Mi primera vez con un chico a los 10 años
De como descubrí lo que era tener sexo con un chico y que también se puede disfrutar de ello.
A mis 10 años, solo había tenido sexo con chicas, siempre mayores que yo. Pero un día descubrí que se puede tener sexo entre varones y pasarlo bien.
Mi madre tenía una amiga de la infancia con la que siempre tenía contacto, la cual vivía en otra ciudad. En una ocasión, la amiga de mi mamá tenía que hacer unas cosas en mi ciudad y requería quedarse unos días. Como eran vacaciones escolares, la señora llegó con su hijo mayor porque no tenía con quien dejarlo y porque siempre se metía en problemas y era necesario tenerlo vigilado. El chico, tenía 12 años, morenito, robusto y con unas nalgas paraditas que llamaban mucho la atención. Yo hasta ese momento no había sentido ningún tipo de atracción hacía ninguna persona de mi mismo sexo, ni siquiera sabía que se podía coger con ellos. Era un muchacho tranquilo (aparentemente), el mismo día que llegó, se hizo amigo de un muchacho del barrio, que también era algo problemático. Como al tercer día de su visita, mi mamá y su amiga salieron a hacer unas compras y nos dejaron solos unas horas. Yo me fui a mi habitación a leer y el chico se sentó con su nuevo amigo al frente de la casa a conversar.
Salí a tomar agua y me los encuentro en la cocina, cuando entré, se quedaron callados. Tomé el agua y de repente uno de ellos me pregunta que si yo ya había singado, respondí que si y se echaron a reír, «será por el culo» dijo uno de ellos. Claro que no, respondí sin saber a que se referían. Note que ambos se pasaban las manos disimuladamente por encina del pantalón tratando de disimular que tenían una erección. Los deje y volví a mi habitación. Al rato siento la puerta de la calle y luego el hijo de la amiga de mi madre entra a mi cuarto y me pregunta que si sabía lo que era coger por el culo. Le dije que no y me respondió «si quieres te enseño» mientras se sobaba la verga por encima de la ropa. Al ver eso comencé a tener una erección también y por curiosidad y calentura dije que si.
Párate y pon las manos en la pared, me dijo. Lo hice y me bajó los pantalones, ya mi pene estaba que reventaba, sentí que sus manos tocaban mis nalgas y pasaban los dedos por mi ano virgen. Puso un poco de saliva en mi ano y separó mis nalgas y sentí la punta de su pene, más grande que el mio, tratando de abrir mi puerta trasera. Como mi ano estaba muy cerrado su pene nunca entró. Pero el empezó a culear en mi espalda como loco, se pegó más a mi sosteniéndome por la cintura y una de sus manos me empezó a hacer una paja. Aquello me estaba gustando y ambos lo estábamos disfrutando. No sentí que eyaculara, pero de repente me abrazó fuerte y se detuvo. Nos vestimos sin decir una palabra y yo quedé con ganas de más.
Al día siguiente yo estaba en el patio de la casa, el se acerca y me pregunta que si quiero volver a hacerlo, «tal vez» dije. Te espero en el baño, me dijo. Estuve un rato pensando si ir o no, pero de nuevo me venció la calentura y fui. Toqué la puerta, me abrió, entré y lo encontré totalmente desnudo, yo también me quité toda la ropa y ya iba a poner las manos sobre la pared cuando me dijo «vamos a hacerlo diferente». Me abrazó y frotábamos nuestros penes erectos y simulábamos cogernos. Me dijo que abriera las piernas un poco y pasó su verga entre mis piernas, metiéndola y sacándola mientras tocaba mis nalgas. Yo también empecé a tocar esas dos bolas de carne que tenía por nalgas. Me volteó e hicimos lo mismo del día anterior, culearme sin llegar a penetrarme. Luego de estar un buen rato así me puso de frente de nuevo y agarraba nuestro penes con una sola mano. Sentir su piel con la mía realmente me gustaba y en un arrebate de calentura le dije, «quiero cogerte». Sin decir una palabra se volteó y con sus manos separó sus nalgas y uno de sus dedos acariciaba su ano esperando mi pene. Le puse saliva, como lo había visto hacer a el y mi pene entró sin ninguna dificultad en su agujero, ya ese ano no era virgen y por supuesto yo no fui yo, se notaba que ya tenía experiencia. Que rico, dijo. Lo culié hasta que el pipe me dolía y tuve que sacarlo con la cabeza completamente roja. Nos volvimos a abrazar y yo no dejaba de tocarle las nalgas paraditas y carnosas.
Al día siguiente se fue y lo volví a ver muchos años después ya casado y con 4 hijos y yo no lo volví a hacer con un chico sino hasta muchos, muchísimos años después.
Esto me recuerda a lo que me pasaba con mi amigo julio. Yo tenía 11 y el 12. Siempre me dejaba que le tocara el culo a escondidas