Mi «primera» vez
Nunca pensé que, una vez siendo adulto, volvería a mantener algún tipo de relación sexual con otro hombre, hasta que el morbo y las ganas de vivir cosas nuevas me hicieron dar el paso.
Salí del gimnasio una fría mañana de diciembre agitando mi batido de proteinas como solía hacer la mayoría de los días, destrozado por el esfuerzo físico realizado momentos antes, ilusionado porque comenzaban mis vacaciones de invierno, excitado porque mi nuevo entrenador me había subido la dosis de testosterona para afrontar esa semana tan dura de entrenamientos que se esperaba por delante, aprovechando que no tenia que trabajar.
Soy un hombre casi casado, años en una relación idílica con una mujer maravillosa, planes de boda, lista de invitados, menú elegido, luna de miel en Tailandia, todo perfecto, genial, maravilloso. Dirijo un negocio para una empresa, me cuido, soy culto y tengo historias que contar, ya que vivo todas las aventuras que puedo. Desde fuera podría dar el aspecto de persona asentada, con su vida encaminada y sin necesidad de hacer locuras, pero una parte de mi necesitaba otro tipo de aventuras.
Llegué a casa, mi prometida estaba trabajando, así que antes de hacer la comida decidí bajar un poco mi excitación. Nunca he tenido problemas en masturbarme viendo porno gay. De pequeño, con ocho o nueve años, tuve una experiencia homosexual con un amigo y, aunque me encantan las mujeres y hasta ese momento no me había planteado nada con hombres, de vez en cuando me gusta recordar aquella situación viendo a dos tíos tocarse y hacerse mamadas mutuas.
Por esos entonces me encantaba ver videos de «understall», esto es, dos tíos que quedan en un baño público y comienzan a hacerse pajas por los huecos que hay en los cubículos de los urinarios públicos. Ya había visto todos los videos de esa categoría en Xvideos que, por desgracia, son pocos, así que empecé a indagar en Google a ver que mas podía encontrar con lo que satisfacer mis ansias onanistas. Al poco de buscar, caí en un foro en el que gente contaba sus experiencias haciendo understall y casualmente, este foro, tenía un subforo de cruising.
Al momento quedé prendado de este foro, mas por curiosidad que por otra cosa, veía donde quedaba la gente, que solían hacer, qué historias contaban y terminé en el cuarto de baño varias veces a lo largo de la mañana masturbándome hasta correrme con el morbo de las situaciones que relataban.
Esa misma tarde, aprovechando que mi pareja iba a visitar a su familia, aproveché para ir a hacer compras navideñas. No tenía muy claro lo que iba a regalar a mi familia, así que decidí acercarme a un Corte Inglés a ver que se me ocurría. Llevaba un buen rato dando vueltas, estaba contento porque ya tenía casi decididos los regalos, y al pasar por el área de ropa interior masculina me acordé del foro. -¿Y si hubiera por aquí cerca alguien de ese foro?- pensé, e inmediatamente el morbo se apoderó de mi. Saqué el teléfono con rapidez, me metí en el foro y empecé a leer los post, buscando alguno por la zona. Mi corazón dio un vuelco al leer el siguiente hilo: «Mamo polla en los baños del Corte Ingles de Princesa». No solo estábamos en la misma zona, sino que estábamos bajo el mismo techo.
Empecé a ponerme muy nervioso, estaba a punto de casarme, pero necesitaba vivir eso; saber, o mas bien recordar qué se siente cuando un tío te la chupa, sabía que estaba mal, «vete a casa» me decía, pero no era capaz de dejar de mirar ese post en ese foro… -De perdidos al río- pensé. Me hice una cuenta lo mas rápido que pude, le mandé un mensaje privado, la conversación fue así:
-Hola, yo también estoy por el Corte Inglés, ¿Dónde quedamos?
-¿Como eres?
-Moreno, deportista, con barba… es la primera vez que hago esto.
-Baños 5º piso ahora.
Estaba super nervioso, una parte de mi me gritaba que me fuera, que me diera la vuelta y me largara, pero no lo hice. Subí por las escaleras mecánicas hasta llegar al quinto piso, estaba muy poco concurrido, se ve que mi «compañero» conocía bien la zona, di una vuelta hasta localizar los baños. Entré y esperé sin saber muy bien qué hacer.
A los pocos segundos, que para mí fueron interminables, entró un chico con barbita, llevaba el uniforme de trabajo, trabajaba allí, nos miramos unos segundos y me hizo una seña de que le siguiera. Se metió en uno de los cuartos de baño, yo le seguí.
Sin mediar palabra se sentó en el WC, yo me puse frente a él, no sabía muy bien que hacer o decir, así que me desabroché los pantalones, él me ayudó a bajármelos hasta mitad del muslo, el me la miró no la tenía dura pero me pareció que le gustó lo que estaba viendo, me miró a los ojos, la agarró, y se la llevó a la boca sin mediar palabra alguna. Succionaba en cada ida y venida con muchas ganas, yo estaba un poco en shock por la energía con la que había empezado a chupármela, en menos de un minuto la tenía dura como una piedra y el hacia todo lo posible por intentar tragársela entera. Cuando notó que mi rabo ya estaba en su máximo esplendor se la sacó de la boca y comenzó a pajearme mientras me chupaba los huevos y me miraba a la cara, vió mi cara de placer y sonrió pícaramente.
Pasados unos segundos, se la metió de nuevo a la boca y empezó a bajarse los pantalones lentamente y dejó al descubierto su rabo, más pequeño que el mío, aunque más gordo, comenzó a sobárselo poco a poco. Yo estaba a mil, estaba tan cachondo que quería tocarle la polla y recordar lo que era tener otra polla entre las manos. Intenté acercar mi mano a su miembro pero, apartó mi mano, mientras negaba con la cabeza y mi polla en su boca, sinceramente se la habría chupado si me hubiera dejado.
Seguimos así, cada vez el me la chupaba con mas énfasis, y yo cada vez me soltaba mas, le agarraba la cabeza, le follaba la boca hasta llegar a su garganta, me encantaba notar el final de su boca y su nariz rozando mi vientre, hasta que comencé a notar que mi cuerpo se tensaba, me iba a correr. Susurré un vergonzoso «me corro», lo aguanté todo lo que pude envistiéndole la boca hasta que empecé a llenarle la boca de semen, jamás me había corrido tanto solté como doce o trece chorros de semen, con sus respectivas descargas de placer en mi cuerpo, una corrida memorable que mi compañero no desaprovechó en absoluto y recibió en su boca de principio a fin. Al terminar escupió todo mi semen en varias tiras de papel higiénico, y me dijo: «eres lechero ¿eh?» Sonreí mientras me limpiaba el miembro con papel, me subí los pantalones y me di la vuelta para irme, la culpa se estaba apoderando de mí. Antes de abrir la puerta él se levantó, me tocó el culo y me dijo: «otro día te traes un condón y me la clavas por atrás».
Le sonreí y me fui lo más rápido posible sin mirar atrás, nunca más volví a repetir… Aunque nunca se sabe cuando el morbo se volverá a hacer dueño de mis actos.
buen relato amigo y que valor, yo igual he querido experimentar como activo pero cuando tuve la oportunidad me acovarde, espero algun dia salir de dudas y hacerlo para saber si me queda gustando o lo dejo ahi.