Mí peculiar familia temp 1 cap 3
Serie adulta de una familia incestuosa entre hombres .
CAPÍTULO 3: SOLO UNOS DÍAS.
AVISO: ESTE CAPÍTULO CUENTA EL DESPUÉS DE LOS SUCESOS DEL ANTERIOR CAPÍTULO (QUE ESTÁ EN MI PERFIL, VAYAN A VERLO SI NO LO VIERON).
LAS ESCENAS SEXUALES SE IRÁN DESARROLLANDO A MEDIDA DE QUE EL CAPÍTULO AVANCE.
EXTRA: ME ENCANTARÍA LEER SUS COMENTARIOS CON SUS OPINIONES! AHORA SI, DISFRUTEN.
Recien era jueves, y mis ansias por qué llegue el domingo eran cada vez mayor, quería saber, debía saber qué era eso que papá y Emanuel hacían en esa casa alejada de la ciudad…
Hoy era un día aburrido de escuela, donde lo único que hacía era quejarme y quejarme hasta que tocara el timbre de salida, pero hubo algo que cambió mi día, algo que jamás esperé. Leo, un gran amigo mío, un chico bonito, morocho de ojos verdes con un cuerpo atlético me estuvo insinuando cosas desde que llegué a la escuela.
No sabía lo que quería, pero hacia chistes de doble sentido y me insistía en que algún día nos midieramos la verga. Él nunca me había dicho nada por el estilo, pero supongo que estaba necesitado, nunca tuvo pareja y creo que la única opción que quedaba era yo, un ingenuo chico que obedeceria órdenes con tal de coger con alguien.
El recreo duraba solo 15 minutos, y anteriormente me estuvo mandando papelitos diciendo que quería comparar vergas en el baño antes de que terminara el recreo, al principio, fue raro. Pero tenía ganas de ver su verga desde hace tiempo así que estaba entusiasmado.
La hora del recreo llegó, corrí al baño donde al rato llegó él, nos metimos en el mismo lugar y uno se subió al inodoro para que no se viera que dos personas estén juntas en el mismo baño, no debía enterarse nadie.
—Sacate la verga y me la saco yo. —Dijo nervioso y susurrando.
—Vos primero, fue tu idea. —Dije también nervioso.
Se levantó la remera, yo, que estaba arriba del inodoro, frente a él, vi ese hermoso abdomen bien marcado y liso, sin ningún vello, era hermoso. Su mano recorrió su abdomen hasta llegar a su pubis, donde bajo su pantalón dejando ver su boxer y su verga marcada en él. Pensó unos segundos y se bajó todo, su verga negrita y larga salió disparada, salpicando pre-semen acumulado en la punta. Mis ojos brillaron, era la verga más linda que vi, yo hice lo mismo, me quite el boxer y ni verga salió durísima.
—Creo que la tuya es más grande. —Le dije sin quitar la vista de ella.
—Creo que si, te doy mil pesos a que no me haces una paja…
Lo miré y sonreí, y sin pensar le agarré la verga y lo empecé a masturbar con toda mí fuerza, era bien suavecita al tacto y bien calentita, estaba tan caliente que cerró los ojos y movió las caderas para facilitarme el trabajo, hasta que soltó un gemido y se corrió en mis manos, yo traté de juntar todo para que nada cayera al suelo y como toda una putita me lamí las manos… Al principio le dió asco, pero después se comenzó a reír.
Él se levantó el pantalón, se limpió la verga con papel higiénico y salió, yo me masturbe lo más rápido que pude y me corrí en el inodoro, me limpié y salí. Nadie sospechaba nada, fue la mejor paja que hice en mi vida, en un lugar tan arriesgado.
Salí del baño con rapidez y me dirigí al salón, me senté y saqué un papel, dónde en él escribí: «Vení a mi casa hoy a la tarde, seguro estoy solo mis papás trabajan doble turno y no llegarán hasta mañana». Leo volvió a mandarme el papel con un «si» y una sonrisa inevitable se dibujó en mi rostro.
Las horas pasaron y por fin tocó el timbre de salida, mi casa estaba a unas 5 cuadras de la escuela y tranquilamente iba y volvía caminando, al llegar me quité los zapatos y subí a mi habitación, dónde me cambié, me puse un shorts bien apretado y una remera musculosa, me acosté a esperar a Leo, que llegaría en mas o menos media hora. Mientras tanto me dió hambre, bajé a la cocina donde estaba mi hermano merendando, lo saludé y él igual hasta que el timbre sonó. ¿Quien podría ser? Me dirigí a la puerta y la abrí. Eran Alberto y Felipe, los dos primos más chicos de la familia. Les sonreí y pregunté: —Hey, ¿Qué andan haciendo por acá?
Felipe entró y me dijo: —Vinimos a pasar la tarde, mi papá no está, ni el de Alberto tampoco así que estábamos aburridos y vinimos…
—Bueno. —Les dije. Ellos pasaron y se sentaron en la sala de estar, yo volví a mi habitación ya que aún faltaba para que Leo llegue. Mientras tanto, Alberto y Felipe estaban viendo televisión, Emanuel les llevó comida y se sentó junto a ellos. Los chicos comían, hasta que Felipe decidió ir al baño. Subió las escaleras y se dirigió al bando de visitas, donde hizo sus necesidades, pero antes de salir, Alberto abrió la puerta del baño y entró junto a él. —Felipe no sabes lo que acabo de ver.
—Le dijo Alberto.
—¿Que pasó? ¿Que viste?
—Estaba viendo la habitación de Tomás, espíe por el agujero de la puerta y estaba agarrando su pito, y movía la mano… No sé que hacía, me pareció raro pero se ve que le gustaba…
—Ah, creo que ya se que es eso… Una vez lo ví a Carlos hacerlo y me enseñó, ¿Querés que te enseñe? —Respondió Felipe.
—Eh, no sé… Me da vergüenza….
—Dale no seas vergonzoso, mira. —Dijo Felipe mientras se quitaba el pantalón y el boxer.
Mírame, primero te agarras el pito hasta que se te ponga duro y con una mano lo haces para arriba y abajo, solo eso, se siente bien…
—Bueno, lo voy a intentar. —Alberto se quitó la ropa e hizo lo mismo, los dos se estaban masturbando. Mientras tanto, Emanuel subía las escaleras porque le pareció extraño que los dos hayan ido a un mismo lugar, para mí familia está normalizado, más entre hombres entrar al baño sin tocar, así que Emanuel abrió la puerta y lo que vió fue a Felipe y Alberto haciéndose una paja, no se sorprendió, ya había encontrado hace unos años a otro de sus primos haciendo lo mismo, así que ya se acostumbró. Su verga se puso dura al verlos, no pensó y actuó. Se bajó los pantalones y les dijo: —¿Quieren probar con la mía? —Dijo mientras dejó caer sus boxers.
Los chicos se sorprendieron, fue como ver un mounstro a comparación de sus dos vergas, los dos asintieron y comenzaron a masturbarlo como podían, ya que semejante verga no les cabia en la mano. Emanuel estaba excitado, gemía y gemía de placer, hasta que ordenó que se agacharan frente a él. —¿Alguna vez chuparon una verga? —Los chicos dijeron que no, y Ema le dijo que esta sería su primera vez, y les explicó cómo hacerlo.
Felipe lamía los huevos mientras que Alberto lamía el pene, como paleta, hasta que se lo metió en la boca lo más que pudo, Felipe seguía chupando y lamiendo sus huevos y cambiaban de posición sucesivamente, uno chupaba los huevos y el otro el pene, pero esta vez no fue tan salvaje porque era la primera vez de los dos. Minutos pasaron, hasta que Ema se corrió en sus bocas, les ordenó que abrieran la boca y lo hizo allí. Los gemidos salían del baño, hasta que todo terminó y los tres se lavaron y salieron como si nada de allí.
A todo esto, la media hora ya había pasado y bajé a recibir a Leo, que traía un pantalón gris y una remera corta, entró a la casa y subimos a la habitación, yo tenía preparada comida y juegos para entretenernos, pero los dos sabíamos que no era solo jugar, sino que era repetir nuevamente lo que habíamos hecho en el baño…
Nos acostamos uno frente a otro y nos comenzamos a besar como si no hubiera un mañana, nuestros sentimientos habían sido encontrados, él y yo queríamos coger a toda costa a pesar de que él era hetero, o es lo que pensé…
Comenzamos a cortar nuestros cuerpos el uno al otro y a tocarnos cada vez más profundo, metiendo nuestras manos en la entrepierna, quitandonos las remeras y los pantalones, frotando aún mejor nuestras vergas erectas una con la otra.
—Quiero que me hagas una buena paja de nuevo… —Dijo Leo.
Agarré su boxer y se lo bajé de un tirón, comencé a tocarle la verga y los huevos, se la agarré entera y comencé a pajearlo, lento, lento hasta más rápido, estábamos bien calientes, él me bajó el boxer y me comenzó a masturbar al mismo tiempo que yo lo hacía con él, estaba siendo mí mejor experiencia, y unos minutos después, nos corrimos al mismo tiempo, llena si de semen nuestras manos y la cama.
Leo se paró frente a mí y comenzó a darme golpes en la cara con su verga, yo abría la boca para limpiarle los restos de semen y sin previo aviso metió su verga entera dentro, abrí los ojos sorprendido e hice una gran arcada, tosiendo, pero él insistió, así que dejé que me follara la garganta, no podía respirar pero sentir el entrar y salir esa verga morochita y suave era la gloria, pasaba ami lengua por todo su largo y succionaba todo el pre-semen que salía de él, mientras me follaba aún más profundo. Luego me acostumbré, no hice más arcadas y disfruté cada uno de sus movimientos de cadera. Se corrió a chorros inundando mi boca haciendo que me tragara todo, y luego lo limpié. Él no quiso chuparme la verga así que me quedé duro, le insistí que lo haga pero solo me hizo una paja. Me agarró la verga y me masturbó hasta hacerme correr a chorros en su mano. Una hora después, él se fue y yo me bañé, bajé a la sala y aún seguía ahí Felipe y Alberto, me acerqué a ellos y se empezaron a reír. —¿Que pasa? —Les pregunté.
Alberto se rió y me dijo: —Si que aguantaste el puto de tu amigo en la boca.
Felipe soltó una carcajada.
Me puse rojo, no sabía ni qué decir, hasta que Ema vino y riendo aún más dijo: —No hablen tanto que ustedes no pudieron aguantar mí verga porque ni les entraba…
Me sorprendí aún más,¿Emanuel se había cogido a Felipe y a Alberto? Mí verga no dudó en reaccionar, me había olvidado me quedé en boxers luego de bañarme.
Emanuel se dio cuenta y se acercó a mí. —Creo que te calentaste un poco…
Felipe y Alberto me vieron y si, tenía la verga parada.
—¿Quieren ayudarlo a bajarle la excitación? —Dijo Ema mirando a Felipe y Alberto. Los chicos asintieron y entusiasmados se pararon frente a mí.
—Vayamos a mí habitación, dije cegado por la lujuria.
Esta vez no pensé, solo actúe. Quería cogerme a mis primos y a mí hermano, así que todos nos dirigimos a mí habitación.
Felipe y Alberto se desnudaron, Felipe tenía el cuerpo de un preadolescente, con poco vello, un pene de 15cm y unas nalgas flaquitas. Alberto no tenía vello, un pene de 12cm y unas nalgas redonditas y gordas. Todos estábamos desnudos, nos comenzamos a tocar, Ema y yo nos pajeamos mutuamente mientras que los otros nos miraban tocándose, me agaché y comencé a besar el abdomen de Ema hasta llegar a su verga, pero nuevamente no me dejó chupársela. —Que venga Felipe a chupármela. —Dijo.
Felipe fue y se agachó frente a él, abrió la boca bien grande y Ema le metió la verga lo más que pudo, Felipe hizo los ojos para atrás, ya que lo estaba ahogando. Mientras él estaba en cuatro, yo fui hacia Alberto y le ordené que me chupara la verga, el obedeció y me comenzó a lamer las bolas y el pene, y a hacerme círculos en la punta. Yo estaba tan excitado que lo agarré de los pelos y le metí la verga de una, comencé a follarlo fuertemente, su nariz golpeaba mi pubis, él estaba rojo y hacía arcadas pero no me importó, seguí follando hasta que varias lágrimas brotaron de sus ojos, lo dejé respirar, pero por cuenta él se volvió a meter mí verga y nuevamente lo empecé a follar de nuevo. Felipe, al igual que Alberto estaba siendo follado fuertemente por la gran verga de Ema, sus arcadas se escuchaban aún más. Y así, estuvimos unos largos minutos hasta casi corrernos, Ema y yo le sacamos la verga de la garganta y los pusimos en cuatro en la cama, uno al lado del otro. Ema le empezó a comer el culo a Felipe y yo a Alberto, era mí primera vez haciéndolo y se sentía tan bien. Los dos chicos gemian y gemian, era la primera vez que le comían el culo. Y así fue por unos minutos hasta que Ema escupió en el ano de Felipe y comenzó a meterle los dedos, poco a poco. Yo también lo hice, fui metiendo poco a poco los dedos en Alberto. Ellos gemian de dolor y de placer, hasta que se acostumbraron. Luego, Ema se paró y frotó su verga en las nalgas de Felipe para después meterla sin piedad, yo, que era mí primera vez, lo hice, fue como entrar directo al paraíso, pero estaba entrando al estrecho y caliente culo de mí primo menor… Comenzamos a follarlos despacio y luego más rápido, Ema agarró de los pelos a Felipe y lo folló aún más fuerte, yo hacía todo lo que Ema hacía. Así estuvimos varios minutos hasta corrernos dentro de ellos, gemidos de dolor y de placer se escuchaban en toda la casa, fue la mejor tarde de nuestras vidas.
Al caer la noche, todo volvió a la normalidad, mis primos se bañaron y se cambiaron, lo mismo que yo y mí hermano. Felipe y Alberto se fueron y nos quedamos nuevamente solos Ema y yo.
—Que tardecita. —Dijo Ema entre risas.
—Fue la mejor experiencia de mí vida hasta ahora, nunca había metido la verga en el culo de alguien… Se sintió riquísimo.
—Ya verás, y vas a meter la verga a más de nosotros dentro de unos pocos días, vas a vivir otra de las mejores experiencias que puedes vivir… Ya falta poco para el domingo.
Mí entusiasmo era cada vez más fuerte, no podía esperar, quería que sea domingo de una vez por todas…
Unas horas mas tarde, me fui a mí habitación a acostar, donde me quedé un rato con el celular para
luego quedarme dormido, esperando al otro día de escuela, que quien sabe lo que podría pasar…
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