Mi Primera Vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por carlos.cifuentes280.
Hola de nuevo… Soy el Autor de la serie de relatos “Soy el Menor” y esta historia es de cuando perdí mi virginidad.
Esto pasó cuando tenía 13, casi 14 años. Era un jovencito un poco tímido y con mucha energía, por lo cual mi padre creyó que para sociabilizar más y gastar el exceso de energía, sería bueno meterme en una compañía de scouts. Mi colegio tenía una (mi colegio es solo de hombres y tiene cursos desde 7mo básico a 4to medio… que serían desde los 11 años… hasta los 18) así que me inscribí en ese grupo.
Yo estaba muy emocionado y asustado a la vez, me costaba entablar conversaciones con gente que no conocía… pero pasó el tiempo y me hice amigo de varios niños… de todas las edades. Cuando ya llevaba cerca de 6 meses en el grupo, fue el momento de la excursión de invierno. Un campamento en una parte del sur del país, donde era tradición ir; en ese lugar se hacía la iniciación a la “manada”, se enseñaba a encender fuego, entre otras cosas típicas de los scouts.
Mi padre era reacio a dejarme ir (porque era su hijo menor) pero al verme tan emocionado cedió y me dejo participar. Alisté mis cosas y excitado por el viaje me subí al bus. Ya en el bus el líder de la “manada” nos dio las instrucciones y un gran bla bla… hasta que llegó a la parte que concierne a esta historia… Quien dormiría con quien en las carpas (tiendas de campaña). Nos separaron en carpas de 5 personas, uno a cargo (uno de los mayores) y el resto de diferentes edades. Ahí fue cuando conocí a Mario, un niño de 11 años, de pelo rubio, gordito… debe haber medido un metro y medio, ojos café claro y unas mejillas coloradas. También estaba David de 12 años, de pelo café claro, ojos café oscuro… también debe haber medido un metro y medio, pero él era flaquito. Arturo de mi misma edad (13), pelo oscuro… casi negro, era más alto que yo… yo creo que 1.70… con una panza prominente (pero no era gordo xD! Solo tenía gran panza) y una gran espalda… ojos oscuros… Y por último Christian de 17, era un mastodonte de 1.80 de brazos gruesos, piernas gruesas, gran espalda y una gran panza… tenía el pelo colorín y los ojos como medios verdes… al parecer era jugador de rugby en una liga cerca de su casa.
Yo en ese tiempo medía 1.60 (lo se… no he crecido tanto desde ese tiempo xD!) y era flaco… mucho más flaco de lo que soy ahora xD!
Bueno… llegamos al lugar del camping y empezamos a poner todo a punto para poder acomodarnos bien. Hicimos las carpas y arreglamos un lugar para poner el fuego… En la excursión éramos 40 niños, divididos en 8 carpas, las cuales estaban esparcidas a diferentes distancias las unas con las otras… pero todas cerca de un gran fogón común, lo que permitía cierta privacidad a cada carpa. La excursión duraría 7 días.
Los primeros días no pasó nada en tema sexual, habían escapadas “secretas” de algunos (siempre solos xD!) donde se masturbaban en el bosque. Yo a mis dulce 13 años ya me masturbaba… hace harto tiempo (empecé a los 9 xD! Soy un pervertido :$) así que todos los días me escapaba a la privacidad del bosque a soltar mi leche virginal. La noche del tercer día mi grupo se fue a la carpa… eran cerca de las 1 A.M. y nos dispusimos a dormir… pero nadie tenía sueño… Chris tomó la palabra y nos dijo:
C: Me mandaron a decir los líderes que sus escapadas “secretas” no son tan secretas, que no les molesta que lo hagan pero que no se vayan tan lejos; que un niño de una de las otras carpas se fue muy lejos y anduvo perdido cerca de dos horas en el bosque – el resto se empezó a reír, hasta que Mario dijo
M: Que escapadas secretas? – Todos nos lo quedamos mirando
A: Se van al bosque a apuñalarse la guata (estomago) – Todos reímos, pero Mario seguía con cara de no entender nada
Y: Van a jugar con la Manuela Palma Callosa – Dije yo y todos reímos de nuevo, pero Mario aun no entendía
C: Se van a pajear – Dijo por fin Chris con una sonrisa – Sabes lo que es pajearse?
M: No, que es eso? – Preguntó Mario inocentemente todo colorado por la vergüenza de ser el único que no sabía sobre el tema
Y: Es masturbarse, acariciarse el pene con las manos
M: Y eso cómo se hace?
C: Tomas tu pene y mueves la piel que recubre la cabeza de arriba abajo – Dijo Chris mostrándole el movimiento a Mario, como si estuviera masturbando un pene imaginario
Mario asintió con la cabeza y no se habló más del tema, así que nos pusimos a dormir.
Al otro día todo siguió normal hasta después de la hora de almuerzo. Yo fui a caminar un rato por los bosques hasta que me entraron ganas de mear. Estaba ni cerca ni lejos del campamento cuando encontré un árbol y me dispuse a hacer mi tarea xD!… Estaba guardándome mi herramienta cuando escuche un gemidito ahogado, esbocé una sonrisa pensando que había pillado a alguno de los otros niños pajeandose… Yo ya tenía la sospecha que era gay y últimamente intentaba poder ver penes donde pudiera, así que pensé que sería una imagen imborrable si veía a otro niño masturbándose. Así que me acerqué sigilosamente hasta donde se escuchaba el sonido. Tenía dos grandes árboles frente a mí y los gemiditos se escuchaban detrás de estos, por entre medio de ambos había una pequeña separación por la cual pude ver un pelo rubio, no pensé nada en ese momento, sólo me asomé por un costado para ver quién era.
Ahí estaba el rellenito y coloradito Mario, sentado en el suelo, con los pantalones y su calzoncito azul en los tobillos, con su puño izquierdo cerrado sobre su entrepierna, haciendo pequeños movimientos ascendentes y descendentes. Tenía los ojos cerrados y parecía estar disfrutando de lo que hacía, pasaron un par de minutos, se estremeció un poco y dio un “Ahh” ahogado. Al abrir los ojos me vió, se asustó e intentó subirse la ropa. Yo tenía mi mano encima de mi pene y me lo apretaba con fuerza. Él sólo se arregló la ropa, me miró de nuevo (sobre todo a la altura de mi pene) y salió corriendo de vuelta al camping. Yo estaba a full en ese momento, si bien no había visto literalmente nada (ya que nunca vi su pene mientras se masturbaba y cuando se vistió se estaba tapando) necesitaba masturbarme para sacarme la calentura, así que ahí mismo donde lo pillé a él, me senté yo y empecé a masturbarme. En ese tiempo mi pene medía unos 14 cm yo creo, y era casi tan grueso como lo tengo ahora. Me masturbé cerca de 20 minutos hasta que solté mis chorros sobre el suelo lleno de agujas de pino. Me arreglé e inicié mi camino de vuelta al camping, llegué cerca de las 4 P.M al camping, un poco cansado así que me dirigí a la carpa a acostarme un rato. Pasaron unos cuantos minutos y Arturo me vino a buscar para decirme si quería ir a jugar futbol, que iban a hacer un gran partido con todos los de la excursión, a lo cual le dije que estaba cansado por tanto caminar, me dijo que estaba cruzando el río, que ahí habían encontrado una gran planicie para jugar, le dije que si estaba descansado quizás iría. El lugar en cuestión estaba relativamente lejos, como a 30 minutos caminando.
Arturo se fue y yo me recosté y cerré los ojos. Pasaron cerca de 10 minutos y sentí que la carpa se abrió. Sentí movimiento dentro de esta y luego, silencio. Pensé que Arturo o alguno de los otros se había olvidado de algo y lo había venido a buscar, así que no lo tomé en cuenta y seguí dormitando. 5 minutos pasaron y sentí un pequeño movimiento y una presión en mi paquete, no dije nada y me hice el dormido… quería ver hasta qué punto el misterioso tocador seguiría. Un par de minutos más y sentí un leve apretón, mi pene empezó a reaccionar. Silencio. Un par de minutos más y otro apretón, seguido por la otra mano que se metió entre mis piernas para tocarme las bolas. Yo andaba con un pantalón corto de tela delgada. Un minuto después, empezó a masajearme el pene con una mano y las bolas con la otra. A estas alturas mi pene ya estaba al 100%, sentía que mi prepucio estaba bien atrás (en ese tiempo aun no me operaban) y mi pene babeaba sobre mi estómago.
Después, nada. Por un largo rato no sentí nada más, pero sabía que el niño seguía al lado mío porque nunca lo escuché salir. Luego pasó algo que no esperaba, sentí el botón de mi pantalón soltarse y que el cierre se bajaba. Mi corazón latía a mil. Luego, sentí el elástico de mi bóxer siendo estirado, y una mano traviesa se infiltró para dar una suave caricia a mi pene. Luego otra, hasta que esa mano traviesa se atrevió a más y me empezó a masturbar despacito y lentito. Me sentía en el cielo, me perdí en la sensación exquisita de que otra persona manipule tu herramienta de placer. Estaba tan encerrado en mi éxtasis que no me di cuenta cuando solté un pequeño gemido. Las manos se detuvieron. En ese momento abrí mis ojos. Ahí estaba él, con su cara de terror, todo colorado, con su pantalón abierto y mostrando su calzoncito azul, el cual tenía una gotita de un azul más oscuro. Mario me miraba con terror, me soltó mi pene y se estaba disponiendo a salir corriendo cuando le tomé de la mano.
Y: No, no te asustes… Estaba rico lo que me hacías
M: … – Él sólo me miraba asustado, mientras que sus ojitos café clarito se empezaron a aguar
Y: No, no llores… No le diré a nadie – Ahí sus ojos brillaron con ese brillo característico de la esperanza y el alivio – Si quieres sigues, lo hacías muy bien
Él se restregó los ojos con la manga de su polera y me regaló una linda sonrisa. Su manita volvió a mi pene y siguió con su masaje de arriba abajo. Yo me bajé más la ropa para darle más espacio.
Estuvimos así por unos minutos hasta que me percaté de su calzoncito tipo slip que ya tenía una gotita de líquido claro asomándose por entre la tela. Ahí lo hice parar y le dije:
Y: Porqué no me dejas que me ponga más cómodo – Él asintió, y acto seguido y me empecé a desnudar, hasta que quedé desnudo – Tú también ponte cómodo – Y le guiñé un ojo
Él se empezó a desvestir, sin quitarme un ojo de encima. Yo lo miraba con lujuria, mientras él se sacaba la polera con un poco de vergüenza. Ahí vi su pecho y pancita, tenía unas pequeñas tetitas con un pezón chiquitito y medio rosado, y una panza muy tiernecita. Luego, se quitó el pantalón, dejándome ver un culito apretadito y grande. Al fin se sacó el slip azul, sin antes taparse con una de sus manitas su pene.
Yo estaba excitadísimo, mi pene babeaba y daba saltitos, me acerqué a él y le dije:
Y: Ven, acércate, déjame ver que escondes bajo esa manito
Le tomé suavemente su manito izquierda y el dejó de taparse. Ahí vi la maravilla más hermosa, tierna y exquisita que había visto en mis cortos años de vida. Un penecito erecto de unos 6cm un poco más grueso que un pulgar de la mano, unas bolitas relativamente grandes para su edad que le colgaban harto. Sobre su penecito se veían los primeros signos de la pubertad que se acercaba, unos pelitos cortitos medios rubiecitos. Nos sentamos uno al lado del otro y él siguió masturbándome, yo tomé su prepucio que cubría toda la cabecita de su pene y lo descubrí, un glande rosadito y húmedo, grande para la proporción de su pene en general. Yo también lo empecé a masturbar, él gemía de placer con “Ahh” cortitos y apagados. Estuvimos así un par de minutos y quise aventurarme más, le saqué sus manos de mi pene, lo hice recostarse, y me tiré a lamer esa delicia que estaba frente a mis ojos. Primero di una lamida a su glande, en ese instante cerró los ojos y esbozó un “Ahh” en sus labios, pero no dijo nada. Después me metí todo su penecito y bolas a la boca, su “Ahh” ahogado al fin se liberó, sus manitos estaban en mi nuca y apretaban con fuerza. Un par de minutos y se escuchó un “Ahh” más fuerte e intenso que los otros y supe que había acabado. Una acabada de líquido pre seminal. Me miró con unos ojos abiertos a más no poder y una gran sonrisa en la cara. Al fin, después de todo esto, me dijo.
M: Eso estuvo muy rico, gracias – Y esbozo una tierna sonrisita
Y: Que bueno que te haya gustado – Le contesté pensando en que todo se había acabado, yo ya estaba satisfecho con la situación
M: Déjame hacerlo yo ahora – Y me hizo recostar
Yo estaba sorprendido y excitado a la vez, así que lo dejé hacer. Le expliqué como tenía que hacerlo y que le iba a avisar si es que iba a eyacular, al finalizar mis instrucciones, me tiró el prepucio hacia atrás y se tragó mi glande. Una explosión de electricidad me golpeó, y sentí el mayor placer que nunca en la vida había sentido. Pero no paró ahí, Mario quiso imitarme e intentó meterse todo mi pene en la boca, lo cual no pudo porque su boquita era muy chica para recibir el grosor de mi pene, pero empujaba su cara hacia mi pelvis con fuerza, sus ojitos le lloraban hasta que al fin se la sacó de la boca
M: La tienes bien grande, quiero tenerla como tú
Y: Cuando tengas mi edad, seguro que la tienes parecida
M: Ojalá – Y me dio otra sonrisa, me encantaba su sonrisa
Y: Ven, que quiero que hagamos algo
Él se levantó y le hice que se pusiera en posición de 69, él encima de mí. Volvió a mamarme mi pene (con cada vez más experticia) y yo empecé a lamerle sus bolitas. En la posición en la que estaba, su ano lo tenía literalmente frente a mis ojos, y mi calentura me llamaba a hacer hasta lo que nunca había pensado hacer. Dejé de chuparle las bolitas y saqué mi lengua y le di un gran lametón a su botoncito rosadito, él dio un saltito y siguió chupando mi pene con más ganas, tantas que su baba escurría por entre mis bolas y me humedecía el ano. Empecé a mamarle con más ganas su anito virgen y a juguetear con mis dedos. Metí uno, luego otro y luego otro, entraba y salían mis dedos. Luego, volvía a meter mi lengua lo más al fondo que podía, para volver a meter mis dedos otra vez. Mario gemía aún con mi pene dentro de su boquita calentita y húmeda. En un momento paró y me dijo.
M: Es tan rico cuando me metes tus dedos, méteme más adentro
Y: Te meto los dedos lo más adentro que puedo, tendría que meterte otra cosa más larga – Le dije con una malicia picara en mis ojos… Él al principio no entendió, pero un segundo después captó la idea, me dio una sonrisa y me dijo
M: Dale, pero despacito que la tienes grandota
Lo puse de espaldas al suelo y le levanté sus piernitas gorditas, puse mi pene en la entrada de su culito virgen y empecé a empujar lentamente. No necesité lubricación extra debido a mi jugueteo en su ano y a su baboseo en mi pene. La cabeza de mi pene entró sin ninguna dificultad, pero el tronco (el cual, si han leído mis otros relatos, es más grueso que mi glande) costó un poco más. Empujaba un poquito y paraba para ver si le dolía, pero siempre me dijo que no le dolía, era más como una molestia y muchas ganas de cagar. Así seguí hasta que entró la mitad. Ahí empecé a jugar con sus tetillas, se las mordía y pellizcaba y él gemía de placer. Cada tanto empujaba un poco más hasta que sentí mis bolas golpear con sus nalgas duras y grandes.
Él dio un gran gemido, yo paré un poco, y luego de un par de minutos le dije que me iba a mover. Empecé mi mete y saca, mientras Mario gemía como loco. Se agarraba de los sacos de dormir que estaban a la altura de su cabeza. Con el movimiento sus tetitas daban saltitos y su penecito se golpeaba con su panza, dejando un hilillo de líquido trasparente que partía en la parte baja de su panza y continuaba hasta la cabecita de su pene (el cual estaba totalmente descubierto a estas alturas). Estuvimos en eso mucho rato, hasta que ya sentía que me venía.
Y: Voy a acabar!!!
M: Tíramelo adentro no más – Me contestó entre gemidos
Aceleré mis movimientos, mientras que los gemidos de Mario se hacían cada vez más fuertes. Sentí como el semen subía por mis bolas hasta mi pene, y acabé ríos de leche en el culito virgen de Mario… Le debo haber soltado unos 6 o 7 chorros. Cuando iba por el 4to o 5to chorro, Mario empezó a jadear y a gemir con mucha más fuerza, su penecito daba grandes saltitos y sus bolitas subían y bajaban dentro de su escroto. Luego de un par de segundos dio un gran y sonoro “AHH!” y su pene empezó a soltar su primera eyaculación. Dos grandes chorros de un semen blanco más tirado a trasparente que cayeron en su gran pancita. Caliente por la imagen que acababa de ver, tome su primer semen con mi mano y me lo llevé a la boca, sin desperdiciar nada. Él me vio y dijo.
M: WOOOOW, eso estuvo la raja (genial), nunca me había salido eso antes… Yo también quiero probar el tuyo.
Y acto seguido se la saqué de su ano recién desvirgado, vi su ano abierto en una gran O, metí dos dedos y saqué una gran cantidad de mi semen y se lo llevé a la boca. Él lo degustó y me dijo.
M: Te sabe muy rico, para la otra me lo tiras en la boquita
Y sí que hubieron otras 😀 pero eso será para otro relato porque este salió muy largo.
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