Mi nuevo amigo, me comento, que lo que nos hacía falta, era por lo menos tener un buen culo para comérnoslo.
Un chico se divierte con su nuevo amigo vistiéndose de chica, y comiéndole el culo a su amigo, al regresar a casa su padre lo encuentra, lo confunde con una puta, y le come el culo..
Puedo decir que lo que me ocurrió con mi padre fue un accidente, ya que, por él estar borracho, y yo estar vestidito de chica, me pagó para que le diera el culo, y lo peor de todo es que me encantó….
Digo que lo peor es que me encantó, ya que como todo se dio dentro de unas raras circunstancias, no es algo que se pueda repetir con facilidad lamentablemente.
Primero quiero aclarar que soy más bien lo que llaman bisexual, por lo que en ocasiones he llegado a tener sexo con otras personas como yo, por el solo placer de hacerlo.
Cuando llegaron las vacaciones de la Universidad, a mis veintiún años, era de esperar que yo tuviera un plan de a dónde ir a pasarlas.
Resulta que los viejos se divorciaron, cuando yo tenía unos trece o catorce años.
Tomé el autobús, y finalmente después de estar viajando por horas, llegué a la ciudad en que vivía mi viejo, mi padre por su parte no es muy comunicativo, a menos que se de unos cuantos tragos de ron.
Al llegar me di cuenta de que la chica que vendría siendo mi madrastra, además que era más joven que yo, estaba preñada.
Prácticamente a pocos días para que fuera a parir, por lo que mi viejo, por aquello de que la cuidaran bien, se la llevó a los padres de ella, que viven en otra ciudad.
Yo por mi parte durante varios días aproveché para ir a la playa, me levantaba a la hora que me daba la gana.
En fin, no hacía nada, mientras que mi papá se iba a trabajar a su taller.
Yo comía, y bebía lo que me daba la gana, en fin, la estaba pasando de maravilla.
Una noche conocí a un chico del ambiente, y sus viejos eran vecinos del mío.
La cosa es que, tras hablar por un largo rato, primero comenzamos a buscar que beber o fumar, y encontramos un pequeño bar en él nos surtimos de todo, luego seguimos bebiendo, fumando y hablando.
Hasta que, de momento, mi nuevo amigo me preguntó si yo era gay, cuando le aclaré que no, diciéndole que yo era bisexual.
Él se sonrió, y me comento, que lo que en ese momento nos hacía falta, era por lo menos tener un buen culo para comérnoslo.
Yo que ya me había dado unos cuantos tragos, le dije que ocasionalmente, y de forma voluntaria, yo había dejado que mis mejores amigos me penetrasen, por el culo.
Eso a él como que le llamó la atención, de inmediato me propuso hacerlo, pero con la condición de que me vistiera, o por lo menos me pusiera alguna prenda femenina, para él hacerse la idea de que estaba con una chica.
La verdad es que la idea a mí no me desagradó, por lo que no me quedó otra que aceptar.
Así que nos dirigimos a su casa, mi nevo amigo rápidamente apareció con la ropa de mujer, y finalmente encontró algunas otras prendas que, para serles franco, me gustaron.
A todas estas ni mi nuevo amigo ni yo habíamos dejado de beber cerveza, y de prender uno que otro cigarrillito de los artesanales, por no decir que de marihuana.
Luego que escogimos la ropa, seguimos bebiendo mientras que yo me cambié totalmente de ropa.
Es más, hasta me maquillé, y al ponerme una abundante peluca de color castaño claro, casi rubia que él trajo, al verme al espejo ni yo mismo podía reconocerme.
Mi amigo puso algo de música, y continuamos bebiendo, y fumando, después de bailar, besarnos, y dejarme acariciar por casi todas partes.
Mi amigo comenzó a tratar de penetrarme, lo malo fue que, al parecer, su verga no le respondía.
No se le paraba, y por más que yo insistía en acariciársela, y hasta me puse a mamársela, nada de nada.
Fue cuando él mismo me propuso que le pusiera mi miembro entre sus nalgas, que de seguro así su verga terminaría reaccionando.
Yo la verdad es que nunca había hecho algo así como eso, cuando voy a meter, meto y cuando voy a dejar que me den me dejo.
Pero apenas mi amigo me presentó sus nalgas, aunque yo estaba vestido de mujer, me provocó y en vista de que yo comencé a pasar mi verga y la suya nada que se paraba, digamos que en un descuido que se dio, lo ensarté por el culo.
Al principio mi amigo, se molestó aparentemente mucho, pero justo cuando casi llorando me pedía que se lo sacase.
Pero de momento comenzó a mover su culo de manera tan, y tan sabrosa que entendí de inmediato que si se lo llegaba a sacar iba a llorar más fuerte, pero para que se lo volviera a meter.
Por lo que continué clavándomelo por el culo, mientras que él chillaba de gusto, como si fuera una chica, y movía sus caderas de manera única.
Cuando estaba yo a punto de venirme dentro de su culo, y así se lo hice saber, mi amigo comenzó a masturbarse como loco, hasta que acabó, al mismo tiempo que yo lo hacía dentro de él.
Yo pensé que él después de eso tal vez quería que yo lo dejase darme por el culo, pero cuando se lo comenté, con una voz aflautada, me dijo que no hacía falta, que él ya había disfrutado mucho.
Quizás por lo bebido, y lo mucho que fumamos, cuando mi amigo me dijo que me iba acompañar a la casa de mi padre, no me preocupé ni tan siquiera de quitarme la peluca, ni la ropa.
Lo que yo ignoraba es que mi hermanita había nacido, y que mi padre desde que se enteró que era una niña, estuvo celebrándolo por todo el pueblo, como quien dice votando la casa por la ventana.
Pero a pesar de la gran borrachera que había agarrado, como sabía que debía abrir su taller al siguiente día, se fue a su casa.
Y justo antes de llegar a la casa me encontró caminando completamente vestidito de mujer.
Desde luego que se detuvo, a ver quién era esa chica que, a esas horas de la madrugada, caminaba frente al portón de su casa.
Casi me muero del susto al verlo, de inmediato me quité mis lentes, pero como no me reconoció, quizás por la ropa, el maquillaje, y la abundante peluca castaña que estaba usando.
Comencé a actuar como si realmente fuera una chica, con la idea de que él siguiera para la casa, y no me prestase atención.
Pero me equivoqué, mi papá insistió en llevarme, desde luego ignorando quien yo era, y apenas abrió el portón de su casa, me dijo. “Mira linda, hoy nació mi hija, y me encuentro sumamente feliz, pero ya llevo varios meses que no me acuesto con mi mujer, y creo que debo esperar unos cuarenta días más para hacerlo. Así que, si tú quieres hacer un acto de caridad, me gustaría acostarme contigo.”
La verdad es que no me esperaba que mi papá saliera con esa, además al mismo tiempo que me comenzó a decir eso colocó una de sus grandes manotas sobre mi rodilla, y comenzó a deslizarla hasta mis muslos.
Yo la verdad es que del susto que me dio, la borrachera me desapareció, como por arte de magia.
Lo primero que se me ocurrió decirle, que, con todo gusto, haría lo que él quisiera, solo que como tenía la regla, si él quería lo único que podía hacer era darle una buena mamada, y dejar que me diera por el culo.
A todas estas imitando la voz y manera de hablar de una de mis compañeras de clase que es bien coqueta, por no decir que putona.
Mi viejo no lo pensó, se sonrió, y a medida que fuimos caminando dentro de su casa me preguntó cuanto cobraba, a lo que le respondí que por tratarse de que él estaba celebrando el nacimiento de su hija, lo dejaría que me pagase lo que él quisiera.
Eso no pareció importarle mucho, así que apenas entramos a la casa, me condujo a su propia habitación, y tras servirme un trago de la botella de ron que él estaba bebiendo, comenzó a besarme de manera salvaje.
Mi mayor temor era que si me descubría, seguramente era capaz de matarme a tiros, pero a pesar de eso, yo comencé a tratar de manipularlo, para poder controlarlo un poco.
Así que apenas pude, mientras me besaba, y me agarraba por todas partes, yo de manera voluntaria me agaché, y rápidamente extraje su verga del pantalón, y mucho antes de que se diera cuenta, ya me encontraba yo mamándosela.
Por un buen rato me dediqué a mamar la gran verga de mi viejo, pensando que de esa manera si lo hacía acabar, seguramente con lo bebido que estaba me daría oportunidad de supuestamente salir de la casa.
Pero no, que va, cuando yo estaba pensando que de un momento a otro se vendría dentro de mi boca, que a él se le antojó, acariciar mis nalgas, y de inmediato me dijo. “Querida ya que tienes la regla, deja que te dé por el culito.”
Por lo que a mí no me quedó más remedio que recostarme sobre su cama, medio bajarme los pantis que me había puesto, y presentarle mis blancas nalgas.
Quizás por lo morbosa de la situación, yo me excité tanto, que tuve que meter mi mano, bajo mi cuerpo, y acomodar mi parada verga, no me fuera a delatar.
Sus dedos llenos de su propia saliva me fueron dilatando el culo, pero por poco tiempo, ya que casi a los pocos segundos, sentí como su gruesa, y larga verga me penetraba dolorosamente por mi apretado culito.
La verdad es que hasta las lágrimas se me saltaron, pero a medida que mi papá comenzó a meter y sacar divinamente toda su verga dentro de mi cuerpo, yo por mi parte, gustosamente comencé a mover mis caderas, restregándolas contra el cuerpo de él.
No podía creer el placer que mi padre me estaba provocando, al darme por el culo de la manera que lo estaba haciendo.
Además, yo chillaba como una loca, pidiendo que me diera más y más duro, cosa que mi papá continuaba haciendo una y otra vez.
Hasta que después de un largo rato lo sentí detenerse, y con una mayor fuerza, apretarme contra su cuerpo, hasta que no le debió quedar una sola gota de leche.
Lo que yo había esperado que sucediera pasó, lo mucho que él había bebido, más el fuerte esfuerzo que mi viejo había realizado, lo dejaron noqueado.
Roncando, tal y como se encontraba, yo como pude salí bajo su cuerpo, pero antes de marcharme, me provocó darle otra buena mamada, así que lavé su verga, y me dediqué nuevamente a mamársela.
Lo que me sorprendió fue que, a pesar de su borrachera, y de su estado se le volvió a poner dura, y no me detuve hasta que lo hice acabar dentro de mi boca, y con gran placer me tragué su leche.
Luego me retiré de su cuarto, me quité la ropa, el maquillaje y la peluca, guardé o mejor dicho escondí todo, me di un baño, y dejé la puerta de la casa abierta.
Al día siguiente cuando me levanté lo encontré todavía durmiendo, y a sus empleados esperándolos a fuera.
Desde luego que lo desperté, mi papá actuó como si nada había pasado, pero antes de marcharse con sus hombres me preguntó si había visto a una putita que se había encontrado frente a la casa, desde luego que le dije que no.
Como verán situaciones como esas no se repiten todos los días, lo que si se repitió fue mi salida con mi amigo, al que nuevamente, después de vestirme de mujer, le tuve que dar otra vez sabrosamente por el culo.
Deseo poder habar contigo sobre un cuento de maricas a ver si te calienta escribirlo xfa [email protected]