MI PRIMITO Y YO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por HentaiBoy.
Siempre me consideré un chico hetero normal, me gustaban las chicas lindas de piel blanca o morena, rellenitas o flaquitas, y en mis 23 años de vida que tengo les aseguro que nunca me falto que alguna chica se babeara por mí.
Pero así como había mujeres que se morían por mí también había chicos de ambiente que prácticamente me acosaban porque querían que yo estuviera con ellos, al parecer tengo algo que los engancha una vez que me conocen.
Eso a mí no me molestaba, mas sin embargo no les prestaba atención porque yo estaba seguro de mis gustos, aun así nunca los trate mal ni nada por el estilo, será porque ya estaba acostumbrado a tratarlos ya que mi familia conocía a varias personas de ambiente que eran y son amigos de la familia pero que además eran gente seria que no se andaba con juegos ni cosas raras.
No me considero un Míster Venezuela, pero creo que soy buen parecido y simpático: soy de piel blanca, mido 1,75, contextura robusta tipo atlético (ni gordo ni flaco), cabello castaño y corto, ojos marrones claros un poco achinados.
Mi personalidad es la de un individuo comunicativo, cordial, atento y educado; aunque también soy chocante, caprichoso, odioso y rencoroso; eso me da un toque de humor negro muy característico, además siempre soy sincero al decir las cosas y por eso siempre digo lo que pienso (se puede decir que por las buenas soy bueno pero por las malas soy malo: ángel y demonio).
Algo importante de mí es que soy una persona muy, pero muy intuitiva, observador y curioso; es por esa razón que me doy cuenta, sin preguntar, de cosas que las demás personas no sabrían así nada más; y es gracias a esta manera de ver el mundo que he descubierto sucesos impresionantes y sorprendentes de las personas que conozco y de las que me rodean.
Por lo general no hablo con nadie de eso que descubro pues aprendí por las malas que las personas son capaces de hacer cualquier cosa con tal de mantener a salvo un secreto.
Mi primo, al que llamare Ricardo, tiene actualmente 14 años de edad.
Él es el típico adolescente consentido que se la da de sifrino, además es creído y odioso hasta más no poder.
Para entender mejor todo el asunto con mi primito les contaré como conocí a Ricardo; para eso tendré que remontarme un par de años atrás.
Yo conocí a mi primo cuando él era más carajito y tenía 10 años, lo conocí en cierta ocasión que viaje al oriente del país.
Tenía tiempo que no visitaba a esos familiares ya que la última vez que había ido era porque mi abuelo paterno había muerto.
Sin embargo ahí estaba yo otra vez reencontrándome con mis primos, tíos, tías y demás familiares.
Un hecho curioso es que en esa zona del país tengo puros primos varones y de varias edades, algunos contemporáneos conmigo y otros mayores que yo.
Otros eran menores como mi primo Ricardo (10); había un montón de primos pero los que siempre se la pasaban en la casa en donde yo llegue eran Bastian, Esteban, Eliezer y José Antonio, de 9, 12, 11 y 14 años de edad respectivamente.
Los primos menores que yo no me conocían y era la primera vez que compartíamos, pero como yo siempre les he caído bien a los niños, niñas y adolescentes no fue problema llevarme muy bien con ellos.
Tanto así que dos de mis primitos, Bastian y Esteban, los cuales eran hermanos, se pegaron tanto conmigo que después de un par de meses me trataban como a su hermano mayor.
Me decían hermano delante de todo el mundo y siempre comentaban orgullosos que yo era su hermano mayor.
Ricardo no vivía ahí en esa casa, él vivía con su papa en otro lado de la ciudad, y solo iba de visita a la casa de su mamá algunos fines de semana o en épocas de vacaciones.
La mamá de Ricardo era mi tía y ella vivía en otro sector de la ciudad, que no quedaba muy lejos de donde yo había llegado.
En esa ocasión decidí visitar a esa tía, llamada Diana, y como era de esperar mis dos primitos hermanos también fueron conmigo, pues nos quedaríamos por un fin de semana completo.
Cuando llegamos a la casa ahí estaba mi primito Ricardo que también había ido de visita.
En esa época él era un niño lindo de piel clara, un poquito rellenito pero no gordito y con una carita de ángel que resaltaba, sin embargo pude darme cuenta que tenía un “algo” que lo hacía diferente a los demás; también era curioso y atento, aunque un poquito reservado y tímido.
Esa noche dormimos mis primos y yo en una misma habitación, por suerte la cama era grande al igual que la habitación.
La primera noche nos acostamos tardísimo pues no las pasamos echando broma, contando chistes e historias de miedo y sobre cosas sobrenaturales que nos pasaron.
La segunda noche nos pusimos morbosos pues decidimos ver videos porno y contar situaciones de sexo, bueno aunque el único que podía hablar de sexo era yo me sorprendió saber que esos niños ya habían experimentado situaciones medianamente sexuales y calientes.
Todos estábamos con nuestros miembros a reventar y de la nada uno de mis primos reta a todos a mostrarse el pene, me pareció graciosa la escena así que no me negué y más bien incite a Bastian, que fue el de la idea, a que mostrara su pene primero.
Bastian se negó, le dio pena al principio, pero después accedió y no los enseño a todos.
El segundo en mostrarlo aunque con un poquito de vergüenza fue Steven; mientras tanto Ricardo no se entusiasmaba a nada pero ahí estaba de curioso.
Le tocaba a él y no quería enseñar nada a nadie, me toco obligarlo, los demás intentaron ayudarme pero el único que podía con él era yo y cuando ya estaba a punto de bajarle el pantaloncito corto que cargaba comenzó a ponerse rabioso y amenazó con que se lo iba a decir a su mama.
En ese momento lo solté en el acto y lo deje quieto.
Después de eso no seguimos con el juego y yo no mostré nada tampoco; nos dormimos sin más.
La siguiente noche volvimos a ponernos morbosos pero además comenzamos a hablar de novias y chicas.
Ellos querían saber los pormenores de mis encuentros sexuales así que comencé a contarles sobre mis relaciones sexuales.
Ellos muy emocionados me escuchaban atentos y al final me pidieron que les enseñara como conquistar a las chicas y seducirlas.
Poco después se interesaron en lo que había que hacer al momento de estar con alguna chica y tener sexo.
Era un poco incómodo explicarles con detalles porque ellos querían que hiciera como si de verdad estuviese con una chica en ese momento.
Lo que se me ocurrió fue acercarme a uno de ellos para que hiciera el papel femenino, al principio fue cómico porque no aceptaron eso pero después accedieron para poder aprender.
Yo estaba claro que todo eso sería con fines “educativos” así que de forma muy seria me acerque a Esteban y de manera sensual comencé como a seducirlo, al mismo tiempo les iba diciendo en donde tocar y donde dar los besos, todo aquello de una manera muy respetuosa.
Ya cansado con tanta explicación decidí agarrar a Esteban y hacer como si me lo tuviese cogiendo haciendo los movimientos y gestos propios de una escena de sexo.
Todos se echaron a reír, seguidamente solté a mi primo y después les pregunte que si sabían cómo masturbarse.
Todos se sorprendieron y dijeron que no sabían que era eso, aunque habían escuchado al respecto pero nunca supieron cómo era masturbarse.
Yo soy así, siempre soy sincero y digo las cosas claras, así que no me pareció raro hablar de ese tema ya que estábamos algo excitados y además era una reunión de chicos.
No podía creer que no supieran nada del tema; decidí explicarles diciéndoles en teoría como era darse una buena paja; les hable sobre todo lo que había que hacer para masturbarse.
Al final Ricardo pregunto: ¿Por qué nos masturbamos? A lo que Bastian respondió: ¡Es para que nos salga leche! -.
Yo me puse a reír en ese momento y les dije que eso era cierto.
Seguidamente Ricardo pregunto que si a mí me salía leche.
Volví a reírme pero esta vez de forma sarcástica y le dije que sí, además agregue que me salía bastante leche.
Note que Ricardo estaba muy curioso al respecto.
Bastian poco después dijo de forma desafiante: – ¡Enséñanos para ver si de verdad te sale leche! -.
Yo obviamente me negué porque no me parecía correcto.
Pero lo que me sorprendió es que después él se sacó su pequeño pene y comenzó a masturbarse de una manera muy torpe.
En ese momento Ricardo comenzó a burlarse de mí diciendo que yo tenía pena.
Después todos comenzaron a burlarse también.
Es por esa razón que de una manera muy chocante me saque mi pene y comencé a parármelo para posteriormente pajearme muy lentamente delante de ellos.
Todos quedaron sorprendidos y con la boca abierta, hubo unos segundos de silencio hasta que Bastian dijo exaltado: ¡tú sí que lo tienes grande hermano! -.
Mientras mis 17 cm de verga palpitaban con todo su esplendor, Ricardo y Esteban no dijeron nada pero pude notar que el primero no dejaba de verme el miembro en plena acción masturbadora.
No sé qué pasaría pero esos dos como hipnotizados se sacaron sus penes y comenzaron a pajearse también.
Me pareció chistosa aquella escena en donde todos nos dábamos placer.
En ese momento se me ocurrió una idea, les dije a todos para ver quién de ellos tenía el pene más grande.
Los chicos muy emocionados comenzaron a medirse sus pequeños penes, Estaban salió vencedor, Ricardo quedo de segundo lugar, y Bastian se conformó con ser el último.
En ese momento yo ya un poco tembloroso les advierto que estoy a punto de explotar, ellos se acercan a mí y en ese momento siento como mi cuerpo se inunda con ese maravillosos orgasmo final; seguidamente los chorros de semen comienza a manchar el piso y parte de la cama.
Tenía tiempo que no me masturbaba así que la cantidad de semen fue considerable.
Los chicos quedaron sorprendidos con aquella escena.
En ese instante unte en mi dedo un poco de semen de la cabecita de mi pene y les dije para que lo tocaran y olieran, ninguno de ellos accedió y solo se alejaron con una expresión de asco.
Al final ellos descubrieron algo nuevo pero quedaron con sus pequeños penes irritados así que dejaron de masturbarse.
Yo por mi lado fui al baño a limpiarme y al regresar todos estaban acostados hablando, seguidamente yo también lo hice y nos dormimos como siempre.
Al siguiente día vinieron a buscar a Ricardo y nosotros nos fuimos a casa de mi abuela.
Pasaron los días y nada volví a saber de mi primito Ricardo, mientras que la relación con mis otros primos iba de maravilla, incluso había más confianza entre nosotros y los lazos de hermandad estaban más unidos que nunca.
Pasaron un par de semanas y yo retorné a casa de mi tía Diana, pero esta vez solamente fui con Bastian, mi tía me pidió que la acompañara por un par de días ya que su esposo que es policía estaba de guardia.
Los días transcurrieron normales, yo como tenía un PlayStation 3 me la pasaba jugando con mi “hermanito” y cuando no era así veíamos televisión o nos poníamos hablar pendejadas, lo cierto del caso es que yo nunca me aburría de estar con él y por su parte él no se cansaba de pasar tiempo conmigo.
En cierta ocasión mi otra tía, la mamá de Bastian, pasó por allá a buscarlo porque tenía que tomarle una foto así que se lo llevo y yo quede solo con mi tía; no sé qué habrá pasado pero mi “hermanito” no volvió a venir más.
Era fin de semana y ahí estaba yo jugando en mi consola cuando de repente veo a Ricardo llegar de la nada.
– ¡Hola primo como estas! – me dice muy alegre.
Yo sorprendido respondo: ¡Hola! ¿Y eso tu por aquí? – Ricardo sonriente contesta: – Nada, que vine a visitar a mi mama -.
Note a mi primito diferente, seria por el tiempo sin verlo, pero seguía teniendo ese “no sé qué” que había visto la primer vez que lo conocí.
Todo transcurrió normal, incluso después nos pusimos a jugar en el Play, aunque él no era tan diestro como mi otro primito y siempre se aburría rápido.
Esa noche él durmió con su mama y yo dormí solo.
La mañana siguiente me levante temprano porque mi tía me despertó diciendo que iba a salir hacer una diligencia y venia para el medio día, me dijo que me quedara con Ricardo mientras tanto, yo accedí.
Ella salió yo me lave los dientes, prepare un desayuno ligero y le guarde a mi primito también.
Cuando mi primo se levantó yo estaba matando el vicio en la consola.
Él pregunto por su mama y yo le explique todo el asunto de la diligencia que mi tía realizaría.
Después de desayunar Ricardo se puso a mi lado a ver como jugaba, después se iba a ver televisión luego salía al patio, entraba y prendía la radio, luego la apagaba, y así estaba como inquieto.
En ese momento yo pongo pausa en el juego y le pregunto: – ¿qué pasa primito?, te noto un poquito intranquilo, ¿quieres jugar? El me mira como desconcertado y niega con la cabeza.
Luego me dice: – quiero ver televisión pero me da miedo estar solo en la habitación -.
– Ok entonces vamos a ver una película – dije yo más atrás.
En ese instante me levanto del mueble y me dirijo a la pieza junto con él.
La verdad no había nada interesante en la tv así que me aburrí y decidí irme y seguir jugando en la sala.
Me levante y le dije a Ricardo – ya vengo-.
Al rato veo que mi primo se acerca a mí y me reclama diciendo que soy un mentiroso porque no fui más a ver televisión; en ese instante le explique que me sentía aburrido allá y por eso regrese a jugar.
Él se quedó viéndome como con rabia seguidamente se acerca al aparato de juegos y me advierte que si no lo acompaño hasta que venga su mamá me apagaría la consola.
Yo en tono amenazador le respondí que si lo hacía lo iba agarrar y le haría algo asqueroso.
Ricardo no dio crédito a mis palabras y de forma muy osada apaga el televisor y sale caminando hacia afuera.
Yo como siempre cumplo con mis amenazas solté el control en el mueble y me dirijo hacia la puerta, ya yo había visto por la ventana que Ricardo se había escondido detrás de unos tambores de basura, así que muy sigilosamente le doy vuelta a la casa y lo sorprendo por detrás.
Pobre, no tenía oportunidad de escapar de mis manos.
Lo sostuve por la espalda abrazándolo fuertemente, luego le doy la vuelta y lo muevo al suelo; acto seguido me le subo encima sosteniéndole los brazos y le susurro en la cara: – tú pensabas que era mentira lo que te dije, ahora sufrirás las consecuencias-.
En ese instante me acerco más a su cuerpo, le bajo los brazos y se los pego al torso, seguidamente pongo mis piernas para presionar sus brazos a su cuerpo y ya con mis mano libres le agarro la cabeza, la giro un poquito a la derecha y de forma rápida le meto la lengua en el oído.
Ricardo gritaba como loco pidiendo que lo soltara, mientras tanto yo seguía untándole mi lengua por toda su oreja.
Después de unos largos segundos me paro de una manera dinámica, lo señalo con el dedo y le advierto que si me vuelve a retar le iría peor.
Mi primito aun tirado en el suelo estaba sorprendido por lo que le había hecho, no sé si estaba molesto pero repetía a cada rato que o era un asqueroso y murmuro que se lo diría a mi tía.
En ese instante me dio algo de miedo, pero aprovechando el momento de superioridad le grite que si lo hacía le iba a pasar la lengua por la boca.
Él se calló por un instante y luego de forma desconfiada aseguró que yo no sería capaz de tal cosa.
Seguidamente se levantó y se fue para adentro de la casa.
Yo estaba todavía afuera cuando escucho a lo lejos: – “ve lo que voy hacer y tú no me vas hacer nada” -.
Cuando me acerco a la ventana veo que Ricardo está al lado de los enchufes, entonces apenas me ve agarra el cable del Play y del televisor y como si nada los desenchufa.
– ¡¡Mira carajito el coño me la vas a pagar!! – grité yo muy rabioso.
En ese instante Ricardo sale disparado corriendo y se encierra en la habitación de mi tía, pude escuchar el sonido de la puerto cuando la cerro bruscamente.
Velozmente me dirigí a la pieza y pude certificar que la puerta estaba con el seguro pasado.
Pero con lo que mi primo no contaba es que yo sabía en donde estaba la llave de dicha puerta; recuerdo que le di un puñetazo y acto seguido busque la llave que se encontraba en la cocina guindada.
Ya con las llaves en mi poder fui sigiloso a la puerta, la metí cuidadosamente y la gire suavemente.
Abrí la puerta violentamente, Ricardo no podía dar créditos a sus ojos, pues estaba ahí acostado en la cama viendo televisión como si nada.
Al verme comenzó a rogar que no le hiciera nada y comenzó a arrinconarse sujetando una cobija.
Yo mientras tanto iba acercándome lentamente, al llegar a la cama le dije: – ¡Ay primito!, yo te lo dije clarito; y para que veas que no estoy jugando vas a ver lo que te pasara -.
Ricardo estaba con los ojos bien abiertos mirándome fijamente.
Me acerque a la cama, me monte, y cuando lo tuve a mi alcance lo agarre de los pies y lo jale hacia mí.
Mi primo gritaba pidiendo que lo soltara, pero eso era algo que no estaba dispuesto hacer.
Una vez que lo tuve a mi disposición me monte encima de él, la cosa fue más fácil porque mi primo estaba arropado con la cobija.
Ricardo me veía fijamente con sus ojos color café suave, yo acerque mi cara a la suya y le susurre: – ¡te lo dije! -.
En ese momento le sostuve la cabeza con ambas manos y justo cuando le iba a pasar la lengua en la cara dudé, así que le gire rápidamente la cabeza hacia la izquierda y le metí la lengua en el oído.
Seguidamente comencé a chuparle toda la oreja, más en la parte del lóbulo; pero lo que me sorprendió fue que mi primo no decía nada, termine por mordisquearle la oreja, poco después levanto la cabeza y me quedo viéndolo: – ¿ya no te da asco que te haga esto? – le pregunto.
Ricardo no dice nada al momento, pero poco después me dice: – pero tú dijiste que me ibas a pasar la lengua por la boca -.
Yo lo quedo mirando y contesto: – No lo voy hacer pero si puedo hacerte esto -.
Acto seguido me dirijo a su cuello e intento morderlo, el mientras tanto comienza a reírse y a decir que lo soltara; sin intención de hacerle caso sigo intentando morder su cuello.
No sé qué pasaría en ese momento pero de tanto forcejeo noto como mi primo acerca sus labios a mi boca, yo me alejo un poquito, pero Ricardo sigue con ese gesto con los labios medio abiertos.
En ese instante me quede inmóvil y le dije a la cara: – ¿qué pasó primito me quieres dar un be…? -.
No había terminado de decir la frase cuando Ricardo junta sus labios con los míos y de forma fugaz me da un beso.
Ahí estaba yo perplejo con ese simple gesto, gesto que no esperaba pero si me confirmó lo que había notado en mi primo desde la primera vez que lo vi.
Tenía la sospecha de que mi primo tenía tendencia a la homosexualidad, pero no podía asegurarlo así como así, y aunque me considero morboso y perverso en cuestiones sexuales la verdad es que no podía por una simple sospecha corromper a un niño de forma errónea.
Solamente me convencí a mí mismo que mi primito era amanerado y ya; pero estaba equivocado.
Esos gestos que en ocasiones hacía, su actitud un poco delicada a veces, y esa manera que tenía al expresarse de ciertas situaciones; todas esas características obvias me hicieron creer que Ricardo era un gay en potencia.
Pero su carita inocente de ángel y su actitud reservada me convencían de lo contrario.
Gracias a ese encuentro pude tener más confianza en mis presentimientos y corazonadas.
Ricardo alejo sus pequeños labios de los míos; yo sin decir nada me incorporo y me pongo a su lado arrodillado en la cama.
Que sensación más extraña pude percibir en ese instante fugaz.
Aún así ya mis sospechas estaban confirmadas, pero para comprobar que todo eso no fue un momento de exaltación lo mire tiernamente y me acerque a su cara, entonces él aproxima sus labios a los míos pero rápidamente le doy un beso en la mejilla.
Ya cuando me iba alejando mi primo me agarró la mano como para que me quedara, pero justo en ese momento escuchamos la puerta de la sala cerrarse, era mi tía que había llegado.
El resto el día transcurrió normal, lo único raro era que mi primo apenas me hablaba, creo que tenía pena de hablarme después de lo que había pasado.
Sin embargo me sorprendió saber cuándo ya era de noche y mi tía me dice que Ricardo quería dormir conmigo.
Cosa que acepte sin inconvenientes.
Ya era hora de dormir y yo estaba acostado pensando en Ricardo y en todo lo sucedido, poco después escuche como abrían la puerta de la habitación, era mi primito.
– ¿Y por fin vas a dormir conmigo? – le pregunto apenas encendió el bombillo.
– Si, ya vengo – respondió.
Yo me arrope de pies a cabeza y me puse de lado, al poco rato escucho entrar otra vez a mi primo, sin prender la luz se acuesta a un lado de la cama.
Como había una sola cobija me doy la vuelta y le digo que se arrope; Ricardo sin decir nada se arropa y se arrima un poquito más a mí.
Pasaron un par de minutos y siento como mi primo se mueve y cambia de posición a cada rato.
– ¿Tienes frio? – le pregunto.
– Si estas incomodo puedes buscar otra cobija y arroparte tu solo; ¿o quieres que te abrace? – termino por decirle.
Como mi primo no decía nada me levante para buscar otra cobija, pero él rompe el silencio y dice como con pena – quiero que me abraces -.
Me acomodo y me acuesto detrás de mi primo, enseguida me arropo junto con él y lo abrazo pasándole mi brazo derecho por su cuello, lo pego más a mí cuerpo y él con su brazo derecho me abraza a la altura del pecho; ahí nos quedamos quietos.
Pasaron unos largos minutos cuando de repente siento como mi primo comienza acariciarme el pecho, luego baja hasta mi abdomen y finaliza en mi entrepierna.
Entonces empieza a masajear mi pene, yo me quede quieto y me deje llevar hasta que poco a poco mi verga termina por ponerse dura; justo después sube sus piernas y comienza a moverla encima de mi tieso amiguito.
Mientras tanto alza la manos las pone en mi cara, tantea todo mi rostros hasta llegar a mis labios, pasa los dedos entre mi boca, se acerca y comienza a besarme muy suavemente; yo no hago absolutamente nada, solo pensar en lo rápido que aprenden los niños, pues justo todo eso que hizo conmigo fue lo que yo le enseñe la otra vez junto con mis otros primos.
Era increíble toda esta situación en donde un niño me estaba seduciendo aunque de forma un poquito torpe, pues sus besos lo que hacían eran llenarme de saliva, aun así no me importo y le seguí el juego.
Ahora era yo quien lo besaba, instintivamente baje mis manos y toque su pequeño miembro, lo tenía tan duro como el mío.
Yo decidí que el hiciera lo que quisiera, no lo quería obligar a nada, pues todavía sentía esa conciencia moral que me decía que todo aquello no estaba bien, que no era correcto, y más sabiendo que ese niño era mi primo; y justo por esa razón no deje que las cosas llegaran a más.
Lo siguiente que sucedió fue que mi primito metió sus manitas debajo de mi bóxer y saco mi trozo de carne palpitante y sensible; justo después empezó a pajearme muy torpemente, yo también hice lo mismo con su pequeño pene.
Al rato el me sugiere: – ¡Háztelo tú mismo, quiero ver cuando te salga leche! -.
Acto seguido me dispuse a pajearme muy animadamente, no sé cuánto tiempo había pasado desde que mi primo comenzó a pararme el pito y hasta que yo terminara con pajearme, pero con tanta excitación llego el momento de explotar: ese rico y maravillosos orgasmo inundó todo mi cuerpo y pude ver como rápidamente Ricardo había encendido la luz para presenciar esa magnífica escena.
Limpie todo el semen regado y pude ver la cara complaciente de mi primito; nos acomodamos nuevamente en la cama, le di un beso en la boca, lo abrace y nos dormimos.
No paso más nada esa noche.
Las noches siguientes no hicimos nada morboso porque al otro día mi hermanito Bastian había llegado para acompañarnos.
Y es gracioso porque de día Ricardo se comportaba como un niño normal pero de noche se volvía puto conmigo y buscaba a besarme y a agarrarme el pene cuando podía.
Y como nos tocaba dormir los tres juntos en la cama no volvimos hacer nada morboso, sin embargo Ricardo se las arreglaba para meter sus manos dentro de mi bóxer y acariciarme la pija; pero no pasaba más nada porque Bastian estaba a mi lado y siempre el dormía en el medio y al lado de nuestro otro primito.
Llego el momento de irse cada quien para su hogar así que nos despedimos de esa casa y volvimos a la rutina de siempre allá en casa de mi abuela, que era en donde vivíamos.
No volví a saber más nada de mi primito Ricardo.
Pasaron un par de meses y me toco regresar a mi tierra por cuestiones personales, mis primitos lloraron al verme partir así que les jure que regresaría pronto.
Regrese a los dos meses, pero nuevamente tuve que irme.
Transcurrieron cinco meses y otra vez estuve compartiendo con mis primos, ahora prácticamente vivía con ellos allá en casa de su mama; estuve con ellos una larga temporada pero nunca volví a ver a mi primito Ricardo, solo teníamos contacto por el Facebook.
Llegaron las vacaciones y mis primos se fueron de viaje para otra región del país, yo mientras tanto decidí regresar a mi tierra a visitar a mi mamá.
Tuve que viajar a otra lejana región del país y dure casi un año por allá; sin embargo yo mantenía contacto con mis primitos-hermanos vía telefónica.
En época de carnaval regresé donde mis primitos; corría el mes de febrero del año 2014 cuando Bastian y Esteban se sorprendieron al verme llegar.
Me dio mucho gusto y emoción volver a ver a mis dos primitos favoritos un poco cambiados y en plena pre-adolescencia, estaban guapos y simpáticos; parecían los protagonistas de una de esas series que transmiten por Disney Channel o Nickelodeon.
Pero la sorpresa máxima me la lleve yo al ver que ahí también estaba mi primo Ricardo; me quede con la boca abierta y los ojos desorbitados al ver lo cambiadísimo que estaba ese carajito, estaba más lindo y apuesto que mis demás primos y eso que para ese tiempo tan solo tenía 13 años pero parecía un principito; sus rasgos estaban más definidos: no muy alto, piel clara, cabello bien peinado de color castaño claro, ojos café claros con unas pestañas resaltantes, labios rojizos y provocativos; sin embargo aún tenía esa carita de ángel que lo parecían ver inocente.
Todo un galán el niño.
La emoción me la cortó en seco cuando para saludarlo le iba a dar un abrazo como había hecho con mis demás primos: no dejo que lo abrazara pues puso sus manos para evitar mi acción.
Solamente puse mis manos en sus hombros y le di un par de palmadas.
De verdad que ese carajito estaba más cambiado de lo que recordaba.
Y de aquí en adelante comenzó a mostrar una actitud antipática y despreciable.
Nada lo emocionaba, todo parecía aburrirle, compartía con mis demás primos pero no se veía entusiasmado ni contento.
Se volvió odioso con todos y se comportaba como todo un sifrino de mierda.
Lo funesto del asunto es que conmigo toda esa personalidad se triplicaba porque me trataba peor que a los demás: no me hablaba mucho, me ignoraba, todo lo que yo decía no le parecía.
– ¿Qué le pasa a este maldito mama guebo? – Decía yo cada vez que tenía un encontronazo con él.
En los días siguientes yo trataba de evitarlo a toda costa, a veces decía cosas chocantes delante de todos para hacerlo pasar pena.
Porque si él creía ser odioso, yo lo era aún más; otra de mis cualidades es que soy demás de chocante y rencoroso.
El conflicto con mi primo estaba en pleno desarrollo, pero todo cambio cuando a él le toco dormir con nosotros en la misma habitación.
Los primeros días yo dormía con mis dos primos favoritos en la misma cama, todavía Bastian y Esteban eran pegaos conmigo y en la noche preferían echar vaina a mi lado.
Ricardo dormía en otra habitación con otro de mis primos y mi abuela.
Él tuvo que irse a nuestra habitación porque como era carnaval casi todos los familiares venían de visita y como no había sitio en donde dormir, prácticamente lo corrieron y le ordenaron que durmiera con nosotros.
Me complació ver esa cara de afligido que tenía Ricardo cuando se acomodaba en nuestro dormitorio.
– ¡Ay ve corrieron al niño de su cuarto! – dije en un tono burlón.
Él no dijo nada pero si me miro con los ojos llenos de ira.
Ya era hora de dormir pero nosotros siempre nos acostábamos tarde, así que ahí estábamos Esteban, Eliezer y yo, mientras q en otra cama estaba Ricardo jurungando su teléfono.
Bastian se había ido con su mamá.
En ese dormitorio había dos camas, una grande y otra pequeña; yo dormía con Bastian y Esteban en la cama grande, mientras que en la cama individual dormía Eliezer.
Pero como Bastian no estaba y no había más sitio en donde dormir, a Ricardo le tocaba acomodarse conmigo y Esteban.
Nos habíamos puesto a ver una película de terror y de lo emocionados que estábamos nos pusimos a echar cuentos de miedo; yo sabía que mis primos eran miedosos cuando se trataba de cosas sobrenaturales e inexplicables, así que aproveché el ambiente que había dejado la película para asustarlos aún más.
Pero lo que en realidad quería era aterrorizar a Ricardo, porque yo sabía que él también era miedoso.
Las luces estaban apagadas y solo se podía ver el resplandor del televisor.
Después de un par de historias nos acomodamos para dormir.
A Esteban le gustaba dormir pegado a la pared y a su lado yo, a Ricardo le toco acomodarse en la orilla que quedaba libre ya que yo iba en medio de la cama.
Eliezer con un poquito de miedo se acomodó en la cama individual; yo me giré hacia Esteban y le di la espalda a Ricardo.
– En la madrugada cuando haga frio me abrazas – me murmuro Estaban al oído.
Yo no podía dormir pensando en toda la situación que estaba viviendo con Ricardo, especulando sobre ese extraño comportamiento que tenía; no entendía porque había adoptado esa conducta agresiva contra mí.
Lo más arrecho de todo el asunto es que lo tenía a pocos centímetros de mi cuerpo, muy bien podía encararlo y preguntarle directamente.
Me encontraba inmerso en aquel dilema cuando de repente siento que alguien pone sus manos en mi hombro.
– ¿Será Ricardo? ¡No puede ser! – pensé.
No me moví ni un centímetro, quedé inmóvil.
Sentí como la palma de esa mano bajaba a mi cintura, luego subió un poquito hasta llegar al nivel de mi pecho; en seguida siento como poco a poco el brazo comienza a abrazarme.
Cuando ya tenía ese brazo rodeándome casi por completo, poso mi mano derecha en el brazo, luego lo agarro fuertemente y me doy vuelta rápidamente.
Era Ricardo quien intentaba abrazarme.
¿Qué haces? – dije yo mirando en la oscuridad; las luces del televisor aún continuaban encendidas, pues estaba programado para apagarse automáticamente así que podía medio ver la silueta de Ricardo en la penumbra de la habitación.
Mi primo no dice nada, se zafa de mis manos y se da vuelta como si nada; aproveche la oportunidad para preguntar: – ¿Qué pasa contigo carajito? ¿Qué coño te he hecho yo? – él no dijo nada.
Me quede esperando una respuesta, pero desconcertado decidí recostarme nuevamente.
Ahí estaba yo boca arriba pensando en el extraño comportamiento de mi primo cuando siento que Ricardo se mueve otra vez, giro la cabeza y veo como se arrima un poquito más hacia mí.
Acto seguido y sin decir nada me abraza.
¿WTF? – Digo en mi mente.
No sabía qué hacer, no sabía si rechazarlo y repelerlo o simplemente abrazarlo y seguirle el juego.
No hice absolutamente nada y no habría hecho nada más si no hubiese escuchado su voz pidiendo que lo abrazara.
– ¡Abrázame! – murmuró Ricardo.
Yo sabía que cuando él se ponía así era porque estaba en “modo puto” así que decidí abrazarlo para seguirle el juego sin más.
Nos abrazamos mutuamente por un par de segundos; luego él se voltea para que lo abrace por detrás.
Cuando lo tengo rodeado completamente siento como se mueve y se pega aún más a mi cuerpo, tanto así que sus nalgas quedan al nivel de mi pene.
Luego siento como con su brazo derecho comienza a palpar mi torso hasta que baja a mi entrepierna y comienza a apretarme la pija.
En ese momento mi querido amiguito estaba dormido tranquilamente, pero con tanto masajeo comienza a levantarse y a ponerse tan duro como un bate de aluminio.
– Tú sí que eres un caso carajito – expresé yo de forma súbita.
El ni se inmuto por mi comentario, simplemente se dio la vuelta, dejó de acariciarme la verga y tanteo mi rostro, luego se acercó a mí y sin decir nada comenzó a besarme suavemente.
Admito que esto era lo que yo quería hacer esa ocasión cuando volví a ver a mi primito después de tanto tiempo.
Recordé cuando él siendo más niño me beso por primera vez y de la manera como coqueteaba conmigo; pero en esta oportunidad fue mucho mejor el beso pues Ricardo parecía ser más práctico al momento de besar.
Sus labios provocativos estaban pegados a los míos y de vez en cuando mordía mis labios de forma sensual, de igual manera metía levemente su pequeña lengua en mi boca y luego la sacaba rápidamente.
Ya mi primito era todo un experto; nuestras respiraciones comenzaron a agitarse bruscamente, yo estaba excitándome cada vez más.
En ese instante Ricardo comenzó a juguetear con mi verga nuevamente, pero esta vez metió una de sus manos en mi bóxer y me agarró las bolas con delicadeza.
Intente poner mis manos en su pene pero él no quiso, me quitó la mano rápidamente.
Como ya mi primo me había dejado claro que no quería que lo tocara por delante comencé a tocarlo por detrás.
Con un poquito de incertidumbre puse una de mis manos en uno de los muslos de mi primito, enseguida subí mis dedos ágilmente hasta llegar a sus nalgas y ahí encima de su ropa empecé a acariciarlo suavemente, aumente de ritmo y las apreté como si estuviese amasándolas; luego metí mi mano dentro del pantaloncillo corto y proseguí con el masaje, a continuación me dispuse a meter mis dedos debajo de la tira del bóxer, luego poco a poco logre tener toda mi mano encima de esas apetitosas nalgas; pensé que Ricardo haría algo pero no hizo nada, dejo que yo continuara con mi exploración.
Mientras yo frotaba y manoseaba ese rico y suculento trasero, mi primito jugueteaba con mi verga que ya a esa altura estaba llena de líquido pre-seminal.
Me adentré un poco más en la retaguardia de Ricardo e intenté pasar mis dedos por la raja de su culo; creí que él se molestaría pero no fue así, más bien apenas sintió mis dedos excavando su abertura anal se acomodó aún más para facilitar mi trabajo.
No podía creer que mi primito cediera a mis manoseos, pero justo cuando ya comenzaba a tantear con mis dedos su pequeño orificio Ricardo deja de besarme, se aleja un poquito de mí y pregunta en voz baja: – ¿Tú le has mamado el pene a alguien? -.
Sorprendido con tal interrogación, respondí rápidamente en forma negativa.
Pensé que mi primo quería que yo le hiciera sexo oral, cosa que no estaba dispuesto hacer; así que para seguirle la corriente le hice la misma pregunta; él respondió diciendo que nunca lo había hecho.
– ¡Si me quieres chuparme la verga por mí no hay problema! – Exclamé de forma pícara.
Me sorprendió cuando él simplemente se arropo con la cobija que yo tenía y bajo hasta mi entrepierna, una vez ahí pude sentir como sus manos sacaban mi pene de su escondite para luego meterlo en su húmeda boquita sensual.
Aquella sensación me pareció increíblemente placentera, sus pequeños labios rosando con mi glande, mi verga llena de fluidos introduciéndose dentro de esa boquita jugosa y chocando contra su garganta.
Mis 17 cm de verga no le cabían en la boca pero aun así de manera un poco torpe él trataba de hacer lo que mejor podía.
A veces sus dientes chocaban con la cabeza de mi pene y me hacía cosquilla; como es bien sabido, esa parte del pene es súper sensible.
Yo me limite a gemir silenciosamente pues no quería que alguno de mis primos se despertara y nos consiguiera en plena acción.
Yo sostenía la cabeza de mi primo y le acariciaba el cabello mientras me perdía en ese mar de sensaciones eróticas.
No sé cuánto tiempo había pasado desde que Ricardo se apoderó de mi verga pero ya sentía la calentura del clímax venir, en ese momento mi primito se detiene en seco, sube, se pone a mi altura y comienza a besarme nuevamente.
– ¡Qué asco! – pensé yo – ¡Prácticamente estoy probando de mi pene! -.
Aún así no me importó y le correspondí con otro beso a Ricardo.
Poco después mi primo deja de besarme y me indica que quiere que lo acompañe al baño.
Enseguida él se levanta silenciosamente y sale de la habitación, yo por mi lado hago lo mismo lo más sigiloso posible.
Una vez en el baño mi primo cierra la puerta y le pasa el seguro, se acerca a mí con los labios abiertos y entonces yo me inclino hasta tocar sus labios y comenzamos a besarnos de nuevo; sus manos comienzan a bajar por mi cuerpo hasta llegar a mi pene, lo saca y empieza a pajearlo muy lentamente.
Intento acercarme para agarrar sus nalgas cuando siento su verga tan dura como la mía, entonces él se aleja, mete sus manos en sus pantaloncillos y se saca su herramienta; me quede sorprendido al ver el miembro erecto de mi primito, si bien no era más grande que el mío, si me precio enorme para su edad; incluso pude certificar que lo tenía más grande que el de Esteban, y eso que mi “hermano” era mayor que Ricardo.
Y como dije anteriormente, la confianza entre mis primos que me consideraban su hermano era tan grande que incluso nos poníamos a ver porno y nos masturbábamos juntos para hacer competencia, de esa manera pude ver en primera fila el desarrollo de niño a adolescente que experimentó Esteban y lo orgulloso que se sentía cuando por fin le salieron vellos púbicos y cuando por fin le salió su primera mancha de semen blanco y espeso.
Esteban tenía un pene de buen tamaño para su edad pero Ricardo le quito el puesto.
Seguía yo viendo a mi primo pajearse con aquella verga casi pálida pero gruesa y con unos cuantos vellos de color amarillento sobresaliendo de la base.
Me puse a reír y fije la vista en su cara, él veía fijamente mi pene con una cara de excitado.
Yo me concentré en lo mío y aceleré el sube y baja de mis manos, cerré los ojos por unos segundos y mi cuerpo comenzó a experimentar los espasmos anunciando el final.
– ¡Ahhhh! – Que exquisita y única sensación esa del orgasmo; abrí mis ojos y comencé a lanzar varios chorros de semen viscoso y espeso en el piso del baño.
Pocos segundos después Ricardo empieza a estremecerse y veo como de su pene salen unos dos chorros de semen aguado y transparente.
Nuestros penes se ponen flácidos y vuelven a tener un tamaño “normal”; la verdad pensé que pasaría algo más ardiente que una simple sesión de buena paja pero no fue así; me limpié con papel higiénico y me lavé las manos, mi primo hace lo mismo y juntos salimos y nos dirigimos a la habitación.
Una vez acostados intento abrazar a Ricardo pero él se niega, así que le doy un beso en la mejilla y me doy la vuelta.
Luego me dormí.
Al día siguiente pensé que las cosas con Ricardo mejorarían pero no fue así, el continuó con su actitud presumida y arrogante mientras que yo seguí con mi actitud chocante y desafiante.
No podía creer que mi primo actuara de esa manera después de lo que habíamos hecho la noche anterior, me daba arrechera pero a la misma vez me parecía graciosa la situación con mi primo; en ese momento pude confirmar que mi primito además de maricon era bipolar y tenía serios problemas de personalidad.
Ese mismo día en la noche a Ricardo lo fue a buscar su papa y no lo volvimos a ver más en los meses siguientes.
Al cabo de un par de meses yo también regrese a mi tierra natal nuevamente; paso aproximadamente un año cuando volví con mis primos una vez más.
En esta parte debo confesar que ese tiempo que estuve alejado tuve un par de experiencias cercanas con niños menores que mi primo, niños que se creían gay, bueno en realidad si eran unos gays en potencia, pero no pasó nada intenso aunque si me sorprendió el hecho de que eran ellos quienes me buscaban, sin embargo no me atreví hacer nada serio con alguno de ellos.
Cuando regresé a casa de mi abuela todo estaba diferente, mis primos estaban cambiados y se volvieron más simpáticos y guapos que antes, tenían de a dos novias; Bastian y Esteban se peleaban por mi presencia, querían que yo estuviese con ellos en todo momento y hacían lo que fuese con tal de llamar mi atención.
Yo les correspondía como podía porque era agotador y frustrante tratar de complacer a los dos.
Pasaron las semanas y ni siquiera mis primos sabían algo sobre Ricardo; lo único que sabían era que él hace poco había cumplido 14 años.
Era época decembrina y los familiares comenzaron a llenar la casa de mi abuela, no había sitio en donde dormir, así que nos mudamos para la casa de mi tía Sara, que era la mamá de Estaban y Bastian.
Los días transcurrieron alegres y llenos agitación, nos la pasábamos jodiendo y echando vaina a toda hora, incluso había conocido un par de chicas que estaban prácticamente enamoradas de mí, de hecho tuve algunos encuentros calientes con una de ellas, pero eso no viene al caso.
Era 20 de diciembre del año 2015 cuando vemos una camioneta Ford de color blanca estacionarse al frene de la casa, era el mismo Ricardo en persona quien se bajó del otro lado, mientras que la ventanilla del conductor se escondía en la puerta pudimos ver al papa de Ricardo saludándonos.
Mi primo rodea la camioneta y una vez en la acera se despide de su papa quien se va rápidamente.
Ahí estaba yo sorprendido de ver a mi primito nuevamente, estaba más cambiado, parecía más maduro, pero seguía teniendo esa carita de niño inocente que tanto me gustaba.
Su cuerpo estaba más definido, el jean color azul claro se ajustaba muy bien a sus piernas, mientras que el suéter blanco le hacía resaltar sus brazos y abdomen bien marcados.
Y aunque no había aumentado mucho de estatura los demás componentes de su cuerpo lo hacían ver simplemente lindo, simpático, sensual y apetecible.
Mientras él se encaminaba hacia la puerta con una maleta mediana, nosotros seguíamos en lo nuestro, pero yo no dejaba de mirarlo.
Estábamos embolsando la basura y justo cuando pensaba en la llegada de Ricardo, él se aparece y comienza a saludarnos, primero saluda a Esteban, luego a Bastian y de último a mí.
A todos nos saludó con un abrazo, cosa que me asombró mucho, la otra cosa rara es que no dejaba de sonreír, parecía estar alegre por estar con nosotros; debo admitir que note un aura diferente en mi primo, pero seguía viendo que no se despojaba de ese “no sé qué” que lo hacía ver gay y que siempre estaba presente en él pero que nadie más que yo lo percibía.
Después de terminar de recoger la basura nos pusimos hablar con nuestro primo recién llegado, él había traído un “Nintendo 3DS” y estaba presumiendo del aparato.
Pude notar que Ricardo expresaba una personalidad doble, en donde seguía siendo presumido, odioso y sifrino, pero también se mostraba cordial y accesible con nosotros, era más comunicativo e integral con el grupo.
Ricardo nos explicó que fue a casa de nuestra abuela pero como no estábamos viviendo más allá y aunque había un sitio donde dormir, prefirió venirse a vivir con nosotros, al menos hasta que finalizara el año.
Pasamos el día echando vaina como siempre, incluso Ricardo jugó futbol con nosotros y además me hablaba de lo más normal; inclusive comenzó a echarme broma porque al lado vivía un chico moreno y simpático que se llama Alejandro, que es de la misma edad que él, entonces como Alejandro me llamaba a cada rato y venia donde nosotros Ricardo decía que ese chico estaba enamorado de mí.
Pero estaba equivocado porque Alejandro no era de ambiente pues yo habría sido el primero en darme cuenta.
Simplemente el chamo era panita mío y le gustaba echar broma con nosotros.
Además a él le gustaba una de las dos chicas que estaban locas por mí.
Para que Ricardo dejara el tema con Alejandro decidí acercarme y decirle de frente: – “Tranquilo papito lindo, no te pongas celoso que el que me gusta eres tú” – seguidamente le tire un beso y le guiñe el ojo.
Mi primo no dijo absolutamente nada, solo mostró una cara de asombro y después cuando me veía se ponía a reír.
Ya eran las seis de la tarde, casi anocheciendo, dejamos de jugar y decidimos irnos a bañar, no todos juntos obviamente, sino uno a la vez.
Estaban se metió primero en el baño y al salir Bastian corrió rápidamente y cerró la puerta del baño.
Esteban se cambió, salió de la habitación y se puso a jurungar la computadora, mientras tanto Ricardo estaba sacando de su maleta la ropa que se pondría, yo me acerque y comencé a sacarle conversación.
Extrañamente mi primo aunque un poquito odioso respondía a mis preguntas y me hablaba tranquilamente.
Entramos un poco en confianza y comenzamos hablar de todo un poco, fue impresionante todo lo que me pregunto mi primo todo ese rato que estuvimos hablando; todo iba de maravilla hasta que Bastian abrió la puerta del baño y se dispuso a cambiarse.
Justo en ese momento Ricardo se fue a bañar.
Yo me quede con mi “hermanito” y mientras yo buscaba ropa él se cambiaba.
Llego la hora de la cena, comimos y nos pusimos a ver una película de acción en la computadora, luego al terminar vimos otra de terror.
Bastian lo venció el sueño así que se fue a dormir y solo quedamos Esteban, Ricardo y yo.
La computadora que estaba en la sala era manejada por Estaban, mientras que yo estaba en una silla sentado junto a Ricardo, quien de un momento a otro comenzó a agarrarme la mano, después el brazo y por último la pierna.
Yo sabía que mi primito había entrado en “modo puto” así que no dejaría pasar esa oportunidad de volver a experimentar con él.
Directamente pose una de mis manos en su pierna, él se acomodó un poquito hacia la orilla de la butaca dejando una de sus nalgas libres, no perdí la ocasión y mis dedos fueros directamente a acariciar ese apetitoso trasero.
Segundos después él comienza a acariciarme el pene.
Justo en ese momento Esteban se levanta de su silla y nosotros reaccionamos quitando nuestras respectivas manos y haciendo como si nada pasara.
Esteban se había levantado para tomar agua, en ese instante Ricardo me mira tiernamente y me dice que se va a acostar, acto seguido se para y se va a la habitación.
Yo me quedo sentado pensando en que hacer, era obvio lo que tenía que hacer, así que me pare con intención de seguir a mi primo pero Esteban me habla preguntando lo que voy hacer.
– Ya me voy acostar – dije en tono cansado.
Esteban revisa la computadora y dice: – Ya voy espera a que termine la película, acompáñame -.
Decido quedarme a terminar de ver la película, pasaron 15 minutos y Ricardo se aparece nuevamente, me mira y después se dirige a la cocina; al rato vuelve a entrar en la habitación.
Al fin después de 10 minutos la película termina.
Voy a la cocina a tomar agua y cuando paso por la computadora Esteban estaba metido en el Facebook.
De forma rápida y silenciosa me dirijo a la habitación.
Al entrar en la habitación enciendo la bombilla y veo que Ricardo esta acostado en una de las camas, apago la luz y me acuesto junto con él.
Le doy una leve sacudida para ver si todavía estaba despierto pero no dice nada, así que le doy un beso en la mejilla y me levanto de la cama, justo cuando me había incorporado del todo Ricardo me agarra un brazo y me jala suavemente, yo me recuesto nuevamente y veo como mi primo se acerca a mí y me da un beso de piquito en la boca.
Yo me acomodo junto a él y comienzo a besarlo también, estuvimos saboreando nuestros labios por un par de segundos hasta que siento la mano de mi primo en mi entrepierna; muy lentamente mete sus dedos dentro de mi bóxer y empieza a juguetear con mi verga.
Entonces dirigí mi mano izquierda a sus nalgas; las apreté y frote como quise, seguidamente metí mi mano debajo de su bóxer y fui directamente a la abertura entre su culo.
Súbitamente Ricardo deja de besarme y baja hasta mi verga descubierta y semi-rasurada (siempre me dejaba un caminito de vellos bien recortados), para después metérsela muy lentamente en su boca sensual de adolescente.
Volvía a experimentar esa deliciosa sensación que solamente mi primito sabía darme; aunque la luz estaba apagada podía ver muy bien la silueta de mi primo saboreando mi pene, además no estaba del todo en penumbra porque de una de las paredes se veía el resplandor de las luces de afuera que iluminaba visiblemente toda la habitación.
Ricardo estaba en plena faena cuando escuchamos la puerta de la habitación intentando abrirse, nos acomodamos rápidamente y nos hicimos los dormidos.
Era Esteban quien se disponía a dormir, por suerte el sueño lo tenía tan embobado que fue directamente a la otra cama y se acomodó en ella para quedarse rendido al instante.
Nosotros mientras tanto seguíamos inmóviles como estatuas; menos mal que en medio de las dos camas había un gran escaparate pegado a la pared que obstruía la vista parcialmente entre las dos camas que se encontraban a un par de metros entre sí.
Pasaron unos minutos y Ricardo se acomodó dándome la espalda, yo me pegue a él y le puse mi verga en su culo, mi pene ya no estaba tan duro como antes pero si estaba dispuesto a volver a la acción.
Mi primo vuelve a rozar sus dedos con mi pene y este comenzó a ponerse rígido otra vez; yo entre tanto empecé a frotar mi verga contra sus nalgas mientras mi primito hacia movimientos con su trasero.
– Quítate la ropa – le murmure yo al oído; no estaba dispuesto a dejar pasar esta oportunidad única que se me presentaba otra vez con mi primo.
Increíblemente Ricardo accedió y se quitó toda la ropa lentamente, ahí pude ver su cuerpo en todo su esplendor y logré notar que la verga de mi primo estaba tan dura como la mía.
Yo me quite la ropa también y comencé a besarlo suavemente, cuando estoy dándole besos al nivel de su cuello y llego hasta su oído y le pregunto: – ¿Has tenido sexo con alguien? -.
– ¡No! – responde mi primo un poquito extrañado.
– ¿Entonces eres virgen y nadie te lo ha metido? – exclamo yo sorprendido.
– Sí, soy virgen – confiesa mi primito como apenado.
Era increíble toda aquella situación, no podía creer que Ricardo de verdad era virgen, pero su carita de ángel me convenció de su palabra.
Después de esa pequeña conversación seguí besándolo apasionadamente; él se había montado encima de mí, nuestros cuerpos sudorosos estaban creando fricción y calentura mientras que nuestras vergas rozaban de vez en cuando.
Poco después mi primo baja hasta mi verga y comienza a lamérmela suavemente desde la cabeza hasta el tronco, lo saborea y se lo introduce bruscamente en la boca, entonces con la ayuda de sus manos comienza hacerme el mejor sexo oral que había tenido hasta ahora, había mejorado su técnica.
Yo solamente me limité a sostenerle la cabeza, a jadear y retorcerme del placer.
Al cabo de unos minutos Ricardo sube para besarme nuevamente; yo por otro lado masajeo sus glúteos y bajo directamente hasta su orificio anal, intentando penetrarlo con mis dedos; en eso él se queja diciendo que lo estoy lastimando.
Ricardo me mira a la cara y me pregunta: – ¿Tú crees que eso me vaya a entrar? – entonces agarró mi verga y la apretó suavemente.
Esa era otra de las razones por la cual no me atreví a cogerme a mi primo cuando estaba más pequeño porque sabía que mi amiguito de 17 cm le iba hacer mucho daño.
Pero ya mi primo no era un niño, así que estaba convencido de que lo soportaría como todo un machito.
“Yo tengo un condón guardado por ahí y eso trae un lubricante especial que hará que todo entre con facilidad” – expresé yo.
Entonces me levanto silenciosamente y registro mis pertenencias hasta encontrar el susodicho preservativo.
En ese instante recordé que en el baño había una crema “Nivea” para la piel; fui y me la traje conmigo.
– Aquí esta, con esto te va a entrar fácil además traje esta crema también – dije apenas estuve otra vez delante de él.
Ricardo seguía con su gran verga parada y tan dura como la mía, ese cuerpecito juvenil me hizo suspirar por unos segundos; poco después le ordené que se volteara, él me obedeció y se puso boca abajo, entonces yo me acomode encima, me arrime un poquito hacia atrás y le dije que levantara las nalgas.
Ahí tenía yo ese hermoso y delicioso culito apretado solo para mí y nadie más, me acerque y comencé a besar y a morder suavemente aquel trasero que me había hecho suspirar varias veces; no tenía ni un vellito y olía a limpio pero no me atreví a lamerlo.
Agarre el pote desesperado y lo apreté para que saliera abundante crema en mis manos, me engrase los dedos y empecé a embarrarle la raja a mi primito; abrí con ambas manos sus nalgas y pude ver a media luz ese tesoro que ocultaba Ricardo dentro de sí; directamente le comencé a masajear para tratar de dilatar aquel pequeño agujero estrecho que ansiaba ser penetrado.
Intente introducir el dedo medio de mi mano derecha pero mi primo se quejó levemente, me acerque a su oído y le dije: – Tranquilo papito, al principio te va a doler pero después te va a gustar; relájate y no aprietes -.
Les confieso que no era la primera vez que me cogía un culo, pues ya había practicado sexo anal con una de mis novias, pero ella era una experta y estaba acostumbrada a que le dieran por detrás, en cambio era la primera vez que intentaría penetrar a un culito virgen como el de mi primo.
En términos generales yo sabía cómo proceder, la cuestión era la reacción de Ricardo, pues esa sería también su primera vez.
Seguía yo intentando dilatar el culito cerradito de mi primito, y cuando por fin logre introducir un dedo en el orificio comencé a dar círculos y a penetrarlo lentamente, luego metí un segundo dedo; la tarea continuó por unos largos minutos hasta que metí un tercer dedo y pensé que ya podría presentarle mis 17 cm de verga.
Saque mis dedos, destape el condón y me lo puse lentamente; mi corazón se aceleró rápidamente, entonces levante un poco más el culito de Ricardo, me agarre el pene y con la otra mano busque el orificio anal, una vez que lo conseguí me acerque poquito a poco hasta que mi glande hizo presión dentro de la raja de mi primo.
Ya tenía la cabecita de mi amiguito en la puerta de su culo, entonces comencé a penetrarlo muy despacio; sentía la presión en la punta de mi verga y parecía que aquel culito no quería ceder a la presencia de un intruso.
Aun así continúe hasta que mi primo empezó a quejarse y a pedir que me detuviera, me quede quieto sin mover ni un musculo, al cabo de un par de minutos proseguí con la penetración, en ese instante pude sentir como mis 17 cm de carne se abrían paso dentro de Ricardo quien no dejaba de gemir de dolor.
Ya cuando iba por la mitad sentí como las manos de mi primo agarran mi pene y me empuja pidiendo que lo sacara.
– ¡No aguanto más el dolor, sácamelo primo, me arde mucho! – dice Ricardo sollozando.
Me detuve y se lo saque con cuidado.
Entonces me recosté a su lado y comencé a besarlo y a limpiarle las lágrimas que había derramado.
– Ya casi te entra todo, vas a ver que después no te va doler y te va a gustar – dije yo para consolarlo.
Volví a besarlo y le agarre la verga para pajearlo lentamente, pensé que me quitaría las manos pero no fue así.
Al cabo de un par de minutos lo pongo en posición de perrito y le digo que se prepare nuevamente.
Entonces agarré más crema, me unté en toda la verga y le engrasé bien el culito a mi primo que ya lo tenía bastante dilatado.
Poco a poco vuelvo a ponerle la punta de mi pene en la entrada de aquel rebelde agujero, entró con facilidad al principio pero después se trancó, seguidamente hago más presión hasta que siento como avanza mi verga hasta que mi pelvis choca con las nalgas de mi primo; definitivamente la lubricación con la crema ayudo mucho en el proceso.
Mi primo suspiró del dolor; y cuando ya toda mi verga estuvo dentro de ese culito deje de moverme por un par de minutos, estaba ajustado así que quería que su agujero se acostumbrara a mi pene.
Al rato comencé muy delicadamente con el vaivén del meter y sacar; Ricardo gemía y suspiraba como una hembra mientras yo lo sostenía por la cintura.
Que rica sensación era tener mi verga metida en aquel culito que hacia presión con cada movimiento mío, sentía mi verga caliente, pero se sentía bien, me gustaba esa sensación.
No podía creer que tenía ensartado a ese primo rebelde que se creía más que todos nosotros; no sé si era por venganza o por la excitación del momento pero comencé a darle duro a mi primo.
Entonces recordé cuando lo conocí por primera vez y me sedujo con su actitud de niño inocente.
Me detuve y volví a bombear más despacio; así estuve un rato acelerando y bajando de ritmo.
Menos mal Esteban tiene el sueño pesado y no se despertó por el sonido que hacia nuestra escena de sexo salvaje.
Baje una de mis manos hasta el pene de Ricardo y comencé a masturbarlo lentamente, mientras tanto el gemía más y más duro.
Me canse de cogerlo en esa posición, quería probar otra antes de venirme por completo, así que saque mi verga y le ordené que se volteara; le abrí las piernas tanteé su agujero abierto y comencé a introducirle mi pene nuevamente.
No se lo había terminado de meter completamente cuando vi su carita tierna de niño mirarme con excitación, entonces me acerque y comencé a besarlo lentamente, después aumente el ritmo y lo besaba como con desesperación, le metía la lengua, le mordía los labios levemente; en ese instante pude sentir lo agitado que respiraba; acto seguido me dirigí a su cuello para besarlo ahí también, unos segundos después baje hasta sus tetillas y se las chupe.
Seguí bajando hasta su perfecto abdomen marcado y le di un par de besos cortos, sentía su verga rosando en mi estómago, me incorpore y agarré su pene rasurado, entonces comencé a masturbarlo lentamente; se volvió loco de placer cuando unos segundos después empecé a penetrarlo paulatinamente al mismo tiempo que lo pajeaba.
Podía ver claramente su cara de excitación y satisfacción; eso también me ponía caliente así que le solté el pene, agarre sus piernas, las abrí y las levanté un poquito más para facilitar el mete y saca.
Así estuve por unos largos minutos mientras que Ricardo agarraba su verga y la masturbaba como loco; pasaron varios segundos y mientras yo jadeaba excitado sentí que mi primo apretaba su culito y lo contraía repentinamente, luego vi como de la punta de su pene salían varios chorritos de leche que le caían en el pecho.
Mi primo había acabado satisfactoriamente, mientras tanto yo continuaba bombeándolo rítmicamente con la respiración agitada; cerré mis ojos y aumenté de ritmo bruscamente, ya sentía el momento del clímax final llegar; mi verga comenzó a contraerse y mi cuerpo se llenó de esa divina sensación orgásmica, entonces sentí mi pene a punto de estallar y los chorros de leche comenzaron a salir para quedarse atrapados en el condón.
¡Ahhh! Suspire largamente y aun con mi pene dentro de Ricardo me acerqué a él y lo besé nuevamente; que momento único fue aquella escena.
Después agarré mi camisa y se la pase por el pecho para limpiar su semen mientras él me miraba tiernamente.
Poco después saque con mucho cuidado mi pene del culito dilatado y quizás hasta irritado de Ricardo, entonces con la misma camisa que había utilizado para limpiarlo tape mi pene y lo presione para que el preservativo no se saliera, posteriormente con mi otra mano agarre mi toalla y me fui rápido al baño.
Cuando estuve en el baño retire la camisa y pude notar que estaba ensangrentada y con un poquito de mierda, retire el condón engrasado y lleno de semen de mi pene y lo eché a la basura envuelto en papel higiénico; en ese momento Ricardo abrió la puerta y le enseñe la camisa manchada de sangre, él se sorprendió y sonrió suavemente.
Inmediatamente nos
Hola soy hetero buena historia a uno mi amigo le paso casi lo mismo lo se por que me lo conto, me iso reir en algunas partes en la parte que mas me iso reir fue cuendo dijiste que su modo puto se activo jaja 😂
gran hsitoria amigo como sigue