo? —me saludó con una profunda voz algo rasposa—, me llamo Marco —me extendió su mano pudiendo ver cuán gruesos eran sus brazos.
Le estreché mi pequeña mano saludándolo por primera vez con timidez a lo que el rió y me palmeó la espalda y casi me hace caer.
Después de un rato de que mi papá le explicara algunas cosas a Marco sobre la casa demás, él y su amigo se fueron diciéndome mi papá que regresaba en tres días, que me portara bien y que le hiciera caso a Marco en todo lo que de dijera.
Yo continuaba jugando a los videojuegos que recuerdo en ese momento jugaba mario kart. Marco se sentó junto a mi arrojándome todo su perfume con el aire que soltó provocando que mi monito callera por un precipicio. El moreno se rió.
Le ofrecí que si quería jugar diciendo que si, estuvimos jugando un buen rato lo que hiso que me sintiera más a gusto con el chico pues note que era muy buena onda conmigo y además conocía mucho de los videojuegos que a mí me gustaban, empecé a hablar más con él, lo habitual que yo hablaba y hablaba haciendo que se riera mucho. Aun que aun así seguía muy intimidado con él pues me parecía un muchacho muy apuesto pero no sabía porque de pronto me sentía así con un hombre.
Después de jugar un buen rato Marco dijo que si tenía hambre que podíamos comprar una pizza a lo que le dije que si. En poco tiempo llegó el pedido y empezamos a comer.
Hablaba de juegos y caricaturas a lo que él solo reía pero después me pregunto algunas cosas de mi y lo que me gustaba.
—Pues tengo 10 años, voy en tercero de primaria, me gustan los videojuegos y la pizza —le respondí muy gustoso.
—¿En serio? —se rió—, fíjate que no me hubiera dado cuenta.
—¿Y tú?, ¿cuántos años tienes?, ¿A qué escuela vas? —le pregunté.
—Yo tengo 27 y no, yo ya no voy a la escuela, yo ya terminé de estudiar y ahora trabajo, como tu papá —me explicó.
—¿¡En serio!?, ¿ya estas casado?, ¿tienes hijos? —pregunté sorprendido—, ¿trabajas con mi papá?
Se volvió a reír.
—No Alex, no estoy casado y no tengo hijos, y tampoco trabajo con tu papá, soy veterinario.
Mi sorpresa era tanta que seguía preguntando cosas al asar sobre animales y demás cosas. Pero las horas pasaron y mis anteriores no les dejaba mi papá que me quedara despierto hasta tarde, pero Marco me dejó jugar un poco mas con la promesa que no le diría a mi papá.
Pero después de que empecé a sentir sueño me fui a bañar igual que Marco. Me puse mi pijama y cuando vi salir al moreno no pude evitar mirar que salió solo con una camisa de tirantes ajustada y un boxer muy ceñido notándosele un gran bulto en el frente. Me le quedé mirando un buen rato a lo que Marco lo notó.
—¿Qué pasa? —me sonrió secándose aun el pelo.
No sabía que decir.
—Ehh, ¿por qué tu y mi papá tienen pelo en las piernas y yo no?
—Porque tu aun estas muy peque Alex, solo los adultos les sale pelo en las piernas y en el cuerpo —se levantó la camisa mostrando el abdomen velludo y musculoso que tenia haciendo que algo vibrara en mi interior, sentía unas fuertes ganas de acariciar ese abdomen— ¿lo ves?, ¿por qué?, ¿quieres tener pelo?
Negué con la cabeza.
—Me gusta estar así sin pelo —respondí nervioso.
—¿En serio? Pues a muchas mujeres les gustan los hombres con pelo.
En la noche no pude dormir bien al recordar aquel enorme bulto en la entrepierna del moreno, me preguntaba el por qué de aquello y me tocaba mi pija pensando con obviedad que aquello era la verga de Marco que guardaba bajo aquella tela, pero… en ese caso debía de ser enorme. Yo por el contrario siempre fui de pene pequeño y en ese entonces mi pija media no más de 6 centímetros y que ahora la notaba dura y no sabía por qué.
Me levante para caminar sigiloso al cuarto en el que se estaba quedando Marco, la puerta estaba abierta y en la cama estaba recostado a sus anchas el moreno, me acerque impresionado al ver más de cerca el impresionante cuerpo del chico, la camisa estaba levantada con lo que podía apreciar mas el abdomen musculoso y velludo sintiendo la inminente necesidad de tocarle sintiendo la suavidad del pelo que se perdía debajo del elástico del interior del moreno también no pude evitar masajear aquel voluminoso paquete que se sintió extraño y suave bajo mi mano contorneando toda la forma y silueta de la verga que no hacía más que impresionarme cada vez mas provocándome sensaciones extrañas a todo momento. Parecía que a cada momento el bulto se endurecía y engordaba creciendo poco a poco.
Mi encantó cayó cuando note como Marco se retorcía haciendo ruidos extraños, corrí a mi cuarto pensando que estaba despertando y me regañaría por estar haciendo eso. Me escondí debajo de las sabanas haciéndome el dormido. Escuché a los pocos minutos que mi puerta se abrió y el sonido de las pisadas de Marco sobre la alfombra, al poco rato se fue.
El siguiente día Marco me ofreció salir a la playa a lo que accedí gustoso ya que no dejaba de creermela que ahora vivía a unos pocos de la costa y al estar en un barrio privado la playa también lo era y por lo que se veía no había gente en ella.
Salí con una polera amarilla y una tanguita azul que hacía mucho no usaba y ahora me quedaba muy ajustada y algo apretada, pero como mi papá no había comprado bañadores nuevos fue lo único que me pude poner. Marco se vistió igual con un bañador en forma de boxer café parecido al licra y una camiseta de tirantes holgada. dejando al descubierto sus fuertes brazos.
Marco rentó una cuatrimoto por la que dimos un paseo por la arena. Me colocó frente a él abrazándome entre su cuerpo sintiendo el contorno de sus firmes músculos en mi pequeña espalda, me encantaba esa sensación.
Dimos un largo paseo a lo que de repente le decía que fuéramos mas rápido, sentía la vibración de la moto en todo mi cuerpo haciéndome dar pequeños saltitos, a lo poco sentí algo golpeando mis nalguitas, era duro y grueso, me provocaba cosquillas ahí atrás así que me pegaba cada vez más, busque con una mano lo que era apretándolo con fuerza y sin soltarlo. Aun que ya imaginaba lo que era.
—¡Woojojojo! —detuvo la moto ya frente a la casa.
—¿Qué es esto Marco?
Me giré ya una vez se detuvo la cuatrimoto.
—Pues lo que todo mundo tiene en las piernas —contestó quitándome las manos de ahí pero de nuevo le volvía a agarrar y a palpar.
—Sí, ¿pero por que esta así? Se puso duro, ¿te duele?
—No, no me duele, al contrario, se siente bien —respondió nervioso aun tratando de quitar sus manos de mi a lo que se levantó tratando de arreglar su verga pero esta obviamente no bajaba.
Notaba cuán grande era que parecía ni siquiera poder caber en sus calzoncillos.
En el patio trasero de la casa teníamos una pequeña piscina junto con otra más pequeña y menos onda. Ese día me metí un rato en la alberca pequeña pues la grande no estaba llena, juegue un rato en ella viendo de reojo a Marco quien estaba recostado en una hamaca cerca de donde estaba, ahora solo llevaba el bañador dejándome apreciar a la perfección su escultural cuerpo. Recordaba aquella sensación en mi trasero cuando me restregó su verga y no podía evitar tocarme constantemente mi colita.
Le dije que si se quiera meter conmigo pero decía que la alberca estaba muy pequeña y no cabria. Por alguna razón me quite el bañador y anduve completamente desnudo corriendo por el lugar a lo que Marco no pudo evitar mirarme completamente. Me volví a meter en la alberca y después de tanto insistir logre que el moreno se metiera conmigo.
El se podía sentar en la alberca quedando su pecho de fuera completamente y empezamos a arrojarnos agua entre juegos.
Noté como Marco no dejaba de mirarme en ningún momento mas cuando adrede hacia algunos movimientos sugestivos mostrando mi trasero que por lo que notaba era lo que más me veía. En una de esas sentí como me dio una palmada rosando duramente su dedo pulgar en mi entrada haciéndome soltar un leve gemido que no entendí por que lo hice pero me gustó sentir su dedo en mi colita.
—No es por nada Alex pero, tienes la pija más pequeña que he visto en toda mi vida aun para tu edad —me dio un pequeño golpe en la cabecita de mi pene—, es diminuta, no a de medir ni ocho centímetros, parece una chichi.
Me reí sacudiéndome de la risa, y sin pensarlo agarre con fuerza la verga de Marco apretándola levemente.
—Pues es que la tuya está muy grandota y gorda, parece una salchichota.
Después de eso le arrojé mucha agua con las manos pero igual note como aquello lo puso muy nervioso y rojo.
No sé por qué me ofrecí a hacerle un masaje en la espalda pero en mi interior deseaba tocarle nuevamente. No me esperé a que me respondiera simplemente le dije que se sentara en el borde de alberca a lo que hiso caso a mala gana. Me coloqué detrás de él a su espalda aun completamente desnudo. Empecé a darle masajes en el cuello y aun que jamás había hecho esto parecía que Marco le estaba gustando pues cerraba los ojos dejando caer su cabeza gimiendo de gusto y diciendo que lo hacía muy bien.
Yo por mi parte me gustaba estar tocando los músculos de la espalda y brazos del moreno que se sentían duros y firmes y note como mi pene se puso duro y paradito. Empecé a restregarlo en la espalda del moreno como él lo hizo antes pero en mi colita pero él no se dio a entender que le molestaba o ni siquiera que lo había notado.
Y sin mas preámbulos se recostó sobre poniendo sus brazos bajo su cabeza dejándome libre vista de su cuerpo. Por alguna razón sentí el morbo al ver el vello en las axilas y no pude contenerme de tocarlo y acariciarlo, no se veía de esos típicos vellos rizados ni los que parecen una maraña, todo en su cuerpo era un vello grueso, corto pero liso y poco ondulado.
Continué mis torpes masajes por los brazos para continuar por el torso sintiendo esa textura nueva para mí y cosquilleante.
—Eres bueno en esto —susurró con una voz cargada de un curioso timbre.
Vio mi pequeña erección que yo no daba denote de importarme o avergonzarme y la acarició levemente con sus dedos pasando nuevamente a mi trasero.
Me senté en el abdomen de Marco para continuar con las piernas pero nuevamente vi el bulto erecto en su bañador pero que ahora se lo había acomodado hacia un lado pudiendo apreciar toda su longitud.
—Marco, otra vez esta así —le dije volteándome para verlo mientras le tocaba— ¿por qué?
—Por la misma razón por la que tu estas así —me contesto aun tocándome mi pija y mi trasero mientras lo hacía más paraba mi colita. Todo aquello era nuevo para mí pero ah como me gustaba—, ¿te gusta que te haga esto?, te gusta que te tuque aquí? —preguntó masajeándome el pene y mis huevitos.
Asentí notando como mi corazón había empezado a latir muy rápido desde hace tiempo.
—¿Y aquí?, ¿te gusta que te toque aquí? —preguntó presionando y acariciando mi cerrada entrada.
Gemí levemente mientras reía.
—Sí, me gusta más cuando me tocas ahí.
—Pues bueno, a mi me gusta cuando me tocas mi polla —sonrió con un brillo de lasividad en los ojos—. Las pollas de los adultos se ponen así cuando las mujeres los tocan y juegan con sus pollas, pero eso todavía no los sabes tú. De hecho no debería dejarte que hagas eso, porque un niño no debe de jugar con las pollas de los adultos, menos un niño y un hombre.
Me puse algo triste y enojado por lo que me dijo Marco, yo quería jugar a eso que me decía, se escuchaba divertido, quería jugar. Le exigí que me dejara verle la polla y jugar con ella pero después de tanto insistir me dejó verla un rato.
Le bajé el elástico a lo que su polla dio un salto golpeándome una mejilla a lo que me sobresaltó. Mierda que era enorme y gruesa, ha sido la verga más grande que he visto en mi vida o posiblemente fue el momento en el que como era pequeño me parecía enorme, pero podía jurar que media más de 20 centímetros y me sobrepasaba el grosor de mi brazo (y claro que como era delgado podía hacerlo con facilidad). Tal vez era la altura, tal vez eran los genes por su piel oscura, o por lo grandes de sus pies que eran muy grandes, no lo se pero que verga tenia. Los huevos eran gordos y peludos y en la base de la polla tenía una gruesa mata de pelo con la que acaricie un poco.
Volteé a ver a Marco con los ojos desorbitados y la boca abierta, el me sonreía gustoso.
—¡Es gigante! —pero no la soltaba.
—¿Te gusta entonces? —Asentí— ¿Te gusta mi cuerpo? —se irguió sobre sus codos mientras me cargaba para ponerme a su lado. Igual asentí a su pregunta— te gusta mi pelo, gusta mi verga —lo ultimo lo dijo mas en una afirmación volviendo a dar atención a mi colita. Volví a asentir— Si, tu cara de niña no podía decir otra cosa más que eres una jotita —habló con la voz más gruesa de lo habitual y con un timbre más rudo—, si, eres una puta mariquita que le gusta el chorizo de macho, pues aquí tienes todo un chorisote de puro macho para ti.
Aquella voz me hizo temblar pues hablaba como cuando mi papá se enojaba cuando hablaba con mi mamá por teléfono, pero esto era distinto, en vez de asustarme me hacia decir que si como idiota y emocionarme por dentro.
—Si tanto quieres jugar con mi polla ahí la tienes zorrita, eso eres, ¿verdad? una zorrita virgen que necesita de un buen macho que la dome —me dio una nalgada que me hiso dar un leve grito pues me dolió—, no grites putita pues me estuviste tentando todo el día con tu curiosidad, recuerda lo que dijo tu papá, que hicieras caso en lo que te dijera y no te portaras mal, y también si quieres jugar con mi verga tenemos que jugar en secreto pues como te dije no está bien que un adulto juego así con un crio como tú, nos castigaran y nos pegaran a los dos por ello, no quieres que nos castiguen y nos regañen a los dos, ¿verdad zorrita?
—No, no quiero que nos regañen —le negué—, pero quiero jugar contigo, quiero jugar mucho.
Sonrió de manera torcida que me hiso sentir mariposas en el estomago, al ver su sensual cara.
—Pues anda, ahí tienes todo ese pedazo de carne para ti sola.
La manera de que de pronto empezó a utilizar el referirse a mí de forma femenina, sabía que si mi papá escuchara eso se enojaría mucho con Marco pues odiaba que me confundieran con una niña, pero de pronto escucharlo de él me enloquecía y me gustaba, y como si fuera automático empecé a hacer gestos y ademanes muy femeninos al igual que agudizar un poco la voz.
Marco se inclinó hacia un lado colocando su rostro frente a mis nalgas y lo empezó a lamer, estaba por decirle que se detuviera, que aquello era sucio pero la sensación de cosquilleo y placer al sentir la lengua de Marco alrededor de mi hoyito fue tan magnífica que solo me limité a resoplar de gusto.
—Qué lindo culito tienes putita, como el de una mujer virgencita, delgadito chaparrito, blanquito y culón —me agarró con fuerza mi pequeño pene—, su no fuera por este chilito pasarías como una niña.
Sin percatarme, tal vez de manera natural o por instinto había estado masturbando la verga de Dante en los típicos movimientos; pero torpes, de arriba y abajo por toda aquella negra verga. Igual como lo hacia el moreno me llevé la su verga a mis labios sintiendo el sabor viscoso y salado de el precum de Marco, era salado y raro, pero decidí tragarme todo lo que salía de la verga de Marco con gusto. Se me era difícil introducir poco más de la cabezota de la polla del moreno y me sentía atragantar, hasta me dolían las mandíbulas al poco rato. Notaba como mis torpes succionadas y lamidas hacían el suficiente o mas aun. Su lengua se abrió paso por mi entrada serpenteando en mis internos, aquello me dio un respingo de dolor pero mi boca estaba tan atascada en la verga de marco que no me dio oportunidad de gritar.
—Oh, pero que zorrita virgen mas buena me tocó aquí —aullaba agarrándome de los cabellos—como me gustan las chaparritas inexpertas.
Me tomó de la cabeza guiándome ahora con fuerza en la mamada impidiéndome hacer otra cosa mas que introducir y sacar aquella enorme verga en mi boca provocándome arqueadas por los golpes en mi garganta, intentaba zafarme del agarre del moreno pero era obvia que me duplicaba por mucho la fuerza, lagrimas empezaron a salir de mis ojos, sentía aun el sabor salado del pre que salía dentro de mi boca de la polla de Marco.
Con su mano libre acariciaba mis nalgas cacheteándolas en ocasiones.
—Aun no, aun no —susurraba—, no cabra pero muy pronto sí.
Me empezó a dedear con uno y dos dedos fuertemente tijereandolo dentro de mí, quería gritar de dolor pues sentía que me había cortado el culo al hacer eso pero el pedazo de carne en mi boca me lo impedía.
De pronto noté como la verga de Marco se hincho y endureció aun mas sintiéndose como roca y en ese momento Marco me pegó aun mas a su polla gritando gravemente.
—¡Trágate toda esa leche jotito! —gritó.
Algo caliente y salado explotó en mi boca como si alguien hubiera abierto una manguera, una sensación de asco me inundo pero no pude hacer mas que tragarme aquella extraña lefa hasta que nada quedó en mi boca solo algunas gotas escurrían por mis comisuras y cuello al igual que de la cabeza de la verga ahora algo flácida de Marco.
El rostro del moreno estaba contorneado en una mueca de placer y morbo.
Aquella sustancia me había encantado y gustado, aun que al principio de dio asco y ganas de vomitar al final me gusto mucho como igual el juego de Marco y yo, dolió pero se sintió muy bien.
La respiración de Marco era pesada y rápida y ahora volvía a estar tirado sobre el suelo con los ojos cerrados.
—¿Qué fue eso que salió de tu polla que me dijiste que me tragara?, sabia rico, quiero más.
Sacudía la polla algo semierecta del moreno metiéndomela a veces en la boca pero se tardaba en volver a endurecerse. Marco reía a carcajadas.
—Eso era leche de macho, jotita, es con lo que los hombres alimentan a sus mujeres y con lo que le meten a las mujeres para hacer niños y bebes.
Me tomó entre sus brazos y me abrazó con fuerzas dándome un duro beso en los labios raspándome con su barba haciéndome cosquillas. Colocó la punta de su polla en la entradita de mi ano dándome una descarga de electricidad pero solo me lo restregaba, me enterró mi rostro en su pecho entre sus pectorales.
—Pero a mi me gustó y soy niño.
—Si, por que quiero hacerte mi mujercita, ¿quieres ser mi mujercita y yo tu esposo? —me preguntó con aquella voz ronca y rasposa que me enloquecía y me hacia ceder sumisamente ante él.
Asentí, pensando aquello como al juego de las casitas.
—Sí, ¿cómo se juega a eso?, ¿me tengo que meter tu polla a la boca? —le lamí el pecho saboreando su sudor.
Me sonrió.
—Sí, pero aparte te debo de meter mi verga aquí —me indicó metiéndome un dedo en mi ano pero ahora solo me sobresaltó un poco haciéndome suspirar de placer.
—Pero…, no cabe, está muy grandota.
—Sí, pero para eso te voy a preparar para desvirgarte, porque quiero ser yo quien desvirgue a esta putita sumisa, te dolerá aun así pero al final te haré gritar de gusto que cada vez me pedirás mas y mas.
Se levantó dejándome aun lado quitándose su bañador que le colgaba en las piernas dejando su miembro semierecto frente a mi rostro.
—Pero recuerda que estos juegos deben de quedar entre nosotros pues ya sabes que no se permiten entre niños y adultos, ¿quieres seguir jugando o ya no?
Negué fuertemente con la cabeza.
—No, no, si quiero seguir jugando contigo.
Marco y yo nos metimos a la casa a bañarnos para comer después unas hamburguesas que pedimos y después jugamos un rato videojuegos pero tuvimos que interrumpirlo ya que no pude evitar querer otra vez su leche que comenzaba a volverme adicto a beber.
Marco era la mejor niñera que me había tocado en mi vida.
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Espero que les haya gustado, después les publico la continuación, ahí disculpen los errores ortográficos.
QUE DELICIOSO HAY MAS RELATOS