Mi primera cita a ciegas; vol I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo no me considero alto pero tampoco chaparro, simplemente un poco más grande que el promedio, soy moreno y actualmente me estoy dejando crecer el cabello.
No soy gordo ni marcado, aunque sí me considero un poco fuerte.
Soy castaño muy obscuro, casi negro.
Como dije, esta es la narración de una de mis experiencias sexuales, sin embargo no los incito a que intenten algo similar ustedes y mucho menos a que eviten intentarlo, saquen sus propias conclusiones y vivan la vida,si los matan, los secuestran o lo gozan mucho no es asunto mio 🙂
No me molestaría que solo lean la parte del sexo que me he esmerado en detallar, pero para poder vivir la tensión de la experiencia estaría chido que se lo leyeran todo.
Por cierto, no comentpe que el es demaciado pelido, seguramente la persona más peluda con la que he hecho algo.
De antemano una disculpa por no concluir la historia, pero en éste presiso instante son las dos cuarenta y nueve de la mañana y aunque ya estoy de vacaciones me levanto temprano, uno nunca ha de dejar sus queveres.
UnUr
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El semestre en la universidad ya estaba muriendo, y por lo tanto las actividades escolares se veían reducidas al mínimo, a tal grado de que ya muchos compañeros regresaban para sus respectivos hogares.
Yo no lo había hecho porque todavía tenía algunas cosas que hacer en el laboratorio y porque estaba ávido de fiestas, alcohol, drogas y muchas chicas y chicos con los cuales fornicar.
Por lo tanto esos días me la pasaba la mayor parte del tiempo en mi casa cosa que no era muy agradable ya que -además de que detestaba a mis roomies- no había mucho más que hacer que trabajar y esperar a que mi a migo me invitara a alguna fiesta.
Dado esta situación, en al tarde-noche de un lunes de pérdida de tiempo total y medio calenturiento me decidí por abrir una página de chat gay del estado donde estoy estudiando puesto que un amigo antropólogo me había comentado que por esos rumbos la comunidad LGTB era muy organizada, y efectivamente lo es.
El rollo es que anduve navegando un poco por ahí hasta que andaba chateando con varios sujetos, uno de los cuales vivía en un lugar cercano a mi casa y de una edad similar a la mía, me dijo que sus padres no estarían al día siguiente en su casa y me propuso ir a tener sexo con él.
A mi me éxito demasiado la idea de una cosa nueva como esa, así que después de chatear un rato más y pensármelo un buen rato me terminé decidiendo a que sí.
Intercambiamos números de whatsapp y nos pusimos de acuerdo con la hora.
Estaba tan excitado que quería arrancarme la verga de puro jalar, pero decidí aguantarme e irme a dormir.
Al día siguiente me desperté, desayuné, hice un poco de mis cosas y ya casi para irme tomé mi teléfono en el que tenía un mensaje suyo: “Perdona, lo que pasa es que te engañé, la verdad es que tengo 31 años”.
Eso me desanimó mucho, pero al mismo tiempo me exitó más, ¡Venga aventura que me iba a hechar!, y tras pensarlo un rato más decidí sí ir.
Toda la ida hacia su casa en el camión me la pasé malviajado, e incluso cuando bajé de él me compré una cajetilla de cigarros y empecé a fumar en una esquina donde fuera poco evidente mi presencia a la par que le llamaba desde mi teléfono bien atento con los ojos para ver que sujeto salía a la calle a recibirme, y si éste era un loco o un pedófilo asesino (jaja) simplemente irme.
Al contestarme me dió instrucciones para llegar a su casa, que estaba dentro de una cerrada.
Ésto me caló todavía peor espina, pero una de mis características es que no suelo echarme para atrás en lo que decido, y ahora que estaba ya en el umbral del acto de encontrarme con un desconocido con el único propósito de tener sexo, no me rajaría.
Me costó trabajo llegar a su casa, ya que estaba entre calles y en una cerrada, pero finalmente toqué su puerta y la abrió, nos miramos, pronunció en forma de pregunta el nombre que se supone sería el mío, yo asentí y pasé.
El era de complexión gruesa, barbudo y con un gorro en la cabeza.
No pude evitar pensar que estaba viendo a alguien de mi edad pero “inflado”.
Le pregunté si p¿odía fumar dentro y me dijo que sí, posteriormente me pasó a su recámara donde el de la misma manera fumó.
Empezamos platicando un poco de falsedades (medias verdades) acerca de lo que son nuestras vidas, y de inmediato detecté que era un sujeto con problemas emocionales.
como de secundaria, lo que mi cerebro relacionó con su forma de vestir, hablar, etc.
Él me dijo que no quería que lo nuestro fuera algo pasajero, que ojalá nos viéramos a fututo.
Yo simplemente no respondí.
Nos empezamos a besar después de la ¿corta? Plática (la verdad es que para esos momentos ambos nos veíamos muy inseguros de si queríamos que continuara), mutuamente nos empezamos a quitar la ropa hasta quedar sin nada, y nos seguimos besando.
Después nos separamos y me dejó con un sabor realmente extraño en la boca, y ahí desnudos, me abrazó y me dijo que me quería mucho y que yo era su amor, y en seguida se desplomó: me dijo que buscaba discreción porque tenía novia, y que la noche pasada estaba “super calientísimo” y que quería coger a toda costa, que era la primera vez que se quedaba de ver con alguien y que de hecho se había quedado de ver con alguien más, pero que le daba más mala espina.
Yo me hice “el que escucha comprende” ya un poco castrado.
También me comentó que como no la quería cagar, toda la noche pasada se la pasó masturbándose para así ese día ya no querer hacer nada, cosa que al parecer funcionó ya que no se le lograba parar su pene que era del tipo medio cortos pero muy grueso.
Con el siguiente silencio yo aprobeché pata llevar su cabeza hacia mi pene y que me la empezara a mamar, él me dijo que era activo y yo lo ignoré.
Me empezó a recorrer el pene desde la cabeza hasta la base del mismo, jugeteaba con la lengua un poco, pero he de admitir que no lo hacía muy bien.
Lo que mejor supo hacer fue chuparme los huevos, que de el sí me gustó mucho.
Después de un buen rato de mame terminé harto (En otra historia que quizá cuente me dejaron maldito, puesto que me han dado las mamadas DE MI PUTA VIDA, despues de eso, ninguna me parece lo mismo).
Así que tomé iniciativa y depues de darle un par de besos lo más apasionados que pude empecé a besar su mentón,
su cueyo,
le mordí un pesón, le chpé y besé el otro,
bajé en un camino de caricias hasta su ombligo
y ya con el trofeo bajo mi boca
lo empecé a tentar con la mirada y e tacto de mis manos.
Posterior se la empecé a mamar (mi segunda mamada) y me esmeré en ello, empezando a juguetear con la lengua en su glande con un sabor sinceramente medio desagradable, lamer el tronco del pene hasta la base, regresar al jugueteo del glande y poco a poco introducir su principiante erección dentro de mi boca.
Cuando bajó su mano a mi cabeza y empezé a sentir una erección de verdad en mi boca me tome un respiro besándolo de manera avorasada y enjugando mis dedos para proseguir con mi labor oral pero con un plus: empecé a introducir mi dedo meñique dentro de su virgen y apretado ano, jugueteando empecé con el índice, lo cual evidentemente le causó dolor, pero decidí ignorarlo y concentrarme en el baivén de mi cabeza en su pene sin olvidar el juego casual con la lengua y uno más delicado.
Él parecía gozarlo demasiado, hasta cuando intenté introducir un segundo dedo en su pequeño pero ya un poco dilatado ano, en ese momento él dió un grito ahogado de dolor y detubo absolutamente todo, cosa que yo aproveche para -con todo y su superior peso al mio- darle la buelta y dejarlo acostado boca abajo y levantarle un poco el trasero, y empecé una nueva y mejorada labor: Mis manos abrieron lo más que pudieron esas redonditas y apretadas nalgas y mi lengua empezó a juguetear al los alrrededores de su ano, haciendo trasos indefinidos hasta llegara una especie de espiral que culminí en el centro de ese tesoro que se negaba a ser abierto por las buenas, entonces mi lengua empezó a atacar directamente, y si bien el estaba gozando desde el principio de éste acto, ahora lo tenía giniendo y gritando de plaser.
Ahora le volvía a dar la vuelta y nos dimos un beso que no se puede comparar con ninguno de los anteriores, le dí el paquete de condones y le dije “¿me lo pones tu?”.
Él puso una cara de terror y de deseo al mismo tiempo, pero en ese momento empezó a sonar el timbre de su casa, el se puso muy nervioso y se fue a asomar por la ventana para ver quien era.
Era el sujeto al que le había dado su dirección la noche pasada, el se veía muy angustiado y me preguntó que qué hacíamos, me dijo que el no pensaba hacer nada con el otro sujeto y que si pasaba iba a ser yo el intermediario.
Iba a ser además mi primer trio, sin embargo eso era algo para lo que ya no iba preparado y la verdad es que la cobardía me ganó.
Hoy en día me arrepiendo de desaprobechar esa oportunidad única.
Como estaba yo ya muy caliente lo que hice fue llevarlo de nuevo a su habitación, acostarlo boca arriba y sentarme sobre su pecho con el pene erectísimo frente a sus ojos, lo hice que me la mamara una vez mas, pero a falta de estímulos prono le hice ponere el condón, a lo que le dí media vuelta, lo acomodé en cuatro, nos puse lubricante y me dispuse a de una vez por todas a penetrar por primera vez ese anito nuevo.
Lo tenía de perrito, empecé a frotar mi pene contra su ano primero lentamente y después más frenéticamente hasta que empezó a gosar con eso, despues con mi mano izquierda me apollé en su espalda, y con la derecha domé mi pene por la base y empecé a ejercer presión con mi glande sobre su ano al tiempo que la izquierda recorría su espalda es lento ziczajeco hasta llegar a su cabeza, la cual hice bajar hasta el mismo nivel de sus rodillas para facilitar el trabajo a ambos, ejercí más preción y la puntita estaba entrando y a el le empezaba a doler mucho.
Más preción, más rico, más dolor, más gemido, más presión, mas dolor, más placer, mejor sensación, hasta que de pronto su ano cedió totalmente hacien que toda mi cabeza entrara, lo cual le sacó un grito y a mi de el súbitamente.
Me dijo que ya no podía, pero yo lo convencí de que sí, lo intentamos hacer con el recargado en la esquina de su enorme cama pero pasó lo mismo.
Terminé optando por acostarlo boca-arriba en la cama y hacerlo como todo un misionero con sus piernas sobre mis ombros.
Tube que sacar probecho de todas esas mañanas en el gimnacio porque estaba pesadísimo, pero puse su preciado culito a la altura de mi pene y empecé de nuevo a ejercer presión de una manera más delicada, el proceso se repitió aunqu ahora con un poco más de facilidad, el estaba sacando lágrimas de los ojos, pero me decía “no pares, solo haslo despasito, !AY!, así, -gemido-” y ahora, en el momento en que su ano cedió yo me encargué de perder la delicadeza y meter la mitad de mi miebro en el, a lo que él soltó tremendo grito que era mitad dolor y mitad placer, bajó sus piernas de mis ombros y se quedó ahí inmóvil tratando de acostumbrarse.
Yo tratando de no mover en ninguna dirección mi miembro me incliné sobre el y lo besé lo más tierno que pude, y no fué hasta que el se empezó a olvidar del mundo cuando empecé a introducirlo trabajosamente más y más, sintiendo sus labios y los míos unidos, al tiempo de que sentía como yo iba entrando en ese anito esquizitamente apretado milímetro a milímetro, y el con alguna lágrima ocacional y uno que otro gemido acompañado de fraces como “Sí, así, más porfavor” hasta que llegué a tope y lo seguí besando más, para después de un momento empezar con un lento baiven dentro de su ano que iba a acelerarse poco a poco y conmutar en diferentes formas de moverme, hasta que ya no pude más y levanté de nuevo sus piernas y se lo hice alocadamente, el empezó a gritar de un placer cada vez mayor por lo cual dejó de besarme y yo lo empecé a masturbar, a lo cual no aguantó mucho y se vino con un grito mayor acompañado de la tensión de todo su cuerpo incluyendo su culo, a lo cual o aprobeché para embestirlo de una manera más rápida y violeta, para acabar poco después de lo que el lo hizo.
La verdad es que penzaba escribirlo todo esta noche, pero ya es muy tarde y me da flojera, así que lo terminaré en una segunda parte.
Espero les haya gustado mi primer relato.
Hasta la próxima.
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