Mi primo y yo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta historia ocurrió hace unos meses cuando un primo vino a pasar unos días a mi casa. Yo no tenía relación con el, y mi madre me obligó a ser cordial y amable. Mi primo iba a dormir en la misma habitación conmigo pero en camas separadas. Pero no me resultaba mala idea, porque desde pequeño me atrajo, era el tipico chico deportista con buen cuerpo, y marcado paquete.
Llegó el dia, y estaba incluso nervioso, porque no sabia como actuar. Fuimos a recogerlo al aeropuerto, y cuando lo vi, estaba mas bueno aun, con un cuerpo de escandalo, me puso como una moto. Durante el trayecto hablaron mis padres y el, para ponerse al día, y mientras tanto, yo le observaba de vez en cuando. Cuando se daba cuenta de que lo miraba, se tocaba el paquete de manera descarada, y yo tenía que alejar la miraba, porque mis ganas de tirarme a su polla aumentaban.
Cuando llegamos a casa, mi madre le explicó que dormiría en mi habitación conmigo. El no mostró rechazo alguno, al contrario. Pasó el día rapido y ameno, llegaban familiares a verlo y yo no podia retirar la mirada de el. A veces me percaté de que el tambien me observaba, pero no podia ser, el era hetero puro, tenía todas las chicas detrás de el, además, el tenía novia.
A la noche, cenamos en familia, y tras esta, me di una ducha rapida, pero al salir de la ducha estaba el, esperandome. Yo hice como que no me molestaba, actue normal, pero vi que me miraba de reojo. La verdad que yo no estaba mal, era delgado y tenia buenas piernas y culo.
– Lo siento primo, pensaba que no había nadie.
-No importa, ¿venías a ducharte? ya tienes la ducha para ti solo
-Si, gracias.
Antes de que pudiera hacer nada, el se quitó toda la ropa y se quedó totalmente desnudo, con su enorme polla morcillona. Yo intenté pasar de el, pero madre mía, no podía retirar la mirada. El sonrío al ver donde se dirigía mi mirada. Yo salí a paso ligero desnudo del baño y el se metió a la ducha. Menudo calentón.
Cuando llegué a mi habitación la polla me iba a estallar, estaba muy cachondo. Me puse unos boxers, y me meti en la cama. Nadie sabia que era gay, y lo que menos quería, era que mi familia se enterara por un calenton con mi primo el buenorro. A los diez minutos llegó mi primo con una toalla en la cintura. Yo me hice el dormido, pero pude ver como se vestía y se tocaba la polla, tenía una erección de escandalo. Me puso como una moto.
A la mañana siguiente mi familia se fue al campo a pasar el día, y yo pensaba que estaba solo. Pero mi sorpresa fue que cuando me gire en la cama vi a mi primo en la otra, durmiendo. Estábamos los dos solos, todo el día, esto no iba a acabar bien. Me giré de nuevo, y le di la espalda. Oí como la cama de mi primo crujía y el salia de ella, para meterse en la mia.
-Buenos dias primo, ¿que tal has dormido?
-Bien, bastante bien, ¿y tu?
-Bastante bien
En ese momento senti como restregaba su polla en mi culo, y mi instinto fue acercarlo a la polla. El sonrío.
-Sabía que te iba a gustar, ¿no quieres jugar con tu primo? – me dijo besandome todo el cuello
-Si – dije en un murmullo, me estaba poniendo a mil.
El bajó mi boxer y empezó a tocarme el culo.
-Me encanta, siempre me ha encantado, es mío, ¿verdad?
-Todo tuyo – dije girandome
Empezó a besarme, y morderme los labios, y yo le respondía de la misma manera. Me dijo que le chupara la polla, que sabía que me gustaba. Y yo lo hice. Era tan grande que solo me cabía la mitad. Me puse tendido en la cama, y el se agarró al cabecero, y empezó a follarme la boca, y a gemir. Estabamos a mil. Cuando estaba a punto de correrse, retiró su polla, me giró y empezó a dilatarme el culo con la lengua y los dedos. Yo era virgen. El placer era tan grande que cada vez gemía mas y mas. Hasta que me metió la polla entera de un empujón, y grité tan alto como pude. El se quedó quieto, y empezó a besarme la espalda.
– Venga primo, despues de esto, vas a disfrutar. Ya verás.
Cuando me acostumbre a su polla, empezó a follarme lentamente y me gustaba. Empezamos a gemir, el iba cada vez rapido. Cambiamos de postura, yo encima, y empecé a cabalgar. El placer era tan grande, que los dos gemiamos muy alto. Hasta que llegó el momento de correrse, me quité rápidamente, y mientras se la mamaba, el me hacia una paja. Pero estabamos tan calientes, que pronto nos corrimos. Y quedamos tirados en la cama durante un rato.
-Tenemos que repetirlo primo.
– Cuando quieras
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!