Mi papá me follan antes de dormir.
Como de costumbre después de estar con mi hermana, y antes de estar con mi madre, es mi turno de recibir amor. .
Esta escena que les narraré a continuación ocurrió cuando yo tendría alrededor de 10 años. Si bien no representa nada fuera de lo ordinario para la rutina familiar, esta noche por algún motivo se llevó a quedar bastante grabada en mi subconsciente. Se trata cuando en una noche cualquiera mi padre como de costumbre pasó mi cuarto en la noche, para que folláramos un rato antes de dirigirse nuevamente a su habitación para estar con mi mamá.
Como ya era habitual, de forma rutinaria en la casa de mis padres, un día cualquiera entre semana, a las siete en punto de la noche nos sentábamos todos a cenar, por lo general mi padre, y ese día sin ser la excepción, ya presente en la casa, después de haber ya regresado de su oficina corporativa. La cena transcurrió en contarle a mi padre las anécdotas que habíamos tenido durante el día, tal vez alguna historia de cómo jugábamos en la escuela con algún amigo, tal vez contarle cómo nos había ido en alguna práctica de deporte que realizábamos de forma juvenil a esa edad, mientras que él de vez en cuando también podía intercambiar comentarios con mi madre, aunque en esos momentos se dedicaba más que nada a escuchar, dejando probablemente la conversación de adultos con mi mamá sobre cómo le había ido en su empleo para un momento más tarde, ellos dos solamente, en su habitación matrimonial. Yo tenía diez años, un niño blanco, probablemente en ese entonces todavía un poco chaparro, inclusive para mi edad, no les puedo dar una altura exacta de a dónde llegaba yo, lo que sí es que recuerdo que le llegaba a mi papá un poco por debajo de la punta del esternón, el siendo de 1,85 más de altura. Mi hermana Daniela, que en ese entonces tendría unos ocho años sentada al lado mío, también blanca pero rubia como mi padre, de estatura más baja, lógicamente, a la mía, en ese entonces probablemente llegándole a mi papá un poco por encima del ombligo. Y, por último, mi hermana Cristina, la más joven de los tres, que en ese entonces tendría probablemente cinco años, también blanca y rubia como Daniela y mi papá, y que tendría una estatura definitivamente a la altura de la polla de mi padre, o inclusive menor. Las estaturas contrastaban mucho con la de mi madre, una mujer de uno sesenta de altura, que en ese entonces tendría cuarenta y tres años, tetas copa C, en esos días todavía delgada, producto por algo del ejercicio en bicicleta estática que realizaba todos los días en el club deportivo, en el cual teníamos membresía.
Una vez terminada la cena, pedimos levantarnos, con permiso de mis padres, dirigiéndonos cada quien a su habitación, mi mamá encargándonos que nos metiéramos a bañar, a mí de forma sola, mientras que mis dos hermanas, todavía llegan a bañarse bajo el cuidado de mi madre. Pude llegar yo primero a la regadera, metiéndome a bañar, colocándome shampoo y luego pasando una barra de jabón por todo mi cuerpo. Una vez enjabonándome todo y retirándome tanto jabón como shampoo, procedí a tomar mi limpiador rectal, el cual siempre estaba colocado al lado de la botella de los primeros dos detergentes que me había aplicado, introduciéndolo en mi ano y disparando la carga de agua salina que normalmente utilizaba, ya previamente medida por mi madre, para limpiar mis entrañas. Como de costumbre, me puse a jugar un poco en la regadera con un par de juguetes que todavía portaba siempre conmigo adentro, en lo que dejaba que la solución salina hiciera su efecto. Una vez transcurrido el tiempo que yo ya, después de cuatro años de estar follando con hombres conocida muy bien, salí, tomé una toalla, me sequé y procedí a sentarme en la taza para evacuar la solución salina junto con todo lo demás que ayudaba a egresar de mis entrañas. Procesé un último lavado para cualquier resto que pudiera estar ahí presente antes de luego colocar mi lubricador rectal en una botella de Winnie Pooh que mi madre me había conseguido, introduciéndolo en mi ano y dando el apretón que yo sabía que descargaría la cantidad de lubricante rectal suficiente en mi interior, preparándome para ser follado más tarde.
Me quedé leyendo un libro que me gustaba mucho y que, por segunda ocasión, lo volví a leer, de aquellos de letras grandes, infantiles y relativamente cortos en comparación de un libro que un adulto leería de forma novelística. Alrededor de las nueve y media de la noche yo ya me había quedado prácticamente arrullado con el libro sobre mi pecho, envuelto por las cubijas, mi luz de cama todavía encendida, cuando sentí una mano que paseaba por mi frente. Era mi padre y ya había entrado a mi habitación como de costumbre, completamente desnudo. Sabía que era lo que iba a suceder a continuación.
Inmediatamente cuando lo vi, sonreí, por fin llegando el momento que yo esperaba todas las noches. Levantándome, quitándome las cobijas de encima, comenzando a quitarme la ropa, prácticamente siendo una trusa y una camiseta interior, quedándome completamente desnudo ante él, de rodillas, sobre la cama, él parado al borde de éste. Tomé su polla con ambas manos, comenzando a masturbarla, acercando mi cara a ella, abriendo la boca para que la cabeza entrara entre mis labios. El aroma de lubricante rectal que probablemente había encontrado su polla dentro del ano de mi hermana en momentos previos, todavía algo fresco. Yo simplemente concentrándome en envolver lo más posible, mi lengua dando vueltas sobre la cabeza, mi papá colocando una mano sobre la mía, mientras que con la otra me rascaba la espalda utilizando sus uñas. Yo cerrando los ojos, concentrándome en darle todo el placer oral posible. Como no era raro para la diferencia de estaturas y de tamaños que teníamos debido a las edades que portábamos cada uno de los dos, no pude más que introducir un poco más allá de la cabeza de su polla en el interior de mi boca.
Ya a mis 10 años y follando con hombres desde los 6, era todo un veterano para lo que era el sexo gay, rápidamente pasando de estimular la cabeza de su polla a seguirla masturbando con una mano mientras que con la otra jugaba con sus huevos, mientras que turnaba a cada cierto tiempo entre mis labios, succionándolo, intentando almacenarlo todo en mi boca sin tener éxito por más que lo intentaba, jalando un poquito fuerte antes de obtener al otro testículo, luego eventualmente con la punta de mi lengua trazando una línea desde el centro de su raje hasta la punta de su glande nuevamente para volver a permitir la cabeza de su polla entrar hasta lo más profundo que pudiera llegar.
Sus gemidos se hicieron más pronunciados, tomándome la cabeza con ambas manos, un poco más firme, yo ahora dejando de mover mi cara, simplemente quedándome estático con la boca abierta, en lo que él empezaba a menear sus caderas hacia adelante y hacia atrás, ocasionalmente empujando un poco más que de costumbre, intentando ver si por lo menos unos cuantos milímetros más de su carne podían entrar entre mis labios, obviamente sin éxito. Llegamos a un punto en donde sus gemidos se sintieron inclusive un poco más firmes, por lo que sacó su polla en mi boca, yo queriendo masturbarla, pero él prohibiéndome tocarla, seguramente porque estaba cerca del punto de no retorno y todavía no quería terminar nuestro encuentro. Con las manos me hizo el signo de que me diera la vuelta, yo quedando de a cuatro al borde de la cama, mi culo al aire, él tomándome de la espalda, empujándome hacia el colchón para que quedara bien parada mis nalgas al aire y él tuviera acceso a ellas. Se acuclilló detrás mío, tomando mis nalgas con ambas manos, abriéndolas, comenzando a recorrer mi ano con su lengua, antes de comenzar a introducir un par de dedos.
Mi ano experimentado dilató al instante, recibiendo con gusto la lengua y los dedos tan familiares para ese entonces. Yo simplemente cerrando los ojos, gimiendo, sintiendo como sus dedos se paseaban por mis paredes rectales, preparándome para lo que venía después. Después de un rato así, escuché como escupió y sentí como las otras voces de saliva caían por mi ano, inclusive un poquito arriba de mi espalda baja. Probablemente porque no la había atinado bien. Mi papá golpeando a ambas nalgas con su polla que tomaba firmemente de la base, antes de dirigir la cabeza de esta hacia mi esfíntería, comenzando a pentrarka Logrando yo almacenarla en todo mi recto de forma rápida y sin rechazo alguno, la mitad de su miembro. Una vez que ya habíamos llegado al punto más profundo que su polla todavía podía alcanzar en mi interior para ese entonces, me tomó de las caderas, empujándome hacia delante y hacia atrás, al mismo tiempo que movía su pelvis en la misma dirección también. Yo gimiendo al lado de mi padre en el que se me fue ya adelante.
No pude evitar comenzar a tocarme la polla, la cual ya la tenía bastante recta, sin salida de líquido preseminal o algún otro tipo de emisión debido todavía a mi edad y que aún no eyaculaba, sin embargo aunque conocía el arte de la masturbación y disfrutaba del estímulo prostático y erectada al mismo tiempo que acariciaba yo a la cabeza miniendo. Estuvimos así un rato hasta que luego mi padre me cambió de posición, colocándome acostado todavía con mi culo al borde de la cama, ahora boca arriba, él tomándose una pausa de la penetración para embarrar su cara contra mi pecho, sentía como su boca consumía mis tetillas, succionando y mordiendolas s, lo cual me provocaba feminos, antes de tomarme de los tobillos, alzándose bien mis piernas bastante más flacas en comparación con sus brazos, mi culo alzado, sintiendo yo como nuevamente golpeaba el ano con la cabeza de su polla y recibe siendo un poco de contacto con mi huevo, antes de volverlo a introducir, todavía tomada de los tobillos, con las piernas abiertas, en lo que él acuclillado para poder compensar por la diferencia de edades y de tamaños, me seguía follando, colgando la cabeza hacia atrás, disfrutando del placer que mi rectúmulo le proporcionaba, yo también haciendo lo mismo, ambos miniendo.
Supe que mi papá estaba cerca del orgasmo, sus gemidos haciéndose más fuertes aún. Con una voz absoluta de excitación, me preguntó que si era un niño bueno y que lo iba a demostrar, a lo que yo también, emocionado más que excitado, debido a que todavía hormonalmente no tenía mi despertar sexual y que para nosotros a esa edad seguía siendo todavía un juego. Le dije que sí. Él sacando su polla de mi ano, masturbándose aún de pie, gimiendo cada vez más fuerte, bufando por la respiración agitada que tenía. Se masturbaba la cabeza firmemente en lo que yo me colocaba ante ella, acucillándome, introduciendo la cabeza de su miembro en mi boca. Él tomando inmediatamente mi pelo, apretándome en contra de su miembro lo más posible, introduciéndose hasta lo más profundo, obviamente sin poder pasar la mitad que era lo máximo que yo podía almacenar, provocándome inclusive una arcada, sus alaridos inundando la habitación, en lo que yo sentía que chorros de semen cálido inundaban mi garganta.
Nos quedamos así por unos segundos, yo tragando todo el semen debido a que ya me inundaba la boca y me generaba una sensación de no poder respirar, él tomando su tiempo para sacar la cabeza de su miembro entre mis labios. Se peinó el pelo para atrás, dando unos pasos en retroceso, sudando, mirándome, sombriendo, contento por la escena que estaba dejando en la habitación de su hijo, a su nene con los labios un poquito partidos, con dos hilos de saliva que descendían de su barbilla, fresco de haberlo follado.
Como ya bien educado que estaba por mi madre, le agradecí, él diciéndome que al contrario, que me agradecía a mí, dándome un beso en la frente y tomándose el tiempo solamente de preguntar que si verdaderamente todo iba bien en la escuela. Platicamos un par de minutos, yo ya acostado nuevamente en mi cama, él acostado al lado mío, yo abrazado a su pecho, bajo su brazo, él todavía desnudo. Yo le respondí que sí, que todo iba en orden, él recalcándome que era muy importante que siguiera haciendo mi tarea debido a que habían recibido una carta de mi profesora y que estaba sacando malas notas debido a no cumplir con esto. Nuevamente me dio un beso en la frente antes de apagar la luz de noche, recordándome que me quería mucho antes de salir a mi cuarto, probablemente para dirigirse a su habitación matrimonial en donde seguramente mi mamá estaría esperando para follarlo o tal vez inclusive ya se iría a dormir.
gran ralto como sigue