Mi primera vez fue con un Maduro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Gera_90.
Mi nombre es Gerardo, la gente con la que me llevo muy bien me dice gera. Vivo en Guadalajara México. Tengo 22 años, mido 1.81, piel clara, ojos verdes oscuros y cabello negro lacio. No practico deporte, sin embargo de vez en cuando practico ya sea futbol o volibol.
Desde que tengo uso de razón, siempre he sido diferente de los demás hombres, de pequeño me llamaban más la atención vestir muñecas que jugar con autos, en la secundaria y preparatoria solo tuve amigas, solo tuve una novia la cual dure solo un mes. Pero nuca me gustaron los hombres, tiempo despues me di cuenta de que mi preferencia sexual era otra. Actualmente soy abiertamente Gay, aceptada por todas las personas las cual amo mucho.
Mi historia comienza a finales de Agosto 2010, cuando mis vacaciones estaban a punto de terminar, no había hecho nada productivo, hasta que vi un anuncio en una biblioteca que está a como a unas veintidós cuadras de mi casa, el anuncio decía de un “Club de lectura” el cual iniciaría el próximo miércoles a las 5:00 p.m. a 8:00 p.m. Así que decidí inscribirme ya que desde pequeño me gusta mucho leer, desde revistas hasta las novelas más largas.
En fin, llego el miércoles y fui a la biblioteca, al entrar una mujer de aproximadamente 33 años me recibió diciendo “Bienvenido al club de lectura, pasa, toma un libro, siéntate donde mejor te acomodes y lee”.
Ella me dirige al estante de libros, tarde en elegir uno, tome el que más me llamo la atención, uno llamado “Dime quién soy”, pensé que el club trataría de varias personas leyendo un solo libro y discutiendo sobre el libro, pero no, cada persona elegía un libro y se sentaba a leerlo en silencio.
Y así pasaron aproximadamente seis semanas, Después volví a entrar a la universidad. Hasta que ese miércoles conocería a esa persona por la cual les estoy narrando eso y la persona que cambiaría mi vida.
Ese miércoles se me hizo tarde, a la biblioteca llegue a las 6:00, como siempre estaba la amable señora que me recibía con un “Bienvenido al club de lectura”, Me acerque al estante donde solía dejar mi libro; No estaba mi libro, lo cual se me hacía muy raro ya que el libro del que yo leía había solo dos y yo era el único que leía ese, así que me dirigí con la amable señora bibliotecaria y le dije.
Yo – Disculpe ¿De casualidad no sabe dónde está mi libro?
Señora – Amm… Creo que si… Aquel señor del fondo se llevó primero uno, pero volvió por otro ya que el primero al parecer tenia tu separador, probablemente no lo devolvió, él lo tiene
Yo – Gracias
Camine hasta el fondo de la sala, al fondo estaba aquel hombre sentado sobre la mesa, leyendo el libro. Se podía ver a un hombre de aproximadamente 45 años, piel clara, pelo castaño claro y cuerpo robusto, a pesar de estar sentado, se notaba una altura de 1.80 o 1.82, al llegar a la mesa hable con un tono bajo de voz.
Yo – Disculpe… ¿Está ocupando mi libro?
Aquel hombre tardo unos segundos en reaccionar, hasta que alzo su mirada y una voz bastante masculina hablo.
Hombre – ¿Disculpe?
Su cara, sin ninguna arruga, ojos negros intensos muy sensuales, una ligera barba recién rasurada, simplemente… perfecto.
Yo – Que si usted está ocupando mi libro
Hombre – ¡A!, si, se me olvido devolverlo, es que esta novela la leí hasta el capítulo 5 y por eso me uní al club para poder terminarla
Yo – Que coincidencia, yo voy en ese capítulo ¿Te importa si me siento aquí?
Hombre – No, adelante toma asiento
Tome asiento y dijo.
Hombre – Hola, mi nombre es Juan, ¿Y el tuyo?
Yo – Hola, yo me llamo Gerardo, dime gera.
Durante las próximas 2 horas, leíamos el libro y nos poníamos a platicar. Y así fue durante los próximos tres meses, cada vez sentía más tracción hacia Juan, dejaba de llamarme la atención de ir a leer solo por pasar agradables 3 horas de buena charla con Juan. Cada miércoles lo esperaba con ansia para ver aquel hombre del cual admito que me enamore mucho, cada vez que lo veía sentía “mariposas en el estómago” y mi cabeza se revolvía con todo; estaba totalmente confundido, era la primera vez de la cual estaba enamorado y de un hombre. Sabía que era casado así que me decía a mí mismo que era “Algo pasajero”.
Después de casi cinco meses, por supuesto miércoles estaba nublado, fui como costumbre a la biblioteca, ya estaba Juan, sentado leyendo y a un lado del mi libro, esperándome a que llegara, llegue, lo salude me senté y leímos. Como siempre 3 horas de lectura y plática a gusto, Salí pero antes de llegar a la puerta vi que estaba cayendo una tremenda tormenta, así que decidí esperar a que pasara, a los pocos minutos pasa Juan y me dice:
Juan – ¿Y ahora qué haces aquí?
Yo – Espero a que pase la tormenta
Juan – Pero… Mira qué fuerte esta, no se pasara pronto. Mejor vámonos, yo te llevo a tu casa, traigo auto
Yo – Mmm… Está bien vamos. (Yo sin dudarlo acepte, ya que como les dije era el hombre del cual estaba muy enamorado.)
Corrimos hasta su auto y nos subimos
Juan – ¿En dónde vives?
Yo – Aquí derecho como a veintidós cuadras
Juan – ¡Qué bien yo también vivo para allá!
Juan arranco su coche y mientras nos dirigíamos a mi casa me dijo.
Juan – ¿Oye? ¿Puedo pasar primero a mi casa? Es que la estoy reacomodando y deje el televisor muy cerca de las escaleras, solo quiero ver si no se cayó, ya que salí muy rápido.
Yo – Está bien, pasa a tu casa no te preocupes
Llegamos a su casa, por fuera se veía muy bonita, se estaciono afuera de la cochera y salió corriendo, yo me quede esperando en el auto bajo la lluvia. Pasaron los minutos y no volvía, después de diez minutos aproximadamente salió corriendo de su casa hacia el auto, haciendo señas con sus manos, se entendía que tenía que bajara la ventanilla, yo la baje y se acerco y diciendo con una voz acelerada dijo:
Juan- ¡Vamos Ayúdame! ¡Si se cayó! ¡Y al caer tiro todo el teatro en casa!
Yo – ¡Pues vamos!
Baje del auto y corrimos los dos hasta su casa; Si efectivamente el televisor estaba tirado en el piso junto con un minicomponente, un DVD, las dos bocinas y unas fotografías era todo un desastre.
Juan – ¡Corre, ayúdame a levantar las bocinas!
Los dos nos acercamos a recoger las bocinas y las colocamos de nuevo en el mueble, y así estuvimos recogiendo todo, después de como veinte o treinta minutos acabamos solo faltaban de recoger las fotografías y los vidrios rotos así que me dijo:
Juan – Solo falta esto, si quieres ¿Puedes sentarte en un sofá de la sala?
Yo – Si, gracias pero antes ¿Puedo pasar a tu baño?
Juan – Claro está subiendo las escaleras, a la izquierda la puerta blanca
Yo – Gracias
Subí las escaleras, se notaba que solo él vivía en aquella casa, lo cual se me hacia raro ya que el estaba casado y tenía hijos; Pero bueno, entre al baño, me saque mi verga y orine, me talle un poco el cuello ya que me canse un poco, relaje los ojos un momento hasta que deje de orinar, me volví acomodar la verga dentro del pantalón, me dirigí al lavamanos y colgado en el espejo había un suspensorio, se notaba que estaba sucio, sin dudar que era de aquel macho del que estaba enamorado, lo tome y lo olí.
Cerré los ojos e inhale profundamente… Era una mezcla extraordinaria, jamás había olido algo así… Era una mezcla de olor a orina, olor a sudor y olor a… semen; sin duda me excite totalmente, mi verga tuvo una erección instantánea, por mi mente pasaban las imágenes fantasiosas de Juan, me lo imaginaba masturbándose ahí mismo en el baño, pero recordé que podía descubrirme oliendo su suspensorio así que lo deje donde estaba, me lave las manos y baje a la sala.
Me senté, mientras él estaba en la cocina desde donde me grito:
Juan – ¡Gerardo! ¡¿Quieres algo de beber?!
Yo – ¡¿Qué me puedes ofrecer?!
Juan se acercó a mí y me dijo:
Juan – Mmm… Tengo agua, soda, cerveza y creo que tequila
Yo – Dame un vaso de soda, por favor
Juan – Ok, en un momento te lo traigo
Afuera, aun seguía la tormenta, no había corriente eléctrica pero aun había luz de día, aun recuerdo ese sonido, en aquella casa solo escuchaba la lluvia fuerte caer, momentos después Juan llego
Juan – Mira aquí tienes tu soda, espero que no te importe que sea de lima ¿O si?
Yo – No, me gusta la de lima ¿Y tú que bebes?
Juan – Tequila, un poco de tequila ¿No te gusta el tequila?
Yo – Si, un poco no bebo mucho ya que la última vez que me embriague termine dormido en un parque jajaja
Juan – Jajaja
El se sentó al lado izquierdo de mi en el sofá, y así continua nuestra platica durante al menos una hora y media, hablamos de todo, bueno al menos de todo pero si discutíamos diferentes temas, al pasar los minutos creo que le afectaba el tequila ya que cada vez estaba como mas “en confianza” conmigo, dejo de decirme Gerardo y me decía Gera, o como es costumbre aquí en México, me decía “Wey”. Hasta que le pregunte de algo que nos comenzó a llevar a cada vez preguntas más intimas.
Yo – Oye, veo que tu casa está muy sola ¿Tus hijos donde están?
Juan – ¡Mmm! Solo tengo dos hijos, El más grande tiene 26 años, este año se gradúa y creo que también se casa
Yo – ¿Y tu otro hijo?
Juan – El más pequeño tiene 17 años, está en una escuela militar, solo lo puedo ver cada seis meses; Una en vacaciones de verano y la otra en vacaciones de Navidad.
Yo – ¿Y tu esposa?
Juan – Está de vacaciones con su hermana, se fue dos semanas.
Yo – ¿Y porque con su hermana, y usted qué?
Juan – Pues la verdad es que mi esposa y yo perdimos el amor entre los dos, desde que se fue mi hijo el más pequeño a la escuela militar, nos dejamos de interesar mi esposa y yo, primero nos ignorábamos, luego eran discusiones y peleas, después ya no podíamos ni vernos uno al otro y hace aproximadamente cuatro meses me pido el divorcio, actualmente sigue en trámite, así que volveré a quedarme solo
Yo – Pero, no te desanimes, busca otra mujer aun estas joven para quedar solo
Juan – Y lo peor… ¡Sin sexo!
Me sorprendió eso que dijo y a la vez una extraña sensación corrió por todo mi cuerpo
Yo – ¡¿No has tenido sexo desde hace más de tres años?!
Juan – No, hace tres años que no siento el calor de otra persona, los besos apasionados en las noches, el sudor de alguien…
En ese momento Juan me pone su mano sobre mi pierna y la comenzó a frotar, lo admito aunque estaba enamorado de Juan, me incomodo demasiado que hiciera eso.
Juan – Solo he tenido el consuelo de mi mano, muy raras veces me masturbo creo que he estado mucho tiempo sin sexo que le he perdido el interés ¿Sabes? Creo que nunca volveré a tener sexo…
Ese momento quedo en silencio, segundos después Juan me miro por unos segundos, se acercó poco a poco a mí, me quede congelado, sin dudar quería que lo besara, pero finalmente sus labios tocaron mis labios, comenzamos a darnos un beso, el me estaba besando, yo simplemente estaba congelado no hacía nada. Después con su mano derecha tomo mi cabeza para acercarnos más, fue cuando finalmente cedí y comencé a bersarlo. Un beso lleno de pasión, juan con su mano tomaba mi cabeza, mis manos lo abrazaban en la espalda baja, su lengua se enredaba con la mía, poco a poco ese beso tierno se fue tornando apasionado, ahora el tomaba mi cabeza con las dos manos y nos recostamos en el sofá, mientras ese beso apasionado continuaba, yo lo tomaba por las caderas y frotaba sus nalgas por encima del pantalón.
Después de varios minutos, empezó a desabrocharse la camisa pero sin dejar de besarnos, yo dejándome llevar por el momento, traía tenis y con los mismo pies me los quite, finalmente el se quito la camisa, dejando ver un cuerpo delgado robusto con vello en el abdomen y pecho. Poco a poco nos desasíamos de las prendas, Después se desabrocho el pantalón y se lo quito, traía una trusa blanca en la que se podía ver su verga totalmente erecta.
Me tomo por la espalda y me sentó en el sofá me bajo el pantalón y el bóxer pero sin quitármelo, saco mi verga ya erecta, creo que en definitiva le había hecho efecto el alcohol ya que un macho como él nunca lo hubiera imaginado chupando una verga y menos la mía.
Tomo mi verga erecta, la miro algunos segundos y con la punta de la lengua lamio mi glande. Una sensación tan placentera recorrió cada centímetro de mi cuerpo, nunca había tenido sexo, lo cual a la vez me asustaba pero a la vez me gustaba. Solo con la punta de su lengua lamia mi glande, cada lamida era más y más placentera; De un lado al otro, de arriba abajo su lengua lamia, después lo hacía en círculos, mientras yo me moría del placer, sentía que en cada lamida le arrogaba mi leche en su cara pero aun así seguía disfrutando aquel momento.
De pronto su lengua recorre bajando hasta mis huevos, lo cual me hiso retorcer de placer, solo con la punta de su lengua daba lentas y placenteras lamidas a mis huevos, de nuevo volvió a recorrer con la punta de su lengua toda mi verga, de arriba abajo, cada vez mas era mas y mas placer. Nuevamente me sorprendió, esta vez se trago la mitad de mi verga en su boca, trato de meterse toda mi verga pero no pudo solo la chupaba hasta la mitad, pero aun así seguía sintiendo mucho placer, mi verga ya estaba totalmente hinchada sentía que ahora si me venía sobre su cara, gemí de placer como unas tres o cuatro veces.
Yo me acerque a su oído y le dije en un tono suave:
Yo – Quiero chupártela
Juan dio una última chupada a mi verga, se puso de pie y bajo su trusa blanca y al fin pude ver su verga totalmente erecta, aproximadamente unos 18.5 cm, con muchos vellos y con muchas venas sin duda un buen rabo digno de aquel macho. Los dos nos desnudamos completamente nos quitamos toda la ropa que teníamos.
Juan se sentó sobre el sofá y yo me hinque frente de el; Tome su verga erecta con mi mano sin dudar la comencé a chupar, Juan solo pudo llegar hasta la mitad de mi verga, yo, no pude más que solo parte de la punta, pero aun así le lamia toda su verga, el glande, el tronco y los huevos, me trague algunos vellos de sus huevos ya que como les digo tenía mucho vello ahí. Seguía chupando o más bien lamiendo su verga, al parecer yo no lo hacía tan mal ya que Juan cruzó sus manos por detrás de su cabeza y se recargo y tenía cerrados sus ojos y dejaba soltar algunos ligeros gemidos de placer.
En un movimiento rápido, Juan me aventó al piso, yo quede tendido en el suelo, Juan se puso encima de mí, pero en lugar de poner su rostro frente a mí, puso su verga frente de mí, un 69 era lo que Juan y yo estábamos haciendo.
Interrumpido solo por algunos segundos, continúe chupando su verga. Mi verga descanso ya que se pudo flácida pero de nuevo en aquella excitante pose Juan tomo mi verga y de nuevo la comenzó a chupar, nos estábamos dando placer oral mutuamente, era un placer que aun sigo sin explicar, una sensación que hacía que sintiera que estaba en la gloria del sexo. Por mi mente no pensaba ni pasaba nada, solo me dejaba llevar por aquel momento lleno de sexo.
Juan continuaba lamiendo mi verga desde el glande hasta mis huevos. Cada vez mi verga estaba mas y hinchada, cada lamida era una sensación de placer inexplicable que cada vez era más fuerte, por mi parte, casi no podía chupar la verga de Juan ya que me quedaba totalmente recta y solo chupaba su glande y con mi lengua lamia su tronco, cada vez que recuerdo ese momento aun me éxito y me llena de placer. Pasaron varios minutos, no sé cuántos, pero parecía que llevábamos horas y horas en aquel 69, hasta que Juan se hinco pero esta vez con su tremenda verga apuntando a mi culo, yo dejado llevar por el momento pare aun mas mi culo.
Juan bajo su mano derecha y apretó mi culo dejo salir un suspiro, tomo su tremenda verga y la acerco a mi culo, yo estaba ahí esperando a que entrara en mi culo solo pensaba en sexo; Finalmente sentí su glande abriéndose paso entre mis dos nalgas hasta toparse con mi hoyo poco a poco la punta de su verga abrió mi hoyo hasta que poco después no pudo entrar aquella verga en mi culo, Juan saco su verga y la volvió a introducir pero esta vez lo hizo de un solo golpe… Entro menos de la mitad de su verga el cual me dolió muchísimo tanto solté un grito muy fuerte e hizo que empujara a Juan hacia atrás,
Yo – ¡Ahhhhhh!
Juan – ¡Perdón! No pensé que te fuera a lastimar, lo lamento
Aquel dolor era tan intenso que se me fue la erección pero no la excitación.
Yo – ¡Me dolió! ¡Ahh!
Juan – ¿Quieres terminar ya?
Yo – No, aun no
Juan – ¿Estás seguro?
Yo – (Deje salir un pequeño suspiro) Si
Nuevamente Juan tomo su verga y poco a poco su verga se abría paso en mi adolorido culo, admito que aquello no me estaba gustando nada ya que lo único que sentía era un inmenso dolor que hacía quererme acabar y que no me siguiera penetrando, pero poco a poco ese dolor fue desapareciendo, mi verga fue retomando su erección, el dolor fue desapareciendo y el placer nuevamente apareciendo.
Aquella tremenda verga fue abriéndose paso en mi culo, cada vez era más profundo el hueco que dejaba la verga de Juan, cada vez sentía que me salía por un lado, estando yo en “cuatro patas” lo único que hacía era gemir del placer y tomar mi verga y masturbarme, al principio las enculadas eran lentas y dolorosas pero pasando el tiempo fueron haciéndose rápidas y apasionadas.
Aún recuerdo ese momento, Juan metía y sacaba su verga de mi culo; Varias veces sentí caer el sudor de su frente en mi espalda, su respiración cerca de mi oído, sus tiernos besos en mi mejilla…
Pero eso se fue tornando en algo, salvaje, placentero y excitante, a medida que pasa el tiempo cada vez eran más rápidas las enculadas, las respiraciones más intensas, Juan se aferraba más a mi cuerpo con sus brazos, cada vez yo gemía más y más. Juan tomo mi verga y comenzó a masturbarme, era una sensación muy placentera ya que me estaba enculando y al mismo tiempo masturbando.
De un momento a otro, Juan me tomo y me puso frente del pero aun acostado en el piso, el encima de mí pero viéndonos los dos, tomo mis piernas y las separo para que su verga pudiese entrar en mi culo, y así fue, Juan seguía con aquellas tremendas enculadas, esta vez Juan coloco sus manos a cada lado de mis brazos pero en el piso y mis manos las puse en sus hombros.
Aquel momento parecía irreal, no único que veíamos los dos eran nuestros ojos, sus ojos con los míos y mis ojos con los suyos; Poco a poco nuevamente nos fuimos acercando hasta que nuevamente nos besamos, ese instante fue tan erótico como romántico… Sentir sus labios y la vez su verga dándome culadas, de un momento a otro Juan exclamo
Juan – ¡Me corro! ¡No aguanto más!
Juan detuvo las enculadas, sentí como su verga dentro de mi culo se ensancho y dejo salir aquel espeso y calientito semen, en mi culo sentía como eran disparados a presión y llenaban mi hueco, mientras Juan aun jadeaba de placer y débil se recostó encima de mí, dejando su cara aun lado de la mía, sentía aun su respiración en mi odio, mientras su verga se hacía flácida poco a poco, su verga, sentía como su semen salía escurriendo por los lados de mi culo.
Yo no me vine, sin embargo tome mi verga y la saque por debajo de las nalgas de Juan y me masturbe y me deje venir, unos cuantos chorros de semen salieron disparados y cayeron en la espalda de Juan, ahí, estábamos los dos, tendidos en medio de la sala, recuperando la respiración y la fuerza.
Pocos minutos después, Juan se acostó aun lado de mí, me miro, y cerramos los ojos, sonó mi celular, era la alarma que solía despertarme a las 6:00 am. Nos quedamos completamente dormidos toda la noche desnudos en la sala, rápidamente para no despertar a Juan, apague la alarma de mi celular, tome mi ropa y subí al baño para limpiarme y cambiarme ya que a la universidad entraba a las 7:00 am y me hacía cuarenta minutos de camino.
Me limpie el semen de Juan, aun me dolía poco el culo, me cambie y me peine. Me dirigí a la habitación donde dormía Juan, tome una almohada y una cobija que estaba ahí, baje a la sala y le puse la almohada debajo de su cabeza y lo cubrí con la cobija, ordene un poco su ropa y la deje en un sofá, Salí de su casa y me dirigí a estudiar a la universidad.
Aproximadamente a las 12:00 pm, me llego un mensaje de texto de el
“Espero verte hoy
A las 7:00 pm en mi casa,
… Juan”
Mi mente me estuvo torturando con los pensamientos de que Juan y yo haríamos a las 7… Pero esa es otra historia que les contare después.
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