mi primer guebo en un baño público
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Leinad-22.
Desde hace años son un asiduo lector de varias páginas de relatos eróticos, comencé a encontrar satisfacción en los escritos eróticos hace 10 o 12 años aproximadamente, pero hasta ahora no me había motivado a plasmar en líneas mis propias vivencias sexuales, así que aquí voy.
En la Actualidad tengo 26 años, blanco, 1.73 de estatura, cabello corto pero no al ras, no soy de cuerpo atlético, más bien soy gordito por así decirlo, tengo panza, 84 kg, de preferencia pasivo pero si la ocasión lo requiere puedo ser versátil o hasta activo, pero si a mi elección está prefiero ser sodomizado.
Soy sexualmente activo desde los 17, aunque mis primeras experiencias fueron con mujeres.
Depende de lo animado que me vea las iré narrando aunque no en orden cronológico sino más bien en el orden como las vaya recordando.
En esta oportunidad contaré una experiencia en un baño público.
Descubrí que en los baños públicos se podía conseguir morbo, una paja (darla o recibirla), una mamada y hasta sexo, como a los 18, estaba yo trabajando en un Centro Comercial ubicado en el centro de la ciudad y aunque los locatarios tenían acceso a baños de servicio (de uso exclusivo para el personal que labora en el sitio), siempre era más rápido ir a los aseos públicos, fue allí, estando sentado en la taza (wáter / poceta) que me di cuenta que había orificios en las paredes divisorias de los cubículos justo a la altura de la cintura, por lo que estando sentado quedaba la línea de visión directo a la cintura de quienes entraran a orinar.
Mis primeros escarceos fue solo tocar, hasta que sucedió que le cuento a continuación:
Eran las 12 del medio día aproximadamente, y ya tenía la rutina de ir a los baños a esa hora puesto que muchas personas iban a la feria del centro comercial para almorzar, y era justo los baños de ese nivel mis preferidos.
Me metía en un cubículo y me sentaba a observar cinturas de hombres orinando, así como también veía por las rendijas de la puerta los hombres que descargaban sus vejigas en los urinarios, siempre pasaba el seguro del cubículo y asir evitar que empujaran la puerta, resultó que en esta oportunidad no lo hice por lo cual estando yo sentado en la taza, con mis pantalones puestos ya que solo estaba observando, entra un hombre, pero era EL HOMBRE, alto, como de 1.85, fornido pero no de gym sino de complexión gruesa, barbudo, de piel más obscura que la mía pero sin llegar a ser moreno, al empujar la puerta y verme ahí sentado con los pantalones puestos se detuvo y yo traté de cerrar la puerta, pero al parecer el reaccionó más rápido que yo y me lo impidió metiendo la mano y entrando al cubículo.
Entró, cerró la puerta y me puso sus dedos en la boca en señal de que guardara silencio, hizo que me levantara de la taza y me parara con las piernas a cada lado de ella, para acto seguido bajar su cremallera, sacar su guebo (pene) ya más despierto que dormido y comenzó a orinar, yo estaba aún atónito, mi vista iba de su guebo hasta su cara y el solo me observaba, hasta que terminó de orinar, se limpió los restos de orina con papel higiénico y sin guardarse el guebo se me acercó y me tomó de la nuca para acto seguido besarme, lo hizo a su voluntad, sin consultar, sin tantear si yo estaba dispuesto a besarle o no, simplemente me tomó y me besó, y beso salvaje y cargado de morbo, metía su lengua y yo le correspondía, sin despegarse de mi boca, tomó una de mis manos y la llevó hasta su pene, yo no puse resistencia en lo absoluto, es más no me conformé con tomarlo con una mano, lo agarraba con ambas manos, le hacía una paja a toda regla, el para besarme tenía que inclinarse un poco por lo cual nuestras cinturas no se tocaban, creo que me estuvo besando por unos 5 minutos seguidos, al quitar su mano de mi nuca se separa como observándome de nuevo, y me hace señas para que se lo mamara pero yo no reaccioné, yo aún mantenía mis manos en su guebo, y lo masturbaba, retiró mis manos, bajó mi cremallera, sacó mi guebo que desde un principio estaba tieso y babeante y me lo apretó fuerte, como doblegando mi voluntad con eso, acto seguido volvió a agarrarme de la nuca pero en vez de acercarme a su boca me bajó hasta su entrepierna y yo me dejé hacer, sentándome de nuevo en la taza de baño, estando ahí pude notar su olor, olía a sudor, no mal, sino a hombre que ha caminado y ha sudado, un olor delicioso, tenía los vellos cortos y un guebo grueso muy grueso como la muñeca de un hombre mis dedos apenas se tocaban cuando lo rodeaba con las manos y de largo como entre 17 o 18 cm, pero para mí era la primera vez que tocaba a otro hombre y estaba en la gloria, me tomó de la barbilla para hacerme que lo mirara así desde abajo, introdujo su dedo índice y medio en la boca y así como sus dedos en mi boca me metió su guebo, no sé si mi inexperiencia era tan evidente que por eso me guiaba a lo que quería o simplemente era dominante, lo cierto es que me sujetó de las orejas, lo cual me incomodaba, ya que su guebo era muy grueso y no me cabía en la boca y además me lastimaba las orejas cada vez que me atraía para meterme todo su guebo, le retiré las manos y lo entendió porque comenzó a sujetarme directo de la cabeza, con sus 2 manos me cogía la boca, no muy rápido pero si profundo, yo estaba hipnotizado por todo lo que estaba pasando, hasta que sacó su guebo y comenzó a vaciarse ahí entre mis piernas, no acabó con fuerza y menos mal porque me hubiese ensuciado la camisa, pero recuerdo que su leche fue abundante, se limpió, arrojó papel al suelo justo donde había caído toda su leche o con el pies la limpió, sin recoger el papel, se guardó su guebo, acomodó su ropa y se agachó para besarme de nuevo, y me dijo al oído, en un susurro.
gracias, fue la única palabra que alguno de los 2 dijo en todo momento.
sin más salió del cubículo y me dejó ahí sentado, en shock, con el guebo tieso y a mil, con ganas de seguir mamando ese rico pene y con la imperiosa necesidad de descargarme yo también, sin embargo no pude puesto que entró personal de limpieza por lo cual me apresuré a recoger el papel que él había dejado en el suelo, lo tiré a la papelera y me acomodé la ropa lo mejor que pude, seguía con el guebo tieso y se me notaba, salí rápido del área de los cubículos, me lavé las manos, la cara y me peine, puesto que al verme en el espejo me había dejado todo el cabello revuelto, salí del baño con las manos en los bolsillos para que no se notara tanto la erección que aún llevaba y por lo visto no se bajaría fácil y me encaminé a la tienda.
Ese día me costó concentrarme, me equivoqué en varias facturaciones, y la erección perduró por casi una hora, negándose a bajar como pidiendo desahogo, está por demás decir que en mi casa me hice varias pajas como un mono perverso recordando lo vivido ese día.
Pasaron varias semanas y no me había atrevido a ir de nuevo a esos baños, comencé a utilizar los de servicio aunque tuviese que caminar más para llegar a ellos, recuerdo que me daba miedo que alguien me hubiese visto, el hecho es que no los había utilizado de nuevo.
un día, llego al local y me dicen que me habían estado buscando, no le di importancia pensando que era algún proveedor o alguien que venía por alguna factura, ya que había comenzado a trabajar a partir de las 2pm ya que estaba estudiando en la mañana, y por lo general era entre la mañana y el medio día que cuadraba las cajas y entregaba las facturas, ese día no pasó nada resaltante, pero al día siguiente estaba yo de frente al público, concentrado en los cierres de caja, cuando escucho una voz diciendo buenas tardes, no alcé la vista puesto que la voz no la reconocí, ya que además su voz sólo la había escuchado diciendo gracias y en un susurro, sin embargo se acerca diciendo así que te llamas Daniel, yo alcé la vista y al verlo me quedé petrificado, aterrorizado, no solo sabía dónde trabajaba, sino que sabía mi nombre.
Debe haber visto mi cara de terror puesto que bajo la vos diciendo "cambia esa cara, que no soy un fantasma", yo supongo que aliviané mi expresión pero no había articulado palabra aún, sentía que si no hablaba me mantenía a salvo, pero no fue así, me preguntó que desde cuando tenía ese otro horario y que a qué hora tenía mi descanso, le contesté que salía a descansar por una hora a las 4 o 5, y me dijo te espero a las 5 frente a x local de la feria, sin esperar respuesta alguna se retiró, yo a todas estas estaba como decimos en mi país "cagao", era un manojo de nervios, no quería ni salir a mi descanso, sin embargo mi jefa como si supiera algo (así de paranoico me encontraba) me dice que ella saldría a las 4 y que yo saliera cuando ella regresara, sentía que todo estaba en mi contra, tenía realmente miedo, pero no del hombre que aún no sabía ni su nombre, sino de que alguien me viese en alguna actitud extraña y comenzaran las habladurías.
a las 5 pm, como cochino al matadero, salí y me dirigí a la feria, sin llegar al local en cuestión donde me había indicado mi hasta ese momento "acosador", buscaba con la vista entre las mesas a ver si lo veía y estando en esas siento una mano en mi hombro, cuando volteo es el, y me dice:
E- era en las mesas no desde aquí, si hubiese estado sentado no te veo y tendría que buscarte de nuevo en el local.
Y- sonreí con timidez y le pregunté sin rodeos que qué quería.
E- conocerte, no te asustes, yo tengo más que perder que tú.
Y- como sabes dónde trabajo, como sabes mi nombre, como sabes que cambié mi horario.
(Tenía muchas preguntas)
E- Vamos a sentarnos y hablamos un rato, tenemos una hora cierto?
Y- sí, una hora, a las 6 debo regresar al trabajo.
E- trabajo aquí también, bueno no aquí exactamente pero debo venir seguido al CC y ya te había visto anteriormente, antes de nuestro pequeño encuentro.
Y- yo estaba paranoico, miraba a los lados buscando si alguien nos observaba.
E- relájate, estamos conversando como 2 personas cualquiera.
Me llamo Eduardo, me dijo que tenía treinta y tantos (no recuerdo la edad exacta), cuántos años tienes, que estudias? tienes novia o novio, y una serie de preguntas para conocerme.
Y- Como ya sabes trabajo, tengo 18, no tengo novia ni novio, vivo con mis padres.
Quiero saber porqué fuiste hasta el local, como sabes dónde trabajo y como sabes mi nombre.
Me explicó que ya me había visto en el CC antes de nuestro encuentro en los baños y le había agradado, por eso ya sabía dónde trabajaba pero que hasta ayer no sabía mi nombre y pasó por el local preguntando por mí a lo cual una de las chicas que atendían preguntó si a quién buscaba era a Daniel a lo que respondió que sí sin estar seguro y ella le informó que ahora estaba en el horario de cierre, me contó que tenía una hija 1 año mayor que yo, que estaba casado, que era activo y que yo le encantaba, por lo cual no quiso perder la oportunidad de acercarse a mí, para esa época yo era más gordo, debía pesar unos 90 kg.
Esa misma tarde quedamos en que el me daría la cola hasta mi casa, que me esperaría a la salida del CC.
La tarde pasó leeeenta para mí, estaba ansioso por salir y verme con ese hombre espectacular y probar de nuevo su rico y grueso guebo.
llegada la hora de salida bajé con el resto del grupo de cierre y ellos se subieron al transporte, yo estaba ahí esperando sin conocer en que carro estaría Eduardo esperándome, estuve como 10 minutos sin saber qué hacer, ya se había ido mi transporte, no tenía su número de teléfono y ya estaba a punto de agarrar unos de los taxis de la línea del centro comercial cuando un corsa azul que para la época era un vehículo del año, baja el vidrio y estando en la acera de enfrente arranca para poderse de mi lado, me subí al carro y le pregunté qué porqué me había hecho esperar, me ofreció disculpas diciéndome que estaba discutiendo con la esposa por teléfono por lo cual no quiso que yo lo escuchara molesto.
arrancó, inmediatamente me tomo de la mano izquierda poniéndola en su entrepierna la cual apreté, me decía que tocara como lo ponía, que le gustaba, que quería estar conmigo, yo sólo de pensar que me intentara meter semejante guebo grueso en el culito me aterraba pero no le dije nada, me besó, estuvo manejando un rato hasta detenerse en una zona obscura, nos besamos, le estuve mamando el guebo, el me masturbaba, me dijo que si quería ir a un hotel y le puse una excusa de que no podía llegar tarde a mi casa (la realidad era que me aterraba ser penetrado por ese grueso guebo), ya lograba meterlo en mi boca pero la mandíbula me dolía, su largo era cómodo, lo forzado era lo grueso, se lo estuve mamando, alternaba su tronco, lo lamía, chupaba su cabeza, chupaba sus bolas, yo podía en práctica todas las porno que había visto durante largo tiempo, y él estaba encantado, me sujetaba la cara para besarme y me sobaba las nalgas, tenía su mano ya dentro de mi pantalón y con sus dedos hurgaba mi culito, virgen pero él no lo sabía, metió un dedo lo cual me dolió horrible y me quejé, sacó su mano, me hizo chuparle los dedos para acto seguido bajarme más el pantalón y meterme de nuevo su dedo, dolía, y no lo sacaba, me tenía enculado por su dedo y me sujetaba la cabeza con la otra mano para que no dejara de hacerle la mamada, por un momento me asusté, ya que no me soltaba, no me dejaba sacar su guebo de la boca y me dolía la mandíbula, de repente me soltó y se comenzó a masturbar, supe que iba a acabar y le quité sus manos para masturbarlo yo, quería ver salir esa leche que ya había visto antes, quería sacarla yo mismo, y lo logré, en el momento de acabar me sujetó de las muñecas como indicándome que lo hiciera suave, y saqué toda su leche, recuerdo que lo limpié con servilletas que él tenía ahí, luego a diferencia de la primera vez, se incorporó y mientras me besada me comenzó a masturbar a mí, yo estaba a mí, no demoré nada en vaciarme en su mano, el observó mi acabada y siguió besándome, después me limpié yo también, y me llevó hasta mi casa, dejándome en la entrada del edificio, esta vez sí intercambiamos número y me pidió que no le enviara mensajes comprometedores, ni en horas de la noche.
Ese fue nuestro segundo encuentro, luego vinieron muchos más hasta inclusive mi estreno como pasivo, pero eso lo dejo para otro relato.
La historia es real, quizá estoy omitiendo algunos detalles que he olvidado, no lo sé.
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