MI NOVIECITO; 11 AÑOS Y YO; 25 (TERCERA PARTE)
“¿Me vas a coger el culo? ¿Qué le vas a hacer a mi culo, en estos cuatro días? ¿Vas a coger a la puta de Wanda? ¡Es re-puta esa Wanda! ¡Es la más puta de todas las putas!”.
Hola a todos.
Después de haberle mostrado a Nicolás, las cosas que él podría llegar a hacer, no solo con Marcos, sino también con Wanda; luego de aquella tarde en la que llevamos el sexo a un nivel superlativo y nos despojamos de todo tipo de prejuicios (sobre todo por mi parte), tomé la firme determinación de llevar adelante mi noviazgo con aquel chico y que ello “dure lo que tenga que durar”.
Tiene 11 años y yo tengo 25 ¿Y qué? ¿Es malo acaso? ¿Le hacemos algún daño a alguien? ¿No gozamos a full acaso? ¿No nos amamos? ¿No estamos enamorados? ¿No disfrutamos de los placeres carnales? ¡Pues bien entonces! ¡A la mierda todo lo demás!
Pero teníamos que se cautos y muy inteligentes, sobre todo para no despertar ningún tipo de sospechas, así que, como ya solíamos pasar muchísimo tiempo juntos y como Nico casi había dejado de juntarse, por ejemplo, con el resto de los chicos del barrio (en su casa, no había ningún tipo de inconvenientes, porque era común y normal, que no notasen la diferencia entre si el chico estaba o no).
Convenimos en algunos puntos, tales como, él trataría de pasar más tiempo con sus pares, etc., y aprovecharíamos mucho mejor el tiempo, es decir, que nos veríamos menos cantidad de horas, pero nuestros encuentros serían mucho más intensos y cuando ya habíamos “cerrado el acuerdo”, se volvieron a “alinear los planetas”.
Promediando la semana, la mamá de Nicolás, llamó mi puerta y mi primera reacción fue “¿Qué querrá esta mujer?”, pero para mi grata sorpresa, me dijo que le había surgido un contratiempo, que debía ausentarse el fin de semana, que el padre de sus otros dos hijos se haría cargo de la situación, pero que, hacía ya tiempo que nada sabía con respecto al paradero del papá de Nicolás, que no lo tomara a mal pero que la única opción que ella vislumbraba, era que su hijo se quedase en mi casa.
“Créame, vecino, no tengo otra opción, porque, de tenerla, no lo molestaría” – Exclamó casi con desesperación.
Yo no lo podía creer (ni mí suerte, ni la manera tan formal en la que la mujer se dirigió hacia mí); tendría a mi lindo noviecito todo un fin de semana para mí solo y aunque para mis adentros quería gritar de felicidad, me hice el sorprendido por la propuesta y le hice notar que, al tener yo un cuarto disponible, podía quedarse en mi casa, pero con varias recomendaciones, tales como “que se porte bien, que haga su tarea escolar, etc., etc., etc.”.
La mujer no terminaba de agradecerme por mi muy buena predisposición y después de hacerle toda una serie de recomendaciones a su hijo (ya sin ningún tipo de “formalidad y buenas maneras”, sino, como siempre lo hacía, con “gritos, insultos e improperios”.
“¡Y! ¡Bueno! ¡Habrá que disfrutar a full esos cuatro días (viernes, sábado, domingo y lunes)!” – Pensé yo para mis adentros.
El viernes, a la tarde, llegaron a casa Nicolás y su mamá, ella lista ya para emprender su viaje y el chico, con un bolso (la ropa y los artículos escolares, todos muy mal acomodados y en no muy buen estado de aseo y limpieza, algo que, en lo particular, no me desagradaba para nada, sino, por el contrario, me gustaba y mucho)
“¡Si se porta mal, le da un tirón de orejas!” – Finalizó diciendo la mujer, sin dejar de agradecerme, a lo que yo respondí con una sonrisa y después de despedirse de su madre, Nicolás ingresó a casa, dejó el bolso sobre una silla y se sentó en el sillón del living.
“¡Vení amor! ¡Te voy a mostrar tu cuarto!” – Le dije a mi noviecito, cruzando una mirada cómplice y una sonrisa socarrona y picaresca.
Nico, me miró como diciéndome “¿No vamos a dormir juntos acaso?” Pero inmediatamente le expliqué que “no debíamos dejar cabos sueltos”, por si su madre o alguien le hacía alguna pregunta al respecto y el chico lo entendió rápidamente, acomodando su bolso en esa habitación y “tirándose” sobre la cama, como para “probarla y desarmarla un poco”.
“¡Quedémonos desnudos amor!” – Le dije a Nicolás mientras yo me quitaba la ropa.
“¡Sí! ¡Dale!” – Exclamó y comenzó a desnudarse.
Ambos ya “tal y como vinimos al mundo”, son sentamos en el sillón del Living y mi noviecito, ni lerdo ni perezoso, encendió el televisor y buscó en los canales “porno gay”, hasta dar un excitante film (scout, de Jean-Daniel Candinot).
“¡Qué lindo amor! Vamos a tener cuatro días, para demostrarnos cuánto nos amamos” – Le dije al chico mientras le agarraba su linda pija y agregué:
“¡Te amor, mi amor, te amo!”.
“¡Yo también te amo! ¡Te amo muchísimo!” – Respondió Nicolás.
“¿A quien amás más? ¿A Marcos o a Wanda?” – Le pregunté, besando muy tierna y dulcemente sus mejillas.
“¡Los amo a los dos!” – Exclamó el chico y ahí sí, nos dimos un furioso y frenético beso en la boca.
El estar ambos desnudos, el saber que tendríamos, en adelante, cuatro días para “hacernos absolutamente de todo”, sumado a las imágenes de altísimo voltaje, que nos devolvía el televisor, produjeron un efecto de excitación inmediato y rápidamente, dejamos de lado “las palabras dulces, cariñosas y amorosas”, propias de otra circunstancia, para pasar a la acción.
“¡Ah! ¡Qué buena que está tu pija! ¡Cómo te la voy a comer!” – Exclamé y agregué, gimiendo y jadeando:
“¿Me vas a coger el culo? ¿Qué le vas a hacer a mi culo, en estos cuatro días? ¿Vas a coger a la puta de Wanda? ¡Es re-puta esa Wanda! ¡Es la más puta de todas las putas!”
“¡Si! ¡La voy a coger toda a Wanda! ¡Le voy a chupar las tetas y el culo y se la voy a meter todo el día!” – Respondió Nicolás.
“¡Hay! ¡Sí! ¡Las tetas! ¡Chupame las tetas!” – Le dije poniendo inmediatamente mis pezones en su boca.
“¡Qué locura!”, de volver a recrear, aunque más no sea en mi mente y en este relato, aquel maravilloso y alucinante cuadro, ya está haciendo que comience a “mojarme”, sin siquiera haberme “tocado”.
Hicimos de todo en ese “primer encuentro, de nuestros cuatro días de convivencia”.
Todas las posiciones imaginables (cabalgué sobre su verga, sobre el sillón del living, entre otras tantas cosas), todos los “toqueteos, manoseos, chupadas, mamadas, etc., etc., etc.,”, hasta que, total, absoluta y completamente exhaustos, pero a su vez llenos y extasiados de tanto placer, nos “desparramamos en el sillón”.
Aquella noche (nunca volvimos a vestirnos) cenamos desnudos, sentados uno a lado del otro; nos tocamos, nos besamos… Habían transcurrido apenas algunas horas y ya nos habíamos entregado a los placeres de la carne, en varias ocasiones.
Por la noche, le dije a Nicolás:
¿Te vas a acostar desnudo? Porque a mí me gusta dormir como Wanda, con bombacha y camisón.
¡Sí! ¡dale! ¡Vos acostate como Wanda y yo desnudo!” – Respondió mi hermoso noviecito.
Fui al baño para cambiarme y cuando volví a la habitación, Nico ya estaba en la cama, cubierto solamente con la sábana y mirando “porno gay” en la televisión (tenía yo en el cuarto, un televisor muy grande).
“¡Ay! ¡Estos hombres! ¡Tienen en la cabeza solamente el sexo!” – Exclamé para mis adentros y me recosté a su lado, con mi camisolín transparente y me bombacha de seda.
Nos abrazamos y nos besamos en la boca, hasta que desabroché los dos botones superiores de mi camisón, para ofrecerle mis tetas.
“¿Vas a toma teta antes de dormir?” – Le pregunté.
“¡Sí! ¡Voy a tomar teta!” – Respondió.
Enseguida se prendió a mis pezones y comenzó a succionar (juro que en ese momento hubiera deseado fervientemente, que me saliera “leche materna”).
“¡Hay! ¡Cómo me chupás las tetas! ¿Están ricas mis tetas?” – Exclamé, nuevamente entre gemidos y jadeos de placer, gozo y satisfacción.
“¡Están riquísimas! ¡Me encantan tus tetas!” – Dijo Nicolás, balbuceando, puesto que tenía mis pezones en su boca.
“¡Lástima que sean tan chiquitas! ¿Verdad?” – Volví a exclamar.
“¡Me gustan así, chiquitas!” – Respondió el chico.
“¡Mentiroso! ¡Bien que te gustaría que fuera una tetona, de tetas grandes!” – Le dije, haciéndome el ofuscado.
Nico solamente sonrió y siguió “amamantándose”.
Esa noche, volvimos a coger como auténticos desaforados, hasta que, nuevamente exhausto, caí profundamente dormido, pero a la madrugada, me despertó un resplandor (yo acostumbraba a dormir con una oscuridad total).
Entreabrí un ojo y observé que Nicolás, había encendido el televisor, con el volumen bajo y estaba mirando un film porno.
“¡Este chico es insaciable!” – Pensé para mis adentros, mientras me hacía el que estaba profundamente dormido.
Rápidamente, noté que mi lindo noviecito, ya estaba tocándose, estaba haciéndose una insipiente paja y yo no estaba dispuesta a ello; no porque fuera a manchar la sábana con su semen, sino porque sería un auténtico crimen, desperdiciar esa “leche calentita”.
Me puse de costado, apoyando mi super culo contra él e inmediatamente comencé a sentir su mano, acariciando mis “carnosos cachetes”.
Sigilosamente, fue poniéndose de costado, hasta que la punta que su pija, hizo contacto con la bombacha y rápidamente la sentí, bien dura, a las puertas de mi culo.
Yo seguía “haciéndome el dormido”, pero mi reacción era como si aquello fuese un sueño, entonces empecé a balbucear (para que pareciese que estaba en estado de sueño).
“¡Si mi amor! ¡Cogeme! ¡Cogeme por la concha y por el culo! ¡Embarazame, amor! ¡Llename!”.
Nicolás creyó efectivamente, que yo estaba “soñando” y preso de calentura y excitación, comenzó a correr mi bombacha, para dejar al descubierto mi “profunda zanja” y mi “agujero abierto como flor”.
Ante cada embestida suya, yo respondía con un “culazo” hacia atrás, hasta que empecé a sentir su pija, entrando a mi culo.
“¡Qué hermosura! ¡Por favor! ¡Qué locura total!” – Yo, haciéndome el dormido y mi amor, mi noviecito, ese precioso pendejo, que tenía para mí solo, durmiendo en mi cama y conviviendo conmigo, durante un largo fin de semana, me estaba cogiendo; otra vez me estaba cogiendo.
Obviamente acabó dentro de mí y me acomodó ligeramente la bombacha, después de “venirse” (al día siguiente, cuando me levanté, tenía manchas de semen en mi bombacha y en mi camisolín).
Semejante cogida, al fin surgió su efecto en aquel chico (que parecía insaciable) y Nico quedó profundamente dormido, hasta bien avanzada la mañana.
Cuando despertó, yo no estaba en la cama y así como estaba, sucio y desnudo, llegó hasta la cocina.
“¡Buen día amor! ¡Qué manera de dormir Eh! ¡Sentate! ¡Wanda ya te preparó el desayuno!” – Exclamé.
En la mesa, ya estaba todo listo para desayunar y yo estaba en la cocina, terminando de lavar algunos enseres, pero vestido solamente con el delantal, que me cubría la parte delantera, pero que dejaba al descubierto, cuándo no, otra vez mi increíble y majestuoso culo.
“¡Buen día amor! – Me dijo Nicolás, acercándose a mí por detrás y, como no podía ser de otra manera, un nuevo y mañanero manoseo en mi culo.
“¡Después, amor, después! ¡Ahora vamos a desayunar!” – Le dije dándole un beso en la boca.
Nos sentamos a desayunar; mi lindo noviecito estaba aún con sueño, pero no iba a perderse de aquel banquete, después de todo, en su casa jamás lo hubieran recibido de esa manera.
“¿Cómo dormiste amor?” – Le pregunté y antes que me responda, agregué, socarronamente:
-“¡Yo dormí re-bien! ¡Hasta soñé que me cogían, estando dormida!”
“¡No fue un sueño! ¡Yo te cogí mientras vos dormías!” – Dijo sonriendo pícaramente.
“¿Cómo?” – Volví a preguntar.
“¡Se me había ido el sueño, puse una porno y me dieron ganas de cogerte!” – Respondió.
Nos sentamos juntos a la mesa y mientras desayunábamos, aprovechábamos para tocarnos, manosearnos y besarnos y en eso estábamos, cuando comenzó a sonar el teléfono; me levanté a atender y era la mamá de Nicolás, preguntándome cómo estaba.
Eran los viejos teléfonos de línea fija, por ende, no se podían hacer “video llamadas”, de lo contrario, hubiésemos estado en serios problemas.
“La verdad, señora, su hijo se está portando muy bien. Se levantó, hizo su cama e inclusive lavó su taza, al terminar de desayunar” – Le dije, obviamente mintiendo en todos los aspectos e inclusive, fui mucho más allá y agregué:
“Quédese tranquila, señora, el chico se porta muy bien. Al punto tal que prácticamente se arregló solo, porque yo estuve muy ocupado con mis cosas y casi no lo vi en todo el día. Hizo sus tareas escolares y cuando me desocupe, estaba mirando la televisión”.
La mamá de Nico no terminaba de agradecerme e inmediatamente después le pasé el teléfono a su hijo, al que, lejos de felicitarlo, volvió a hacerle recomendaciones de todo tipo, según lo que pude inclusive escuchar, nuevamente “a los gritos y con insultos e improperios”, algo que era normal entre ellos.
“¡Si la madre viera lo que hace el degenerado de su hijo!” – Exclamé sonriendo socarronamente.
Terminamos de desayunar y llevé los enceres a la cocina, para lavarlos, pero, en el trayecto, fui moviendo el culo tal y como sólo yo podía hacerlo.
“¿Te ayudo amor?” – Preguntó mi noviecito.
“¡Mmmm! – Murmuré y agregué:
-“¿A lavar o solo me vas a tocar el culo?”
Nico solo sonrió, ya que sabía de antemano que no me hacía falta ayuda, para lavar solo un par de tazas y algunos “trastos”, pero ya que tenía ese precioso culo, al alcance de su mano ¿Porqué iría a perdérselo?
Así fue pues, mientras yo lavaba, el chico manoseaba y toqueteaba mi culo
Recién era sábado por la mañana, nos quedaban aún varios días por delante y ya habíamos cogido como “animales en celo” y ahí habíamos estado, Nicolás hablando por teléfono con su madre, desnudo, completamente desnudo y yo, habiendo hecho lo propio, vestido solamente con un delantal y con el chico a mi lado, tocándome el culo mientras hablaba.
Tenía toda la intención de comentar todo lo acontecido, aquel largo fin de semana con mi novio Nicolás, en un solo relato, pero se tornaría, tal vez, largo y tedioso para los lectores, así que dejaré la última parte, para otra ocasión.
Soy marcos comodoro y pueden contactarse conmigo al mail: [email protected]
Besos a todos.
🔥🔥🔥
Faltarían las descripciones físicas