Mi primera vez 2: sexo oral
La continuación de mis clases con mi tio.
Después de enseñarme las delicias de la masturbación, mi tío L decidió enseñarme nuevas formas de placer.
Cada que iba a casa de la tía-abuela siempre corría arriba a buscar a mi tío L con el fin de «jugar» con él. Pero supongo que después de mucho ya para él era aburrido que yo llegara a hacerle la masturbación, y hacer que me tocara se empezó a volver más difícil. Yo no entendía la razón.
Un día llegué y él ya había empezado su juego, me vió, no me dijo nada así que me acerqué como de costumbre y me dijo que si lo quería que tenía que aprender más cosas. Entoces me mostró una revista porno donde las chicas le chupaban el pene a los chicos.
Le pregunté a mi tío L si no les dolía, y me dijo que no, que era normal y que se sentía rico, que yo tenía que aprender a hacerlo si quería divertirme.
Tío L: ¿Quieres saber qué se siente?
Yo: si tío, pero no me valla a lastimar, se ve como que se lo comen
Mi tío rió y me acostó en la cama, de un jalón bajó mi pantaloncito y calzoncillos, entoces abrió mis piernas dejando entre ver mi pequeño pene son pelitos, blanco y delgadito con un par de huevitos tiernos acorde a mi dulce y temprana edad.
Él le dió un beso a la punta de mi pequeño pene inocente y después le dió una buena lamida de la punta de los huevitos hasta llegar al pene que no era mucho camino por recorrer. Fue una sensación caliente y placentera, inmediatamente se me puso increíblemente dura.
Tío L: quiero que observes cómo te lo hago para que aprendas a hacerlo
Yo sólo asentí con la cabeza y no despegué la mirada de su boca en mi pequeño pene.
Mi tío también me observaba desde abajo. Lamía como si de un dulce se tratara. De pronto, introdujo mi pequeño pene en su boca y comenzó a succionarlo con fuerza. La sensación era completamente nueva, caliente y placentera.
Mi tío chupaba y chupaba, entonces me tomó del culito y como era muy pequeño, para él era súper fácil hacer el mete y saca. Sus manos en mi trasero y él acercaba mi cuerpo a su boca, cómo ayudándome a yo darle las embestidas. Sacó mi pequeño y tierno pene de su boca, el cuál ya estaba súper erecto y un poco rojo. Entoces introdujo en sus fauces mis dos pequeños testículos y comenzó a succionarlos también, pero no tan fuerte como mi pene. Al principio me dió risa la sensación, ya que es una zona muy sensible. Después, comenzó a succionar más fuerte y era una sensación extraña, era mucho placer pero acompañado de un poco de dolor, así que le dije que más despacio. El hizo caso omiso a mi petición, así que succionó con más fuerza, veía como con su succión estiraba mis huevitos y de repente introdujo con obvia facilidad mi pequeño pene con todo y testículos a su boca. La sensación era de extremo placer. Sentía su lengua de adulto pasear por todos mis tiernos genitales acompañado de una succión riquísima.
Mi tío metía y sacaba mi penecito de su boca, en ocasiones chupaba mis pequeños huevecillos mientras me masturbaba. Así duró mucho rato, hasta que sentí un placer extremo que me hacía doblar mis piernitas y poner mis ojos en blanco. Estaba teniendo un rico y delicioso orgasmo en seco. Mi tío me observaba y el no dejaba de chupar mi pequeño pene hasta que yo solito me doblaba para sacarlo de su boca y me dejara descansar.
Estaba fascinado con la nueva experiencia. Mi tío sonrió mientras pasaba su lengua por mis tiernos genitales. Estos quedaron rojos y sensibles. Por un momento me asusté, creí que lo rojo no desaparecería.
Tío L: tranquilo bebé, lo rojo ahorita se te quita. ¿Qué te pareció? ¿Estuvo rico?
Yo: si tío, me gustó mucho
Tío L: bueno, entonces tú tienes ahora que hacer lo mismo conmigo. Yo me asusté porque el pene de mi tío era mucho más grande que el mío, nunca podría meterme a la boca su tronco y sus huevos al mismo tiempo tal cómo mi tío lo había hecho conmigo.
Tío L: no te preocupes, primero bésalo y métete poco a poco la cabecita hasta donde puedas.
Yo estaba niño así todo estúpido y me dió asco ver pene bañado en líquido preseminal. Fui un completo idiota al rechazar el dulce néctar de la vida, pero pues era sólo un niño.
Yo: no tío, es que ya está baboso y así no me gusta
Entoces mi tío fui a la cocina de la casa por dulce de leche líquido («lechera» mejor conocido en México) y él sabía que me encantaba ese dulce. No lo pensó dos veces. Bajó todo su pantalón y embarró su pene con dicho dulce, bajó su prepucio y lo llenó de leche, también toda su piel de pene «uncut», sus huevos, sus pelos quedaron un poco chorreados de dulce. Entoces solamente dijo:
Tío L: listo bebé, ya está listo, así no te dará asco, lame cómo si fuera una paleta.
Acerqué mi boca a su pene, saqué mi lengua infantil y comencé a lamer y comer todo aquel dulce combinado de líquido preseminal. Era un verdadero manjar. Cuando limpié su tronco, me dirigí a lamer y limpiar sus huevos. Mi tío tomó mi cabeza y me guiaba a dónde estaba el dulce. Le dije que yo solito podía, y cuando terminé de limpiar su tronco y sus huevos. Con mis dos manitas sostuve su pene que estaba completamente erecto y bajé su prepucio para descubrir su glande que estaba completamente lleno de dulce de leche y preseminal. No lo pensé dos veces y lo metí a mi boca por completo.
Tío L: tranquilo bebé, no uses dientes que me lastimas, recuerda que yo solo usaba la lengua. Eso, tranquilo, hasta donde puedas. Abre más la boca y succiona.
Yo hacia mi mejor esfuerzo y mi tío comenzó a jadear. Entoces me quitó de su pene y puso un poco más de dulce de leche, me tomó del pelo y acercó mi boca a su pene. Con una mano sostenía mi cabeza para no safarme y con la otra comenzó a masturbarse.
Tío L: succiona bebé, succiona, cómete la leche
Yo comencé a succionar su pene con mucho cuidado de no usar mis dientes pues aún era torpe, cuando sentí que su esperma viril y madura empezó a llenar mi boquita combinado con el dulce sabor del dulce, una sensación increíble. Por un momento creí que lo iba a escupir o algo, pero el dulce hizo que disfrutara del momento y decidí tragarlo todo. Era justo. Mi tío me dió a beber su esperma y yo no desperdicié nada. Mi tío quedó rendido y yo sólo tragué y comencé a lamer todo su pene, desde los huevos hasta la punta de su pene para dejarlo bien limpiecito.
Entoces, desde aquel día, mi tío L guardaba en su cuarto dulce de leche o chocolate líquido para nuestro placer mutuo.
Así fue como mi tío me enseñó a mamarle el pene. Técnica de el dulce en el pene, un clásico si quieres que alguien aprenda rápido.
El truco fue que después, conforme pasaba el tiempo, le ponía cada vez menos dulce, hasta que llegó el momento en qué aprendí a disfrutar de su pene sin dulce y del dulzor natural de su esperma.
Después les digo cuando me entrenó el culito… CONTINUARÁ
Qué rico que alguien te regale todas esas sensaciones. Espero que la parte donde te estrenan el culito no tarde.
gran realto como sigue
Me gusto tu relato,dejaste que se me parara pensando en el placer que se siente cuando te lo chupan