MI PRIMERA EXPERIENCIA GAY Y LAS QUE VINIERON DESPUÉS DE ESTA Parte 4

Despues de entregarle el culo a mi hermano por primera vez ya no dejaría de hacerlo por el gusto que le agarre.
La segunda vez que me cogió, el vino a mi cuarto a proponerlo, yo si quería pero por mi ignorancia tenía miedo de que me fuese a embarazar así es que le dije

Yo: y si me embarazo? mis papas van a saber que me coges.

Él me dijo.

Mi hermano: no, los hombres no se embarazan solo las mujeres

Yo: de verdad

Mi hermano: si

Y bueno, una vez despejados mis miedos y ya sin temor me volvía a dejar coger sin problemas.

Los fines de semana, para ser más exacto los sábados, yo mismo lo iba a buscar a su cuarto cuando ya se habían ido nuestros padres a trabajar para que el me coja, iba a pedirle pene y el me lo daba con gusto y si yo no iba a su cuarto la venia al mío. Cuando lo veía entrar a mi cuarto yo de inmediato me destapaba haciendo las sabanas a un lado, me bajaba mi pijama junto con mi trusa, me ponía boca abajo y levantaba mi culo invitando así a mi hermano para que me coja, él sin perder más tiempo se sacaba la pijama junto con la trusa dejando su pene erecto al descubierto el cual yo con solo verlo ya deseaba tenerlo metido en mí, de inmediato se subía a la cama, al hacerlo yo estiraba mis nalgas para que me lo metiese de una vez, el antes de hacerlo me echaba saliva para luego proceder a penetrarme, cuando lo hacía soltaba mi culo y me relajaba dejándome llevar con los ojos cerrados hasta que mi hermano me llenase el culo de leche. Algunas veces me cogía así destapados y en otras ocasiones ni bien me penetraba, antes de empezar con el mete y saca nos cubría a ambos con la sabanas y estando ambos bajo ellas comenzaba a cogerme.

Había empezado con un amigo de mi edad haciéndonos frotaciones mutuas, luego continúe con un amiguito de siete al que empecé frotándole mi pene en su culo hasta que lo llegue a penetrar y finalmente termine teniendo relaciones sexuales con mi hermano quien me termino cogiendo y yo siendo su pasivo.

Cuando estaba en su cuarto en ocasiones me ponía delante suyo frente a la tv dándole la espalda, ambos estando desnudos recostados en su cama, el al tenerme así me comenzaba a puntear y yo al sentirlo solo quebraba mi cintura y pegaba más mi culo hacia el para que me penetrase fácilmente y cuando lo hacía y me comenzaba a coger yo dejaba de prestarle atención a la tele y solo me enfocaba en disfrutar la cogida que me estaba dando.

Cada que estábamos solo en casa éramos presas del deseo y la lujuria, primero era solo sexo y luego fueron besos y caricias mutuas.

La primera vez que nos besamos no me gustó tanto por el sabor de la saliva, pero después le agarre el gusto. Empezamos con besos normales y luego llegaron los besos con lengua.

Nos besábamos en pleno acto cuando me hacia la pose misionera y a la vez yo acariciaba su espalda.

En una oportunidad me llegue a poner el medio fondo de la falda de mi mama. Fue un sábado en la mañana, me metí a su cuarto me quita la ropa y me la puse, al tenerla puesta me sentí fresco, sentía mi culito bien fresquito y esa sensación placentera por no llevar trusa me produjo también una pequeña erección, cogí otro de sus fondos y me lo puse en la cabeza como si fuera cabello largo, salí de mi cuarto y fui a ver a mi hermano quien al verme solo sonrió y me dijo.

El: para que te pones eso

Yo: porque me gusta

El solo me miraba de pies a cabeza

Me entraron ganas de miccionar en ese momento

Yo: Voy a orinar sentado

El me siguió y se quedó mirándome mientras yo miccionaba sentado en la tasa del inodoro con la falda levantada, me sentí como una mujer en ese momento. Cuando termine y me baje la falda mi hermano me dijo.

El: ya sácate eso.

Yo: por qué?

El: los hombres no se visten así, si te ve mi papa te va a pegar

Yo: ya me voy a sacar

El me saco el que llevaba en la cabeza y yo envés de bajarme el fondo me lo subí hasta mis pechos quedándome como si fuese un babydoll. Al hacerlo le dije cógeme así, el de inmediato saco su pene y me comenzó a coger luego me saco el fondo dejándome desnudo y solo con mis sandalias puestas y me siguió cogiendo.

Había ocasiones en las que nos venían a buscar ya sea su amigo o mi amigo con el que había empezado todo. Tocaban la puerta y preferíamos coger antes que atenderlos, en otras ocasiones tocaban y gritaban con tanta insistencia que interrumpíamos el acto sexual, yo me ponía solo un polo quedando desnudo de la cintura para abajo, me asomaba a la ventana y les decía que ya iba a salir que estábamos ocupados haciendo tareas, ni bien oían eso y se iban yo cerraba la ventana y de inmediato me quitaba el polo quedando nuevamente desnudo, no esperaba llegar al cuarto para quitármelo, y estando ya desnudo me iba nuevamente al cuarto con mi hermano a seguir recibiendo pene por mi culo que tanto me gustaba que él me de.

Todo era sexo anal, nunca hubo sexo oral, no chupe su pene ni el mío y mucho menos me lamio el culo.

Lo que teníamos era un secreto entre los dos, que se quedaba entre las cuatro paredes de nuestra casa.

En casa, a solas, en la ausencia de nuestros padres, éramos dos amantes, pero al salir de casa, de la puerta para afuera, éramos un niño y un adolescente más como los demás amigos de nuestro barrio, cada uno con su grupo de amigos de lo más normal sin levantar sospechas.

Cuando ya tenía diez años recuerdo que me gustaba gemir mientras mi hermano me cogía, eran gemidos de puro placer, no eran gemido exagerados eras suaves como un susurro, ni bien me lo empezaba a meter y lo sentía entrando en mí, alojándose en lo más profundo de mis ser y fregándose contra las paredes de mi recto, yo empezaba diciendo ahh y cuando ya lo tenía todo dentro y empezaba el mete y saca comenzaba a decir ay, ay, ay, ay despacio, ay, ay ay. Todo con una vos muy baja como un susurro ay, asi, despacio” lo decía como si le estuviese suplicando que no me lastimase y obvio no era eso, era solo el placer por estar siendo penetrado, era ese placer el que se apoderaba de mí y mi voluntad haciéndome decir esas palabras una y otras vez.

Yo: ay, ay ay, ay despacio ay ay ayay

El solo decía el típico ah! que rico

Mientras el me cogía yo a la vez también me iba masturbando y seguía con mis gemidos, con mis falsos quejidos.

Yo: ay ay ay ay

Y así hasta que se venía dentro de mí, cuando se quedaba quieto dejándomelo bien clavado, señal de que ya estaba eyaculando, yo dejaba de masturbarme y solo decía humm.

También cabalgaba en su pene y así como hice con mi amiguito de siete él me hacía acostarme sobre su pecho cuando estaba de espaldas a él con su pene metido en mi culito, así seguía el mete y saca. Yo ahí solo gemía de placer.

Yo: ay ay ay

En una oportunidad en la que me estaba cogiendo en esa posición le pregunte

Yo: ¿Andrés, te gusta cógeme?

El sin dejar de cogerme contesto.

El: si

El: ¿y a ti, te gusta que te coja?

Yo: si

Y seguimos así dejándonos llevar por el placer, el acariciaba mi cuerpo de niño pre adolescente (yo ya no era un niño que pensaba en jugar con juguetes y creaba historias con muñequitos, yo ya estaba familiarizado con el sexo), lo recorría con sus manos acariciándome suavemente sintiendo mi suave y delicada piel de niño aún sin un solo bello. Mientras me acariciaba yo por momentos movía mi culo para que me entre más su pene.

Si nuestros padres tenían alguna reunión y salían por las noches nos dormíamos en la misma cama. Ellos antes de irse nos decían que echáramos llave a la puerta y no le abriésemos a nadie. Ellos mismos le decían a mi hermano que si yo tenía miedo de quedarme solo, ya que no iban a estar ellos, que me deje dormir con él y que encerremos el cuarto y no abramos. Cuando oíamos esto nos alegrábamos, era lo mejor para nosotros. Ni bien se iban me iba a su cuarto y luego de desnudarnos empezábamos a coger  hasta quedar satisfechos para luego dormir abrazados. Si llegaban en la madrugada solían tocar la puerta del cuarto de mi hermano haciendo que nos despertásemos, al despertar el que hablaba era mi hermano, él les decía que yo estaba dormido así es que ya no molestaban más y se iban a descansar a su habitación mientras ambos estábamos desnudos bajo las sabanas.