Mi primera ves con mi nuevo Amigo Juan III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
7:00 am desperté, mi mente empezó a traer dulces recuerdo de la noche maravillosa, donde fui suyo, mi cuerpo desnudo se estiro, primero los brazos arqueándolos hacia arriba luego la pelvis y las piernas, sentía mi hoyito un poco abierto y húmedo por dentro, una muy rica sensación. La luz de esa mañana que entraba por la ventana cubierta de una fina cortina azul con figuran estampadas en blanco ya inundaba mi habitación, un cuarto grande, donde el silencio de mis muebles eran el perfecto.
Abrí mis ojos soñoliento y lo ves allí su cuerpo como Dios lo trajo al mundo, desnudo, muy poco marcado, de lado hacia mí, sus rodillas encogida en posición prenatal, sus manos entre las piernas, no permitiendo ver el instrumento que entro en mis entrañas, su piel suave, blanca, un Ángel caído del cielo sin alas, dormido con una hermosa sonrisa en su cara, un pelo rubio dorado como el sol de ese dulce amanecer.
Ahora fui yo el que empezó con el juego, tome la iniciativa de acariciarle su hermosa cabellera rubia dorada, con mis dedos, al poco tiempo abrió sus ojos verde agua y me miro tiernamente, una espléndida sonrisa salió de sus labios, yo le de volví la mirada y la sonrisa, pero con una gran picardía bajando mi mano hasta sus ojos y con los dedos se los cerré suavemente, el intentaba abrirlos pero yo insistía para que entendiera que quería que pareciera estar dormido como yo en la noche …
Ya captando la idea me acerque, se dejó seducir por mí, con un tierno beso donde se fundieron nuestros labios, mi lengua entro en su boca en contraendose con la suya, ligeros movimiento circulares que hacía que los pelitos de mis brazos se pararan, un pequeño susto en la boca de mi estómago como si hubieran miles mariposas, el acelerar de mis latidos predecían lo que iba a pasar.
Me pose encima de él, quedando nuestros cuerpos desnudos piel con piel, con mis manos acariciaba su pelo mientras nuestras lenguas sumergidas en el más profundo y sensual beso, empezaba a calentar esa fría mañana, poso sus manos sobre mi espaldas acariciándolas de arriba abajo en forma de contraste, hasta llegar a mis pequeños y casis planos glúteos aterciopelados por una muy fina capa de bellos castaño claro, lo cual amasaba uno primero y luego el otro, las dos manos sobre ellos los apretó firmemente los abrío, dejando al descubierto mi pequeño hoyito, el cual con su dedo grosero (el del medio) empezó a masajear suavemente, lo cual hizo que mi beso tomaran aún más pasión desenfrenada…
Al sentir esa pasión, pare mi lengua despegando mis labios de los suyos, tomando sus brazos, los quite de mis nalgas, trayéndolos hasta la altura de su pecho sujetándolos por la muñeca, incline mi torso, retrae mis piernas quedando sentado con un total dominio de su cuerpo, abrió sus lindos ojos mostrando su cara un gesto de incertidumbre y susto inesperado por tan hábil maniobra, lo cual respondí acercando mi boca a su oído y susurrarle muy pícaramente, tranquilo no temas este es tu momento no el mío…
El respondió con una risa algo nerviosa y corta, ya que pose mis labios en su cuello a la altura de su vena que se le marcaba intensamente por la excitación que sentía, aproveche de chuparla y darles leves mordisco hasta marcarlo y hacerle un pequeño chupón o moretón, que luego me recriminaría, pero bien que lo estaba gozado porque su cuerpo se estremecía, al mismo tiempo susurraba que parara mientras lo hacía.
Aun sujetando sus muñecas firme con mis manos, baje mi cuerpo un poco quedando sentando otra ves y mis nalgas entre su miembro justo en mi raja, mi juego dominante pasaría ahora a su pecho donde sus bien erectas tetilla redondas rosaditas eran mi blanco de ataque y seducción, con la punta de mi lengua empecé hacer pequeños círculos en su aureola, lo cual al cerrar concluía con un suave lenguazo, para ser succionado por mi boca, mordida y jalada tiernamente por mis dientes, lo cual agradecía con fuertes gemidos y suplicando por Dios que parara, a lo que no le haría ni puto caso…
Ese era mi momento, de volverlo loco de éxtasis, como el que me hizo en la noche, así que mi lengua recorría todo su pecho, subía hasta sus axilas, cuello, oreja, labios, el trataba con ligeros movimientos de soltar sus brazos, y tomar el control, pero eran infructuoso ya que por ser un poco más fuerte y en la posición que me encontraba no se lo permitía.
Hasta que tuve que soltarlo para bajar mi cuerpo posicionarlo a su lado llevando mi cabeza a la altura de su poco marcado abdomen y así pudiera mi lengua llegar a su ombligo, una de su mano ya suelta se posesiono en mi cabellera negra azabache, sujetando firme un mechón de pelo que enredo entre sus dedos, la otra fue a parar entre su tronco empalmado tratando de llevarlo hasta mi boca e insinuar, sacando de su capuchón su glande, lo que bien seguiría a continuación.
Baje mi cara acariciándola por ese caminito de vello corto rubio, donde se expandía rodeando su muy endurecido pene, cuyas venas parecían reventar de la cantidad de sangre que habría allí para tal fin… tiene un guevo de 12 cm, blanco crema, hermoso mástil muy recto perfecto, sin ninguna curvatura, su glande con forma de hongo, de un tono rosado que al final era marcado con una línea roja…
Ya mi cara en su pelvis, él soltó mi cabello de entre sus dedos para hacer dulces caricias en mi cachete, yo tomaba su tronco empalmado con la mía, comencé a hacerle una tierna paja la cual él acompaño con movimiento de subir y bajar la caderas al rimo contraste de la paja que le hacía, yo bajaba mi mano él subía, yo subía y el bajaba, introdujo su dedo en mi boca para que se lo chupara, su gemidos de placer empezaron hacer más sonoros, solo podía balbucear pequeñas frases de suplicas pidiendo que me la metiera en la boca, que se la comiera, ¡¡¡Chúpala!!! Por faaaa…
Estiro sus piernas al máximo, engarroto sus dedos de los pies, un olor ya conocido inundo mi olfato, una especie de feromona varonil muy afrodisiaco que hechizaba mi sentido que provenía de su guevo cada vez que al bajar suavemente todo su cuero, de la punta del glande salía cada vez que hacia ese movimiento una gota de un líquido cristalino, algo pegajosa, que corría hasta mi dedos, humedeciendo toda esa área, facilitando el correr de su cuero que la cubre.
Tan afrodisiaco era ese olor, que hizo sucumbir mi juego de seducción al cual tenía a Juan, el cual era someterlo hasta máximo placer y dulce lujuria incontenible, (del que se quiere y no se puede mamar su verga cuando se pajea y piensas en un chico… … esa misma lujuria que yo sentía en mis más ricas masturbaciones en solitario en esta misma cama, asfixiado por ese mismo olor enloquecedor que se queda impregnado en el bóxer usado a la altura donde posa el pene, colocado entre mi nariz y mi boca, donde solo ese bóxer era el cómplice de mis fantasías más íntimas.)
Así que me levante, abrí sus piernas con mis manos me puse de rodillas entre ellas baje mi cara hasta la punta de glande, baje todo su cuero llevando hasta el fondo de su palo empalmado, haciendo que otra gota de ese néctar cristalino saliera, saque mi lengua y con la punta de ella rose su glande desde su frenillo hacía la punta de su raja probando ese dulce amargo néctar en mi palar, néctar de dioses que hizo de mi de nuevo enloquecer, para abrir mi boca y empezar tragarme su guevo, poco a poco, el susurro “al fin” seguido de gemido, y suaves espasmo de su abdomen, que yo le estaba produciendo por tan rica mamada que le daba y di por satisfecho mi juego dominador.
Juego que aunque yo ya satisfecho no concluiría allí, ya que más adelante habrá que retomar…
Comencé a comerme por primera vez para mí y para el su polla, estaba rompiendo nuestra virginidad oral en ese acto, las ganas que teníamos de eso nos llevó a experimentar todo, le chupaba su glande, le pasaba mi lengua por todo su alrededor, me lo tragaba hasta el fondo y hacerme hogar, me lo estrujaba por toda la cara, daba suave golpes con el en mi cachetes y también sacando mi lengua para hacerme sentir su dureza, lo masturbaba con mi boca, se la escupía lo limpiaba y luego saboreaba mi saliva, no había ninguna parte de su verga que mi lengua no pasara, sujetaba mi cabeza firme con ambas manos y follaba mi boca hasta un punto cuando la tenía bien metía en mi boca se detenía y con una maldad seductora me la afincaba hasta mi garganta profunda, no dejando que me la sacara tratando le ventar mi cabeza y ahogando mi respiración por unos segundos, cosa que no me disgustaban mas bien me llenaban más de excitación que hacía que me volviera a tragársela toda y se lubricara de full baba salivante mezclada con su dulce néctar de pre cum que soltaba a chorro.
Pare porque ya era una piscina de saliva dentro de mi boca y su pene no me dejaba tragar, estaba mojada ambos lado mi cara, y alrededor de su pene, tome su bóxer amarillo que se encontraba justo al lado, (de lo que había pasado la noche anterior), cerca de mi mano, limpie mi cara el exceso de humedad como de su palo, aproveche de limpiar sus huevos que guindaban como nueces cubiertas por una muy fina bolsa escrotal que apenas se le notaba uno que otro pelo, resguardadas en la palma de mi mano.
Cuando sujetándolas muy sutilmente con mi mano apartes sus bolas para limpiar la parte posterior de ellas, el hizo un movimientos de sus pies, flexionando las rodillas hacia sus pecho y sujetando sus muslos con cada mano, haciendo la llamada posición del pollo asado, dejando ver y clavando mi mirada alucinante en su hermoso orificio cubierto de un pequeño cumulo de vellos dorados alrededor, pase su bóxer por esa zona como el que no quiera, lo cual hizo que soltara un fuerte gemido de placer, solté el bóxer puse mi pulgar en centro de ese hoyito presione un poco y comencé hacer pequeños círculos, levante mi mirada hacia su cara para ver los gesto faciales que hacia… se mordía sus carnosos labios de rojizo pálido, fruñía sus pobladas cejas afincando sus parpados entre si marcando unas alargadas pestañas, mostrando un pequeño gesto de dolor con placer, para cuando ya mi dedo empezó a penetrar.
Su culito pedía a grito tragarse entero mi dedo y todo lo que allí pusiera a lo que muy amablemente empecé a complacer, saque mi dedo gordo y gimió, lleve mi dedo índice y medio a mi boca para lubricarlo con saliva, fui introduciendo ambos lentamente, no apartaba mi mirada de su cara para detallar sus gesto y medir en algo el grado de dolor o placer que le estaba proporcionando en ese momento, ya en la mitad de ello, saco su lengua saboreando sus labios por todo alrededor y relajo sus cejas, preparándose para la otra mitad levanto un poco más su pelvis permitiendo mayor facilidad la entrado completa de mis dedos, un afincar de mi dedos con un ligero giro, hizo hacerle decir “que rico lo que estás haciendo”. Me estaba cogiendo su ano literalmente con mis dos dedos era un mete y saca, en tan solo un ínstate de ese transcurrir me pidió con una mirada penetrante de locura tierna en un tono de voz suplicante moribundo que lo que quería sentir era mi guevo dentro.
Volví a sentir el placer dominante de mi juego seductor, tome sus piernas por las pantorrillas y las coloque en mis hombros haciendo un poco de palanca y tomándolo por su cintura lo arrime más hacia mí, quedando bien enfilando la punta mi endurecido pene en la entrada de su culito, coloque una almohada debajo entre su espalda baja y de su glúteos, tome de nuevo sus piernas las baje de mi hombros y se las arrime los mas que pude hacia su pecho sujetándolo por las planta de los pies, permitiendo una excelente posición visual de su agujero, el seguía suplicando con cara de niño lindo regañado “ya por fa mételo”, no lo complací, tome mi pene con una mano lo pele un poco, lo escupí en para lubricarlo y empecé a pasárselo de arriba abajo por toda su raya entre nalgas, cada vez que la punta tocaba su hoyo se estremecía, decía cógeme, ignoraba su petición seguía mi juego, colocando la puntica nada más y apenas afincaba lo que solo permita entrar unos milímetros de la cabeza, permanecía inmóvil unos segundo en esa posición y luego lo retiraba lo que enseguida gritaba un “noooo” desilusionador… repetí la operación, pero esta vez deje entra casi toda la cabeza solo el borde del glande era el límite, su respuesta no se hizo esperar lo quiero todo., se la saque, “no me hagas suplicar más” “deseo ya ser tu yo” palabras que me conmovieron y aceptar su petición.
Tome mi guevo los descapuche completo, lo puse en la entrada de su orificio y empecé a empujar fuertemente mi pelvis hacía el, iba entrando con mucha suavidad y soltura por lo bien lubricado que tenía su ano por mi saliva, le miraba su cara era un poema, salía de su boca media abierta jadeos de placer, su cuerpo estallaba de tiernos espasmos musculares, me sorprendió ver salir una tierna lagrima de su ojos que se deslizó hasta desaparecer, ( no sé si fue de felicidad, dolor o placer). Hasta el fondo lo metí, mis bolas pegadas a su glúteos, indicaban lo bien clavo que lo tenía, aguante un rato para asimilar ese cosquilleo que iba sintiendo mi pene cuando perforaba y se entendía por toda mi espina dorsal, la nuca hasta replegarse por los pelos de mi cabeza en cuestión de segundos como si todo estuviera conectado.
Comencé a bombear airosamente, en un mete y saca desenfrenado, el comenzaba a mover sus caderas a contra ritmo y movimientos semi circulares de cadera, nuestra reparación se aceleró, mi guevo sentía el abrazo fuerte de su culito cuando lo apretaba voluntariamente para sentirlo más, el cosquilleo era ricamente inaguantable hasta hacerme estallar algo dentro que sentí como humedeció todo, gritando un gemido de aaassssss placentero parando de inmediato mi brutal investida a su culito. Mi cuerpo perdió toda fuerza, apenas podía respirar dejándome caer sobre el, me entrelazo con sus pies para evitar la salida de miembro cosa que no pudo lograr por su rápida flacidez, me abrazo, acaricio mi cabello, y me dio un tierno beso para quedar allí juntos unos minutos.
7:30 am marcaba la alarma de mi reloj con su sonido estruendorozó y horrible, marcando la hora de iniciar los preparativos matutinos de arreglase para ir al cole. Acabando con la magia que dulcemente cubría nuestros cuerpos desnudos en la cama desarregla. He iniciado una pesadilla que se avecinaba en mi futuro reciente.
¿Qué ironía de la vida maldito destino? del cielo al infierno en cuestión de horas…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!