mi pequeño Jaime de 9
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pendexarrecho.
Volví del colegio (tengo 19 años, 1.66, peso 63 kg, blanco, pelo castaño) y me acosté a dormir. Eran las 2pm. Estaba muy cansado. Mi mama me dijo que se iba a comprar y demoraría hasta las 6 pm, que me quedaría solo con Jaime. El es mi sobrinito de 9 años, creo que 1.20 o por ahí, blanco, ojos verdes, rubio, hijo de mi hermano mayor. Para ayudarlos, mamá cuida de Jaime y mi hermano y su esposa trabajan.
Con Jaime Hemos visto hasta películas con escenas sexuales sin que llegue a verse nada, actualmente es algo que se ve hasta en las novelas que pasan a la tarde, y siempre me preguntaba sobre lo que hacían en esa escena, yo le comentaba, hablaba del pene y la vagina y le hice prometer que guarde en secreto lo que hablábamos. Siempre me atrajo su cuerpo hermoso a lo sexual, cada vez que podía lo sentaba en mis piernas o sobre mi miembro, pero nunca hicimos nada y esa era mi oportunidad ya que nunca estábamos tan solos y por tanto tiempo.
Le dije a jayme q se acueste a mi lado e inmediatamente lo abrace, Le saque la ropa y quedo en bóxer y yo hice lo mismo. Pasé mi brazo por debajo de su cabeza, haciendo una especie de almohada y con el otro brazo lo traje hacia mí. Pegue mi pija que ya estaba dura a su colita, esa cola bien redondita y blanca que en más de una ocasión destape, vi y acaricie mientras el dormía.
Jaime sin decir nada y aceptando el juego empezó a empujar su culito y dejo su agujerito pegado a la punta de mi pene, sin pensarlo dos veces empecé a acariciarlo y bajando despacito mi mano; llegue al elástico de su calzoncito, lo baje suavemente haciendo unos movimientos fugaces mientras respiraba en su oreja. El silencio era una navaja que desgarraba mi pecho. El corazón me latía fuerte cual una tropilla de caballos que no tienen freno.
Jai cerró los ojos y sabiendo lo que vendría se relajo y me dejo que lo poseyera, parecía un muñeco, sin voluntad, inmóvil pero con unas ganas que lo cogiera que se respiraba en su aliento. Sus preguntas cada vez que veía escenas de sexo en la tv, su mirada directa a mis ojos y el movimiento de sus labios me indicaban que el pequeño quería guerra.
El olor a niño me hacia estremecer y esa piel suave, blanca, delicada, virgen y cálida, me quemaban. Tanto era que mi bóxer estaba húmedo de tanto líquido que salía de mi verga. Alcance a sacarle todo el bóxer y sin dejar pasar un segundo mas, hice lo mismo con el mío. Agarre mi pene endurecido por el morbo del momento y lo apunte a su túnel virgen, Jai encorvo la espalda esperando recibir mi hombría entre sus nalga, El empezó a empujar haciendo una especie de danza india, danza de placer, danza sexual de dos (joven y niño) que quieren experimentar el sexo furtivo.
Empujaba delicadamente con mi pija en ese agujero hermoso y caliente. Mi pene resbalaba y se salía constantemente de su posición, una vez hacia arriba lo que hacía que lo moje hasta su coxis y otras veces hacia abajo, mojando hasta sus pequeños huevitos. Yo tocaba su penecito y un hilo de líquido salía de allí. No sé si era de El o era mi mismo líquido que yo llevaba desde sus testículos y mojaba todo su minúsculo pene. No se precisar cuando me mide pero creo que serán 11 cm y no es muy gruesa.
Jai nunca abrió los ojos y nunca nos movimos de la pose cucharita.
Al ingresar con mi pija a su cuerpo sentí un alarido, un “AY”, cuando de un empujón entro toda la cabeza a su culo. Un ay de dolor y de placer, un ay que me penetro a mí también, en mi cerebro y en mis ganas locas de llenarlo de leche. Parecía que no aguantaba más y que ya estallaba pero me contuve y deje de moverme e hice que El se quedara quieto mientras besaba su cuello y espalda.
Miré la hora en la tv, ya habían pasado más de 45 minutos, pero para mí solo eran segundos. Que placer hermoso sentí al empujar más adentro mi pija y escuchar un “ahhh, me duele nano “(mi apodo), con mi mano toqué mi tronco para saber hasta dónde le había entrado a jai y solo había entrado la mitad.
Jai se volcó boca abajo para sacar mi pene de su culo pero yo no lo deje, me di vuelta con El y quede sobre su cuerpecito. Me moví y Jai quería que le saque mi pija porque le dolía. Pero yo ya estaba a punto de terminar y apretándolo de la espalda y trabando con mis pies sobre sus piernitas me moví como loco, en ese momento la sangre parecía subirme a la cabeza, ya no sentía sus quejidos, un escalofrió me recorría la espalda, el pecho me quemaba y mis piernas se congelaron. Una sensación de placer emanaba por mi panza hasta mis testículos, solo me importaba mi eyaculación que ya se hacía presente. Solo sé que empecé a votarle leche dentro de su ojete y sin darme cuenta empujaba cada vez más. Me quede quieto allí por no sé cuanto tiempo y cuando volví de ese éxtasis que me provoca terminar, ese placer desconocido que me daba tener un nene sometido a mis más bajos instintos, a mi control sexual… mi pequeño Jaime estaba llorando y respirando con dificultad,
De un solo movimiento me pare y note mi verga sucia y con un poco de sangre, Jai sollozaba. Traje una toallas, me limpie y a Él también. Lo abrace y lo empecé a besar en la boca y poco a poco dejo de llorar. Era una personita sin voluntad, solo se dejaba hacer lo que yo mandaba, sumisión total. Creo que pasaron 40 minutos besándonos, seguro El recordaba las películas donde los amantes se besan, se meten la lengua, se la chupan y muerden los labios, porque eso hacíamos.
Lo lleve a la ducha, aun se quejaba del dolor de su ano y un hilo de sangre salía de allí, lo duché y seque, lo lleve a mi pequeño amante a la cama y me coste a su lado. Dormimos una hora totalmente exhaustos. Al despertar nos vestimos y fuimos a tomar leche con chocolate. Mi mama llego y lo llevo a jai a su casa.
Esa noche sentía placer, morbo, vergüenza, ganas de poseerlo otra vez, me excite, me hice una paja recordando ese momento y también sentí miedo que me delatara.
Llego la tarde del otro día y al llegar del colegio mi bebe estaba allí, esperándome.
Esperamos tener otro día solos para los dos. Los roces y las miradas son cada vez más audaces y desvergonzadas, Pero mamá no se va y eso nos complica. Sé que va a suceder inexorablemente otra vez… tranquilos que se los contaré.
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