Mi Primera Vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por SamK.
Fue el la madrugada del viernes 16 de noviembre del 2005. Estaba yo en su casa cuando suena mi celular aproximadamente a las 1 am. Me voy al baño a contestar para no despertarlo.
– Alo
– hijo nació tu sobrina.
– que rico mamá, me emociona saber que ya soy tío.
– si, mañana iremos a verla todos. un beso y cuídate
– adiós mamá nos vemos.
Cuando entro en la habitación, lo veo a él. Despierto, tapado solo con las sabanas blancas y alumbrado solo por la tenue luz de la luna, que se colaba por su ventana, me quedo de pie a centímetros de la cama y el me dice:
– ¿Quien era?
– Amor, era mi madre. Ya nació mi sobrina, soy tío
– ¿Que alegría? … ¿Por qué te quedas de pie?
– Solo quería observarte, te ves hermoso
– Tontito. ven a la cama.
Me meto a la cama y comenzamos a besarnos, mis manos tocaban su pecho desnudos, sentía nuestra respiración, podía escuchar el latido de su corazón. Mis manos jugaban con sus risos dorados. Sus besos cada vez más desesperados por los míos, sus manos deslizándose lentamente por mi espalda, tocando cada milímetro de mi piel, y por primera vez en los cuatro meses de pololeo, toca mi trasero. Sus manos no se detuvieron, siguieron acariciándome esa zona. Mi excitación estaba al máximo, sin embargo, yo no quería dar el primer paso, tenía miedo. Solo quería entregarme, pero quería que el también lo deseara.
Cambiamos de posición, ya completamente desnudos, yo acostado y el encima de mi, en una pose que se conoce como el misionero. Su mirada clavada en la mía, podía darme cuenta que el lo deseaba tanto como yo, sus dedos jugando con mi ano, y su mirada seguía clavada en la mía. De pronto siento la cabeza de su verga en la entrada de mi ano, me relaje lo que más pude. En ese momento no hubo palabras, solo hablaban nuestros ojos, en un lenguaje que estábamos inventando recién. Poco a poco fue entrando y haciéndome suyo. Sentí un poco de dolor, pero con sus besos me sentía en el cielo.
Una vez que estuvo dentro de mi, espero los suficiente para que mi culito se acostumbrara a su pene. Y en ese momento empezó a moverse, yo gemía de placer, ya no existía dolor, solo felicidad, me estaba entregando a mi primer amor, y era mutuo, ambos vírgenes, acabando con eso en una misma noche. Luego de 5 minutos, cambiamos de posición, yo boca abajo y el sobre mi, seguimos con la penetración que era más profunda y más placentera. Luego me monte encima de el y me siguió penetrando, cada vez con más fuerza, no parábamos de besarnos y el no dejaba de acariciar mi espalda. Hasta que nuestras miradas se encontraron nuevamente y vi lujuria y excitación, yo estaba en éxtasis a punto de acabar y el también, hasta que se fue dentro mio y me lleno de su semen, al igual que yo. Un orgasmo de placer máximo, acabe rendido en su pecho y así me dormí.
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