Mi pequeño sobrino
Esta es una historia real sacada de mi vida personal. Adrián (yo) adulto jovén de 23 años se enamora de su sobrino Javier de 10 años y comienzan una relación llena de incesto, romance y lujuria. .
Antes de comenzar a narrar aquí va una explicación a manera de contexto sobre mi vida en el punto en el que comienza la historia:
Lo que ocurrió fue hace 3 años en el 2022, actualmente tengo 26, nací el 20 de julio de 1999. Estaba cursando la universidad estudiando psicología, iba en décimo semestre de la carrera apunto de graduarme. Tenía muchas amistades y solía ir los sábados a jugar fútbol con unos colegas. Solía trabajar de viernes a sábado. Tenía novia en ese entonces llamada Zarai, una chica muy dulce y alegre, carismática, graciosa y cariñosa pero sería cuando se molestaba. Mi hermano y yo no solíamos tener contacto ya que el hizo su vida en los Estados Unidos, allá se casó y tuvo 2 hijos con su esposa. Ellos eran los ricos de la familia y con tal de volver a la vida que teníamos antes regresaron a México. Ahí es cuando comienza la historia.
Mi aspecto físico:
Ojos redondos y saltones, nariz romana, cabello negro, moreno claro, ojos oscuros, barba recortada, dotado de 19 centímetros, cuerpo tonificado y bien cuidado, velludo, manos y dedos grandes, 1.78 de altura.
Un sábado por la mañana de enero me dispuse a salir de mi habitación, era el día en el que regresaba mi hermano Luis e íbamos a recogerlo al aeropuerto mis papás y yo manejando en la camioneta.
Mi madre no se aguantaba la emoción y alegría de volver a ver a su hijo después de 12 años sin verlo, yo era tan solo un niño cuando Luis se fue de casa a los 22.
Cuando llegamos al aeropuerto nos bajamos de la camioneta para esperar a Luis y su nueva familia que aún no habíamos conocido en persona. Venían bajando las escaleras con maletas y ahí fue cuando después de años pude ver a Luis de nuevo, estaba acompañado de su esposa que le daba la mano a su pequeño de 7 Erick, un niño tímido y penoso que no le gustaba estar lejos de su madre, y al lado de Luis estaba su hijo, ya había visto al pequeño Javier en fotos pero en persona era diferente, se veía hermoso, tiene el cabello castaño, lacio y despeinado, de estatura promedio para su edad, delgado, piel morena clara, cejas pobladas, pestañas largas, ojos redondos color marrón, nariz romana y labios color durazno con ligeros tomos rosados.
En ese momento cuando lo tenía cerca no podía dejar de observarlo apesar de estar emocionado por ver de nuevo a Luis. Mis padres rápidamente lo abrazaron y se acoplaron con su esposa e hijos, me les uni después para poder cortar su conversación y manejar de regresó a casa. Vivirían un tiempo en casa con nosotros en lo que rentaban o compraban un lugar donde vivir, de todas formas la casa de mis padres siempre fue bastante grande ya que Luis y yo no somos los únicos hijos, tenemos 3 hermanos más:
Consuelo, nuestra hermana mayor de 37 años, Luis, de quién he estado hablando, ya con 35 años, Antonio, de 28 años y Laura de 25 años en el momento que paso todo.
Eran las 11 de la mañana aún y Luis seguía acomodándose con Erick mientras su esposa y Javier charlaban con mis padres, yo a lo lejos observaba cuidadosamente a Javier, estaba anonadado por su belleza, no estaba enamorado literalmente de el si no que había algo en su aspecto que me hacía no poder dejar de admirarlo. El se da cuenta de esto y me regresa la mirada con una bella y ligera sonrisa, estaba nervioso a decir verdad así que me fui a mi habitación.
Luis y su esposa se quedarían en una habitación que está al lado de la de mis padres en el piso de abajo al igual que Erick, mientras que Javier por ser el mayor se quedaría en una habitación de arriba cerca de la mía.
Tratando de romper el hielo ayudé a Javi a incorporarse a su nueva habitación.
—Hola, con que tú eres el pequeño Javier. Qué bueno conocerte.
—Mhm. Con una sonrisa tímida.
—Quieres que te ayude a acomodarte?
—Si quieres…
Se notaba un poco tímido pero era por el miedo a estar en un lugar que no conoces con gente que jamás habias visto en tu vida, pero se le notaban las ganas de conocernos y tratar de convivir.
—Wow. tu maleta es bastante pesada, debes ser bastante fuerte como para haberla cargado tu solo todo este rato.
—Supongo que si. Pero usted se ve más fuerte.
—No me hables de usted jaja. Solo dime tío.
Agachó un poco su cabeza con la mirada perdida y con tal de ganarme un poco más su confianza le dije:
—O puedes llamarme por mi nombre, Adrián, o Adri si tú gustas. ¿A ti como te gusta que te llamen?
—Mmmm. Javier está bien.
Su sonrisa ahora parecía mas genuina y menos forzada, estuvimos conversando un poco, le preguntaba sobre sus pasatiempos, sus películas, series o juegos favoritos hasta que terminamos hablando sobre que tendría que estudiar el último año de la escuela con completos desconocidos en un lugar que no conocía.
—No tienes de que preocuparte, Javi. Es normal tener miedo pero te aseguro que harás nuevos amigos, aquí las personas son muy amables y los niños sociables, no te quedarás solo. Si quieres puedo llevarte a dar un paseo cerca de la escuela a donde irán tu y Erick. Sirve que conocen un poco de la ciudad, pero debemos regresar antes de que tus demás tíos llegue para que los conozcas también.
Le sacudí el cabello pidiéndole que me acompañará abajo para subirnos a la camioneta. En el trayecto conocí a su hermanito Erick, un niño lleno de demasiada energía que no podía quedarse ni callado ni quieto, pero no llegaba a ser molesto para nada.
Llevé a los pequeños a comprar un helado y ya con su mente menos preocupada me hacía plática con más confianza. Los llevé a un parque donde siempre hay un montón de niños jugando para que pudieran charlar con los niños de aquí. También fuimos a visitar la escuela en la que estarían a partir de ahora.
Ya con Javier un poco más relajado y menos tímido volvimos a casa a las 2 de la tarde justo a tiempo cuando llegaron mis otros hermanos con sus hijos y esposas y esposo en el caso de Consuelo de visita, mi madre aún estaba haciendo la comida así que mientras se ponían al día después de años de no verse ayudaban a terminar la comida en un momento íntimo y familiar que no se había tenido en demasiado tiempo. De un día para otro en mi casa había demasiada gente, pero no me disgustaba ya que realmente tuve suerte con la familia que me tocó. Mis otros sobrinos ahora primos de Javier estaban jugando con el y Erick en el pequeño patio de atrás. Javi se veía tan lindo y tierno cada vez que sonreía de esquina a esquina cuando reía.
Después de detalles sin importancia se dió la noche, eran cerca de las 10 si no mal recuerdo cuando ya todos se habían ido, tuve un momento muy íntimo lleno de hermandad con Luis al punto de llegar a las lágrimas.
—No sabes que tan difícil fue para mí decirles adiós, te extrañe mucho hermanito, la última vez que ye vi eras un mocoso fastidios y ahora eres un hombre.
Decía con los ojos rojos mientras lo abrazaba. Es un momento que recuerdo con mucho cariño ya que el Luis que conocí de niño jamás se mostró así de vulnerable antes, fue un hermoso reencuentro.
Subí al segundo piso para darme una ducha mientras Javier estaba en su cuarto haciendo no sé que cosa. Estaba un poco caliente cuando terminé así que se lo conté a mi novia, me dijo que podíamos vernos mañana para quitarnos las ganas pero la rechacé ya que no me atrevería a hacerlo teniendo a los niños en casa.
—Bueno, pero la mía está libre jeje. Ven mañana a las 6:00 p.m. amor, te necesito ya.
Activo seguido mandó una foto de su conchita depilada, de tan caliente que estaba solo alcancé a ponerme la toalla alrededor de la cintura y me fui a acostar sin cerrar la puerta.
Me quité la toalla que cubría mi verga y le mandé una foto.
—Mañana te como esa vagina, amor.
Con la foto comencé a hacerme la paja tratando de no hacer mucho ruido aunque sin mucho éxito ya que me encanta gemir, noté que estaba la puerta abierta pero no me importó ya que el espacio era muy corto y alcanzaba a ver si alguien subía, en eso noté el rostro de Javier observándome desde la oscuridad, debí haber parado en ese momento pero dejándome llevar por el placer que sentía hice como si no lo hubiera visto y seguí en lo mío hasta correrme en el pecho y estómago soltando unos gemidos de puro placer.
En ese momento regresé del trance en el que estaba y corrí hacia la puerta, Javier tratando de esconderse de mi se ocultó detrás de ella, obviamente lo vi y le pedí que viniera conmigo, yo estando de pie lo senté en la cama y le pedí que no dijera nada de lo que había visto.
—Perdón, Tío, yo solamente queria ir al baño pero escuché unos ruidos raros que se escuchaban de tu cuarto. No le digas a mi papá
El pobre estaba asustado pensando que lo estaba regañando, entonces traté de calmarme y le expliqué que todo estaba bien.
—Tranquilo, Javi. No me diré a nadie, okay? Lo que estaba haciendo ya lo aprenderás cuando crezcas.
—Es que…me quedé sorprendido por tu cuerpo, quisiera der como tú porqué mi pene no es igual de grande que el tuyo.
—Javi…dime una cosa. ¿Te gustó lo que viste?
—Si digo que si me regañas?
—No, no, ya te dije que todo está bien.
—Pues si me gustó, ya he intentado hacer lo mismo que tú antes pero no me sale bien.
—Quieres qué te enseñe cómo se hace?? Se llama masturbación.
Ya dejándome llevar una vez más por mis instintos me quité de nuevo la toalla dejándole ver a Javi mi polla dura, con mi mano tomé la silla y la dirigí hacia mi verga, solté un gemido cuando su mano rodeó mi tronco.
—Es muy fácil, con tu mano vas a subir de arriba abajo lentamente y despacio para que se sienta rico.
—Tio…está demasiado grande…
—Te gusta tocarlo??
—Se siente bien…
—Llamame Adri, recuérdalo.
Ambos nos mirábamos a los ojos mientras sonreímos.
—Quieres que yo te haga lo mismo a ti?
Javi no respondía y yo supuse que era un sí. Puse mis manos sobre su pijama de caricaturas.
—Está bien si te los quitó?
Asintió con la cabeza sin mirarme a los ojos.
Con mis manos jalé su pantalón y ropa interior al mismo tiempo dejando salir su pene de apenas 9 centímetros, era un pene muy lindo a decir verdad, sus bolitas eran lampiñas, cabeza rosada y un olor rico a humedad de niño. Con mi mano en su pecho lo acosté y puse una almohada sobre su cabeza. Puse mi rodilla sobre el borde de la cama para poder observar mejor su rostro mientras lo masturbaba.
Cada vez que subía y bajaba su pequeño y delicado cuerpo se contraía por las cosquillas. Se tapó su boquita con sus manos para que no se escucharán sus gemidos. Yo estaba tan excitado con la escena que con la otra mano me comencé a masturbar de nuevo.
El pequeño estaba por tener una eyaculación ya que con una mano seguía tapándose el rostro y con la otra apretó las sábanas de la cama, su cuerpo se contrajo y dejo salir un pequeño gemido ahogado mientras su cabeza se inclinaba hacia atrás, eran unas pequeñas gotas de semen las que salieron de su verga. Yo igual estaba por correrme, al ver su carita llena de placer no aguanté más, subí su playera y terminé por soltar mi leche encima de su cuerpecito.
Traté de combinar la leche que soltamos y buscando limpiarla me la llevé toda a la boca, lamiendo cada gota restante del cuerpo de Javi. Ya cansado y agotado me acosté en la cama y Javier de fue a su cuarto después de una pequeña charla que tuvimos donde ambos reíamos por lo que hicimos.
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