Mi primera vez como cornudo
Hola a todos, mi nombre es Luis y les contaré de la primera vez que me hicieron cornudo en mi propia casa..
Ocurrió hace aproximadamente un año y todo comenzó con el nuevo asistente de mi esposo Saúl, el es abogado y recientemente había contratado a un asistente, un joven de 22 años, mi esposo entonces tenía 39 y yo 28, siempre le han gustado más jóvenes, el es 100% activo, no es guapo pero si llama la atención, tiene un cuerpo varonil y es muy masculino, es de piel morena de complexión fuerte y mide 1.70, yo soy un poco afeminado, versátil pero desde que vivo con Luis he tenido que ser 100% pasivo, soy delgado y de tez clara, un poco nalgoncito y en general con apariencia aniñada pese a mi edad, el nuevo asistente de mi esposo se llama Alberto, un chico sencillo y de rostro común, en general nada extraordinario, pero si tenía buen trasero, definitivamente más trabajado que el mío, nunca me hubiera imaginado que era gay, se comportaba muy serio y cuando yo intentaba hablarle se mostraba apático, el despacho de Saúl estaba en nuestra casa y debido a eso constantemente veía a Alberto entrando y saliendo, se limitaba a saludar y eso era todo.
Una noche se quedaron en el despacho trabajando hasta tarde y mi esposo me dijo que Alberto se quedaría a dormir porque no alcanzaba a tomar el colectivo, a lo que accedí sin pensar en que podría ser un problema, le di algunas cobijas para que pasara la noche en el sillón de la sala, lo dejamos y mi marido y yo nos bañamos y nos dispusimos a dormir.
Y es que hay algo que no les he dicho; hace tiempo que la intimidad con Saúl iba en picada, pues el tiene un miembro un tanto grande, de unos 18 cm pero muy grueso y por lo general me dolía mucho cuando teníamos sexo y yo no lo disfrutaba pese a intentar hacerlo en diferentes posiciones, de modo que la única forma de darnos placer era mediante masturbación ya que, el tampoco estaba dispuesto a ser pasivo, lo veía insatisfecho y eso me hacía sentir mal, así que como otras noches, solo me abrazó y nos quedamos dormidos al poco tiempo.
Pero aproximadamente a las 2 de la madrugada sentí sed y me desperté, noté que Saúl no estaba a mi lado y supuse que había ido al baño, no era la primera vez que pasaba, sin embargo al incorporarme para sentarme en la orilla de la cama escuché ruido en la sala, un ruido bajito pero perceptible, primero no lograba identificar que era por lo adormilado que estaba, pero poco a poco noté que se trataba de respiraciones agitadas, me levanté y me acerqué despacio a la puerta entreabierta del cuarto, parecía que el ruido venía de la planta baja, abrí lentamente la puerta y note que el baño estaba vacío con la puerta entreabierta, caminé hasta el borde de las escaleras que daban al recibidor junto a la sala y el sonido se hizo más fuerte, definitivamente eran respiraciones y gemidos ahogados, el corazón me empezaba a latir fuerte, baje las escaleras de puntillas sin hacer ruido y en medio de la oscuridad pude ver dos siluetas, Saúl estaba de pie con los pants abajo, frente al sillón y Alberto estaba acostado mamandole la verga a mi esposo como desesperado.
Ambos reprimian sus gemidos de placer y mi marido tenía la cabeza apuntando hacia el techo con los ojos cerrados… me quedé helado, mi corazón se aceleró tanto que pensé que se saldría de mi pecho, sentí un vacío en el estómago y un sudor frío recorrió mi cuerpo, me invadió la rabia y al mismo tiempo el dolor de la traición y sin embargo no podía tomar acción, estaba inmóvil contemplando la escena más terrible de mi vida pero al mismo tiempo la mas erótica, sentí muchos celos por el placer que parecían disfrutar juntos, pero al mismo tiempo no podía evitar ver que mi marido se mostraba tan sensual, tan varonil y noté que en mis boxer empezaba a crecer mi verga.
Me sentía confundido, muchas emociones y pensamientos me llegaban a la vez pero definitivamente una de ellas era la lujuria, en tanto Alberto se metía casi toda la verga de Saúl en la boca, el muy cabrón era un tragón experto y estaba gozando al máximo ese pedazo de carne, aquel miembro moreno que yo nunca he podido engullir de esa manera, se lo sacaba y le succionaba los huevos, primero uno y después el otro y luego volvía a comerle la verga casi hasta el tope, Saúl solo disfrutaba y gemía gustoso. De pronto Saúl se quito por completo el pants y el boxer, quedando completamente desnudo, vi su cuerpo peludo y moreno y casi pude oler su aroma a macho, acto seguido le quitó la playera a Alberto y comenzó a mamarle los pezones, era algo que a Saúl le encantaba hacer conmigo, una lágrima rodó por mi cara, pero a este punto estaba mojando mis boxer de precum, Alberto se quito el boxer y pude notar sus grandes nalgas lampiñas y redondas, Saul se las pallizcaba y amasaba sensualmente, luego Alberto volteó hacia mi dirección en posición de perrito y creí que me verían, así que me agache, ocultándome atrás de una maceta grande, entonces mi marido, mi amado, mi hombre se hincó frente a su culo y empezó a mamarle el hoyo con deseo hambriento, lo hacía como loco y Alberto se retorcía de placer y tomaba a Saúl del pelo para restregarle sus nalgas en la cara, mi marido a este punto daba fuertes gemidos guturales, extasiado con aquel culo joven y redondo, chupaba y mordía ese agujero sin parar, inundando la sala con sonidos de “chup chup” podía ver su lengua intentando penetrar ese agujero, hasta que Alerto dijo — ya méteme la verga papi — , el infiel de Saul ni corto ni perezoso se puso de pie y ni siquiera se preocupó de usar condon, se ensalibó la verga y empezó a empujar en el hoyo de Alberto, primero despacio y cuando empezó a entrar la fue metiendo más rápido hasta que lo tenía ensartado a tope, Alberto ni siquiera se quejó, el muy puto se trago toda esa carne sin pestañear, su cara mostraba una expresión de lujuria y triunfo al comerse semejante pedazo de verga, por el contrario; arqueaba la espalda para ensartarse aun más en la verga de mi marido
— no mames, estas bien rico y te la comiste toda — dijo Saúl,
—la deseaba desde hace tiempo papi, dámela toda que yo si la aguanto— contestó Alberto
mi marido solo sonrió y comenzó a darle fuerte y rápido como siempre había querido hacerlo conmigo, pero yo no había aguantado el dolor, ambos disfrutaban salvajemente como animales, luego Alberto le indicó a Saul que se detuviera y le hizo una seña para que se acostara, mi marido obedeció y se recostó en la alfombra, el cabrón de Alberto quería montar la verga de Saúl y así lo hizo, se puso en cuclillas y de un sentón se comió con el culo toda la verga de mi esposo, quien dejó escapar un gemido ronco de placer, Alberto entonces comenzó a dar sentones rápidos y frenéticos dejando que sus nalgas rebotaran en los muslos y huevos de Saúl, produciendo un sonido húmedo en el acto, entonces Alberto comenzó a gemir como nena, de pronto vi a aquel cabron serio y apático convertirse en una putita insaciable deseosa de verga, comiéndole el rabo a mi esposo con su culo hambriento, por momentos se sacaba el rabo del culo y tomaba la mano de Saúl para llevarla a su culo abierto, se le notaba un hoyo gigante y muy abierto en el que fácilmente cabían 4 dedos de la mano de Saúl, mi esposo jugaba un rato con ese hoyo
— Que rico agujero, me gusta como te pones putito, sabes complacer a tu macho sin importar que te destrocen el culo— susurró entre jadeos Saúl
— Es tuyo cuando quieras mi rey, olvídate de tu esposo que no te complace, que aquí estoy yo para hacerlo— contestó Alberto
Saúl introdujo nuevamente su verga y tomó a Alberto por la cintura, apoyando sus piernas en el suelo y le dijo —prepárate perrita, que viene lo mejor— y empezó a cogerselo dándole fuertes embestidas, para este punto poco les importaba el ruido que hacían, parecían aplausos cuando las nalgas de Alberto chocaban en los muslos fuertes de mi esposo, de pronto aceleró su respiración y sabía que pronto terminaría, solo atinó a taparle la boca a Alberto quien ya estaba casi gritando y le dijo —toma mi leche puta, trágatela toda— como si fuera una señal, Alberto dio sentones aun más rápidos y combinado con las embestidas de Saúl provocó que mi marido empezara a convulsionar al tiempo que chorros de leche escurrían del culo de Alberto y bajaban hasta los huevos de mi hombre para terminar en la alfombra, por su parte Alberto empezó a venirse sin siquiera tocarse, vaciando su corrida en el vientre de Saúl, se quedaron así un rato, el sudor escurría por sus cuerpos y toda la sala olía a verga, a semen, a sexo…
Luego mi esposo sacó la verga aún dura del culo de Alberto y este comenzó a mamarla nuevamente, comiéndose toda la leche en el proceso, estos cabrones no se cansaban de coger, no recuerdo que haya tenido sexo así conmigo nunca, mi marido estaba como loco, descontrolado, se le veía cansado pero aun quería más, sin decir nada puso de rodillas a Alberto, lo tomó del pelo y le empezó a coger la boca con rabia, dándole fuertes embestidas, metiendo su verga a tope, los vellos púbicos quedaban en la nariz de Alberto, provocándole arcadas, Alberto parecía querer soltarse pero Saúl lo sostenía fuerte, impidiéndole respirar, llenándolo de carne de macho hasta la garganta, Saúl jadeaba como animal, hasta que se volvió a venir, casi ahogando a la puta en el proceso, más semen escurrió de la comisura de los labios de Alberto y el muy cerdo se tragó hasta la última gota, cuando por fin pudo soltarse del agarre de Saúl, lamió el semen que cayó al suelo, incluso el que fue a parar en los pies de mi marido, mi esposo se sentó en el sillón complacido y relajado, mientras Alberto se dedicó a lamerle los pies, las piernas y los huevos, todas las partes donde había salpicado leche y por fin la verga de Saul volvió poco a poco a estado de reposo, entonces ambos comenzaron a vestirse, supe que era el momento de regresar al cuarto, reaccioné de mi trance y subí rápidamente en silencio y me metí en la cama, al poco tiempo escuché que Saúl se metió a la ducha, el maldito infiel no quería dejar rastro de su engaño, al terminar se cambió y se acostó a mi lado durmiendose casi en seguida como un bebé.
Cuando me aseguré de que estaba dormido salí al baño y rompí en llanto, no podía creer lo que había visto, no podía creer que no pude hacer nada y al mismo tiempo ardía en rabia con mi esposo, con el puto de Alberto, quería molerlos a golpes a ambos, pero al mismo tiempo al ver los boxer de Saúl en el cesto de ropa sucia, aun húmedos y con manchas de la cogida reciente, mi verga se puso dura, sin pensarlo, casi instintivamente los tomé y noté que aún tenían rastros de semen, saliba de Alberto y sudor, olían a paraíso, lamí un poco de los fluidos que tenían, no sabía que pasaba conmigo, moría de celos pero estaba muy excitado, experimentando una sensación nueva y sin pensarlo me masturbe hasta terminar y les puedo jurar que hasta ese momento fue el mejor orgasmo que había tenido en mucho tiempo, no sabia que era esto nuevo que sentía, pero definitivamente necesitaba mas orgasmos así, al terminar volví a la cama con mi marido que dormía plácidamente y ya sin la calentura solo me quedaba el dolor, mi corazón estaba roto pero creo que me gustaría volver a experimentar esa calentura que sentí, ya les contaré más adelante de otras experiencias que viví con Saúl…
Viejo yo le hubiese partido la cara a golpes, y a la zorita la saco desnuda a la calle