Mi padre, mi tío y yo (segunda parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Drakodian.
Alejandro despertó esa mañana, muy relajado y bastante descansado su noche había traído un sueño muy profundo que lo renovó por completo. Los rayos del Sol ingresaban a su habitación por la ventana, sus ojos se abrieron lentamente mientras la luz lo cegaba, se estiro mientras aun estaba dentro de sus sabanas y sus pies se salieron de ellas cuando lo hacía. Suspiro y dio un bostezo, mientras los recuerdos de que había pasado la noche anterior le caían en cuenta, aunque no sabía si había ocurrido de verdad todo había sucedido tan rápido y había sido tan excitante que era muy poco probable que fuese cierto. Una sonrisa se dibujo en su rostro, se dio vuelta y puso su rostro sobre la almohada y suspiro; al hacerlo sintió como sus genitales se rozaban en la ropa de cama y noto que tenía una leve erección, causada por sus deseos matutinos de orinar, se volvió nuevamente sobre su espalda y llevo su mano a la entrepierna, paso sus dedos desde sus testículos hasta punta de su verga que ya mostraba una erección más consistente; recordó que la tarde anterior, luego de ducharse se había puesto un bóxer color negro, y pensó — quizá me lo quite en la noche por el calor — Pero luego todas las imágenes de lo que paso la noche anterior, su padre hablando con Pablo y luego la tremenda cogida que le dio, mientras el observaba desde afuera de la habitación y recordó, me quite el bóxer mientras miraba.
Dio un salto fuera de su cama del susto, su cuerpo quedo expuesto a la tenue pero cálida luz que ingresaba por la ventana; trato de pensar que habría pasado, movió las sabanas, buscando el bóxer, reviso su cuarto y alrededor de la cama pero no había señal de su ropa interior.
— ¿Dónde deje mis bóxers? — se pregunto mientras un escalofrió de asombro le recorrió el cuerpo; estaba ahí solo en su habitación, totalmente desnudo, con su cuerpo erguido y con su pene con una leve erección matutina, recordando y quedando atónito porque ahora sabia que lo que recordaba de la noche anterior fue cien por ciento real.
Por un momento quedo en estado de shock, mientras su mente procesaba, lo que había pasado; luego de unos minutos, miro su reloj que estaba junto al lado de la cama, marcaba las 7:03am. Luego se dirigió al baño de su habitación, aun con cara de asombro, se acerco al retrete y comenzó a orinar, veía su pene y como emergía la orina que hacia ruido mientras caía dentro del retrete, pero su mente repetía una y otra vez las escenas de la noche, recordaba a su padre lamiendo el culo de Pablo y como parecía que disfrutaban de todo eso; también recordaba la intensa sensación que experimento al tocarse el pene mientras estaba en cuclillas observando la faena de su padre y su tío, y luego recordó, esa magnífica y hasta ese momento única sensación placentera que experimentó tirado en su cama.
Esa mañana, todo transcurrió con normalidad; Alejandro bajo a tomar el desayuno, pero su padre ya se había marchado a trabajar a la oficina. Estaba en la cocina, se había servido cereal azucarado en un tazón y se disponía a buscar lecha en el refrigerador, en eso estaba cuando escucho — Buenos días Ale ¬— se asomo sin cerrar la puerta del refrigerador, y vio que era su tío Pablo, vestía únicamente un short negro que le cubría escasamente sus piernas y entrepierna, se acerco al desayunador y tomo un tazón el cual lleno de cereal integral, tomo una banana del tazón que estaba en el centro del desayunador y comenzó a pelarla. Alejandro se puso nervioso pero trato de disimularlo, saco la leche y se sentó a comer el desayuno.
— Mal educado, dije buenos días — dijo Pablo en tono autoritario pero burlón —Estas muy raro esta mañana— agrego.
— Perdón, buenos días tío, es que aun estoy adormitado…— contesto tímidamente Ale mientras se frotaba los ojos.
— ¿Te aprovecho la noche? — Pregunto Pablo, mientras servía leche sobre su cereal.
Alejando se sonrojo de inmediato, y no pudo evitar recordar esas excitantes imágenes, se puso nervioso y bajo la mirada, como si se sintiera avergonzado. — Dormí mucho ¿si a eso te refieres? — contesto.
— ¿Tienes practica de soccer hoy? — pregunto Pablo.
— Si, me iré en un rato — le contesto Alejandro mientras seguía comiendo.
— Bueno termina ya tu desayuna y yo te llevo en el auto — le dijo Pablo a Alejandro mientras levantaba el tazón donde había comido, tomo otra banana y comenzó a pelarla — Tenemos que hablar de algo — agrego.
Alejandro soltó la cuchara del susto, de inmediato ato los cabos en su cabeza, seguramente se había dado cuenta que la noche anterior los había espiado mientras hacía cosas con su papá, y un escalofrío recorrió su espina cuando recordó — seguramente encontró mi bóxer— se dijo a sí mismo — estoy frito —.
— Y ¿Qué tenemos que hablar? ¬— pregunto Alejandro mientras no se atrevía aun a mirarlo a la cara.
— Te cuento mientras vamos de camino ok, date prisa — le contesto su tío mientras se dirigía hacia su habitación a cambiarse.
En el camino a la práctica, Ale se moría de curiosidad pero también de vergüenza, seguramente su tío ya sabía todo. Pero todo el camino pasaron en silencio, solo la música de la radio sonaba. Finalmente en las ultimas cuadras antes de llegar al campo de practica Ale no podía mas y le preguntó a su tío — ¿De qué querías que habláramos? — le dijo mientras su mirada se perdía en la carretera.
— Bueno solo ¿quería saber si estabas bien después de lo ayer? — Pregunto Pablo, mientras continuaba conduciendo.
Alejandro no sabía que decir, por su mente pasaban las imágenes de la noche anterior, esas vergas erectas, las figuras masculinas erguidas, el culo de Pablo siendo partido por Oscar, no pudo evitar tener una erección, con toda esa adrenalina surgiendo de repente, comenzó a notar a Pablo como nunca antes, sus pectorales, su cara con vello facial y sus brazos trabajados, sentía una emoción que jamás había experimentado. No podía contestar, solo balbuceaba. A lo que Pablo reitero — Digo, ayer estábamos entrenando y saliste huyendo, perdona si te incomode al quitarme la ropa — Alejandro recordó que efectivamente el día anterior por la tarde, Pablo se había quitado la ropa frente a él mientras estaban en el cuarto de pesas. Las imágenes de verlo desnudo ahí y luego junto a su padre, sentía que todo se le venía encima y su erección era evidente a través de sus short del uniforme de soccer.
— ¡¿Qué va?¡ — dijo Pablo al ver que Ale tenía una erección — Estas empalmadito cabrón— agregó.
Alejandro se ruborizó en seguida, mientras la vergüenza lo consumía de pies a cabeza.
— Bueno, ve a práctica amigo, y ten cuidado con esa cosa entre tus pies— dijo Pablo mientras se reía entre dientes.
Alejandro quería salir de ahí, estaba muy avergonzado, abrió rápidamente la puerta del auto y salió de un brinco, sin antes escuchar el último comentario de su tío. — Debes ser más cuidadoso en tus cosas, como con tus bóxers los dejas tirados por doquier— le dijo mientras le guiñaba el ojo.
La practica paso lenta, Alejandro no deja de pasar en su mente como una película las imágenes de su tío y su padre haciéndolo, constantemente recordaba y cuando lo hacía de inmediato una erección crecía en sus shorts, y se avergonzaba ya que por el tipo de ropa era evidente. Así que le dijo al entrenador que no se sentía bien y tenia dolor de estomago, y paso lo que restaba de la práctica sentado en la banca.
Pablo fue por él al terminar la práctica, mientras regresaban a casa el silencio gobernó, una vez más la radio era la única que sonaba. Al llegar a casa, corrió rápidamente a su habitación, entro y se quito su ropa, se metió a la ducha y estuvo largo tiempo, se sentía abrumado por todo eso en su cabeza. De repente fue interrumpido — ¿Quieres cenar algo?— era Pablo quien había entrado hasta el baño de la habitación de Ale. — Solo algo ligero— contesto Ale.
— Alejandro ¿te encuentras bien? Actúas muy raro— le pregunto su tío.
Alejandro cerró la llave del baño y tomo su toalla, la pasó alrededor de su cintura y salió de la ducha. Se encontró frente a frente con su tío, quien llevaba puesto únicamente un bóxer color azul, estaba apoyado en el marco de la puerta del baño.
—Estoy bien— le dijo Ale quien estaba mojado por la ducha.
— dime algo ¿alguna vez has visto a otro chico desnudo? — Le pregunto Pablo.
Alejandro se sonrojo de inmediato — No — le dijo mientras bajaba la mirada.
— ¿No te da curiosidad? — le pregunto nuevamente su tío. — No debes sentirte incomodo con la desnudez de otros chicos u otros hombres — agrego Pablo.
— Es que me da pena, es todo— contesto Alejandro mientras caminaba hacia fuera del baño. — Además no me da curiosidad, ya sé que tenemos lo mismo— contesto Ale mientras se sonrojaba y sonreía.
— Bueno no la tenemos igual pero, si se parecen — dijo Pablo mientras se reía. — Algunas son más grandes que otras— añadió.
Alejandro río, y se sentó sobre la cama, ya no estaba tan nervioso, pero sentía un cosquilleo muy extraño que termino por generarle una leve erección. — ¿Tú has visto otras? — le pregunto Alejandro de repente.
Pablo se quedo atónito por un momento, luego se rio nerviosamente, y le contesto — Si he visto otras, a veces los vestidores en el gimnasio donde hacia ejercicio antes, también cuando chico como tú, con mis compañeros nos bañábamos juntos a veces — le dijo su tío mientras se sentaba junto a él en la cama. Alejandro se sentía nervioso de nuevo.
Pablo le puso la mano sobre el hombro, y le dijo —Se que tienes curiosidad, lo note porque ayer saliste huyendo del sótano, no debes tener miedo, puedes preguntarme lo que quieras, yo te puedo mostrar lo que tu desees, solo confía en mí— le dijo mientras acariciaba levemente su hombro.
A esas alturas Alejandro ya tenía nuevamente una erección, y comenzaba a notarse por sobre la toalla húmeda; noto que su tío también tenía su bulto un poco más grande de lo normal. Se quedo un momento mirándolo y vio como se movió un poco, como si palpitara, ver eso le erizo la piel y aumento su erección.
— A ver, estas empalmado otra vez canijo— le dijo Pablo mientras sonreía —Eso es normal, cuando pase solo debes esperar un rato, o puedes tocarte un poco, solo que no se bajara— Alejandro no pudo evitarlo y se toco la verga que ya estaba dura por encima de la toalla, la sensación fue estupenda, estaba ahí junto a su hermoso tío tocándose la verga.
— Bien canijo, se siente rico verdad — le dijo Pablo mientras lo miraba y seguía con su mano sobre el hombre. — Quítate la toalla déjame ver si la tuya es más grande que la mía— le dijo.
Ale se puso de pie, se quito la toalla y dejo expuesto su cuerpo, que bajo la luz tenue del atardecer hacia relucir su piel morena clara, al caer la toalla al piso brinco un verga erecta de unos 14 cm de piel más oscura que la del resto de su cuerpo, con la cabecita roja por la fricción con la toalla. Pablo no tardo en tomarla entre su mano y le dijo — vaya si es grande, pero aun falta que te crezca más, así era la mía a tu edad, pero ahora, es mas grande— le dijo, mientras se ponía en pie, y comenzó a bajar sus bóxers, cuando lo hizo emergió una magnifica verga que dejo asombrado a Alejandro.
— Ves es más grande, te gané — le dijo en tono burlón.
Pablo tenía una verga de unos 18cm aproximadamente, y aunque no era tan gruesa como la de Oscar (papá de Alejandro), no era para menos preciarse; noto que punzaba y se movía como si tuviera vida propia, y de su cabeza escurría un líquido tranparente; Alejandro estaba hipnotizado con sus movimientos. —Si quieres puedes tocarla— le dijo Pablo.
Alejandro vacilo por un momento, pero la curiosidad lo empujaba fuertemente, se acerco y puso su mano sobre el tremendo pito que no dejaba de palpitar, en seguida su mano lo abarco y cuando lo hizo, Pablo suspiro y dejo salir un pequeño y ahogado gemido, en seguida la tomo con ambas manos y pudo sentir que estaba muy dura, parecía un trozo de madera pero a la vez era suave y palpitaba casi rítmicamente; sus ojos se clavaban en el grande que desde que la había tomado en sus manos había crecido casi el doble.
— Tócale la punta — le dijo Pablo. Alejandro le toco punta que estaba húmeda por ese líquido transparente que le salía, era una sensación nueva para él, su mano se empapaba del pre semen que pablo sacaba. — A ver mójate la tuya — le dijo Pablo, y Ale obedeció, su mano estaba empapada y comenzó a sobarse su verga con ese liquido, la sensación era magnifica.
— se siente rico ¿verdad? — pregunto Pablo.
—Sí, se siente bien— dijo Ale mientras no para de jalársela, había cerrado sus ojos. No se percato cuando Pablo se puso en cuclillas, le aparto sus manos y tomo la pequeña verga de Ale y se la metió a la boca, él solo alcanzo a emitir un gemido, la sensación que le producía era única, Pablo usaba su lengua para torturar al pobre Alejandro, quien comenzó a retorcerse del placer. Abrió los ojos, y vio a Pablo en cuclillas succionándole la verga, era como un sueño, su tío ese hombre de cuerpo esculpido estaba ahí, haciendo suya la verga de Alejandro, quien se perdía en el placer que lo ocasionaban las mamadas de Pablo.
De repente Pablo se detuvo y se puso en pie — Es tu turno…— le dijo casi susurrando. Alejandro no estaba muy convencido, mas al ver de nuevo el tamaño de la verga de pablo. — Vamos, primero solo acércate y bésala— le dijo Pablo. Ale recordó lo que había pasado la noche anterior y de cómo Pablo se metía la verga de Oscar en la boca. Se sentó sobre la cama y se acerco a la cabeza de la verga de Pablo y puso sus labios como si fuese a dar un besito, y los topo al glande. Se saboreo los labios y tenía un sabor ligeramente salado, fue un sabor agradable a pesar de la idea que tenia de que fuera desagradable.
— ¡Ah! Así Ale, dale un par de besitos mas— dijo mientras cerraba ojos y se inclinaba un poco hacia atrás. Ale le dio unos besos más al glande, y luego se atrevió pasarle la lengua como si fuese una paleta, al hacerlo Pablo se retorció del placer, y gemía profundamente; al ver su reacción Ale continúo haciéndolo, y cuando menos lo pensó ya se había metido toda la cabeza de la verga de su tío. La metía y la sacaba tal y como recordaba. Estuvo así por un tiempo, hasta que Pablo lo detuvo — Hay cabroncito, me vas hacer acabar— le dijo mientras lo apartaba y lo levantaba de la cama. Pablo comenzó a jalársela con mucha fuerza, y luego le pido a Ale que con su mano le sobara el glande, el así lo hizo; la cabeza de la verga estaba húmeda por el líquido pre seminal y la saliva de la mamada que le habían propinado, bastaron solo un par de sobadas para que Pablo se entregara al placer de una abundante acabada.
— ¡Hay cabrón! — dijo Pablo mientras chorro tras chorro de semen salían de su verga, y salpicaban en la cama, la alfombra y hasta el pecho de Alejandro, quien dio un brinco hacia atrás del susto.
— ¡Hey! ¡Carajo! — dijo Ale molesto por la sorpresiva salpicada de leche en su pecho, pero Pablo estaba aun en trance por el placer que le había dado su sobrino.
—Lo siento sobrino, pero no pude más— le contesto su tío, mientras con su mano limpiaba el pecho de Alejandro quien solo observaba. Lo recostó en la cama y con el semen que tenía en la mano comenzó a jalarle la verga. Ale dejo quejarse y comenzó dar pequeños gemidos ahogados debido al placer que le estaba dando la jalada. Su pene estaba al máximo y su glande estaba rojo y parecía que estallaría. La sensación de la jalada de noche anterior pronto fue desplazada por este nuevo placer que sentía, era intenso y no podía creer que era su propio tío quien lo estaba masturbando.
Pronto Alejandro se retorcía del placer sobre la cama, hasta que no pudo mas, su respiración se agito, y un cosquilleo que venía desde lo más profundo de su ser se adueño de su cuerpo, gemía y jadeaba como loco, cuando sintió como su verga estallaba en las manos de su tío; tres pequeños pero potentes chorros de semen salieron disparados, y con ellos Alejandro sintió que su alma se iba al paraíso y volvía de golpe a su cuerpo. Exhausto se encogió en su cama y su Pablo se quedo ahí acostado junto a él; ambos satisfechos por la morbosa faena que acababan de protagonizar.
Se quedaron ahí por casi una hora dormidos entre las sabanas, abrazados. Luego de eso bajaron a cenar, ambos bajaron y al estar solos en la casa se mantuvieron desnudos, mientras comían se reían y ocasionalmente se miraban a los ojos, era una sensación muy extraña para ambos. La noche concluyo con una maratón de películas, ambos se sentaron en el sofá y vieron películas hasta que se quedaron dormidos. Pero, no paso mucho cuando sigilosamente, para evitar despertar a alguien con su llegada, Oscar entro, se dirigió directo a la sala sin sospechar lo que encontraría.
— ¿¡Qué demonios está pasando aquí!?
Continuara…
-DraKodian-
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