¡Mi primito, fue el primero en follarme!
Jamás paso por mi cabeza lo que a partir de ese viaje, viviría..
¡Mi primito, fue el primero en follarme!
Relatare algo que viví en mi juventud, hace bastante tiempo atrás, con un primito adolescente.
Todo comenzó a suceder, cuando ante la insistencia de mi madre. a que fuese a visitar a su hermana, mi tía Amanda, me resistía a hacerlo, estaba separada, y vivía con su hijo Esteban, un chico rubiecito, que recordaba cuando era un niño, si bien yo era mayor, tenía la imagen de esa época.
Ante su obstinación, decidí ir, después de casi 5 horas de viaje, en un bus, poco confortable, apenas arribó a la terminal, ahí estaba mi tía, con mi primito, agitando sus brazos, muy contentos. Después de los saludos habituales, observé, que, si bien mi tía mantenía la imagen de aquella época, Esteban ya no era, ese niño que conocía, a pesar que le llevaba casi media cabeza, un lindo chico rubio, de ojos celestes, muy blanco, muy extrovertido y hasta en determinados momentos, diría, bastante caprichoso en algunas cosas, donde su madre, no dejaba de consentirlo.
La segunda noche, comenzó a buscarme, a tocarme, al punto de tener una lucha, con almohadones, entre nosotros, que a pesar de mi contextura física lo superaba, pero después de un rato volvía a insistir, que, sin llegar a darle un corte, reiniciaba ese toqueteo, que llegado un punto a terminar cansándome, que, si bien ya no era un niño, tenía actitudes algo infantiles.
Creo que fue, a la noche siguiente, que se puso demasiado denso, buscándome una y otra vez, rápidamente pude reducirlo, al punto de pretender quitarle su pantaloncito, pidiéndome que no siguiese, suponiendo que ya no quería más, no hice más nada.
No creo que no habrían pasado más de quince minutos, cuando volvió a agarrarme, que nuevamente lo reduje, poniéndome arriba de él, diciéndole:
“Si sigues, jodiendo te desnudo” Riéndose de mis palabras, para nuevamente volver a hacerme algo. Casi inmediatamente, repitiéndole lo que le había dicho, pareció que eso lo incitaba, reiniciando sus “arremetidas”.
Y esta vez estaba dispuesto a desnudarle, para intentar darle un escarmiento, donde si bien no utilicé toda mi fuerza, no demoré en dejarlo boca abajo, montado sobre su cuerpo, quitándole sus pantaloncitos, comenzando a gritar, frenando. mi tentativa, para evitar ser oído por mi tía. Diciéndome:
“Eres muy bruto, me haces doler”
“De acuerdo terminemos con esto, quiero dormir”
Por suerte, no dijo más nada, durmiéndose, mientras aproveche para continuar leyendo una novela policial.
La tarde del siguiente día, era muy calurosa, mi tía Amanda, había salido, nos acostamos en calzoncillo, intentando soportar, esa fuerte temperatura, con un ventilador que algo ayudaba, pero a pesar de todo eso, Esteban comenzó a provocarme, que rápidamente volví a reducirlo, diciéndole:
“Esta vez te desnudo” Que por supuesto en escasos minutos, comencé a bajar sus calzoncillos, a pesar de sus gritos, hasta que lo desnudé, notándolo algo atemorizado, pidiéndome que parase.
No lo hice, pretendía darle una lección, y de paso divertirme, mientras le decía:
“La próxima vez te cojo”
Eso pareció asustarlo más, intentando, quitar mis brazos que lo aprisionaban fuertemente, observando que estaba con su verga erecta, algo que me llamo la atención, pero más que nada por su tamaño, sintiendo, hasta algo de envidia.
Cuando oímos que había llegado su madre, manteniéndonos quietos, y callados, solo nos miramos, mientras se ponía su calzoncillo, diciéndole:
“¿Está todo bien, primito?” Asentando con su cabeza.
Esa tarde no paso más nada, olvidando rápidamente, ese llamémosle “acontecimiento”
Esa noche, estaba bastante calmo, parecía que había hecho efecto mi imposición, estaba como algo extraño, me observaba de una manera distinta, al punto que le pregunto:
“¿Pasa algo, Esteban?”
“No, no pasa nada” Sonriéndome, mientras nos acostábamos en cada cama, cuando me dice, al rato:
“¿Puedo ir un rato a tu cama, primo?”
“Si quieres, ven” Esperando que no iniciase sus acostumbrados “acosos”, que apenas se acuesta conmigo, me dice:
“Te agrado desnudarme?
“En realidad, me divirtió, además te habías asustado”
“Creo que sí, hasta tuve como una excitación”
“¿En serio, que fue lo que te incito?
“No sé, posiblemente, ¿sentir que me tocabas?” No sabiendo que llegar a responderle, quedándome como paralizado, en el momento que me dice:
“Quieres que me desnude? Sin saber que responderle realmente, esta vez me excite, sin pensarlo demasiado, le dije que lo hiciese, y apenas lo efectuó, acaricie su blanca piel, mientras le preguntaba:
“Ya te salta la lechita?” Se puso colorado, haciéndose el que no entendía.
“¿Te haces la paja, y te salta la lechita?, primito” Le reitero
“Ah, sí claro, si, hace ya un tiempo” Contestó tímidamente.
Que al sentir nuestros cuerpos rozarse, tuve una erección, me quité el pijama, y como algo tácito, sin decirnos nada, nos acariciamos tímidamente, hasta intercambiamos, al tomarnos nuestras vergas, iniciando un lento y prolongado movimiento, donde la alteración, nos fue llevando a un estado de convulsiones, hasta que nuestra simiente concentrada, salieron a la luz, impactando en nuestros calientes cuerpos y las blancas sabanas., abrazándonos rápidamente.
Creo que tuve algo de retraimiento por los sucedidos, a pesar que mi primito parecía haberle alegrado, al besar mi boca.
Intenté, dar por finalizado ese acto, aunque mientras trataba de dormirme, mil vueltas daban en mi mente, hasta que el sueño se apodero de mí.
A la mañana siguiente, mi primito, muy eufórico, vino a mi cama, donde no tardó en besarme, que, al sentir sus labios, me prendí a su boca, con desesperación, acariciando su piel totalmente desnuda, notando como su verga erecta, denotaba su estado de vigorosidad.
A pesar de no haber tenido idea de tener sexo con mi primito, algo me sucedió, como desesperado tendí a chupar su sobresaliente verga, lamiéndola, hasta llevarla al interior de mi boca, sin ninguna aprensión, devorándola con total insistencia, ante las exclamaciones de placer de Esteban.
Unos golpes en la puerta nos sobresaltaron, era mi tía, que decía:
“Chicos, arriba ya está el desayuno” Mientras reaccionamos sorprendidos, ante lo que estábamos efectuando, vistiéndonos rápidamente para ir a merendar.
Después de saludarla a mi tía, nos dice:
“Parece que tenían sueño, ya es casi las 11 am”
“Si, nos dormimos tarde anoche” Conteste rápidamente, mientras le sonreía a mi primito.
Cuando estuvimos solos, en su habitación, Esteban me provocó, tratando de manotear mi verga, tratando de impedírselo, comentándole:
“Creo que estamos obrando mal, realmente lo disfrute, pero me parece que debemos cortarla”
Haciendo caso omiso a mis palabras, comienza a desnudarse, observando su blanca y lampiña piel, ante el bamboleo de su cintura, mientras su verga péndula, de una manera graciosa y muy seductora, como si fuese un poderoso imán, me arrodillo para mamársela, sin poder contenerme, llevándolo a un estado de paroxismo, donde sus exclamaciones inundaban la habitación.
Si bien nunca había tenido atracción homosexual, mi primito tenía una seducción especial, su cara, diría angelical, y su miembro, algo desproporcionado con respeto a su delgado cuerpo, me llevaron a ese estado de arrebato, chupando sus testículos, lamiendo su verga, hasta que llegue al extremo de hacerlo acabar en mi boca, llegando a tragar, parte de su cálida esperma, mientras acariciaba mi cabello, como en señal de placer.
Debo confesar, que me sentí algo avergonzado, por lo sucedido, pero me levantó, besando mis labios, agitando mi verga hasta hacerme eyacular. Durante casi todo el día pensé en lo sucedido, con la idea de no volverlo a repetir, aunque, uno propone y el Diablo dispone.
Si bien había ido para quedarme apenas una semana, terminé estirando mis días, a casi 20, ante la alegría de ambos, fundamentalmente de Esteban.
Si bien todas las noches nos quedábamos a ver televisión, con Esteban, esa noche me sentía distinto, posiblemente algo excitado no sé, cuando ante mí, comenzó a desnudarse, traté de impedírselo, temiendo que apareciese su madre, donde esa mezcla entre la aprensión de que pudiese aparecer y la excitación, se suman, acelerando mi corazón y las tensiones.
Su cuerpo desnudo, no dejaba de tentarme, lo acariciaba, notando su erguirá verga, que no podía dejar de lamer, chupando sus tetillas, para proseguir con su miembro, no dejaba de cautivar, sin dudar, que mi primito lo maliciaba, llevándome a ese juego sexual, que fui poco a poco entregándome.
Fui cediendo, ante sus caricias, hasta que, bajó mis pantalones, chupando de mi verga, metiendo su dedo en mi ano, mientras me decía:
“Quieres que te coja?” Sin contestar nada, permití que su dedo siguiese accediendo en mi abertura, entregándome a su encantador acoso, hasta que me tomo de la mano para irnos a la habitación, nuestra exaltación era incontenible, besos, abrazos y una serie de caricias no estaban llevando a un estado de éxtasis, cuando en determinado momento quedé acostado boca abajo, montándome rápidamente mi primito, apoyando su pecho contra mi espalda, mordisqueando mi cuello, mientras tocaba mis glúteos, hasta meter dos de sus dedos en mi hendidura, me excitaba ese juego previo, aunque no sé si estaba dispuesto a ser follado.
Cuando sentí su verga entre mis nalgas, intente sacarlo, aunque haciendo caso omiso a mi negación, continuo, hasta que colocó su glande en mi abertura, dando un salto, para que no la metiese, pero ante una fuerte palmada en mi trasero, me hizo ceder, obligándome a recostarme nuevamente. Preguntándole estúpidamente:
“Quieres hacerlo?”
“Por supuesto primo”
Como algo morboso pobló mi mente, al pensar en ser penetrado por mi primito, quedándome quieto, esperando ser transgredido, por estimulación, curiosidad o ver que sucedía o sentía.
Al percibir la cabeza de su miembro, que intentaba penetrar mi abertura, a pesar de su poca experiencia, sugiriéndole que utilizase algún, lubricante, corriendo hacia el baño a buscar algo.
Permanecí tendido, a su espera, cuando embarduno mi ano con una crema, hasta que impacientemente apoyo su glande, sintiendo una extraña sensación, aparte de apreciar una mezcla entre molestia y excitación. Relajándome a la espera de penetrarme con su miembro, cuando abruptamente accedió bastante, ante mi grito de dolencia, y sorpresa.
En el que un último empellón, lo había depositado totalmente, sentía que me salía por la garganta, estaba enorme. Cada vez que salía me succionaba las entrañas y cuando entraba me empujaba todos mis órganos internos. Dándome la sensación, que era como una sanguijuela, adherida a mi cuerpo, intentando adueñarse de él, pareciendo transformarse en un ser diabólico y opresor.
Que, a partir de ese momento, se convirtió en mi dominador o pretendió serlo, terminando aceptando, siendo su sumiso “cautivo”, por un tiempo, cuando sus embestidas pronto se volvieron más fuertes, más violentas, percibiendo la fricción de su verga en mi membrana intestinal, que después de una serie de empellones rápidos y penetrantes supuse que estaba cerca de eyacular, y así fue… su verga tocó fondo en mí y sentí claramente cómo sus tibios jugos, iban regando mis intestinos.
Él temblaba, se retorcía apretando mis pechos y pellizcando mis pezones, se convulsionaba y temblaba como un poseído, gruñendo con cada disparo que salía de su verga, y de pronto se desplomó sobre mi espalda, abrazándome exhausto y sudoroso, pero sin sacar su verga de mi adolorida funda.
Mi cuerpo estaba empapado por el sudor, como consecuencia de ese calor contenido en esa habitación, sumado a lo sucedido.
Después de ese coito, cerca de la 6 am, volvió a hacerlo, me agradaba, repitiéndolo esa tarde y nuevamente por la noche al acostarnos.
A la mañana siguiente, me levanté para bañarme, Esteban dormía plácidamente, estaba terminando con mi ducha, cuando accedió al baño, medio dormido me saludo, mientras orinaba, miraba su verga bastante erguida. Al darse cuenta de mi observación, apenas terminó de hacer pis, sacudió su miembro, que, como una especie de llamado, me arrodillé a mamárselo, percibiendo una serie de sabores, agrios y amargos, que me seducían.
Apenas mantuvo su máxima rigidez, me levantó, inclinándome sobre la mesada del lavatorio, introduciéndome su miembro, convirtiéndose nuevamente, en mi activo macho.
se me acerco para besarme, cuando al cabo de un rato estaba inclinado sobre la mesada del lavatorio, mientras, comenzó a penetrarme.
Debo admitir, que me atraía ser el pasivo en esta relación homosexual, aunque deseaba hacerlo también, me cautivaba su blanco y pomposo culito. Una tarde, mi tía salió, para visitar a una amiga, después de darnos una serie de advertencias, realmente no era para andar por la calle, por la temperatura reinante, Esteban se fue a bañar, mientras que me quedé en la sala, que era el lugar más fresco de la casa. Al rato apareció desnudo, colgando su miembro de una manera tentadora, se lo acaricié y hasta se lo besé, cuando me dice:
“Quieres que hagamos algo?” Me sonreí, suponiendo que deseaba, mientras me levantaba para besarnos, tocándome de los hombros, para que me arrodille, sabía que le encantaba, así que accedí a su deseo.
Luego me levanté, alzándolo para acostarlo sobre el largo sofá, mientras me quitaba mi ropa, su culito blanco y abultado, no dejaba de sentirlo muy atractivo y sensual. Se lo palpé, hasta meterle mi índice en su abertura, que trató de impedirlo, pero volví a insistir.
Una vez que me desnude, lo monté, negándose a hacerlo, pretendiendo que fuese nuevamente, el pasivo, ya lo había hecho varias veces, y deseaba esta vez, cambiar los roles, quería probarlo, así que, algo ofuscado, no quise acceder al capricho de este pendejo.
Se había empeñado a no dejarse follar, si bien no soy un tipo violento, rápidamente lo reduje, colocándolo sobre mis rodillas, y a pesar de sus berrinches, le apliqué una serie de palmadas sobre sus glúteos, dejándoselos rojos, algo que me excitó, noté que su verga, aun se mantenía erecta, lo volqué boca abajo sobre el sofá, montándolo, a pesar de sus sollozos, llevando sus brazos hacia atrás, sujetándolos de sus muñecas, mientras buscaba su orificio, le decía:
“La próxima vez, utilizo mi cinto”
Gritaba, lloraba, sin dejar de decirme improperios, algo que parecía enardecerme, cuando mi glande, lo deposito, en su ano, empujándolo fuertemente hasta introducirle toda mi verga, ante sus berridos, sintiendo una especie de satisfacción, al sentir como mi miembro se desplazaba a través de su conducto, en ese delgado cuerpo.
Hasta que, ante mi sorpresa, sus injurias se fueron transformando en gemidos, ante mis rápidas bombeadas, sintiendo como sus músculos anales, oprimían mi miembro, levantado su culo como deseando más, sin dejar de largar, algún sollozo, era una deliciosa y morbosa satisfacción, al comenzar a agitarme en su interior.
Continúe bombeándolo, de una manera violenta, empujando con fuerza, ante sus exclamaciones, comprobando que lo había dominado, dándome una sensación de dominio, mientras tomaba su polla, agitándola, al unísono de mis movimientos, notando como su cuerpo, comenzaba a convulsionar, sintiendo como mi miembro friccionaba esa membrana virgen.
Hasta que no tardamos en eyacular, casi simultáneamente, al quitársela, se corrió a un extremo del sofá, me dio pena, así que lo abracé, en demostración de cariño, acurrucándose a mi lado.
Lo bese en los labios, diciéndole, en parte algo arrepentido:
“Discúlpame, si fui demasiado rudo”
“No, está bien, tenía algo de miedo, pero no me desagrado” Casi en un susurro, y hasta algo avergonzado me dice:
“Me gusto, primo”
Esa noche, como en una nueva ceremonia, lo desnudé lentamente besando su cuerpo, su verga denotaba su estado se excitación, hasta que lo acosté sobre la cama, besé sus glúteos, hasta separárselos, viendo su rosado ano, dispuesto a penetrárselo, le di varios chirlos, que parecían no solo agradarle, sino que lo excitaban, recordé lo del cinto, aunque no estaba dispuesto a aplicárselo, aunque mis fuertes palmadas, parecían estimularlo.
Eso me llevó a tomar la decisión de ir en su búsqueda, aplicándole un par de azotes, algo leves, que pareció aceptarlos, entrando en un juego, en donde mis fustazos, y besos, solo lo hacían gemir, sin intentar moverse.
A pesar de no tenerlo determinado, comencé a instigarlo con mayor rigor, aplicando más fuerte esos azotes, hasta quedarse marcado, por esas flagelaciones, gimiendo y conteniendo sus gritos.
Besé nuevamente sus glúteos, lamiendo su ano, surgiendo sus convulsiones, en el momento que mi verga, usurpaba nuevamente su conducto rectal, ante sus exclamaciones de placer.
gran realto con ganas de leer la siugiente parte
Como sigue?
Excelente relato, Como sigue?
Hola! Me encanto tu relato, es muy excitante… Saludos
Así da gusto masturbarse, como sigue? necesito mas.
Buen relato, como sigue?
excelente relato me gusto para las personas que comentan estoy tratando de hacer amistad para hablar de todo tipo de temas les dejo el ID de mi telegram esperando hacer amistades. saludos. @AJfake