Mi padre… un sueño?
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
He leído tantas historias sobre el tema filial que supongo no les será tan sorprendente y tal vez les resulte hasta excitante mi historia. Trataré de ser breve.
Soy un hombre de 38 años, divorciado desde hace 5, el menor de 2 hermanos, vivo en una provincia al sureste de México. Mi infancia la recuerdo feliz; a los 9 años supe que fui adoptado a la edad de 3 años ya que mi madre biológica, unos meses antes de morir, prácticamente me había “regalado” a mis padres, los cuales me acogieron con toda la ilusión y cariño. Ellos ya tenían un hijo de 13 años que fue mi gran protector y “mi héroe” cuando era niño, siempre le guardé especial respeto y admiración. A la fecha nos llevamos estupendamente bien.
Mi padre siempre fue un manso toro: espalda ancha, músculos firmes (no musculoso), brazos gruesos al igual que sus piernas y una pequeña panza, todo él velludo sin exceso y de tez morena clara, pero era todo cariño y ternura, siempre ha sido padre amoroso y un hombre cordial y noble. Siempre admiré su belleza física.
Mi despertar en el sexo se inició en la secundaria, con un niño de 15 años y con el cual no perdíamos ocasión de manosearnos las vergas ya sea en su casa o en la mía, pero nunca tuvimos sexo. Por aquellas épocas un suceso me marcó y fue materia de muchas fantasías sexuales: Fue una noche de sábado que mi padre (en aquella época tendría 44 años aprox.) se quedó “enfiestado” con unos vecinos, mi madre, que no soportaba verle ebrio, prefirió salir a visitar a alguna de sus amigas y dejarme el encargo que lo “vigilara”, ya que mi hermano ya se preparaba para ir a ver a su novia.
Mi padre llegó un rato después, se veía muy mareado así que inmediatamente me lancé a ayudarle, lo abracé de la cintura y lo llevé hasta su recámara, pocas veces lo había visto así. –Me quiero bañar- balbuceó; le quité la ropa con mucho cariño y cuando metí mi mano para sacarle los calzoncillos, me tomó la mano en señal que no lo hiciera, eso me causó un poco de risa, lo ayudé a levantarse y nos dirigimos al baño. Mientras yo le graduaba el agua de la ducha, él estaba sentado en el inodoro con la cabeza hacia abajo balbuceando palabras. En un momento, puso su mano en mi espalda y al dejarla caer me rozó las nalgas y casi me baja el short que era lo único traía puesto, el sentir su mano en mis nalgas me desconcertó y me excitó muchísimo; -Voy a ayudarte a bañar- le dije nervioso, lo ayudé a levantarse y lo metí a la ducha, comencé a enjabonarlo y de pronto me di cuenta que al que tenía delante de mi, no era mi padre, era un hermoso hombre de piel suave y tostada, el agua dejaba ver a través de sus calzoncillos, unas redondas nalgas y una verga que me estaba excitando aún más. Inmediatamente intenté en vano luchar contra esos malos pensamientos, un remolino de sentimientos me aturdió… pero la excitación pudo más.
Comencé a enjabonarle más lentamente, acariciándole la espalda y el pecho, sus músculos eran macizos, era una sensación increíble acariciarlo de esa manera, de cuando en cuando bajaba hasta casi tocarle las nalgas, pero tenía miedo de su reacción, así que lo hacía con mucho cuidado, yo estaba a sus espaldas y él tenia apoyadas las manos en la pared y dejaba que yo hiciera lo mío mientras el agua corría, obviamente era mucho más alto que yo. Jabón en mano tomé sus piernas y lentamente las acariciaba, bajaba y volvía a subir hasta casi tocar su ingle, los nervios y el miedo me hacían temblar, pero no me detuve, en un arrebato de excitación metí una mano en sus calzoncillos y le tome la verga y… ESTABA ERECTA! Por un segundo la acaricié….y entré en pánico, por instinto mi padre reaccionó quitándome la mano y volteándose, yo me incorporé y quedé estupefacto… una bofetada me hizo virar el rostro. –Qué carajos haces?, es que te crees mujer?- me regañó.
Yo bajé la cabeza sin decir nada e inmediatamente salí del baño. Mientras me secaba en mi recámara sentía que el mundo se me caía, elucubraba miles de cosas que pasarían a partir de ese instante, con todo eso en la cabeza apagué la luz y me acosté en mi hamaca (en este lado de mi país, debido al caluroso clima que predomina casi todo el año, se acostumbra a dormir en hamaca), pasó un rato hasta que escuché a alguien entrar a la recámara, por un momento pensé que fuera mi madre o mi hermano y fingí dormir, de pronto siento una mano en mi hombro y veo el rostro de mi padre tambaleante casi junto al mío, podía incluso sentir su aliento alcohólico, por unos instantes no dijo nada, solo nos miramos en la penumbra hasta que: -Me dejas dormir contigo?- me preguntó con su tono dulce y casi en susurro, no dije nada, solo me acomodé para que él se acostara; ambos llevábamos puestos unos calzoncillos amplios; me abrazó y me quedé dándole la espalda, casi al oído me pidió perdón, me dijo que me quería mucho, tal vez demasiado, esa fueron sus palabras.
Aquel momento me sentí de nuevo en casa, se disiparon mis miedos y me sentí protegido. –Te quiero mucho papá- le dije besando su mano que se asentaba en mi pecho. Así abrazados se quedó dormido; cuando mi madre entró a la recámara y encendió la luz, con un gesto le dije que no hiciera ruido para no despertar a mi padre y con una sonrisa tierna y socarrona me lanzó un beso y cerró la puerta, al poco rato llegó mi hermano y me preguntó en susurro qué había pasado, por qué estaba papá conmigo. –Estaba muy mareado y no quería molestar a mamá, ya sabes cómo se pone- le dije. Unos momentos después todo era silencio, mi hermano durmiendo en su hamaca y yo con mi padre, no era raro vernos así ya que mi padre siempre me consintió.
Casi podía sentir su bulto en mis nalgas, sentía su calor y su aliento y me puse muy excitado, pero no me atreví a nada. Lentamente bajé mi mano y me sobaba mi verga, no sé cuanto tiempo pasó, no podía dormir, sus pequeños ronquidos me daban en el oído, pero de pronto comencé a sentir en mis nalgas algo duro, mi padre estaba teniendo una erección, casi exploté de excitación pero me quedé inmóvil esperando que la erección bajara, pero nada, e incluso sentía por momentos, pequeños movimientos de su cintura como si me estuviese clavando aquel tronco.
De pronto su mano se movió y se plantó en mi cadera, yo estaba a mil grados, entonces lentamente y con mucho cuidado me bajé los calzoncillos para poder sentir más directamente aquel fierro caliente y mientras mi padre hacía sus movimientos yo movía mi trasero friccionando su verga; su respiración se aceleró y me quedé inmóvil pensando que se despertaría, llevó su mano a su entrepierna e hizo algo, cuando se acomodó sentí la verga de mi padre en las nalgas, se la había sacado y me la untaba en las nalgas, no sabia si estaba consciente o era parte de su sueño, preferí no moverme, sus movimientos se hicieron sentir de nuevo pero ahora me tomaba discretamente de la cintura, yo sentía que explotaba y me acomodé de manera que su verga quedó en medio de mis nalgas, se sentía realmente grande y gruesa, con mucho vello, él siguió friccionando su verga muy despacio, sentía en mi culito sus líquidos y yo intentaba ensartarme aquel fierro, pero cuando su glande lograba tocar mi entrada, él la retiraba.
En un movimiento metió su verga entre mis piernas y comenzó con sus movimientos de nuevo, fue una sensación increíble sentir aquel inmenso trozo de carne, yo apreté las piernas, su glande me salía por debajo de los huevos y no dudé en tomarlo con los dedos, esto hizo que papá soltara un suspiro y sus movimientos se aceleraran al igual que su respiración hasta que de pronto sentí el primer chorro de semen caliente que me inundó los dedos, otro disparo me recorrió las piernas y otro más manchó la hamaca, su respiración era muy fuerte que temí que mi hermano se despertara, pero nada, las ultimas gotas de semen las sentí en la entrada de mi culito, me quedé quieto, esperando alguna reacción, su respiración volvió lentamente a su nivel, yo quedé excitado pero no me atrevía a moverme, momentos después sus ronquidos se hicieron audibles de nuevo, lentamente y con mucho cuidado me acomodé de nuevo mis calzoncillos y me quedé dormido, el resto de la noche estuve soñando miles de cosas que me hicieron eyacular dormido.
A la mañana siguiente me las ingenié para levantarme antes que nadie para asearme, era domingo y seguramente nos llevarían a la iglesia, pero tenía miedo de mi padre, de lo que me diría; en realidad no sabía si todo lo que hizo fue consciente o fue parte de su sueño.
Con todas esas dudas en la cabeza me senté en la cocina a tomar un poco de leche, de pronto sentí los brazos de mi padre que me rodeaban por detrás y un beso en mi cabeza. –Gracias hijo, y disculpa si no te dejé dormir- me dijo en tono grueso y tierno –Con tus ronquidos en mi oído, cómo podría dormir!!- ja, ja, ja reímos de buena manera. Me sentí un poco decepcionado y a la vez tranquilo; me hubiera gustado que todo lo hubiese hecho en sus 5 sentidos… o fue así?. Continúa.
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