MI NOVIO ME PREPARÓ UNA SORPRESA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya conté en algunos relatos anteriores, que cojo regularmente con un macho que me colma, me satisface y logra hacerme alcanzar niveles de placer, como ningún otro hombre. Él es profesor de gimnasia, tiene un físico trabajado, con músculos marcados y 45 años de edad. Cogémos habitualmente, cuando él tiene ganas y según un plan regular de tres veces por semana. Yo le pongo el título de "novio", pero no logro que él acepte ese compromiso. Como me satisface y mucho, le acepto esa negativa, pero no tiene exclusividad sobre mi cuerpo…
A lo largo de estos cinco años que estamos juntos, respetando mi deseo de conocer a otros hombres y probar otras pijas, él sabe de mis aventuras, ya que se las cuento. Y parece que eso lo "excita", ya que luego de un relato de con quien estuve y como me dió, él se empeña en satisfacerme, y me coge con máxima dedicación, como compitiendo con el macho que me hizo feliz antes…
Su nombre es Ricky y tiene la pija más sabrosa que probé, no solo por su tamaño sino por la forma en que la utiliza. A lo largo de estos años y con la practica, fue conociendo mi cuerpo, gustos, deseos y como satisfacerme. Siempre confiesa que mi agujero lo vuelve loco y que no quiere perderme. Satisfaciendo mis caprichos, hasta accedio a participar en un trio y darme, con otro macho, una doble penetración, que despertaron mi vicio y que repetimos varias veces…
Como él da clase regularmente en un gimnasio, concurro a sus clases, soy un alumno aplicado y su preferido. Siempre tenemos despues de la clase, el preludio de una noche de sexo salvaje, me insinúo, lo miro con deseo, lo rozo. Me come con su mirada, está pendiente de mí, me toca con la excusa de corregirme y me larga un: esta noche te voy a dar lo que estas deseando. Lo caliento y me exita, en un juego compartido que nos prepara para el encuentro nocturno…
Él, además de las clases, se dedica a atender alumnos particulares, es personal trainer. Hace un tiempo me contó que tenía un alumno nuevo, al que instruía en musculación. Según Ricky, al conocerlo, pensó en mí y ante mis averiguaciones, se hizo el misterioso y no me dió mayores detalles. Solo me contó que su nombre es Matías, que tiene 28 años y que es un alumno que entrena mucho, logrando importantes resultados…
Por razones de trabajo, tuve que ausentarme durante una semana de mi ciudad. Volví desesperado, con ganas de mi hombre, su pija y su forma de coger. En el viaje, me comió un machito que trabaja en la Empresa, en la sede de la ciudad donde estuve. Obtuve leche, pasé un buen rato, sentí una pija en mi orto, pero no me hizo alcanzar el extasís que logra mi macho, Ricky…
Preparándome para nuestro encuentro, fui a su clase, hicimos la previa habitual, me dijo que me extrañó y agregó que me iba a demostrar cuanto, a la noche. Esperába ansioso el momento, quería, contarle mi aventura, excitarlo y ordeñarle hasta la última gota de su leche, acumuláda durante una semana. Acordamos el encuentro en mi casa y cuando nos separámos, en el gimnasio, me dijo que tenía una sorpresa para mí, que me preparára. Me miró con sus ojos cargados de deseos, mientras revolvía su paquete y sonreía seductoramente…
Despertó mi curiosidad y excitación con su frase. Volví pensando en el encuentro inminente. La mención de una sorpresa, que imaginába, era su lanza lechera, me provocaron escalofríos de placer. Mi boxer se humedeció con presemen y al llegar a casa, ya necesitába sentir a mi macho. Mi agujero palpitaba, necesitaba ser poseído, llenado, abierto, invadido por la herramienta caliente de Ricky. Me bañé y mientras lo hacía, me penetré con uno de mis dedos, intentando aliviar mi deseo, la calentúra y el hambre voráz de mi orto…
Llegó mi macho, estaba irresistible. Me atrapó en sus brazos y comenzó con sus besos profundos, esos besos que me derriten y me ponen a su merced. Sus manos acariciaban mi espalda, bajaban lentamente hasta mis gluteos y uno de sus dedos, recorría mi raja. Dijo que me deseába, que me había extrañádo y que quería demostrarme cuanto. Me hacía sentir su verga, ya erecta, contra mi verga. Mis manos buscaron su herramienta, la necesitaba desesperadamente. Quería saborear su mamadera, tomar sus jugos y chuparla hasta obtener esa leche caliente, que tantas veces probé…
Se sentó y me dejó hacer. Bajé su cierre y con prisa, urgué dentro de su boxer hasta liberar esa hermosa lanza. Su cabeza brillába de presemen, la acaricié lentamente, pajeándolo y haciendo aumentar su tamaño. Me lancé sobre ese manjar tan esperado y comencé a mamár. Con deseo, hambre, lujuria trabajé su verga. Lamí y chupé ese mastil mientras sobaba sus huevos, cargados del nectar masculino que tanto me satisface. Los gemidos de Ricky y sus suspiros me alentaban en la tarea, sabía que mi macho lo estaba disfrutando…
Suena el celular de Ricky, me sepára y mira el número, me dice que tiene que atender. Frustrado paro mi trabajo, lo escucho que saluda y dice, está bien, ya bajo. Me pide que lo espere un momento, que tiene que buscar la sorpresa de la que me habló a la tarde. Guarda su verga, acomoda su ropa y sale. Pienso en que será, me imagino que pidió comida o bebida, espero su regreso con deseo, quiero continuar con lo que empecé…
Vuelve Ricky y escucho que detras de él, entra alguien más. Veo un macho descomunal, una montaña de musculos hecha hombre, y una actitud tímida de ese ejemplar que pidiendo perdón, lanza un permiso, puedo pasar??? Ante mi sorpresa, logro decir un adelante. Ricky, que traía en sus manos unas botellas de cerveza, nos presenta. Este es Matías, dice, te acordas que te lo mencioné??? Es mi alumno de musculación. Agrega, quería que lo conocieras, para que vieras los resultados de mi trabajo y su esfuerzo. Y recibo de Matías un beso en la mejilla, su brazo en mi cintura y su aroma a hombre que me embriagan…
Ricky maneja la situación, destapa la cervezas, reparte y propone un brindis por la amistad, los progresos de Matías, y los buenos momentos de la vida, mientras me guiña un ojo. Le sigo la corriente, imaginándome donde quiere llegar. Luego de bromear un rato, charlar y relajarnos, Ricky le propone a Matías que me muestre su torso trabajado. Este, avergonzado, accede y se quita la camisa. Me derrito ante semejante espectáculo, mi macho destaca los pectorales, los biseps, los triceps y mientras señala cada uno, me propone que palpe y toque para comprobar su dureza…
No necesita repetirlo, me lanzo a tocar todo lo que me señala y compruebo la dureza de ese hombre. Lo tóco con lujuria, ya lo deseo y quiero hacerle poner dura su lanza. Palpo y acaricio con experiencia, provocando y deseando. Ricky se coloca detrás, me abráza por la cintura mientras me susurra al oído que Matías, sabe lo que hacemos. Que está dispuesto a hacer todo lo que yo desée y quiera. Gira mi cabeza y busca mi boca. Me besa y parece que era la señal que Matías esperaba. Siento sus manos acariciarme, timidamente. Me entrego a esa boca y esas manos…
De la boca de Ricky paso a la boca de Matías, caliente, hambrienta. Cuatro manos me desnudan, tocan, acarician, no distingo a quien pertenecen y no me importa. Me entrégo a la pasión y el deséo de dos machos demandantes. Sus bocas alternan besos cada vez más posesivos y furiosos. Se desnudan y siento sus herramientas candentes. Quiero comerlas, quiero que me penetren, quiero que calmen el cosquilleo en mi agujero del placer, ya quiero que me revienten el culo…
Me transportan a la cama, me ponen en cuatro patas. Ricky comienza a comerme el culo, abre mis nalgas y su trabajo de lengua preparan mi agujero. Matias pone al alcance de mi boca su hermosa lanza, humeda y sabrosa, que me dedico a mamar. Siento los dedos de mi macho, penetrar mi culo. Se lo que viene a continuación, él está tan deseoso como yo, por lo tanto, no demora en darme su pija, que tanto extrañé. Comienza a cojerme mientras yo, no puedo abandonar la verga de mi sorpresa…
Magistralmente Ricky me da la cogída tan esperada, con ritmo y sin pausa, como él sabe hacerlo. Acelera sus embestidas y sé que viene mi premio, la descarga de su leche caliente. Siento su miembro crecer y llenarme de su nectar, mientras acompaña su volcada con gruñidos de gozo. Matías también lanza quejidos y afirmaciones aprobatorias de mi trabajo, momento despues, recibo en mi boca su descarga. Bébo y degusto su leche, abundante, tibia, sin querer desperdiciar ni una gota…
Ambos hombres abandonan mi cuerpo, dejándome vacio y con ganas de más. Ricky busca mi boca, me besa apasionadamente y pregunta si quiero más. Contesto que sí. Con un guiño le dice a Matías que es su turno. Cambian de posición. Veo la verga de Ricky acercarse a mi boca y me dedico a comer los restos de su leche, limpiarla y gozarla en mi boca. Los labios de Matías pasan a mi culo. Succiona la leche de Ricky que ya escurre, la recoge en su boca, escupe en su mano y lubrica su lanza. Se la pone bien dura y me la ofrece. Empino más mis nalgas para sentir, bien adentro, esa herramienta que ya probó mi boca…
Como en una sinfonía ensayada, cada uno le da a su instrumento. Me siento completamente penetrado. Matías tiene experiencia, se nota por su ritmo. No aguanto más, me siento elevado, satisfecho y a punto de alcanzar un orgasmo. Mi conciencia se nubla, mis musculos se tensan, mi abdomen es invadido por un cosquilleo y me siento estallar. Mi verga escupe leche, y mi esfinter atrapa la pija de Matías que para su movimiento y disfruta de sus contracciones. Siento un orgasmo anal casi simultaneo…
Mis machos me dejan disfrutar de mi momento y terminados mis temblores, vuelven a su tarea. Ante semejante espectaculo que acabo de brindarles, no tardan en alcanzar su orgasmo y otra vez, me colman de su nectar. Disfruto de la leche de estos dos sementales, en mi boca y mi culo. Recuperados, abandonan mi cuerpo y nos desplomamos en la cama. Me reconfortan, Matias dice que soy incomparable. Le recrimina a Ricky que no le explicó bien, lo que era capaz de hacer y brindar. Ricky sonriendo le contesta que no lo quería asustar. Nos reimos los tres…
Ricky comienza a besarme nuevamente mientras me susurra al oido, preguntando, si estoy preparado para lo que sigue. Le contesto que si, que en un momento. Veo un brillo de placer en sus ojos. Matías, con discreción y timidez, pregunta si hay más. Ricky le contesta que si yo estoy dispuesto, seguro que hay más. Dice que cuando de hombres se trata, soy insaciable. Se viene la satisfacción a mi adicción, la doble penetración, dos vergas incomparables dentro de mi culo…
Si les gustó este relato, en un proximo le cuento con detalles la doble, les aseguro que fue una noche satisfactoria, pero larga, muy larga….
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