Mi primera vez a los 11 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por davidmx69.
. En la casa estaba mi tío, hermano de mi madre, mi hermano de 16 y yo de 11 años. Como siempre que pasaban estas cosas terminé de cenar y me subí a la cama de mis padres a ver la televisión, ya bañado y con la pijama (short y camiseta) puesta me dispuse a pasar una larga noche viendo películas como enano.
No supe la hora en la que me quedé dormido, pero en medio de la noche me desperté con la sensación de una mano tocando mi trasero, acariciando mis nalgas suavemente por encima del short. Yo estaba dormido boca abajo y no sabía de quien se trataba. Al cabo de unos minutos se volvió mas atrevido y me jalo el short junto con la trusa, dejando mis nalgas de fuera y a su alcance.
Nunca había tenido una experiencia sexual, hacia un par de meses había descubierto la masturbación y la practicaba casi diario como todo adolescente de la edad. Siempre a solas, siempre en el baño o a veces en mi cama mientras mi hermano dormía en la otra cama.
Pero esto era nuevo, nunca nadie me había acariciado esa parte de mi cuerpo. Me sentí excitado y me encontré teniendo una erección. De repente, sentí como si soplaran sobre mis nalgas y un par de dedos que se aventuraban por en medio de ellas hasta tocar mi culito. Wow, la sensación era increíble. Sentía su respiración encima de mi trasero, definitivamente estaba muy cerca de mi. De pronto comenzó a besar y lamerme las nalgas y en medio de ellas. Wow, era demasiado, no podía soportarlo, así que me dí vuelta fingiendo que estaba dormido.
Se acerco a mi cara, sentí su respiración sobre mi rostro y fue en ese momento que supe quien era. Se trataba de Carlos, el mejor amigo de mi hermano. Un chico mas bien feo y chaparro, moreno. Era un poco mas grande que mi hermano, casi de 17 años. Muy buena persona y casi siempre riéndose por alguna broma o chiste que estaba contando. Era su olor, su loción y el olor a lo que después aprendería era cerveza.
Bajo su rostro y recostó su cara sobre mi pecho, como tratando de escuchar mi corazón para saber si estaba excitado o no. Algo que era mas que evidente con la erección que tenía debajo del short. Se movió para abajo y terminó de quitarme los shorts y la ropa interior, estaba ya desnudo de la cintura para abajo. Se colocó entre mis piernas y empezó a besarlas, a besar mi vientre y ya luego a lamer mis testículos y mi pene. Se lo metía completo a la boca, con todo y bolas. La sensación era increíble, mi erección era casi dolorosa.
Así se mantuvo unos 10 minutos. Pasaba de los besos en mi vientre y piernas a chuparme el pene y los testículos. Despacio, casi como si quisiera no despertarme, aunque era obvio que estaba despierto con los ojos cerrados.
Luego, se movió y se recostó a mi lado mientras me acariciaba el pecho, el abdomen y mis genitales. Me masturba despacio y por momentos acercaba su rostro casi hasta besarme. El olor a loción y cerveza se mezclaban y aunque no era agradable, tampoco era desagradable. Luego se movió, sentí que hacía algo pero no sabía qué y tenía mucho miedo de abrir los ojos.
De la nada tomó mi mano y la movió hasta ponerla encima de algo caliente. Con su mano sobre la mía me forzaba a acariciar su pene, era inmenso, jamás me imagine que un pene pudiera ser tan grande. La sensación era increíble, la piel era muy suave y caliente al tacto. Puso mi mano alrededor de su pene duro y con su mano encima de la mía comenzó a masturbarse. Mi mano no abarcaba todo el grosor de su verga dura y caliente, era demasiado gruesa.
Así me mantuvo por varios minutos mientras susurraba cosas como "así, si… despacio", "que rico, siguele"
Con su otra mano me tocaba torpemente el pene y los testículos.
De pronto puso su mano izquierda por debajo de mi cabeza, en la nuca y me empezó a jalar o empujar hacia arriba. Yo me deje llevar sin oponer resistencia. Me llevó despacio pero sin detenerse hasta que tuve la cabeza de su verga contra mis labios. Movió su verga con su mano derecha y me golpeo levemente el rostro. Luego la puso nuevamente contra mis labios y comenzó a moverla despacio hasta que sin saber por que, abrí la boca y empecé a lamerla.
No olía mal, de hecho, el olor era increíble. No era sudor, era ese humor que es un poco mas fuerte en la entrepierna.
Su verga estaba circuncidada. Saqué la lengua y comencé a lamer alrededor de la cabeza. Traté de meterla en mi boca pero era muy difícil, estaba muy gruesa. Me cabía la cabeza y tal vez un par de centímetros mas pero el resto se quedaba de fuera. Me dejé llevar, puse mi mano sobre la base de verga para masturbarlo y continué tratando de lamer ese monstruo que tenía dentro de mi boca.
No supe en que momento retiro su mano de mi nuca, ya no hacía falta, yo solo me sostenía sobre él y hacía mi trabajo, me encantaba lo que estaba haciendo. Su mano izquierda acariciaba mi trasero y por momentos alguno de sus dedos viajaba entre mis nalgas y me tocaba el culo, la sensación era indescriptible.
Su respiración comenzó a acelerarse. Su cadera hacia movimientos contrarios a mi boca, como tratando de meter mas de esa verga inmensa dentro de ella, no podía, no cabía. Comenzó a jadear, a balbucear algo que no entendí. Me saqué su verga de la boca para preguntarle que había dicho pero cuando abrí la boca para hablar el primer chorro de leche caliente salió disparado y alcanzó mi garganta, luego otro y otro y otro. No me quite. Me lleno la boca de leche, me cubrió el rostro de leche.
Me quité de encima suyo y me recosté sobre la almohada. Escuche que me dijo "Que rico la mamas, yo sabía que te iba a gustar.".
La realidad me golpeó de repente, me asusté y lo único que se me ocurrió hacer fue ponerme mi trusa y mi short, y salir corriendo hacia mi cama. Me tumbe encima de la almohada y me limpié el rostro con ella. Todo lo que tenía en la boca me lo había tragado. El sabor extraño del semen, entre dulce y amargo me llenaba la boca. No era desagradable, era diferente.
Al otro día fingí que no había pasado nada, el fingió que no había pasado nada. No hubo miradas sospechosas, no hubo comentarios cachondos, no hubo nada. La relación era la misma. Era el amigo de mi hermano, el chaparro mas bien feo que nos caía muy bien a todos en la casa. Que visitaba mi casa cada sábado y se quedaba a dormir para andar con mi hermano de fiesta.
El olor de su semen se mantuvo en mi almohada toda la semana, me acostaba boca arriba y me ponía la almohada sobre la cara. El olor me excitaba y gracias a ello me masturbaba dos o tres veces recordando la experiencia.
Se hizo una rutina, todos los sábados por la noche me visitaba en mi cama. Me jalaba hasta tumbarme encima suyo, tirados en el piso. Me besaba todo el cuerpo, me chupaba la verga y hasta me chupaba el culito. Nunca intentó meterme otra cosa mas que su lengua. Muchas noches tuve esa verga gruesa en mi boca, muchas veces me lleno de semen la boca y todas esas veces me lo tragué para no dejar rastro de nada.
Desde entonces supe que chupar verga era lo mio.
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