MI PRIMER NOVIO (14 AÑOS)
La penetración fue increíble y, para ser su primera vez, su verga se movía dentro de mí, haciéndome sentir de una manera alucinante, pero lo mejor aún era cada vez que yo giraba la cabeza hacia atrás y recibía uno, otro y otro beso de amor en la boca.
Hola a tod@s.
A los catorce años, tuve mi primer novio, un compañero de colegio que, si bien no compartíamos el mismo curso, si ambos íbamos al segundo año de la escuela secundaria.
Pablo, un chico hermoso que, apenas lo vi, llamó mi atención; lo veía pasar a mi lado durante los recreos y lo mejor aún, compartíamos el viaje en el colectivo, tanto de ida como de vuelta, si bien él ascendía unas cuadras después que yo y descendía también de la misma manera, cuando salíamos del colegio.
Yo lo veía en la parada del colectivo y ya mis ojitos comenzaban a brillar, señal clara de que algo ya estaba despertando en mí y durante el viaje hacia el colegio, no parábamos un segundo de conversar.
Ya en el ámbito escolar, nos quedábamos juntos hasta que el timbre de ingreso, nos hacía separar para ir, cada uno a su respectivo curso.
Ya en clases, miraba yo constantemente el reloj, tratando así, tal vez, de apurar el tiempo para que llegase, lo más rápido posible, el recreo y así poder encontrarme nuevamente con Pablo.
Cuando alguno de los dos faltaba al colegio, la congoja y la angustia, sumado a la preocupación, se hacía presente en forma inmediata y, hasta que no nos comunicábamos, no podíamos superar la impaciencia.
Así transcurrían los días entre mi compañero y yo; éramos casi una pareja, sin saberlo, aunque varios de los chicos, ya hacían insinuaciones al respecto, tales como “Marcos y Pablo, parecen novios”.
Si bien yo, desde muy chiquito, ya era muy enamoradizo, ese sentimiento era más bien platónico, pero en este caso, algo ya me hacía saber, dentro de mí, que esta relación tomaba otro cariz.
A veces, nos quedábamos juntos, sin pronunciar palabra alguna, como esperando que alguno de los dos diese ese primer paso; paso que, hace cuarenta y tantos años atrás, no era para nada sencillo, sobre todo entre dos chicos del mismo sexo.
Hice mención al viaje en colectivo, porque fue allí y a raíz de una situación más que incómoda, donde empezó a gestarse nuestro noviazgo propiamente dicho.
En esa ocasión, el colectivo venía totalmente colmado de pasajeros y yo, una vez que ascendí, fui abriéndome paso entre la gente, hasta llegar al fondo, sin reparar en las personas que me rodeaban, entre ellas, un hombre que se pegó, literalmente a mí y, como muchas veces ocurría merced al culo que ya describí en otros tantos relatos y empezó a apoyarme, tibiamente al principio y con mayor ahínco, a medida que notaba mi pasividad al respecto.
El hombre me apoyaba y me tocaba el culo de una forma tal, que yo ya comenzaba a excitarme y ello, seguramente, se me notaba en mí, por lo menos, fue lo que percibió Pablo, una vez arriba del colectivo y luego de haber estado observándome, sin que yo me diese cuenta.
Cuando me percaté de la presencia de mi compañero de colegio, una sensación de amargura, de vergüenza y vaya a saber de que más, me invadió por completo. Pablo evitó mirarme durante todo el viaje y una sensación de angustia me invadió por completo, más aún, cuando durante los recreos, no me dirigió palabra alguna y solo respondía con monosílabos a mis eventuales comentarios.
El viaje de regreso fue peor aún, ya que, del chico el cual yo sentía una verdadera atracción, recibí tal vez el trato más frío y distante.
Pablo descendió del colectivo y la despedida fue horrible y yo, una vez en mi casa, daba vueltas de un lado hacia otro, sin poder dar crédito a lo que había pasado; incluso hasta me culpaba a mí mismo, por haber permitido que aquel hombre del colectivo, me haya toqueteado y apoyado de la manera en la que lo había hecho.
Algo debía yo hacer; no podía esperar hasta el día siguiente, así que después de inventar una excusa en mi casa (ya era todo un experto en ello), salí rumbo a la casa de Pablo, sin saber como hacer para llamar su atención, ya que nunca nos habíamos visitado, ni él a mí y yo a él, por ende, no podía presentarme en su casa.
Por suerte para mí, Pablo estaba sentado en la vereda, tal vez le habría pasado algo similar a mí, ya que, al verme, esbozó una sonrisa que, aunque trató de disimularla, produjo en mi una ligera sensación de alivio.
Sin mediar palabra alguna, comenzamos a caminar sin rumbo fijo, hasta que dimos con una frondosa arboleda, la cual nos protegía de posibles miradas indiscretas y allí nos quedamos ambos, en total y absoluto silencio, hasta que yo rompí en llanto.
Comencé a llorar de manera desconsolada y, toda la angustia que se desprendía de mi llanto, fue tal vez el detonante que hacía falta, ya que Pablo me abrazó para consolarme y ello me dio el pie necesario, como para expresar todo lo que sentía y lo que, hasta ese momento, no me había animado a exteriorizar.
Sin dejar de llorar, le pedí perdón a Pablo por lo que había pasado en el colectivo y, sin preámbulos, le terminé confesando mi amor y mi cariño hacia él.
Le dije que lo amaba, que me había enamorado de él y que no sabía cómo él reaccionaría al respecto, teniendo en cuenta, sobre todo, que éramos chicos del mismo sexo, en un tiempo en el cual ello no estaba para nada bien visto.
Pablo, sin dejar de abrazarme, me miró a los ojos, me secó las lágrimas con su mano e hizo lo mejor que pudo haber hecho en ese momento; me dio un tierno, dulce y apasionado beso en la boca.
No era el primer beso en la boca que yo recibía, ya que siendo muy chiquito ya había sido besado, pero sí fue un increíble beso de amor.
Lo que siguió a continuación, era lo que yo estaba esperando desde hacía ya un buen tiempo; poder expresarle mi amor a Pablo, así que todo fue una sucesión increíble de abrazos, besos y caricias; yo amaba a Pablo y él me amaba a mi y ambos nos estábamos expresando todo ese amor.
“¡Te amo Pablo! ¡Te amo! ¡No sabes como te amo!” – Le decía yo inmerso en un mar de lágrimas, aunque las lágrimas, en ese momento, era de felicidad total y absoluta.
“¿Me amas?” – Preguntó Pablo y agregó:
-“¡Demuéstralo entonces!”
Yo estaba dispuesto a todo para complacerlo, así que, sin preámbulo, me bajé el pantalón y el calzoncillo y le ofrecí lo mejor que tenía, mi super e increíble culazo, pero fue en ese instante, que recibí otro “cachetazo”.
“¡Qué rápido te desnudas! ¡Se nota que no es la primera vez! ¡Lo haces de manera natural!” – Exclamó Pablo.
“¡Sí! ¡No es la primera vez! ¡Ya me cogieron antes, porque me gusta y me gusta mucho!” – Le respondí, inmediatamente y agregué:
“Pero esta vez será distinto, porque estoy enamorado de vos, porque te amo”.
Dicho, esto último, volvimos a confundirnos en un alucinante beso, pero esta vez, en lugar de abrazos, Pablo bajó sus manos, empezó a tocar mi culo desnudo y comenzamos a frontal nuestros cuerpos, hasta que yo sentí su erección, entonces comencé a manosear esa entrepierna.
Cuando ya no podía más mantener su pija dentro del pantalón, se lo bajó e hizo lo propio con su calzoncillo; yo me di vuelta y le ofrecí el culo, aunque en ese instante, observé cierto nerviosismo en Pablo, entonces le dije:
“¿Es tu primera vez? ¿Nunca cogiste? ¿Tampoco a una chica?”
La respuesta fue negativa entonces, con mi experiencia ya al respecto, le indiqué como tenía que hacer; le dije que lubricara la pija con su saliva, mientras yo hacía lo propio con mi culo
La penetración fue increíble y, para ser su primera vez, su verga se movía dentro de mí, haciéndome sentir de una manera alucinante, pero lo mejor aún era cada vez que yo giraba la cabeza hacia atrás y recibía uno, otro y otro beso de amor en la boca.
Estaba cogiendo con mi novio, con el chico al que le había confesado todo mi amor, con quien me había enamorado; el chico que además de todo, me gustaba a rabiar por todo lo lindo que era.
Siempre fui un adicto empedernido al sexo; me gustó, me gusta y me seguirá gustando, pero aquella vez, fue sexo con amor, con profundo amor; con un enamoramiento propio de los chicos de catorce años.
Esa tarde, cogimos una y otra vez y fue el comienzo de una relación hermosa y apasionada; nos escondíamos en el colegio para abrazarnos y besarnos e hicimos el amor varias veces, dentro del propio establecimiento educacional; ni hablar de la primera vez que tuvimos relaciones sexuales en una cama, tal y como se debe hacer.
Sexo y amor, amor y sexo; una hermosa relación con Pablo, mi primer novio, el primer chico del cual me enamoré profundamente.
Tal vez este relato sea el menos excitante de todos los que he publicado en este prestigioso sitio; es probable que hasta sea reprobado por los lectores, precisamente por carecer de descripciones más afines a una relación sexual propiamente dicha, pero aquellos que se enamoraron a esa edad, seguramente lo comprenderán y quizás hasta les traiga gratos recuerdos.
Soy marcoscomodoro y mi correo es: [email protected]
Espero sus valoraciones y sobre todo sus comentarios
Besos a tod@s.
Por favor. A todos los que me enviaron comentarios a mi correo, les aviso que tuve un inconveniente y se me borraron los mensajes. Gracias a tod@s y por favor, no dejen de escribirme. Besos.
Bonita historia del inicio de un amor. ¿Qué siguió? ¿Por qué concluyó?
Hola. Muchas gracias ¿Qué siguió? Una hermosa relación durante el resto del año escolar ¿Por qué concluyó? Creo que por las mismas razones, que concluye todo a esas edades. Besos.