Mi primer oral con don Miguel
Este es mi primer relato, no ficticio, de cómo estuve por primera vez con un hombre, no es mi desvirgamiento anal, pero si la primera vez que prevé la verga de un hombre, espero les guste….
Antes de iniciar el relato, me presento. Soy de Costa Rica, tengo 33 años y desde muy joven me han gustado los hombres. Soy pasivo, pero me gusta mas hacer un buen y rico oral, sentir el pene del otro y hacerlo gemir.
Este es mi primer relato, no ficticio, de cómo estuve por primera vez con un hombre, no es mi desvirgamiento anal, pero si la primera vez que prevé la verga de un hombre, espero les guste…
Todo comenzó cuando contaba con once años. Yo, desde muy joven, tenía ganas de saber que se sentía estar con un hombre, desde pequeño me gustaba imaginar que estaba en los brazos de un señor maduro, quien me tocaba por todos lados y sentirme suyo, tocarlo y que me tocaran. Como dato extra, mi primera porno (hetero) la vi a los 8 años, junto a un vecino amigo mío, de mí misma edad, y desde ese momento quería saber que se sentía tocar el pene de un hombre mayor, porque no me gustaban de mi misma edad.
Cerca de mi casa, vivía un vecino que se llamaba Miguel y que tenía alrededor de 55 años mas o menos, muy amigo de todos los vecinos, mas que todo de los jovencitos que vivíamos por ahí, siempre que estábamos jugando, él estaba cerca, observando, riendo con nosotros o hablando con alguno. Me gustaba, porque era un señor alto, moreno, con canas y barba, que tenia una voz fuerte y siempre olia muy bien.
La mayoría de los días, salía a jugar con mis amigos del vecindario. Sin embargo, ese día que salí, no había nadie en la calle, mis amigos no estaban cerca. Busqué a algunos, pero no tuve suerte y, para peores, comenzó a oscurecerse porque iba a comenzar a llover. Ya me iba a ir para mi casa, cuando salió Miguel de la casa de él.
M: ¿Qué haces por aquí solito? – me preguntó – ¿Por que no estas con tus amigos?
Yo: No sé, no hay nadie… y como ya va a llover, mejor me voy para la casa – le dije, sonriendo un poco, mirandolo fijamente y posando mis mvista en su entrepierna, segun yo, de forma disimulada. Ese día, Miguel llevaba un pantalón corto que dejaba ver sus gruesas piernas llenas de pelos negros y blancos.
Al notar mi mirada, Miguel sonrió un poco y me dijo que, si no quería pasar un rato a ver televisión, ya que en ese mismo momento comenzó a llover fuerte. Yo, al ver estaba ya lloviendo y al no querer desaprovechar la oportunidad, entre sonriendo.
Miguel me llevó hasta la sala de la casa y me dijo que me sentara en el sillón. Un sofá muy cómodo y grande, de tela negra. El se sentó a mi lado, sonriendo y tocándose discretamente el bulto que se le estaba formando en el pantalón.
M: ¿Te gusta? – preguntó, sobándose el pene sobre el pantalón, ya sin disimular nada – He notado como me miras… – dijo, acercándose más a mí.
Yo solo lo miraba, sin decir nada. Lo miraba a los ojos y luego a su entrepierna abultada. Estaba nervioso y no sabía que hacer. Quería salir corriendo, pero, también, quería quedarme y hacer lo que siempre quise… estar con un hombre.
Sin decir nada, Miguel encendió el televisor y comenzó a escucharse gemidos, gemidos de hombres. Volví a ver el televisor y mis ojos se abrieron muy grande. En la pantalla estaba un señor maduro, como Miguel, junto a un muchacho mas joven. El señor tenia al jovencito boca-abajo y estaba penetrándolo con fuerza, entrando y saliendo, gimiendo ambos por la excitación y el deseo.
M: Es algo muy rico lo que ellos están haciendo… Ven, se que quieres hacerlo también – dijo el. Al volverlo a ver, mi impresión fue aun mas grande.
Miguel tenia su gruesa verga fuera del pantalón, se estaba masturbando. Tenia muchos pelos blancos y negros y se veía grande. Media unos 18cm más o menos y de grosor, para mi en ese momento, era exagerado.
M: ¿Te gusta? – dijo de nuevo, poniéndose en pie y acercándose a mí. Puso su verga muy cerca de mi boca, dejando que la viera mejor. Su cabeza estaba muy mojada y el olor me embriagó por completo. Olía a verga de hombre, a sudor, a pre-semen… me olía demasiado rico. Yo solo levanté la mano y comencé a tocarla tímidamente.
M: Así… que rico… Hmmmm – Exclamó Miguel al sentir mi mano sobando su gruesa verga – Vamos, abre la boquita, bebé… te va a gusta mucho –
Yo obedecí y abrí mi boca. Miguel aprovechó para meter su glande y un poco mas dentro de mi boca…
M: QUE DELICIA!!… ASIIII!!- Gritó, sin preocuparle si algún vecino escuchaba, ya que estaba lloviendo muy fuerte afuera. – Pasa tu lengüita por todo lado bebé –
Ahí estaba yo, con once años, pasando mi lengua por todo lo largo y ancho de la verga mi vecino, un señor maduro, que me gustaba desde siempre. El se encontraba de pie y yo sentado en el sillón, mientras una película porno estaba siendo proyectada en el televisor. Las manos de Miguel tomaron mi cabeza y, con delicadeza, me llevaron hasta sus peludos huevos. Olían muy rico y comencé a pasarles la legua también, con lo cual, Miguel comenzó a gemir más fuerte.
M: ASIIII!!… QUE RICOOOO!! – decía, mientras yo volvía a comerle la verga.
De un momento a otro, Miguel me apartó de su grueso miembro y se abalanzó sobre mí. Acostándome sobre el sofá. Comenzó a besarme y a quitarme la camiseta que tenía, pasando su lengua por mi cuello y mi pecho, para bajar a mi abdomen. Sin decirme nada, y casi sin darme cuenta, me quitó el pantalón que yo tenia puesto, junto al calzoncillo, y comenzó a tocar mi pequeño y parado penecito.
Pasaba su lengua por todo mi pene y bolitas, que eran en ese momento pequeñas y sin pelo. Miguel gemía y decía cosas que casi no entendía, porque yo estaba sintiendo muy rico, no solo porque estaba teniendo mi primer sexo oral, sino porque estaba realizando lo que llevaba tiempo queriendo hacer.
De un momento a otro, Miguel se puso sobre mí, haciendo un 69. Me pasaba toda su peluda verga por mi carita, mientras yo sacaba la lengua y trataba de mamarlo.
M: ¡Que rico estas! – dijo, tomando un poco de aire y dejando que yo hiciera lo mismo – Ya casi te doy mi lechita bebe… lastima que no pueda cogerte –
Yo no decía nada. No había entendido mucho lo que había dicho, solo estaba concentrado en sentir rico. Miguel siguió mamándome mi penecito y comenzó a masturbarse él, mientras yo, casi desesperado, pasaba la lengua por donde podía, queriendo tener de nuevo esa verga dentro de mi boquita.
No pasaron muchos minutos, cuando Miguel comenzó a gemir mas fuerte y, de la nada, varios chorros de leche cayeron en mi cara, boca y pecho. Comencé a saborear la leche que cayo en mi boca, me supo deliciosa y, sin que yo se lo pidiera, Miguel me metió su glande de nuevo en mi boquita, para terminar de deslecharse.
M: ¡¡QUE DELIA!! – dijo, mientras se apartaba y se sentaba al lado mío. Mirándome lleno de leche, mientras ambos respirábamos agitados – Estuvo muy rico – dijo, tomando mas aire.
Yo: Me gustó mucho… – dije, mientras me sentaba, sin saber que hacer, porque seguía excitado y lleno de leche.
Miguel sonrió, se levanto y fue por una toalla para limpiarme. Cuando trajo la toalla, me ayudó a quitarme la leche que tenia por todo lado, tocándome todo de nuevo. Sonrió al ver mi penecito aun duro y comenzó a tocarme. Yo sentía muy muy rico y comencé a gemir hasta que pude experimentar un orgasmo, votando un poco de semen (realmente era mas agua que semen, a esa edad aun no tiraba semen como tal).
Una vez terminado todo y ya más relajado, puse atención al televisor, en donde había una escena de un señor con un jovencito, tal vez mas joven que yo en ese momento. El señor estaba sobre el niño y le pasaba toda la verga por la cara, llenándolo de ese delicioso liquido que salía de su verga. Miguel, al percatarse de que yo estaba ido viendo la película, me dijo que ya se estaba haciendo tarde y que, como había dejado de llover, mejor me fuera.
M: Es un secreto lo que hicimos… si quieres repetir, solo vienes – me dijo, mientras nos terminábamos de vestir y apagaba la televisión.
Yo no le dije nada. Luego de que la excitación bajo, me sentía un poco raro, con pena o vergüenza por lo que acababa de suceder. Solo moví la cabeza afirmativamente y salí de la casa. Mientras caminaba a mi casa, iba pensando en lo que acababa de hacer, sin saber bien que sentir. Por un lado, había sentido rico, por otro, sentía que había hecho algo mal.
Al llegar a mi casa, lo primero que hice fue darme un baño para quitarme el olor a semen que tenía, para que no me preguntaran nada y, como todo preadolescente, me metí a mi cuarto a masturbarme, recordando lo que había pasado con Miguel.
Les cuento que, fue con Miguel quien perdí mi virginidad, pocos días después de esa primera mamada y fue con él experimenté un trio y luego un cuarteto. Pasee muchos ricos momentos con Miguel, por casi un año hicimos de todo, hasta que se fue del vecindario.
Sin embargo, yo seguí teniendo encuentros con otros hombres, que conocía por medio de chats… pero eso ya es para otro momento.
Espero les haya gustado, es una pequeña historia de como comencé a tener sexo con hombre mayores.
Saludos.
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