Mi padrino, su hijo y yo 4
Mi visita con mi abuelo y la alberca.
Al día siguiente fue domingo, entonces fui con mi familia a casa de mi abuelo. Mi abuelo era una persona que yo quería mucho, el alto y robusto, muy moreno, con cara amable llena de vello facial entrecano, manos muy grandes y barriga algo abultada. Siempre fui su favorito, el me hacía mucho reír y era de las pocas personas que me sacaban una plática de más de 3 palabras. Su casa era grande con un gran patio, dónde tenía a su mascota, de nombre Canelo, por su cabello rojizo, era un perro mestizo pero que parecía tener algo de Pitbull, el canelo era muy juguetón y mi abuelo y el eran inseparables.
Mi abuelo era viudo, mi abuela tenía unos 3 años que había fallecido, Yo no la recordaba, para mí mi abuelo y canelo eran los únicos habitantes de esa casa, la cual tenia un gran patio con olor a metal (debido a las herramientas de mi abuelo) y a cigarro, bueno aparte del olor de las gallinas. Mi abuelo tenía un corral pequeño con algunas gallinas de todos colores que ponían huevos diario, con los que el nos hacía muy buenos almuerzos, yo había apodado a alguna de las gallinas, pero luego olvidaba sus nombres.
Mi abuelo era jubilado, siempre trabajo en un empresa donde era electricista y personal de mantenimiento, y ahora, viudo y solo como estaba, aparte de su pensión que no era mucha se mantenía haciendo trabajitos a vecinos, lo relacionado con electricidad, plomería y un poco de todo. Sus principales clientes eran madres solteras o casas donde el esposo trabajaba todo el día y no quería arreglar un inodoro o instalar una estufa nueva.
Yo era muy feliz corriendo en casa de mi abuelo, en rato jugaba con Canelo, luego jugaba en el corral con las gallinas y sobre todo platicaba con mi abuelo. El me preguntaba de todo, que caricatura era mi favorita, que quería ser de grande, cuál era mi comida favorita o quién era mi mejor amigo, y claro yo siempre que contestaba que Tino.
Abuelo: ah el hijo de Constantino verdad?
Yo asentí sonriendo sonrojado.
Abuelo: y a qué juegan? Cuéntame.
Yo solo sonreí y baje la mirada. Yo sentía la mirada de mi abuelo. Estábamos sentados en la entrada de la casa, el sobre su mecedora favorita y yo sobre su pierna izquierda, siempre que platicábamos era de esta manera, a mi me gustaba mucho, me sentía cercano a mi abuelo. Mi mama y hermana estaban dentro preparando la comida y frente a mi abuelo y mío estaba mi papá siguiendo la plática sentado en otra mecedora pero leyendo el periódico dominical.
Mi abuelo hizo cosquillas en mi axila izquierda y yo rei estremeciéndome.
Abuelo: dime bebé, porque te da pena.
Yo cambié de tema, fingiendo demencia infantil.
Yo: abuelo, quienes eran tus amigos de joven?
El abuelo sonrió y volteando a ver a mi papá dijo:
Abuelo: pues tú abuela, tu papá y yo fuimos de los primeros en llegar a la colonia, por eso agarramos está casa tan grande, yo era joven como tú papá, antes de llegar yo no tenía muchos amigos porque trabaje desde niño, pero al llegar aquí hice muy buenos amigos y tu papá también.
Papa volteo a vernos sobre el periódico un momento y después regreso a leerlo.
Abuelo: tenía amigos de todos lados y de todas las edades, de hecho Constantino es uno de mis grandes amigos, de los primeros.
Yo: enserio? Pero si tú eres más grande.
Abuelo: jaja si pero el no tiene papá sabes? Entonces yo ayudaba a su mamá en cosas de la casa y Constantino se volvió mi amigo.
Yo me quedé callado pensando lo que mi abuelo me acababa de decir, pensando en lo genial que sería que dos personas que me hacían muy feliz fueran amigos desde hace mucho.
Yo: sabes abuelo, yo también soy amigo de don Constantino.
Abuelo: enserio? Pues dile que le mando muchos saludos. Y que a ver qué día lo voy a visitar, porque hace mucho no platicamos y jugamos. (Lo último lo dijo susurrando).
Dicho esto mi abuelo sonrió, y me acaricio la espalda, yo le sonreí de regreso.
El día transcurrió tranquilamente, después de comer, yo seguí jugando y no supe cuando me quedé dormido, solo cuando me desperté ya estaba en mi casa y en mi cama. Me quedé algo triste por no despedirme de mi abuelo pero luego pensé lo que me dijo y sonreí.
Al día siguiente rápido me pare a desayunar, al ser lunes mi papá y hermana ya se habían ido y solo quedábamos mamá y yo. Luego de desayunar y de bañarme, me puse a ayudar a mi mama a limpiar frijoles mientras veiamos la televisión mañanera, eran las noticias. A mí me aburrían mucho pero luego de acabar mi mama me dejaba cambiar al canal de las caricaturas.
De repente se escuchó un sonido de chanclas corriendo y ambos volteamos a la calle.
Tino: Ramoooooon (mi nombre).
Yo rápido me levante y corrí a la puerta, Ramón ya había entrado.
Yo: qué?
Tino: mi abuelita me regalo una alberca ayer que fuimos a verla, ven a jugar, y nos metemos, mi papa ya la está llenando.
Yo abrí los ojos sorprendido, en parte porque Tino no estaba enojado ya conmigo y en parte por la noticia de la alberca. Esos días de verano hacía mucho calor, de hecho mi papa se bañaba dos veces cada día. Pero yo sabía que era temprano y ni siquiera habíamos comido como para irme toda la tarde a jugar.
Yo: mama, me dejas ir?
Mama levanto la vista de los frijoles, me vio a los ojos, luego a Tino y de regreso a mí.
Mama: está bien, espera, Tino adelántate, ahorita va Ramón.
Ambos sonreímos, Ramón salió corriendo a su casa y yo espere. Mama se levantó, fue a mi cuarto, luego a la cocina, se me hizo eterno el tiempo, luego de preparar unas cosas dijo:
Mama: aquí está tu traje de baño, espero aun te quede, póntelo, y aquí están unos sándwiches de ensalada de atún que les acabo de hacer, es uno para cada uno: uno para ti, uno para Tino y uno para tu padrino, supongo que no vas a querer salirte del agua para venir a comer.
Yo la abrace agradeciéndole, rápido me puse el traje de baño, el cual me quedaba chico, era color verde claro con una franja de arcoíris y salí corriendo a casa de Tino, con la bolsa de sándwiches en la mano balanceándose.
Llegue, no había nadie trabajando afuera en el taller improvisado de mi padrino, empuje la puerta y entre, al entrar escuche movimiento y vi a Tino desnudo, parado dentro de la alberca, la cual era pequeña en color azul, con unos delfines y peces de colores, era de plástico duro, no era inflable, era una lona rígida en forma redonda, estaba en el centro de la sala, los sillones los habían movido a las orillas, dándole espacio suficiente, era pequeña pero era perfecta para mí, ya tenía agua pero aún estaba Don Constantino llenándola parado fuera de ella, con la manguera en la mano, estaba en playera de tirantes blanca y shorts deportivos en color gris, en los cuales se le notaba la verga erecta.
Constantino: Tino, nos asustaste jajaja, como estas? Qué bueno que viniste, hace mucho calor, orale traes lonche y todo. Dámelo que lo guardo para al rato.
Yo sonreí, voltea a ver a Tino, el cual me sonreía, tenía la verguita parada, me indico con la mano que me acercara. Yo camine y me descalce. Entre en la alberca con ayuda de Tino.
Constantino: Bebe ese traje de baño está muy bonito, pero se ve apretado, no quieres quitártelo, mira Tino está muy a gusto así encueradito.
Yo lo pensé, voltee a ver toda la casa, fuera de la alberca todo seguía igual, la televisión estaba encendida en el noticiero que veía mi mama., recordé que después sintonizaban un programa deportivo que de seguro mi padrino veía. Asentí y me quite la playera y el traje deportivo y se los di a mi padrino. Tino sonrió y me abrazo tirándome al agua.
Constantino: tranquilos porque no deben tirar mucha agua, si mojamos los muebles me mata tu mama Tino, puse la alberca aquí para que no les diera el sol y que estén más cómodos.- dijo guiñándome el ojo.
Tino y yo empezamos a jugar a todo un poco, aguantábamos la respiración, carreras, y con una pelota que habíamos metido, mi padrino nos veía riendo, él se había sentado en un banco de madera, tenía una lata de cerveza en la mano y veía de vez en cuando la televisión.
Yo: padrino metete.
Constantino: al ratito, es que va a venir el vecino a traerme un carro, no quiero mojarme aun. Ustedes jueguen a lo que quieran.
Y de repente sentí la boca de Tino en mi verguita, yo estaba parado en ese momento, el agua me llegaba a las rodillas, trate de quitar a Tino pero él no se dejó, voltee a ver a mi padrino y sonreía.
Constantino: así que ahora juegan a las chupadas verdad?
Mi padrino se sacó la verga por un lado del shorts y se lo empezó a jalar.
Constantino: déjate bebe, ya hable con Tino, no debe ser envidioso, todos podemos divertirnos.
Yo sentía muy bien la boca de Tino, el chupaba suave, yo no dejaba de ver la verga de mi padrino, la cual ya tenía el prepucio corrido mostrando su cabeza morada, él se la jalaba despacio viéndonos.
Constantino: la chupa rico Tino verdad? Desde bebecito empezó, su mama no quiso darle leche, así que tuve que darle yo, para que creciera grande y fuerte. A veces hasta 3 veces al día le daba para que no pasara hambre.
Yo escuchaba atento, viéndole la verga, la cual era muy gruesa, moviéndose había atrás y delante por la mano de mi padrino, de fondo el noticiero daba la noticia sobre un robo a una escuela, y también se escuchaba la boca de Tino chupando mi verguita.
Constantino: siento que estas muy delgadito y chaparrito ahijado, creo que te ha faltado lechita para crecer más.
Yo asentí, mi padrino se paró y acerco su verga, yo la veía venir, muy erecta, muy gruesa, venia húmeda y brillosa, al verla venir yo abrí la boca instintivamente.
Constantino: eso es bebe, tómala es tuya.
Yo chupaba, lamia, me atragantaba, me llenaba de esa verga, la cual me encantaba y de la cual estaba obsesionado y enamorado, si, estaba enamorado de esa verga y de mi padrino, y de Tino, yo era el niño de casi 5 años más feliz del mundo, el cual aunque no tenía mucho, no tenía la familia perfecta o los mejores juguetes si tenía esto, tenía la verga de mi padrino, la cual me encantaba tener en la boca y mamar y mamar.
Tino dejo de chupar y se paro, y acerco la boca a los testículos de su papa y empezó chupar.
Constantino: si mijo ahí están tus hermanitos, chúpele, que vean cuanto quiere a su papa.
Y así estuvimos un rato, luego Tino subió y agarrándole la verga a su papa me la saco de la boca y la metió a la suya.
Yo espere, pero no me la regresaba, voltea hacia arriba a ver a mi padrino.
Constantino: Tino mijo ya habíamos hablado sobre compartir, dale de mi verga a Ramón, el también quiere chupar, comparte.
Tino hizo un gruñido y chupo más fuerte sin soltarla.
Constantino: Tino has caso, tu tienes mi verga todo el día, mira chupen al mismo tiempo.
Entonces mi padrino le saco la verga de la boca y nos tomó a cada uno de las cabezas y puso la verga en medio.
Constantino: chupen así, uno de cada lado, no se peleen.
Y sin soltarnos de las cabezas sacamos las lenguas lamiendo el tronco y cabeza desde el lado donde estábamos.
Constantino: así me gusta, no hay razón para pelear, tengo verga para ambos.
Voltee a ver a Tino desde el otro lado de la verga, y sonreí, el me devolvió la sonrisa, luego saque la lengua en la cabeza de la vergota y Tino me imito tocándose nuestras lenguas, luego de rato ambos bajamos juntos por el tronco y fuimos los huevos metiéndonos uno cada uno.
Constantino: cabrones así mero, chúpenme los huevos que ya mero viene la leche.
Pero de repente, se escuchó un grito fuera.
Don Cornelio: Constatino! Estas vecino?
Rápido nos separamos de la verga de mi padrino y nos sentamos en la alberca muy serios, mi padrino se la acomodo dentro del shorts como pudo, era mi grande para esconderla así erecta pero se la acomodo hacia arriba en el resorte del shorts deportivo que usaba y se sentó poniendo las manos encima.
Constantino: si aquí estoy Cornelio, ya trajiste el carro?
Don Cornelio entro sin tocar, dentro puso cara seria, nos vio de arriba abajo, luego a Constantino y de nuevo a nosotros y dijo:
Don Cornelio: orale, una alberquita, apenas con este calor verdad nenes?
Todos sonreímos, el avanzo, usaba un jeans color azul, un cinturón con hebilla grande, una camisa de botones abierta a medio pecho y unas botas café, siempre vestía vaquero, el era blanco pero tenía la piel muy quemada por el sol, tenía los ojos café claro y un bigote rojizo, tenia escaso pelo y por eso usaba sombrero.
Don Cornelio: órale encueraditos bebes, pues si así está más rico jajaja.
Cornelio pensó un poco lo que iba a decir, era obvio que la escena de los nenes desnudos en una alberca lo habían tomado por sorpresa.
Don Cornelio: vecino pues ahí te traje el carro, para que le des el visto bueno, estas ocupado?- Volteando a vernos de nuevo, y rascándose la frente bajo el sombrero.
Constantino: nombre que va, te estaba esperando, pero estoy cabroncitos tenían calor, quieres una cerveza? Ahí están en el refrigerador agarra una.
Cornelio asintió y se dirigió a la cocina serio, mi padrino nos vio con cara fingida de espanto, lo cual nos hizo reír y relajarnos aún más. El siguió la conversación con el vecino sobre el carro sentado en el banco de madera, de frente a nosotros y de espalda a la cocina.
Constantino: cuanto kilometraje trae? – y se bajó el shorts un momento moviendo la verga en círculos sacando la lengua cómicamente, aun la tenía gorda. Tino y yo reímos.
Cornelio le conto todos los detalles y regreso a la sala, mi padrino ya había guardado la verga en el shorts, guiñándonos un ojo y poniendo un dedo en la boca en señal de silencio. Entonces se paró y salió de la casa junto con el vecino hablando cosas de facturas, de banda del tiempo y cosas así. Yo vi que la verga de mi padrino aún se notaba, cuando cerraron la puerta Tino y yo reímos fuerte y seguimos jugando en la alberca.
Continuara…
Telegram: Rojito03
¡Ufff!!…, se me puso la verga rampante…, continúa rápido, cabrón.
Estaría genial conocer la historia completa de Tino, con todos los detalles que tuvo ese comienzo. Jejeje.
Ya me engancho tu historia Rojito, me la pone dura todo el tiempo.