Mi nuevo padrastro me hizo su puta
La nueva pareja de mi mama no pudo contenerse ante mis encantos je je.
Recuerdo muy bien el día en que mi padre se fue de casa. A pesar de ser yo un chico, el me trataba como una princesa, le gustaba vestirme de niña y manosearme, eso a mí me encantaba.
Pero las cosas entre ellos iban mal y nunca se solucionaron.
Con el tiempo, papa se fue de casa y mamá rehízo su vida y se consiguió otra pareja. Yo ya tenía 16 y extrañaba que mi papa me hiciera sentir y me tratara como mujercita.
En la escuela, los sábados se permitía no llevar uniforme, pero yo llevaba uno de niña, con minifalda y una peluca de coletas, la verdad si me veía como una nenita y muy sexi, y muy putita, a decir verdad. Todos sabían que yo era un chico, pero les gustaba como me veía y muchos se sentían atraídos por mí.
Así fue como me conoció mi nuevo padrastro, cuando mi mama lo llevo a casa por vez primera, de entrada, pensó que yo era una chica, pero luego los demás días, como ya me vestía normal con uniforme de chico, se dio cuenta de mis verdaderos gustos.
Al convivir los tres bajo el mismo techo, se daban situaciones del día a día, cosas de familia, a veces cruzábamos la mirada y nos dábamos sonrisas inocentes, palabras, charlas y situaciones y roces que se hacían peligrosos.
Especialmente por la noche, yo me hacía fantasías con él, ya que hasta mi cuarto se escuchaban los gemidos de mi mama cuando tenían sexo. Yo me la jalaba pensando que él me hacía eso a mí y así me dormía todo mojado lleno de mi propio semen.
Hubo una época en que mi padrastro perdió temporalmente el empleo y mi mama se tuvo que conseguir uno, así que él y yo pasábamos toda la tarde solos, cuando yo regresaba del Cole hasta que mi mama regresaba del trabajo.
Yo me vestía de nenita con minifalda y me paseaba delante de el para que me viera las nalgas. Al principio muy nervioso, pero cuando me di cuenta que el me veía de una manera más que lujuriosa, agarre confianza, aunque el trataba de disimular sabiendo que era un chico, sí que notaba se sentía atraído por mí.
Esta nueva situación solo haría posible una libertad horaria entre mi padrastro y yo, y una intimidad en ausencia de mi madre, que hasta ese momento no había sido posible.
Una tarde, él se quedó dormido ya que, hacia bastante calor, y luego de unas cuantas cervezas, se fue a tumbar a su cama. Con curiosidad femenina, me acerqué sigilosamente al dormitorio, la puerta estaba entornada y, de puntillas, me metí lentamente en la penumbra.
Mi padrastro dormía boca arriba y, para mi sorpresa, estaba completamente desnudo, así que sentí una enorme curiosidad de acercarme aún más para verlo mejor y… ¡guau!
Nunca olvidaré ese momento: su verga era enorme y gruesa, a pesar de estar medio flácida, se podía apreciar en plenitud. Yo me puse súper nervioso y apenas podía tragar saliva de la emoción.
Me mordí los labios, me arrodillé a un lado y me acerqué aún más. Sentía mi pene a punto de explotar y sentí como me empezaba a escurrir nomas de mirar.
Cheque que estuviera bien dormido y con unos nervios tremendos, se la tomé entre mis manos y la empecé a besar y a lamer suavemente. Su verga era tremendamente atractiva, me sentía como hipnotizado y no me pude aguantar, así que, sin más, me la metí y se la empecé a chupar.
Me estremecí tremendo al sentirla en mi boca sintiendo una fuerte erección entre mis piernas. De repente, mi padrastro se despertó y me miro lleno de sorpresa, pero no dijo nada, solo me dejó seguir.
Me puse súper nervioso, al sentir como me acariciaba las nalgas y me empezó a dedear, suave, despacio. Yo ya estaba como loca, me sentía engolosinada, es que esa verga era impresionante y no me alcanzaba ni la boca ni las manos para contenerla, la chupaba con desesperación.
Me agarro de la cabeza y me tiró hacia abajo, obligándome a tragarme todo, sintiendo su enorme cabezota pasar por mi garganta. Empecé a hacer un trabajo de meter y saca, retirándome hasta la punta para que me jalara nuevamente hasta el fondo, tan larga como era.
Me empezó a dedear rápidamente haciéndome venir de la excitación provocada, en eso lo sentí eyacular, me llené de placer al sentir toda esa leche caliente llenándome la boca. Obvio que me la trague todita.
—En verdad eres una verdadera putita, nunca me lo hubiera imaginado… —me decía, mientras yo le regalaba una sonrisa, notando cuánto le había gustado.
Esa situación se empezó a repetir todos los días, se notaba como a mi padrastro le encantaba como se la chupaba, porque nomas se retorcía de placer y ya para venirse, entonces me dedeaba rápidamente y me hacía explotar y el al mismo tiempo me llenaba la boca de leche.
Una buena tarde, me pidió que me sentara sobre sus piernas para jugar al caballito. Él estaba recostado sobre el sofá, así que ni siquiera lo pensé, cuando me di cuenta ya estaba montado sobre su verga, me movía despacio, disfrutando de su enorme paquete frotándome las nalgas.
Al poco sentí como se le había puesto de dura. Yo de inmediato, sin poderme aguantar, sin decir palabra, le desabroche el cinturón y le saque los pantalones, así que le seguí montando, pero ya su verga desnuda me frotaba directamente sobre las nalgas.
Estaba yo como loca, no me podía aguantar las tremendas ganas, así que me hice a un lado la tanga, me ensalivé el culo y yo mismo me empecé a meter su verga.
Era enorme, no podía metérmela, solo logré que entrara la cabeza y en ese momento me puse una venida tremenda. El me tomo de la cintura y me empezó a coger lento, despacio, tratando de meterla más, pero él tampoco se pudo aguantar y se vino dentro de mi culo, y con su leche dentro, me pudo meter un poco más la verga, pero como se empezó a poner flácida, pues ya no se pudo. Así que ese día la dejamos así por el momento.
Pasé una pierna al otro lado para sentarme sobre él. Solo corrí la tanga, apunté y la dejé deslizar. ¡Guau! Era enorme. Poco a poco, despacio, tenía miedo de que me hiciera daño,
Así pasaron los días y así siguieron los juegos, hasta que un buen día, conforme me acomodé sobre él, noté que mis piernas hacían tope con las de mi padrastro. ¡Me había entrado toda! ¡Ahhh! Qué maravilla, no lo podía creer. Por fin era todo mío completamente. Me sentía en la gloria, me puse como loca, me movía desesperada, como vil puta.
Empecé a gemir con cada movimiento, lo rodeé con mis brazos por el cuello y lo besé una y otra vez en la boca, el respondió igual como si fuera yo una chica, con esos besos nos pusimos de lo más calientes.
Solo se escuchaban mis gemidos de puta caliente. Nunca me había sentido tan enloquecido de esa manera, me meneaba como loca introduciéndome su verga cada vez más y mas
En ese momento, muy dentro de mí, por vez primera desee con toda el alma haber sido mujer, porque puta, pues ya lo era uwu.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!