Mi Primera Experiencia como Pasivo
A los 22 años, después de explorar mi atracción por ambos sexos y superar mi timidez, decidí dar el paso y tener mi primera experiencia como pasivo. Esta es la historia de ese día, lleno de nervios y nuevos descubrimientos..
Desde los 19 años, comencé a darme cuenta de que mi atracción no se limitaba solo a las mujeres. La curiosidad y el morbo sobre la sexualidad me llevaron a explorar diversas aplicaciones de citas. Descubrí Grindr, una aplicación específica para encuentros sexuales con personas cercanas, y me creé perfiles en grupos de Facebook y otros medios, con la esperanza de conocer a alguien agradable para explorar mi sexualidad y experimentar. Hasta ese momento, me consideraba heterosexual y no sabía si era simplemente curioso o algo más.
Durante aproximadamente dos años y medio, estuve cerca de concretar citas con varias personas, pero siempre, por una razón u otra, terminaba cancelando. A veces era por miedo, y en otras ocasiones, las personas con las que había hecho planes me cancelaban. En ese tiempo, solo logré concretar citas con dos chicos de mi edad, con quienes experimenté mi primera vez en el rol activo. Aunque la experiencia fue agradable, no era suficiente para saciar mi curiosidad y deseo de ser pasivo y realizar sexo oral.
Mi curiosidad me llevó a publicar en un foro preguntando cómo podría superar mi miedo y experimentar como pasivo. Recibí varias respuestas, la mayoría de hombres mayores de 40 años, lo cual no me atraía mucho. Sin embargo, muchos me animaron a perder el miedo y experimentar para poder disfrutar plenamente. Después de mucho tiempo y reflexión, decidí intentarlo.
Un miércoles, descargué Grindr nuevamente y me contactó un usuario con el nombre «casado». Tuvimos una conversación típica de presentación: «hola, cómo estás», y él me preguntó qué buscaba y cuál era mi rol. Le dije que era inter más pasivo, aunque no mencioné que era virgen en el rol pasivo. Él asumió que ya tenía experiencia. Me mandó nudes y fotos de su cara para que lo conociera, y acordamos vernos el viernes. Me sentía nervioso, pero también emocionado.
El viernes llegó. Me desperté con una mezcla de emoción y nerviosismo. Me bañé, me alisté y seguí los consejos y videos que había visto sobre cómo prepararse para tener relaciones sexuales como pasivo. Fui a la escuela, esperando que él cancelara, pero casi al salir de clase, recibí un mensaje suyo preguntando si nos veríamos. Nervioso, pero decidido, le dije que sí y que lo vería un poco más tarde debido a un proyecto especial que tenía que entregar.
Salí de la escuela en Apizaquito y tomé el camión hacia Tetla, siguiendo sus indicaciones. Al llegar a la prepa CBTis 212, donde me dijo que lo esperara, me sentía cada vez más nervioso pero también deseoso de experimentar. Le mandé un mensaje y me pidió que caminara hacia atrás de la escuela para encontrarnos en una calle. Me describió cómo iba vestido: llevaba una camisa azul, jeans oscuros y zapatos negros. Yo le dije que llevaba una sudadera gris y jeans claros.
Mientras caminaba, me fijaba en todas las personas que me encontraba, nervioso por identificarlo. Llegando a una esquina, lo vi salir de otra calle. Nos cruzamos y nos saludamos de manera normal para no levantar sospechas, como si fuéramos viejos amigos. Caminamos hacia su casa mientras me platicaba un poco sobre su vida. Me pareció un poco diferente a sus fotos, pero no me desagradó mucho. Me contó que tenía 30 años, era bisexual y casado. Su esposa no sabía de sus encuentros con hombres, que solía tener cuando ella no estaba en casa. Todo esto me causaba una mezcla de curiosidad y nerviosismo.
Mientras caminábamos, él me contaba más detalles sobre su vida. Me explicó que llevaba varios años casado y que, aunque amaba a su esposa, siempre había sentido atracción por los hombres. Me dijo que, debido a su trabajo, a veces tenía horarios diferentes a los de su esposa, lo que le daba la oportunidad de tener encuentros discretos con hombres. Me confesó que no tenía hijos, lo que le facilitaba mantener su doble vida en secreto. Sus amigos y familiares no sabían nada sobre su bisexualidad; solo las personas con las que había estado tenían conocimiento de su otra faceta.
Al llegar a su casa, me recibió su perro pitbull, que ladró, pero él me aseguró que no mordía. Entramos y me dijo que me sintiera cómodo. Me quitó la mochila y la puso en un sillón. Seguimos platicando y él se quitó la playera, mostrando sus tatuajes. Me pidió que los tocara para romper el hielo y comenzar a tener contacto físico. Aunque estaba muy nervioso, lo hice tímidamente. Él seguía platicando y preguntándome sobre mis experiencias sexuales. Le dije que era versátil, aunque nunca le mencioné que era mi primera vez como pasivo.
Me invitó a su cuarto, que estaba un poco desordenado, con ropa tirada por todos lados. Me pidió disculpas por el desorden y continuamos platicando. Me habló de sus fetiches por la ropa interior y trató de relajarme. Me dijo que me quitara la ropa y, aunque me sentía muy nervioso, seguí sus indicaciones y me desnudé. Él también se quitó la ropa, dejándome ver sus testículos y su pene, que aún no estaban erectos. Comenzó a acariciarme y me pidió que lo acariciara también. Nos besamos y, aunque al principio me sentía torpe, poco a poco me dejé llevar por el momento.
Él me hizo sexo oral y luego me invitó a hacerlo a él. Nos colocamos en posición de 69 y, aunque se me hacía un poco incómodo, disfruté la sensación de realizar sexo oral por primera vez. Luego, se levantó de la cama y comenzó a hacerme garganta profunda. Aunque me provocó una arcada fuerte, él continuó y yo traté de corresponder.
Finalmente, llegó el momento de la penetración. Me pidió que le diera el condón que tenía en mi mochila. Se lo puso y me preguntó cuál era mi posición favorita. Al no tener experiencia, le dije que la que él prefiriera. Me colocó en la posición de la profunda, con mis pies sobre sus hombros. Sentí un poco de dolor al principio, pero pronto se convirtió en placer. Disfruté de la sensación de sus testículos chocando contra mis nalgas y su pene dentro de mí.
Después de varios minutos, él se vino dentro de mí con el condón puesto. Nos quitamos la posición y él se limpió. Me dio un poco de papel para limpiarme y luego nos sentamos en la cama desnudos, platicando sobre su vida y sus encuentros con hombres y mujeres. Me dio consejos y compartió más detalles sobre su bisexualidad.
Recibió una llamada porque le iban a entregar un paquete, así que nos vestimos rápidamente. Caminamos hacia la sala y salimos de su casa. Me explicó cómo llegar a la parada del autobús para regresar a mi casa. Durante el viaje de regreso, reflexioné sobre la experiencia. Me sentía extraño, pero también satisfecho por haber perdido mi virginidad como pasivo.
Cuando llegué a casa, mi familia no sospechó nada y simplemente les dije que había tenido un día largo en la escuela. Cenamos y me fui a dormir, pensando en todo lo que había vivido ese día.
Interesante experiencia, pero entiendo que para ti, lo más importante pensando en todo lo que viviste ese día. es. ¿Qué te ha gustado más? Dar o recibir, dicho así se que suena un poco fuerte, pero dicho de otra manera, a partir de esa experiencia. ¿Has seguido teniendo sexo con otros hombres?, y ¿Qué prefieres, ser activo o pasivo? Pero por favor, no tienes que respondas ninguna de mis indiscretas preguntas, ya sea como activo o pasivo lo importante es que te encuentres a gusto, y lo disfrutes.