Mi primera vez con un piloto
Cuando toqué a la puerta de su habitación fui recibido por un tipo varonil quien momentos después me dejaría preñarle el culo.
Luego de muchos años leyendo relatos de usuarios de SST, me animo por primera vez a contarles no mi primera historia sexual, pero si una de las que recuerdo con mayor entusiasmo.
Me llamo Mauricio y tengo 26 años. Soy alto de estatura, delgado, mi cabello es color negro y mis ojos grandes de color azabache. Llevo una barba poblada que me cuido cada tres días. Si bien no soy musculoso, siempre me he preocupado de hacer ejercicio y mantenerme tonificado . Vivo en la ciudad de Santiago y la historia que les contaré me ocurrió hace dos años.
Para los que conocen Santiago o han visitado la ciudad, saben que el Costanera Center es uno de los centros comerciales que más turistas atraen en el año, ya que está ubicado en una zona geográfica de alto valor y posee el mirador más alto de América Latina. Debido a esto, hay múltiples hoteles en los alrededores. Para aquel entonces yo trabajaba en una de las tiendas del mall. Usualmente suelo llegar justo a tiempo para mi hora de entrada pero aquel día tuve un error de cálculo y llegué excesivamente temprano, tan temprano que el sol ni siquiera había salido y el centro comercial tampoco había abierto. Era invierno y el clima estaba muy húmedo, por lo que tuve que idear alguna forma eficiente de hacer la hora y no quedarme esperando al aire libre. Fue entonces cuando tuve la idea: ¿Por qué no descargo Grindr y veo que sale?
Pues eso hice, descargué la aplicación, cargué un álbum, escribí la descripción de lo que buscaba y sin mucha esperanza comencé a hacer el zapping correspondiente entre los perfiles. Debido a la hora, muy pocos estaban en línea pero hubo uno en especial que se encontraba muy cerca y que me llamó la atención: el de un torso musculoso de vellos rubios, en su nombre había colocado: «Pilot. A few days» o algo así. Le doy tap, me da tap de vuelta, comenzamos a hablar y en cuestión de minutos ya habíamos intercambiado fotos sexys. Este piloto, de nombre Zac, estaba hospedándose en el hotel de al lado del centro comercial. Que maravilla, ¿o no?
Zac me da las indicaciones necesarias para entrar al hotel. Como me manejo muy bien con el inglés entré, di los buenos días y sin mirar mucho a los lados me dirigí al ascensor. Mientras subía al piso que me indicó vi la hora, tenía tiempo de sobra para tener sexo, bañarme y aún así llegar a tiempo a mi trabajo. Las puertas se abren, camino a la habitación y para mi sorpresa, estaba entreabierta. De igual forma toco y me recibe Zac con una sonrisa de comercial, un inglés de película: ojos celestes, barba dorada, cabello ondulado, piernas gruesas, torso ligeramente velludo. Llevaba únicamente puestos unos slips de color blanco que le resaltaban no solo su paquete si no también su voluminoso culo.
Cuando entro a la habitación lo primero que noto es un poco de desorden: la maleta abierta, ropa por todos lados, etc., Zac se disculpa y le digo que no se preocupe. Comenzamos a conversar un poco de cosas triviales, trabajo, sitios de interés (era su primera vez en Chile), morbos, entre otras cosas, hasta que le pregunto sobre su situación amorosa y me dice:
Zac: Estoy casado – enseñándome un anillo en su muñeca.
Mauricio: ¿Es en serio?
Zac: Sí. – Zac busca en su mesa de noche su celular y me enseña su fondo de pantalla: él, una mujer rubia y dos niños. – También tengo dos hijos – me dice.
No sé que cosa pasó por mi mente en ese entonces pero sentí una calentura que emanaba de mis pies hasta mi verga. Sin mediar ni una palabra más me dirigí a sus labios y comencé a comer su boca con un hambre voraz. Zac correspondió y vaya que lo hizo bien el piloto. Nuestras lenguas comenzaron a entrelazarse mientras que sus manos iban quitando poco a poco mis prendas de ropa. Las mías tocaban sin ningún tipo de pudor su cuerpo: piernas, verga, culo, espalda, pecho… hasta que logré tumbarlo en la cama y colocar sus manos entrelazadas por encima de su cabeza para comenzar a lamer sus axilas que tenían olor a virilidad.
Esto a Zac parecía gustarle porque comenzó a gemir. Yo alternaba entre besos y sus axilas, Zac se estremecía de placer. Mi boca fue besando su cuerpo poco a poco hasta llegar a su slip que estaba un poco húmedo por el precum. Lo miré, como buscando su aprobación, y su cara me indicó afirmativamente que podía hacer lo que quería. En este punto mi cara era de lujuria así que comencé a bajar lentamente sus slips y me encontré con una verga como las que me gustan: ligeramente velludas, cabezonas, largas y bien erectas.
Lo primero que hice fue olfatearlo, olía a una mezcla entre sudor y el olor natural de una verga, me gustaba. Luego de estar un rato corto olfateando su verga, me llevo la cabeza a la boca y comienzo a chuparla lentamente. De vez en cuando me sacaba la cabeza de la boca y lamía su tronco, sus testículos y su entrepierna para después llevarme nuevamente su pedazo de verga a la boca.
Zac: No te detengas, me gusta mucho – me decía él -. Lo haces mejor que mi esposa.
Mauricio: Y aún no pruebas lo mejor – le dije.
Dicho y hecho, me metí toda la verga de Zac a la boca, ocasionándome la primera arcada. No lo había pensado bien hasta ese momento pero parecía tenerla de unos 19 o 20 cm. Comencé a intensificar el trabajo, tragándola entera, lamiéndola, besando sus pelitos, masturbándolo. El piloto gemía de placer.
Zac: No pares, trágatela toda. Uh! Uh! Uuuh!
Aproveché que mi boca soltó un breve instante la verga de Zac para masturbarla y aproveché de escupir en mi otra mano, llevé la saliva a su orificio y comencé a frotar su entrada de la forma más placentera posible. Primero lento, después rápido, después haciendo presión con mis dedos. Zac se retorcía y yo disfrutaba de sus caras. Noté que su color de piel estaba comenzando a enrojecerse y eso me calentó más así que le introduje el primer dedo y sentí como su cuerpo se paralizaba. Por un momento pensé que le había incomodado pero después Zac se comenzó a mover lentamente, haciendo presión hacia mi mano para que le entrara por completo. Esa fue mi señal. Comencé a meter y sacar el dedo lentamente y Zac gemía. Yo sacaba mi mano, escupía su hoyito y retomaba mi trabajo hasta que estuvo listo para el segundo dedo y después al tercero.
A estas alturas ya había abandonado su pene, nos estábamos besando mientras yo jugaba con su culo. En un movimiento casi acrobático, logré recostarme en la cama y dejar a Zac en mis piernas. Las abrí y le tomé su bonito pelo dorado y lo dirigí hasta mi verga de 20 cm. Él abrió la boca y comenzó a mamar. Debo decir que no fue la mejor mamada de mi vida pero se esforzaba, asumo que era su inexperiencia. Después de un breve momento le pedí que se acostara a mi lado y lo coloqué de lado, dándome la espalda.
Nuevamente escupí mi mano y le coloqué saliva en su orificio pero esta vez comencé a hacer presión con mi verga. Tenía a Zac abrazado por la espalda y tan pronto noté que mi cabeza entró, Zac soltó un quejido de dolor. Le di un beso y me quedé inmóvil, solo alcancé a decirle:
Mauricio: Muévete cuando estés comodo.
No se que efecto causaron mis palabras en él pero me besó nuevamente y comenzó a empujar lentamente su cuerpo hacia atrás. Yo correspondí a ese beso de manera desenfrenada y tan pronto tuvo su culo pegado a mi pelvis comencé el vaivén.
Zac: Me gusta mucho.
Mauricio: ¿Te gusta mi verga?
Zac: Me encanta tu verga, métemela toda.
Mauricio: ¿Te gusta como te follo, putito?
Zac: Soy tu puto, no dejes de follarme. Uh! Uh! Uuuuh!
El cuerpo de Zac se sentía caliente y poco a poco comencé a sentir la humedad del colchón. Estábamos transpirando como si estuviéramos en un sauna. Zac gemía de una forma tan varonil que cada vez que lo hacía yo me calentaba más y más. Nuestros labios se buscaban a cada rato y solo nos separábamos para respirar. Debo admitirlo, su culo era exquisito y su interior era bastante cálido y estrecho. Tuve que aguantarme varias veces para no acabar. Quería hacerlo pero quería que nuestro momento durara al menos dos posiciones más.
El rubio, mi rubio para ese momento, sacó mi pene de su culo sin previo aviso y haciendo un movimiento super sugerente se puso de perrito, mostrándome cuán abierto le había dejado el hoyito. Se escupió su mano y pasó la saliva por su entrada para meterse tres dedos y después el mismo pegarse una nalgada. Lo entendí todo, tenía que aprovechar. Me puse de rodillas detrás de él y ya sin nada de cuidado le metí mi verga de un solo empujón. él intentó gritar pero una de mis manos fue más rápida y alcancé a taparle la boca. Una vez se acostumbró al bombeo, solté su boca y con ambas manos tomé su cintura, dictando la velocidad de las embestidas.
Zac: ¿Te gusta mi culito papi?
Mauricio: Me encanta tu culito, Zac.
Zac: Eso me gusta, di mi nombre.
Mauricio: Me encanta tu culito, Zac. A partir de hoy es mío y te voy a culear siempre que se pueda antes de que te vayas.
Zac: Quiero sentir tu leche, dámela toda, dámela dentro.
Lo pensé un poco pero aún quería hacer algo con él así que saqué mi verga, lo recosté en la cama y arrastré al borde, coloqué sus piernas en mis hombros y le dije:
Mauricio: Te llenaré el culo con mi leche pero te miraré mientras lo hago.
La cara de Zac fue de aprobación así que nuevamente metí mi verga de un empujón e incliné mi cuerpo para poder besar sus labios mientras lo embestía. En esta posición no duramos mucho ya que suele ser mi favorita. Bombeé a Zac durante unos minutos hasta que exploté dentro de él y él sobre su cuerpo. Me dejé caer sobre Zac y su semen se esparcía por ambos torsos mientras que mi verga se desinflaba en su culo. No paramos de besarnos en un buen rato. Cada vez que podía, acariciaba sus cabellos y la mejor imagen la tuve cuando el sol comenzó a colarse por una ventana y a iluminarlo: Zac era muy guapo y su pelo de verdad brillaba.
Acordamos bañarnos juntos y mientras lo hacíamos, nos besábamos. Le hice un oral en la ducha y logré que se viniera una segunda vez. Ahora en mi boca.
Cuando salimos del baño intercambiamos números de teléfono y seguimos hablando durante los días que estuvo en Santiago. Después de eso nos juntamos en dos oportunidades más y tan pronto volvió a Inglaterra, acordamos que no hablaríamos más. Aún recuerdo lo rico que fue culearme a Zac, sus olores, su verga, su culo. Pero lo que más recuerdo son sus lindos ojos azules y sus cabellos dorados reluciendo con la luz del sol y cada mañana durante las veces que nos vimos.
Espero que les haya gustado mi relato. Es 100% real.
Espero poder leer sus comentarios para seguir escribiéndoles más historias 🙂
Como sigue??? necesito mas.
Excelente relato, como sigue?
Uufff… que rico, así da gusto masturbarse, ojala continúes con la historia, necesito mas.
Como sigue?