Mi primera experiencia con mi mejor amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por machofucker.
Era un día de verano del 2005. Mi amigo J. y yo, que me llamaré M. fuimos con nuestras familias de vacaciones a la zona costera de España, y como suele ser normal aquí, los niños se bañan desnudos al sol de la playa. Mi amigo J. y yo estábamos jugado junto a sus hermanas en la playa a hacer castillos de arena y a enterrarnos en la misma, algo muy común. Después jugamos un poco a voley y nos fuimos a comer a un restaurante cercano.
Mas tarde, a la hora de la siesta, sobre las 16:00 aproximadamente, mi mejor amigo y yo volvimos a desnudarnos y nos fuimos a dar una vuelta por la playa, y frente a una zona de acantilados, vimos una oquedad y allí nos metimos a pasar el tiempo y ver el mar. El es dos años mayor que yo, y por aquel entonces yo tenía 9 años, lampiño, sin nada de pelo en el cuerpo, y con la inocencia típica de esa edad. El, al tener 11 años, casi doce, ya tenía alguna idea sobre sexo con chicas y, como más tarde quedará patente, con chicos. Entonces me hizo una pregunta que me marcó: "¿Alguna vez has visto un pito crecido?" Yo le dije que no, pero que no sentía curiosidad por ver alguno. Eso era mentira. Yo ya me había fijado en su pene de unos 12 cm, con un poco de pelo negro en el pubis, y me resultaba curioso porque quería saber cómo era tocar uno ajeno. De aquella, él se puso frente a mi y se lo empezó a tocar, por consiguiente, comenzó a ponerse erecto y yo no hacía otra cosa que mirar ruborizado.
Acto seguido, J. me dijo que abriera un poco las piernas, y al ser muy flexible, quedaron prácticamente horizontales y se podía ver en todo su esplendor los testículos, el pequeño pene que sin estar erecto me mediría como unos 5 cm y el ano. El me empezó a tocar, y me preguntó que si me molestaba (obviamente no, me encantaba esa sensación). Acto seguido el hizo que me tumbara hacia atrás, y me empezó a masajear tanto testículos como pene a la vez. Yo estaba en la gloria, ese cosquilleo me encantaba.
Poco después me quiso chupar la pequeña polla por primera vez, yo no me negué porque desconocía todo. Yo temblaba por el gusto, y poco después a la ve que me masturbaba el pene, J. bajó a chuparme los huevos, perineo, y poco después, puso mi lengua en mi ano. Hizo una cosa que me impactó mucho, porque se metió mi pene y los testículos a la vez en la boca y notaba cómo jugaba con su lengua y todo mi aparato reproductor.
Pasado un rato, yo hice lo mismo con él, porque estaba muy excitado y mi ano estaba medio abierto y mi pene bien erecto, de tal manera que estaba masturbándome el pene a la vez. Me agaché frente a él y se lo empecé a mamar bien rico, con mucha inexperiencia, y al ser un pene algo mayor que el mío, con un poco de esfuerzo, me lo metí entero en la boca y empezaba a salivar. Le lamí también el ano y notaba cómo el muchachito gemía como lo había hecho yo poco tiempo atrás.
Me puso a cuatro patas, y al estar medio dilatado mi ano porque me metía dos dedos y me untaba gran cantidad de saliva en el, puso su pene en mi orificio pequeño y virgen y me comenzó a penetrar lentamente. Pasados unos cinco minutos, me comenzó a subir una sensación de cosquilleo en la cabeza de mi pitilín y a tener espasmos en el ano, todo esto mientras el me giraba la cabeza y me daba un beso y me tocaba el pene y los huevos. Estábamos en la gloria, me estaba encantando la primera vez con un muchachito de mi edad.
Finalmente, J. expulsó en el exterior de mi ano líquido preseminal que nos sale a todos y me giró, me metió sus dos dedos del medio en el culo, y mientras me chupaba el pito, movía esos dos deditos dentro de mi. Yo gemía como una perra, y terminé por correrme en su boca.
Todo esto siguió por la noche en la habitación del hotel donde estábamos alojados. Pero eso ya es otra historia que contaré más adelante.
Espero que les haya gustado. Gracias por su atención
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