Mi primera vez: Él de 17 y yo de 7.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, mi nombre es Santiago, soy el menor de tres hermanos varones, lo que voy a contarles sucedió hace casi 20 años en una propiedad de cultivos muy cerca del pueblo rural donde vivía.
Desde que tenía 5 años tenía un comportamiento raro con los chicos por ser el menor engreido de mis padres y por los juegos bruscos de los chicos los cuales no participaba, pero si me gustaba jugar con las niñas a la comidita, me ponian de modelo y me hacían las pintaditas en uñas y labios, durante esos juegos conocí a Luis que particularmente me miraba desde lejos con sonrisa y sorpresa, cuando me veia me escondía del recelo, Luis era un chico muy cordial de 15 años vecino de mi propiedad, nuestra relacón por ese tiempo era fría por la distancia entre nuestras edades a lo mucho era un saludo que nos dábamos.
Recuerdo que por ese entonces cuando cumpli 7 años mis padres me compraron una bicicleta y paseaba del pueblo a la propiedad, en eso me alcanza Luis y conversamos mientras llegamabos a nuestros sitios, me hablaba del clima y plantaciones, era muy soleada la mañana y me invitó a pescar en la chorrera que limitaban nuestras propiedades muy lejanas a nuestras casas de campo, nos sentamos sobre la saliente a ver la caida del agua Luis estaba con ropa de baño, a sus 17 años era bromista, con los dedos hacia hueco y pasaba la caña en señal sexual, se ponía la caña de pescar junto a su pene simulando que toda la caña era el largo de su pene o se la introducía en la boca, nos reíamos, su mirada se concentraba más en mi pene que en su pesca, se acercó a mi pegando sus piernas a las mías de costado, sentí correr una de sus manos muy lentamente sobre mi pierna, lo observaba pero no entendía, de pronto vi su mano topar mi pene sobando la punta, me impresioné pero me dejé hacerlo ya que a medida del tiempo me lo sobaba muy rico.
Dejó a un lado la caña y entrelazó sus manos en las mías acercando sus mejillas a las mías, sentí su cálido aliento, cogió mi mano y la llevó a su short deportivo abultado por su pene, lo sentí tibio, me hizo sobarselo, estaba durito y tibio, Luis se reía comprometidamente, aun recuerdo su gesto por tenerme.
Estaban tan calientes sus mejillas y resto de piel colorada que me hace una pregunta de que si sabía culiar, yo le respondì que no, que no sabía el significado de eso, que no entendìa. Luis me dijo que me lo iba a enseñar y que se sentía rico cuando lo hacía.
Miraba lentamente a Luis pararse y bajarse su interior mostrándome su pene desforrado medio morado por la accion de la masturbación, sus venas eran anchas y grandes, estaba cubierto de pelos así como su pecho; me acuerdo claramente lo que me dijo cogiendose su pene bien parado:
– Mira, esto sirve para culiar, bájate tu short.
De lo impresionado que estaba al ver tremendo pene blancote y rosado, con algo de verguenza no me atrevía a bajarmelo, Luis me levantó y ayudó suavemente a desvestirme estado parado sobre la roca, sobre ella me acostó boca abajo, sentí su aliento en mi espalda y un pedazo tibio de carne que me rozaba todo el cuerpo, era el pene y los labios de Luis que besaban mi culito.
Me sentó sobre la roca hizo que me abriera de piernas, con su mano frotó mi pene que de inmediato se paró, para mi eso era nuevo, ya que solo se paraba cuando orinaba, Luis acercó su boca y empezó a chuparmelo, con su lengua topaba la cabecita de mi pene, sentía rico y me estremecía de placer queria que siguiera sobre todo cuando me chupaba los testículos y la raja de mi culo.
Me puso boca arriba y vi su pene sobarse con el mío, Luis me dijo que ya estabamos culiando y que él me pertenecía, ahora entiendo que jugaba con mi infantil psicología porque esas palabras me dieron seguridad y me dejaba hacerlo con confianza, sabía manipular el momento.
Sentía su pene en el mio y sus labios se acercaron a mis orejas para chuparlas, besó mi nariz, pasó su lengua por mi garganta y chupó mis labios con los suyos, en ese instante me sentí raro y con mis manos que estaban sujetas por sus manos las apreté en señal de placer, con Luis estaba conociendo el sexo.
Nos abrazamos y desnudos empezamos a dar vueltas sobre la roca rodeada de monte alto, hasta que Luis estaba sobre mi espalda otra vez besándola y pasándome su lengua, me dijo que abriera mis piernas, abrió con una mano mi culo con la otra creo que cogió su pene sobandolo sobre mi culo, empezó a penetrar y al primer contacto grité pujando, Luis me la sacó, sabía que era virgen, me besó el pelo y el cuello, sentí su pene sobre la raja de mi culo rozándomelo repedimante aumentando la velocidad hasta que se detuvo y sentí sobre mi espalda su semen tibio que lo cogió con sus manos y me lo pasó por el culo introduciendo y lubricándolo con sus dedos.
La cabeza de su pene entra suavemente, al principo no se sentía nada, luego empezó el ardor y finalmente el dolor, cada vez que yo gemia o gritaba pujando Luis la sacaba hasta que en ese mete y saca con un dolor tremendo sentí los pelos de sus testiculos sobre los gluteos de mi culito, cada vez que me acuerdo de esa escena siento el dolor pero sobre todo el placer.
Luis sacó su pene, hasta aquí Luis no pronunció palabra, sentí un liquido blancuzco sanguinolento salir de mi culito, Luis unió su cuerpo al mío, bajó sus brazos a mi espalda, me sujetó y me besó diciendome que ya habíamos culiado, me preguntó que si me había gustado, yo con voz entrecrtada le dije que sí.
Me bajó de la roca llevándome al agua, me dobló de rodillas exponiendo mi culito al agua que corría y con sus manos con su short mojado limpiaba mi culo que sangraba, recuerdo cómo el agua se llevaba mi sangre, me asusté, quise llorar, pero Luis me dijo que ya pasará y que se sentirá rico si lo seguimos haciendo, entre la impresión y el susto dominó la seguridad por Luis que con el tiempo se convirtió en una necesidad de estar siempre juntos pese a que en un principio sentí recelo desnudarme ante él.
Luis me suplicó lastimeramente que esto que hicimos era un secreto y que no se lo contara a nadie, acepte con recelo sus palabras, creo que desde ese momento lo hice por amor.
Mientras seguimos pescando el dolor y el sangrado pararon en mi culito, era el momento de la despedida y fue asi que lo hicimos con un abrazo que hasta ahora que lo cuento lo siento muy intimo.
Por casi dos años ese lugar era testigo de nuestros culiadas y unas cuantas las hicimos en el cuarto de Luis y en el mío con el pretexto de visitarnos y prestarnos cosas. Dejamos de hacerlo cuando Luis fue a la universidad.
Luis, mi profesor en el sexo, nunca te olvidaré, gracias amor.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!