Mi peculiar familia temp 1 cap 6
Historia de una familia incestuosa entre hombres .
HOLA, PERDON POR ESTAR INACTIVO. PARA SABER LA CRONOLOGÍA DE ESTA HISTORIA, VAYAN A VER EL CAP 1! ESPERO QUE LES GUSTE Y COMENTEN!
EMPECEMOS!
—¿En serio te vas a enojar por esto, Leo? —Pregunté con un poco de enojo.
—Si, me voy a enojar, ¿Es en serio? Yo estoy solo allá y ustedes acá cogiendo. Es… Es de no creer.
—¿Y qué problema hay, eh? —Dice Elias enojado. ¿Sos su dueño? No te importa qué hace o con quién lo hace, ¿No?
—Claro que me importa, ¿Cómo crees que voy a estar sabiendo que ayer me chupó la verga y hoy te está cogiendo a vos?
—A ver, Leo… Entiendo que estés enojado pero esto no significa que no siga haciéndolo con vos, lo quiero seguir haciendo… —Expresé con desesperación.
—Tomás, ¿Como pensas que después de esto voy a dejar que sigamos haciéndolo? !Ni siquiera usan condón!
—Cuando lo hacía con vos tampoco lo usábamos, así que no hables tanto… —Respondí.
—¡Pero tú solo llegaste a chuparmela, nunca me la metiste o te la metí, por favor! —Dijo frotándose la cara con la manos.
—Chicos, hagamos como que esto nunca pasó y listo, si quieren seguir cogiendo, adelante, y si no, ya está. Yo ya me cansé de escucharlos discutir por nada, me voy. —Dijo Elías molesto mientras agarraba sus cosas.
—¡Espera, Elías, ¿Donde vas? —Pregunté corriendo hacia él.
—Me voy del camping, mi papá me mandó un mensaje diciendo que ya nos vamos, un gusto haberlos conocido, adiós.
—¿Tan temprano? ¡Espera, anótame tu número en mi teléfono! —Dije entregando mi celular a Elías.
Él anotó su número y se fue sin decir otra palabra más. Leo aún seguía parado ahí con cara de indignación y odio al ver lo que yo estaba haciendo.
—No te puedo creer. —Fue lo último que dijo antes de salir del baño, dejándome solo ahí.
En la cabaña, papá y Ema estaban preparando las cosas para irnos, varios roces de ropa, manos en las nalgas «accidentales» y comentarios provocativos de papá como «Que ricas nalgas hijito» llevaron a un acto sexual caliente y lujurioso entre los dos.
Papá agarró a Ema de la cara y comenzó a besarlo, metiéndole la lengua en la boca mientras sus manos bajaban por su espaldas hasta llegar a sus nalgas y tocarlas por sobre su pantalón… Ema le seguía el juego, se besaban reciprocamente, Ema agarrando la verga de papá sobre su pantalón, y papá tratando de bajarselos.
—Papá… Es arriesgado acá, ¿Y si nos ven?
—Nadie va a entrar a la cabaña, los otros chicos no están y quién sabe cuándo van a volver… —Dijo papá bajando por completo los pantalones a Ema. —Date vuelta.
Ema se volteó, tiró su colita para atrás, apoyándola en el bulto de tu papito…. Este lo agarró de su cadera y comenzó a gritar suavemente en la entrada de su culito por sobre su boxer. Papá siguió varios segundos hasta que su verga se le paró por el Viagra que había tomado minutos atrás, dejó una mano en la cadera de Ema mientras que a la otra la dirigió hacia la boca de su hijo y comenzó a meterle los dedos.
Ema chupaba los dedos de papá, les pasaba la lengua y los lamía dentro de su boca. Papá frotaba y frotaba su verga en el culito de su hijo, hasta que le quitó el boxer y se agachó frente a ese glorioso agujero.
Las manos de papá se dirigieron hacia esas redondas nalgas, las tocaba, las apretaba y le daba pequeños golpecitos… Se llevó dos dedos a la boca y se los lamió, para luego introducirlos lentamente en el ano de Ema.
‘¡Ah’ —Gimió de placer. Papá aumentaba el mete-saca al escuchar a su hijo gemir. —¿Te gusta hijito? Si que te gusta, perrita….
Mientras tanto, el valor afuera era insoportable, a pesar de lo nublado, la sensación térmica era muy alta. Leo se acercaba a la cabaña, se quitó la remera en el camino debido a la transpiración y el clima caluroso. Él tenía un short, pero como tenía planeado ir a la piscina, se lo quitó y quedó en boxers; él no tenía vergüenza de estar así frente a los demás, así que no era un problema.
Mientras más se acercaba a la cabaña, todo se volvía más tenso, sonidos, gemidos extraños se escuchaban desde dentro, él estaba muy confundido, demasiado confundido que no dudó en entrar para ver qué estaba pasando… Abrió la puerta lentamente y entró sin hacer ruido, pero lo que vió dentro lo dejó en shock. El hermano y el padre de Tomás, cogiendo, miró sus cuerpos, como Ema estaba en cuatro, como su padre tenía la verga parada dentro del culo de su hijo, ver el cuerpo peludo y grande de José (el padre) y a su hijo siendo sometido y follado por su propio padre.
A pesar del shock, el que si reaccionó fue su verga, que sin darse cuenta, estaba pidiendo a gritos salir de su boxer, estaba tan dura y tan marcada que casi salía por sí sola. Él se puso rojo de la vergüenza, puso sus manos en su entrepierna y caminó lentamente hacia el baño. A pesar de que Leo ya los había visto antes, no quitó su sorpresa de verlos tan cerca mientras lo hacían.
Papá y Ema se cambiaron rápidamente por miedo a que yo llegara, y así fue, unos segundos después entré a la cabaña. Había un olor raro, un olor familiar… No me imaginé lo que pudieron estar haciendo allí, porque estaba triste y preocupado por Leo, no quería perderlo, o mejor dicho, no quería perder su verga…
—¿Dónde está Leo? —Pregunté a Papá.
—Creo que en la habitación o en el baño. —Respondió tenso.
No le di importancia a cómo estaba mi papá y me dirigí hacia la habitación. A lo lejos ví que la puerta estaba entreabierta, así que me asomé, y ahí estaba Leo, completamente desnudo, masturbándose como si no hubiera un mañana. Entré a la habitación y me paré frente a él. —¿Por qué tan emocionado? —Le pregunté mientras mi verga se iba parando lentamente al verlo… Si piel perfecta y morocha, sus cuadritos marcados, sus huevos, su pene abrazado por su venosa mano… Su cara transpirada, sus piernas… Oh, si que me calentaba demasiado…
No dudé un segundo y me tiré encima de él, directo a besarle el cuello, pero él me quitó con fuerza. —¿En serio pensas que voy a coger con vos después de lo que ví hoy?
—Pensé que ya no te importaba… —Le dije decepcionado.
—Claro que me importa, todavía no lo puedo creer…
—Sos un tonto, ni que fuéramos pareja para tantos celos, putito…
Esa palabra enfureció a Leo, se abalanzó sobre mi y comenzó a golpearme, no lo hacía con fuerza, pero si dolían… Solo que, no podía tomarlo en serio teniendo su verga apoyada en mi ropa mientras me golpeaba, no podía tomarlo en serio estando desnudo…
Junté fuerzas y lo voltee de forma en la que yo pueda estar encima suyo. —Deja se pelear y cógeme… —Le dije quitándome la remera y el pantalón, frotando mis nalgas en su verga.
Leo suspiró y lentamente me quitó el boxer, la piel caliente de su verga golpeó la entrada de mi ano, haciendo que se me erize la piel. —Metela… Que no te importe si no me lubriqué, que no te importe si me duele, hacelo, quita tu enojo en mi y haceme tuyo, sin importar nada más…
Leo se levantó y me acostó boca arriba y puso mis piernas sobre sus hombros, mi verga soltaba pre-semen a más no poder y él frotaba aún más su verga en mi agujero. Cerré los ojos y respiré hondo hasta que logró entrar todita en mi. Leo se acostó sobre mi y comenzó a embestirme tan fuerte que mis gemidos eran escuchados hasta la cocina, me estaba follando tan rico que me olvidé que mi hermano y mi papá estaban en la cabaña, sentir esa verga entrar y salir de mi estrecho culo era la gloria, era tan glorioso que hasta me corrí sin tocarme, mi propio semen llegó a mi pecho y mi cara, era la primera vez que me corría tan fuerte… Él, cómo estaba ahí, se ensució con mi semen y no dudó en lamer todo, sin dejar rastro de ella. Pasamos minutos follando, estábamos tan transpirados que no podíamos más, la cama se movía de un lado a otro, yo soltaba gemidos de placer, suspiros y quejidos, él lo mismo, me besaba el cuello, me mordía el labio y me susurraban cosas calientes al oído.
Repentinamente, sentí que aún verga se hinchó más de lo normal, se corría, se corrió. Se corrió tan fuerte dentro de mi, sentí como inundaba cada parte de mi interior, como si semen salía y chorreaba por su verga, como mi interior se rebasaba de pura lechita… Cuando sacó la verga de dentro, gemí aún más, y todo el semen chorreaba desde mi ano…
Me quedé acostado, derrotado, dominado… Era lo mejor que me pasó, mejor que coger con Ema, hasta mejor que hacerlo con Elías… Fue, lo mejor que me pasó hasta ahora.
Papá y Ema fingieron demencia, pero sabían que estaba siendo dominado por mi amiguito, y aprovecharon para terminar lo que hacían empezando, y como siempre, papá inundó de semen el culito de su hijo al igual que mi amigo lo hizo conmigo.
Ya por la tarde, habíamos juntado todas nuestras cosas y salimos de la cabaña directo hacia la camioneta. Cuando salí, miré hacia en frente, y vi la cabaña de Elías vacía, no me pude despedir de él cómo yo quería, pero tenía su número, así que había posibilidades de volver a encontrarlo…
Subimos a la camioneta y partimos nuevamente hacia casa, donde lo único que quería era descansar después de la gran experiencia que viví allí… El viaje era aburrido, Ema y Leo se había dormido un rato, yo miraba la ventana, el campo, las vacas, la ruta, hasta que papá me interrumpió. —Mañana… Mañana es domingo, hijo… ¿Estás listo?
Al principio no entendí, me confundí, pero comprendí… «Mañana es domingo» ¡Mañana es domingo! Voy a iniciar oficialmente en la tradicional familiar, por fin, parecía que hamas iba a suceder, pero estaba por pasar, y estaba muy feliz.
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