Mi primo de 23 años me desvirgó a los 12 años.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ezeloro.
En ese tiempo, tenía doce años y estaba aburrido en casa, pues eran vacaciones de verano y no había escuela. Todos mis amigos más cercanos se habían ido a la costa a veranear, en tanto, por culpa del trabajo de mis padres, no pudimos irnos.
Me tocó pasar todas las vacaciones de verano en casa, pero el colmo del contexto fue que, ése verano en particular, fue uno de los más calurosos de los últimos años.
Mi papá es abogado y en ése tiempo trabajaba para una firma muy importante que le exigía mucho tiempo en la oficina y en tribunales. Cuando estaba en casa sólo abría la boca para decir “hola” y decir “chau”. El resto del tiempo estaba con su computadora portátil escribiendo informes y estudiando causas judiciales de los clientes.
Por otro lado, mi mamá era contadora de una importante empresa de servicios, por lo que su trabajo le exigía casi el mismo tiempo que el trabajo de papá. Ambos eran jóvenes y “exitosos” (aunque más bien eran como robots).
Ésa era la razón, por la cual, estaba pasando el verano prácticamente abandonado en casa, ya que mis padres llegaban del trabajo después de las 11 de la noche y se iban antes de las 7 de la mañana. Los dos tenían horarios similares.
Yo sólo los veía cuando llegaban, ya que me quedaba hasta tarde jugando con el SEGA génesis, (un videojuego de la época). Y por la mañana, cuando despertaba, ya no estaban en casa, ya que solía despertarme a eso de las 8 o 9 de la mañana.
Pero entre los videojuegos y la televisión, los días solían pasar rápido. Aunque confieso que ya comenzaba a aburrirme jugar siempre los mismos juegos y ver siempre los mismos canales de TV.
Las compras de la casa las hacía una empleada doméstica, pero un día pidió vacaciones a mis padres y se fue durante dos semanas con su familia a la costa. Y yo, como siempre, me quedaba solo en casa. Yo sabía que esas dos semanas en casa solo y sin alguien que haga las compras de la casa iba a ser un infierno de aburrimiento.
Fue durante las vacaciones de la empleada doméstica donde transcurrieron los hechos.
La primera semana se desarrolló bien, me levantaba por la mañana e iba al almacén de de mi barrio a comprar las provisiones para el resto del día. Leche, galletitas, cereales, y algunas cosas más. La comida no la hacía yo, simplemente me pedía una pizza o empanadas por teléfono con dinero que me habían dejado mis padres. Y todo el resto del día hacía lo de siempre, jugaba con mis videojuegos.
Un día, por la mañana, me despertó el timbre que sonaba. Lo que me llamó la atención porque no esperaba a nadie y tocaban el timbre con insistencia. Esto hizo que por instinto me levantase apurado a ver quién era.
Al ver por la mirilla de la puerta, pude ver que era Noé, un primo de 23 años, hijo del hermano de mi papá que no veía hace mucho. Del cual siempre me acordaba porque su sentido del humor en las reuniones familiares siempre fue muy divertido. Con la alegría que tenía me dispuse a abrir la puerta, y cuando me quise acordar ya era tarde.
Es que me encontraba vestido sólo con un slip blanco, es que me gusta dormir ligero de ropa, y al salir apurado de mi habitación para atender el timbre olvidé vestirme.
En ese tiempo yo era normal, blanco, ojos marrones, pelo castaño claro. Cola parada y todo lo que un niño normal de 12 años tiene. En cambio, Noé, era alto, medía 1,86 aproximadamente, su pelo era negro, su piel trigueña y sus ojos negros. Su cuerpo muy bien formado ya que le gustaba practicar remo.
Así que cuando me quise dar cuenta, me encontraba frente a él, sólo con un slip blanco. Lo que permitía que Noé me viese todo el cuerpo. Al verme, mi primo me saludó – Hola Eitan!, cómo haz crecido, eres todo un hombrecito. ¿Verdad?. Y extendiendo una mano me despeinó la cabeza en forma de saludo.
En ese momento yo me sentí incomodo porque no estaba acostumbrado a andar en calzón a la vista de adultos. Mientras me ruborizaba por la pena que sentía, Noé habló nuevamente: – Primo, ¿me harás pasar o me vas a dejar en la calle? . Le contesté sin mirarlo a la cara por la vergüenza de estar en calzoncillo: – Claro Noé, pasa, ponte cómodo.
Jamás pensé que la frase “ponte cómodo” se la tomaría tan literal. Es que se dirigió directamente al sofá, dejó un bolso que traía sobre la mesa del living y se quitó la camisa al tiempo que me dijo: -Eitan, tus padres me llamaron y me dijeron que venga a hacerte compañía porque tuvieron que viajar a la casa de la mamá de tu mamá porque aparentemente sufrió un accidente y no volverán hasta dentro de 3 días. Tienen miedo de que te pase algo así que vine. Y terminando de quitarse la camisa, dijo:- Tengo ganas de darme una baño, el calor en la calle es un infierno, ¿dónde queda el baño?. – Al fondo a la derecha, le contesté señalando con un dedo el pasillo.
Me sentí extraño al ver a mi primo descamisado, tenía marcado cada musculo de su cuerpo, era un flaco muy lindo. Lo que me incomodó más ya que yo me encontraba sólo con un calzón y mi cuerpo era de niño, o sea, bastante flojo. Así que aproveché que se fue al baño para ir corriendo a mi habitación a ponerme un pantalón, no me puse remera porque realmente el verano estaba en su punto más ardiente.
Cuando Noé salió del baño, salió sólo con una toalla alrededor de su cintura, luego me miró asombrado y dijo: -“Oyé primo, ¿por qué te pusiste un pantalón?. Pensé que al ser primos no te molestaba andar así en mi presencia. Además hace calor y querrás estar cómodo”. Nuevamente me ruboricé y mirando al suelo le dije: – Es que me da pena. En ése momento Noé se me acercó y me dijo,- No, pero somos primos no te tiene que dar vergüenza. Ven! Siéntate en el sofá que te quito el pantalón…
Esas palabras me sonaron raro, es decir uno no llega a la casa de otra persona y como si nada le quita el pantalón. Pero la frase “somos primos no te tiene que dar vergüenza” me relajaron relajado. Así que me acerqué a él, me senté en el sofá y él, que todavía estaba en toalla, se arrodilla frente a mí. Y con su vista comenzó a recorrer mi cuerpo, sus manos se posaron en mi cintura y luego se fueron acercando a mi ingle. En ése momento comencé a reaccionar en mi cabeza, y empecé a especular sobre las intenciones de Noé. Lo que hizo que se me pare el pene y se marque mi pequeño bulto de 13 cm en mi pantalón, es que cuando tenía 12 años eso me medía.
Noé miró mi bulto y luego me miró a los ojos,- jeje primo, sabía que te iba a gustar la idea de que te baje el pantalón…. Dicho esto, me agarró el pantalón de los costados y lo comenzó a deslizar hacia abajo hasta llegar a mis tobillos, lo que dejó al descubierto mi paquetito envuelto en mi slip blanco. En ése punto, mi condición de pre-adolescente me convirtió en un morboso completo, es que el hecho de que mi primo mayor me esté mirando el paquete con su cara a pocos centímetros de él hizo que esté a mil. Hacía poco que yo había descubierto la masturbación, por lo que cualquier insinuación me ponía a mil.
Noé me dijo:- Que lindo paquetito tienes Eitan, ¿será tan rico como parece?. Y como si nada, comenzó a masticarme con su boca el pene sólo separado por la tela del slip. :- Mmmmmm, que rico. Dijo Noé en tanto comenzó a tironearme el calzoncillo para abajo, y con mi slip a la altura de mis rodillas Noé con una mano me masturbaba mientras me chupaba la punta del pene. Que en ése tiempo tenía un color blanco tirando a rosado y sin bellos a su alrededor.Y con su otra mano me manoseaba todo el cuerpo con particular atención en mis nalgas.
De pronto comenzó a besarme la pansa, el pecho y el cuello, mientras con su mano izquierda me terminaba de quitar el slip que comenzaba a molestar, y con su mano derecha me intentaba meter 3 dedos a la vez en la cola. Lo que me molestaba y hacía que tratara de zafarme de Noé. Pero éste estaba posesionado, me tenía bien sujeto al sofá con sus músculos y su boca que no terminaba su frenesí sobre mi lampiña piel. En varias oportunidades trató de besarme en la boca, pero yo le corría la cara porque a pesar de que me gustaba lo que pasaba no quería besar a un hombre.
Sin darme cuenta, él ya se había quitado la toalla de la cintura y su pene de unos 19 cm y 5 de ancho ya estaba apuntando hacia mi cola. De pronto Noé puso mis pernas en sus hombros y comenzó a cabecear mi ano con la punta de su pene. El cual era muy grande para mi ano virgen.
Yo me sentía extraño pero me gustaba lo que estaba pasando, pues era mucho mejor que estar todo el día en casa sin hacer nada solo y aburrido.
En un momento Noé me dijo:- Eitan, inhala mucho aire y no lo sueltes. Sin darme cuenta lo que tramaba, de pronto me metió toda su verga hasta el fondo. Sentí cuando sus bolas tocaron mis nalgas. Y un dolor desgarrador en mi vientre como si algo hubiese chocado con mi ombligo. No pude evitar comenzar a llorar, pero no me quejé. Simplemente me quedé paralizado, con la vista fija en la cara angulosa y bien parecida de mi primo.
En ése momento comenzó el mete y saca sin piedad que me propinó Noé, yo sentía cada centímetro de su pene entrar y salir de mi ser. Sus bolas haciendo “splash, splash” contra mis nalgas me dejaban hipnotizado, en tanto naturalmente yo gemía un poco de dolor y otro poco de placer. Noé con una mano me masturbaba y con la otra me manoseaba el pecho, los hombros y las nalgas. Cada tanto trataba de darme un beso en la boca, pero yo me resistía corriendo la cara en el sentido contrario.
Pasaron unos minutos de un mete y saca que ya me habían dejado exhausto, en el momento en que de mi pene salió mi pequeño puñado de semen que fue a dar en mi pecho y en mi pansa por la posición en la que me tenía Noé. El cual con su mano desparramó por todo mi cuerpo mi propio semen, lo que, no sé por qué, pero me excitó mucho.
De pronto sentí como mi primo intensificó sus movimientos y, mientras los “plash splash” de sus huevos contra mis nalgas se hacían más notorios, sentí el momento exacto en que algo tibio recorría mis entrañas. Y el pene de mi primo comenzaba a desinflarse dentro mío, relajando de apoco mi ano. Noé me comenzó a lamer nuevamente mi cuello y pecho mientras quitaba su pene ya dormido de mi cola. Me preguntó si me gustó lo que me hizo, le contesté que solo me había gustado un poco. Lo cual era mentira pero en el momento me daba vergüenza admitir que me encantó lo que me hizo. Y mientras comenzaba a besarme la cara tratando de atinarle a mi boca que yo movía de lugar. Me dieron unas ganas tremendas de ir al baño, y de un salto me puse de pié y fue corriendo al baño. Al sentarme en el inodoro, sentí como mi cuerpo se relajaba por completo y chorros de semen de mi primo salían de mí ser. Cuando terminé tuve la curiosidad de ver lo que había cagado y no solo había semen, sino que también había algo de sangre lo que me asusto mucho. Pero no dije nada y me metí a la bañadera porque la mezcla de transpiración mía y de Noé se sentía pegajoso.
Cuando terminé de bañarme, salí desnudo del baño y en el living estaba Noé masturbándose con los ojos cerrados en el sofá. Yo pasé despacio sin hacer ruido por un costado, agarré mi calzoncillo y mi pantalón y me fui corriendo a mi cuarto. En ese momento Noé me vio y levantándose de un salto, me gritó con una sonrisa en la cara:- “A donde crees que vas!, todavía no terminamos jaja”.
Y me persiguió hasta mi habitación, donde me levantó en sus brazos y me acostó en mi cama boca abajo, y él se recostó encima de mí mientras comenzaba a lamerme la espalda y me trataba de meter un dedo en el culo lo cual no fue difícil ya que estaba más elástico que antes…
Lo que sucedió durante los próximos días es otro capítulo que contaré oportunamente. Dejen sus comentarios.
Gozar una iniciación como hembra recibiendo verga y semen por el culo es un sueño hecho realidad. Me dejó caliente el relato interrumpido imaginando lo que pasó después…¿ Qué tal si también se inicia como activo en el culo del primo? Soy Ruizy, lean mis relatos como Pirucha.