Mi primera experiencia fue inesperada.
La primera experiencia sexual de un joven que tiene problemas para adaptarse a su equipo de fútbol..
Siempre supe que me gustan los chicos. Desde que era pequeño me los quedaba mirando con interés y curiosidad, y también desde que me empezó a gustar el fútbol me fijaba en esos cuerpos bien esculpidos y fibrados.
Esta historia empieza al poco de cumplir 12 años. Yo jugaba en un equipo de fútbol de mi ciudad, y jugaba bien, ya que varios equipos grandes de España se fijaron en mi para sus categorías inferiores. Jugaba en la posición de lateral, ya que era el más rápido del equipo y era bajito y delgado. Eso, junto a mi cabello rubio por los hombros, mi piel pálida y mis ojos claros, me hicieron ganarme el apodo de «Angelito» a pesar de llamarme Víctor.
En el equipo no tenía casi amigos a pesar de ser titular, ya que a veces en los vestuarios se me iba la vista a donde no debía, y cómo no se me iba a ir, si todos tenían un cuerpo perfecto. Pues a pesar de mis esfuerzos, el ser «rarito» sumado a los celos por haber realizado pruebas para equipos grandes no me consiguió ningún amigo de verdad en el equipo, y el único que realmente me hablaba era el entrenador.
Cuando estaba a punto de acabar la temporada, el entrenador entró a los vestuarios buscándome. Él siempre solía entrar cuando nos cambiábamos o nos duchábamos. Me dijo que mi madre me estaba esperando y que tenía algo que decirnos. Yo me vestí rápido y salí, le di un beso a mi madre como cualquier niño hace y entramos al despacho del entrenador.
La verdad es que ninguno solía entrar mucho en esa sala, y me resultaba muy curiosa. No era muy grande, tenía un escritorio en medio lleno de papeles y con el monitor del ordenador a un lado. En frente dos sillas que se estaban quedando algo viejas y en las que al sentarme no me llegaban los pies al suelo, y dos estanterías a cada lado llenas de libros y ficheros, supuse que cosas del equipo.
Empezó a hablar con nosotros y nos dijo lo que esperábamos, un equipo de los que me hicieron las pruebas me había aceptado y me querían allí la próxima temporada. Me sentí muy feliz y abracé a mi madre y al entrenador, y le agradecí por haberme ayudado con todo.
Las siguientes semanas transcurrieron con normalidad, aunque mis compañeros de equipo me hablaban aún menos.
Y así llegó mi último entrenamiento con el equipo. La temporada había terminado y aunque no acabamos primeros fue una temporada muy buena. Al acabar el entrenamiento el míster dio un discurso y hizo que todos mis compañeros me aplaudieran como despedida, cosa que hicieron a regañadientes.
Después de ducharnos, mientras nos vestíamos, el entrenador entró en el vestuario y me dijo que fuera a su despacho después, que tenía un pequeño regalo para mi como despedida. A mis compañeros no les gustó eso, pero a mí me dio completamente igual, estaba harto de ellos y me gustaba mucho que reconocieran mi esfuerzo y talento, así que con gusto, mientras todos se iban a sus casa yo entré al despacho del entrenador.
-Hola míster.
+Ah angelito, pasa y siéntate, ahora mismo estoy contigo.
Me senté como me dijo, en una de esas sillas donde los pies no me llegaban al suelo, mientras él terminaba de hacer algo en el ordenador. Yo miraba al rededor con curiosidad, pensando por qué no me daba el regalo y ya, aunque tampoco me importaba esperar.
Unos minutos después terminó y se me quedó mirando.
+Bien, qué decirte, ya sabes que esta temporada has jugado de maravilla, y ha dado sus frutos, estoy muy orgulloso de ti.
-Gracias míster.
Mientras seguía hablando, el entrenador se levantó y se puso de pie delante de mi, apoyándose en la mesa mientras me seguía hablando de lo bien que había jugado y de que no me olvidara de dónde vengo.
Mientras hablaba yo no sólo le miraba su cara, sino también su cuerpo, y es que no tenia malas vistas para nada. Él era alto, como de 1,85m de cabello castaño y barba corta, con buen cuerpo, se notaba que iba al gimnasio, con piel algo tostada por el sol.
+Pero bueno Víctor, he notado que no te llevas muy bien con tus compañeros, ¿me quieres contar qué es lo que pasa?
Yo empecé a contarle los problemas que mis compañeros tenían conmigo, evitando mirarle a los ojos para no ponerme a llorar.
Al poco de empezar a hablar, me fijé que algo crecía en su entrepierna. Me quedé sorprendido viendo cómo mi entrenador se estaba poniendo duro justo delante de mi. Me distrajo un poco y mis ojos no podían salir de ese bulto que no era nada pequeño.
Él se dió cuenta de que le miraba el bulto, pero en vez de decirme nada, sólo empezó a masajearse mientras me miraba, cosa me cortó del todo. No es que no me gustara lo que estaba viendo, pero estaba sorprendido y nervioso.
+¿Quieres verla Angelito?
Yo seguía congelado mirando, sin saber que decir, y cuando preguntó de nuevo sólo asentí como sin darme cuenta. Él metió su mano en ese pantalón corto que ya le estaba apretando y sacó una polla más grande de lo que me esperaba. Mediría unos 18cm, pero ya sabéis que de niños los penes adultos parecen más grandes de lo que realmente son, así que para mí era una monstruosidad, y más con esos dos huevos morenos colgando, totalmente depilado.
Se la masajeaba delante de mí y yo no sabía qué hacer.
+¿Quieres tocara?
Yo de nuevo me quedé congelado sin saber qué decir.
+Vamos Angelito tócala, que sé que quieres.
Yo sin decir nada me eché un poco hacia adelante y puse mi mano en la primera polla que tocaba que no fuera la mía. Estaba caliente, y mi mano no podía rodearla. La masajeaba un poco y empecé a masturbarlo despacito esperando su aprobación.
+Mmmm siempre me quedó claro que te gustaban las pollas.
Yo seguía mirando su rabo y tocándolo, ajeno a lo que me decía. Él se puso recto y se acercó un poco más a mi.
+¿Me la chupas?
Yo no sabía qué decir. No estaba seguro de querer hacerlo, no sabía cómo y él era mi entrenador, todo era un poco raro. Él agarró su polla y la acercó a mi boca, frotándola un poco contra mis labios cerrados.
+Vamos Angelito, que sé que quieres, abre la boquita.
Yo abrí un poco los labios, pero no lo suficiente como para que su cabeza entrara en mi boca, así que siguió frotando y dejando mis labios húmedos con ese líquido que sabía extraño pero que no me disgustaba.
+Saca la lengua.
Hice lo que me dijo, estaba como desconectado, sólo pasando el momento, no estaba seguro de si estaba disfrutando o no, mirando a su cara mientras él frotaba su polla húmeda contra mi lengua.
+Abre más la boquita bebé.
Lo dijo presionando con su polla en mi boca un poco así que no me quedaba de otra que abrir mi boca hasta que sentí cómo su glande humedecido con su líquido preseminal y mi saliva invadía mi boca. Él empezó a moverse aunque sólo tenía la cabeza dentro, así que no me costaba tenerla ahí. Notaba cómo mi boca generaba más saliva mientras su polla estaba ahí, así que tragaba y movía un poco mi lengua mientras seguía mirando su cara.
+Uffff que rico bebé, tienes una boquita perfecta.
Hablaba algo bajito mientras seguía moviéndose, puso su mano en mi cabeza y acariciaba mi pelo mientras me seguía diciendo cosas.
Poco después empezó a meterla un poco más y ya me costó tenerla tan adentro. Tenía que abrir mucho la boca y más de una vez me dió una arcada, pero cuando eso pasaba él la sacaba un poco para dejarme respirar y luego continuaba con sus acometidas.
+Ahhhh Angelito que rico se siente, has nacido para comer pollas…
No me costó mucho acostumbrarme a tenerla más adentro, aunque eso era lo único que tenía que hacer, ya que él sujetaba mi cabeza con sus manos y movía sus caderas en un vaivén suave pero firme. Yo ya tenía algo de baba mezclado con saliva bajando por mi barbilla, y sin pensarlo, mi mano fue a sus huevos y empecé a masajearlos mientras él seguía follando mi boquita suavemente.
Pasaron unos minutos, no sé cuánto exactamente, hasta que noté cómo se tensaba y aunque intentaba no hacerlo, sus movimientos eran ligeramente más duros.
+Mmm Angelito me voy a correr, abre la boquita y trágatelo todo.
Entonces sacó su polla de mi boca y empezó a masturbarse. Colocó su polla en mi boca y me hizo inclinar la cabeza hacia atrás con mi boca abierta. Yo lo miraba sin hacer ningún tipo de reacción mientras sus muecas me indicaban lo que estaba a punto de suceder.
De pronto sentí cómo su semen, viscoso y espeso, caía dentro de mi boca, llenándola rápidamente mientras él gemía.
+Ahhh hmmmmm Dios bebé… Ahhhhh
Yo hice lo posible por no escupir, y una vez acabó de correrse, dió un pequeñlo toque con la punta en mi labio para quitarse esa gotita que le quedó ahí, haciendo que goteara un poquito por mi barbilla.
Yo tragué mientras él se guardaba su polla en los pantalones, que ya se estaba haciendo algo más pequeña aunque seguía semi erecta.
Era la primeravez que probaba un semen que no fuera el mío. Tenía un sabor fuerte. No era bueno, pero tampoco era malo, aunque definitivamente era muy excitante, ya que me di cuenta en ese momento de que tenía una erección increíble.
Él se inclinó un poco hacia mi y limpió el semen de mi barbilla con su pulgar, dándomelo a comer mientras sonreía.
+Eso ha sido increíble Angelito, pero que quede sólo entre nosotros.
Luego me dió un pico y cogió una caja de su escritorio y me la dió.
+Aquí está tu regalo, a parte del que te acabo de dar.
Tenía una sonrisilla en la cara, y yo otra cuando vi las botas que había en la caja. Justo las que quería. Le di un abrazo y las gracias, como si ya hubiera olvidado lo que acababa de pasar.
Me fui a mi casa y no pude quitarme eso de la cabeza en ningún momento, escondiendo mi erección hasta que me fui a dormir. Entonces me desnudé y recreé toda la escena en mi mente. Ahí fue cuando realmente me di cuenta de que la experiencia me había encantado.
Me masturbé durante un buen rato, tocando todo mi cuerpo mientras recordaba cómo mi entrenador, aquel al que conocía desde hace años, llenaba mi boca con su semen. Esa noche me corrí como nunca había hecho, y como siempre lo hago cada vez que recuerdo mi primera experiencia y lo especial que fué.
Espero que os haya gustado! No tengo planes de seguir la historia de Angelito, pero si se me ocurre algo que me guste y queréis puede que continúe. Dejadme vuestras opiniones en los comentarios!!!
Delicioso regalo para el peque ojalá continúes con más relatos
No manches sigue contando mas si seguistes con tu entrenador o con algun amigo o lo que sea amigo y saludos buen relato… 🙂 😉 🙂 😉