Mi primo Sammy de 12 años y yo de 15, nos la jalamos juntos, nos chupamos y empiezo a ser su maestro
Sammy entró en el juego que nunca pensé que se daría, pero que quería. Fuimos de menos a más.
Después de Descubro a mi primo de 12 años, Sammy, masturbándose y esa fue la clave para nuestra relación incestuosa sucedió lo que voy a contar a continuación. Sé que les gusta saber todo, pero si lo cuento sin detalles no me sabe, y no pasó todo en la primera vez, fueron meses y meses de ir creciendo esta relación.
Me quedé en que yo presté un libro muy educativo de sexualidad a mi primo Sammy, en el cual, venía un apartado de masturbación, donde entre muchas cosas decía, por ejemplo, que no era mala, que debía hacerse con cuidado, ideal con manos limpias etc. Y había preguntas como «¿si me masturbo con un amigo soy gay?», y temas como la masturbación mutua.
Las respuestas decían clarísimo que no, que eso no te hacía gay y que era parte del descubrimiento y así. Entonces…cuando por fin pudimos vernos en su casa, donde yo fui a dormir, me dijo, ya acostados. «Leí algo del libro, de la masturbación mutua, o sea, de que dos se pueden masturbar juntos, agarrarse sus penes y no son gays». Entendí perfecto que su miedo era que yo pensara que él era gay, yo tenía claro, que no lo era, que esto era parte del morbo, del gusto porque sentía rico.
Yo obvio, sí era gay, y ya lo sabía, pero tenía que jugar el juego de «no soy gay, esto es un juego, y llegamos hasta donde queramos los dos». Además, Sammy confiaba en mí plenamente, eso sin duda fue de gran ayuda. Y bueno…esa noche donde lo platicamos, sentí que podía ir más a la segura, pero poco a poco, no sabía qué tanto iba a querer hacer él y cómo se iba a sentir con cada cosa que hiciéramos.
Lo primero que hicimos esa noche fue acostarnos en la misma cama, puso seguro a su puerta, cosa que nunca hacía, pero que le aconsejé hacer, lo de menos era decir que se lo puso sin querer, a dar pie a que alguien entrara. Nos bajamos los calzones, y nerviosos, nos comenzamos cada quien a parar su verga, ya les había dicho que mi primo tenía una verga grande para su edad.
Ya paradas, cada quien puso su mano en la verga del otro, wooow, no saben, se sentía un troncote, bajaba y subía súper rico, obvio moría por mamársela, pero no, no podía irme con todo. Confieso que fue rico, pero incómodo a la vez. Nos movimos de posición, él con sus pies hacia mi cabeza y fue un poco más cómodo, pude ver ese pliegue que se hace abajo de los huevos, esa rayita que uff se veía deliciosa.
Mi primo Sammy en esos años era lampiño, no tenía pelos más que incipientes en su verga, pero en los huevos, piernas, nalgas, estaba lampiño, Entonces lo que sí hice fue agarrarle los huevos, pero como jugando, como de «ay que huevotes», tenía miedo de que si él notaba ciertas cosas «muy gays», pues podía parar lo que estábamos construyendo.
Nos venimos ambos, muy rico, nos limpiamos y seguimos platicando un buen rato, le pregunté cómo se sentía, dijo que raro, pero bien, le dije «te gustó o te sentiste incómodo», su respuesta fue muy clara: «me gustó, sentí bien».
La próxima vez que nos vimos fue en mi casa, donde teníamos un poco más de posibilidades, porque dormíamos en una sola cama. Mi abuelito no estaba y pudimos quedarnos en su cuarto.
La idea de todo esto que estábamos construyendo era pasarla rico, pero solo con cosas que quisiéramos hacer, noté que le importaba mucho no parecer gay, yo igual aprovechaba a preguntarle cosas como si alguna vez le había gustado algun chavo, dijo que no, que de hecho le gustaba una chica de su salón, pero que apenas andaban como en eso.
Creanlo o no, pero lo que menos quería yo era confundirlo, por eso me iba poco a poco. Esa vez cual si fuera clase de anatomía, pasamos a las zonas erógenas, sí, era otro capítulo del libro, y eso le había llamado la atención a Sammy, conocer dónde sentía rico. Y pues nos pusimos manos a la obra, primero fue solo con las manos, toqué su cuello, espalda, su pecho, sus tetillas, su abdomen, de ahí bajé a sus piernas, sus pies, sus muslos.
Wow, poder tocarle todo el cuerpo era una delicia, y claro que le gustaba, su verga estuvo parada en todo momento. Obvio él hizo lo mismo conmigo, parte del trato o acuerdo era que ambos nos haríamos cosas para terminar masturbándonos.
Fui un poco más allá, le dije «¿y si ahora las tocamos como con la boca a ver si sentimos mejor?», lo dudó un rato, y terminó diciendo que sí. Ojo, no se incluyó la verga, eso era ya muy gay jaja, para la ocasión, eso debía esperar. Y fue donde pude ahora sí lamerle el cuello, chuparle las tetillas, uff, eso lo prendió mucho. Los muslos y hasta los pies. No, no le mamé la verga ni el culo, eso no aplicaba en esta ocasión, pero yo tenía la idea de que era cuestión de tiempo. Íbamos de menos a más.
Él hizo lo mismo, a mí me encantaba que me chupara las tetillas, era algo muy rico, sí, él era un tanto torpe aún en algunas cosas, pero no le daba asco, no se sentía incómodo.
Esa vez terminamos con mucha leche, wow, me encantaba sentirlo. Dormimos muy rico, y lo bueno que en un día normal, si es que tocaba convivir, lo hacíamos de la manera más orgánica, normal, que no se notara nuestra cercanía, pero tampoco ignorarnos.
Y sí…se vienen mejores cosas, pero eso es en otro relato. Les prometo que les va a gustar. Escríbanme a tg, como @York85n.
Gran relato… como sigue?
Que delicia… es un lujo masturbarse con una historia así… Ojala la continúes.
Muy buen relatoo.. me encanta como escribes.
Como sigue? Necesito mas 🤤💦
Me encanta como inicia esta historia.. espero con ansias la próxima parte 😋
Como sigue?
Ufff… Que rico.. he disfrutado muchísimo leyendolo 💦💦
Como sigue??
Excelente relato…. Como sigue???
Rikisimo