Mi primo y yo, desde los 13 años. Parte 6.
Me había dado el mejor verano de mi vida. Me arrepentí por no haber hecho más cosas, por ponerme un límite cuando apenas habíamos comenzado a gozar. Quise prepararme para el momento, pero nada hubiera sido suficiente, no si se trataba de Diego..
Diego es un nombre lindo. Significa «El que lucha junto a Dios. ¿Lo sabían? Yo lo supe porque lo busqué en Google, y ahí llegué a la conclusión de que Diego era un ángel, porque los angeles son soldados de Dios, y Diego parecía sacado del mejor pasaje de la biblia, de alguno que quizás nunca vio la luz porque estaba prohibido que hubiera algo más grande y bello que el propio creador. Así empecé a sentir a Diego con el paso de los días; algo grande y bello que había aparecido en mi vida de la misma forma que los angeles en la biblia.
Después de esa noche en que cedimos ante el mero contacto, todo fue viento en popa. Las idas a la playa se hicieron costumbre, volvíamos a la casa para comer y después salimos de nuevo. En la noche terminabamos dando vueltas por las fogatas o en el karaoke de la plaza. A Diego le gustaba hacer el ridículo en público, y a mí me daba vértigo pisar la tarima siquiera. Le fue perdiendo el miedo al mar y de a poco aprendió a nadar. Encontramos una roca que no estaba muy lejos de la orilla, que en la noche quedaba sumergida hasta la mitad, y durante el día se podía escalar hasta la punta. Nos gustaba porque era un punto ciego desde el frente, y ahí podíamos ver el atardecer, abrazarnos, besarnos y lo que surgiera, sin miedo y cobijados por el sol o el cielo nublado, nos daba igual, yo tenía a mi Diego y el tenía a su Samuel, y era más que suficiente.
A veces nos quedabamos contemplando a algún artista callejero. Intentaba tomar su mano de forma disimulada juntando nuestros cuerpos un poco. Nos vimos descubiertos un par de veces, y ante la mirada de los inquisidores, Diego tomaba mis dedos entre los suyos con fuerza, y afilaba el mentón con valentía, y yo me sentía pequeño ante su coraje. Los árboles fueron cómplices y sus ramas testigos de una docena de besos, y a veces algo más cuando las ganas eran mayores que el miedo.
Hubieron días en que olvidaba que Diego se iría. Eran los mejores. Otras veces, cuando estábamos en nuestra roca y observaba el sol esconderse en el mar, recostaba mi cabeza en su hombro, y la consciencia me volvía entonces. Cada día que la pena me invadió, Diego estuvo para sostenerme. Él, de alguna forma, era más fuerte y maduro a pesar de tener ambos la misma edad. Me hacía sentir seguro con su sola presencia.
Exploramos el sexo sin sentir la necesidad juvenil y equívoca de hacer las poses del kamasutra completo para encontar el placer. Nos sometimos siempre a aquello que sentíamos en el momento, lo que el corazón y el cuerpo pedían, y en sus brazos aprendí a encontrar pasión y abrigo como si ambas cosas fueran lo mismo. La lujuria se habría camino cada vez que descubríamos algo sobre el otro; lo mucho que le excitaba a Diego cuando jugaba con sus dedos en mi boca, la facilidad que tenía yo para encontrar sus zonas erógenas, y aunque a él le costaba encontrar un poco más las mías, su contacto se sentía igual de placentero. El jugueteo con los pezones nunca nos resultó productivo. Prefería perderme en el resto de su cuerpo que era tan extenso, olía y sabía tan dulce, que me parecía un sacrilegio darle atención a una sola zona. Aunque claro, su intimidad merecía un trato especial.
Mientras el solo se dejaba hacer con total entrega, yo solía guiar sus movimientos sobre mi cuerpo. Incluso cuando cometimos errores — casi todos ligados a la poca experiencia — terminabamos riendo sin perder el hilo del placer. Ver su sonrisa amplia y sincera mientras estaba en su interior o él en el mío, como su rostro parecía iluminarse cada vez que la calentura se nos subía… no tenía idea cómo iba a soltar todo eso. No podía soltar a Diego.
Los días pasaron cada vez más rápido, y la última noche de Diego en este pueblo, lloré mientras lo besaba. En su pecho y en sus hombros también dejé un mar de lágrimas. Me prometió que todo iba a estar bien, pero nada lo estaría. Sentía que su piel estaba pegada a la mía, y apenas se fuera, se llevaría pedazos de mi carne consigo. Me abrazó y lloró conmigo, lloramos porque seguíamos siendo dos niños jugando a ser grandes, como un árbol joven que intenta cargar los primeros duraznos, grandes y pesados, y solo puede ver cómo sus ramas frágiles van cediendo una a una. Teníamos algo grande, dulce y bello, como un durazno jugoso, pero no teníamos ramas fuertes para sostenerlo.
Le dije que lo amaba, y el dijo que me amaba también. No sabía qué era el amor y estaba seguro que él tampoco, pero algo me decía que aquello que sentía en ese momento lo era, porque los libros y las películas rezan que el amor duele a veces, que el corazón se rompe por su causa, que una misma persona puede ser el mejor y el peor momento de tu vida. Solo unas horas separaban a Diego de ser ambos. Me había dado el mejor verano de mi vida. Me arrepentí por no haber hecho más cosas, por ponerme un límite cuando apenas habíamos comenzado a gozar. Quise prepararme para el momento, pero nada hubiera sido suficiente, no si se trataba de Diego. El mejor y el peor momento de mi vida.
Este último vino con el alba y con el motor del auto que se encendió un par de horas después rumbo a Santiago. Odié al mundo mientras veía como Diego se alejaba sin mirar atrás, pues quizás se habría bajado al verme llorar. Me consolaba aquello que vivimos, lo sincero y espontáneo que fue. Me dejó también su pijama, que me ayudaría a soportar su ausencia hasta que perdiera su aroma. Mi madre me abrazaba, aunque para sus brazos incautos Diego se había transformado en un gran amigo. «Te hace falta un hermano» me dijo. «Me hace falta mi Diego» pensé yo. Y vaya si me hizo falta.
Los días sin él parecían eternos. De alguna forma quería que las clases comenzaran luego solo para poder distraerme. La distancia se hacía sostenible solo porque nos mensajeabamos durante todo el día, aunque con el pasar de los meses, el ritmo fue cesando. A mitad de año nuestras conversaciones era como las de dos amigos que viven en ciudades diferentes, y es que tampoco éramos más que eso. «Me gustas», «Te amo». Qué podían significar si no habíamos respondido la pregunta más importante todavía; ¿Qué somos?.
Llegó el 5 de Agosto y el cumpleaños número catorce de Diego con él. Por primera vez en la vida me saqué fotos desnudo, y grabé un par de vídeos. De no haber sido para Diego, no me hubiese atrevido a hacerlo. Le di a enviar a un total de 14 archivos, «Feliz cumpleaños», escribí. Cuando lo llamé, no paraba de repetir que era el mejor regalo que le habían dado jamás, que las guardaría bajo siete llaves como un tesoro. Tenía la esperanza de que esas fotos no lo dejarían olvidar mi cuerpo.
Llegó el 29 de Agosto y mí cumpleaños. Sin embargo mi regalo fue diferente.
Una semana antes, hablando por Whatsapp, le pregunté aquello que tanto me atormentaba, ¿qué somos? Sin embargo no supo responder y, para ser sinceros, yo tampoco. El día de mi cumpleaños me dejó un hermoso mensaje por Whatsapp y adjunta una foto que me hizo volar. Éramos los dos en la playa, en nuestra roca. No me dí cuenta cuando la tomó pues había cerrado los ojos. Mi cabeza estaba en su hombro, y Diego sonreía dulcemente sin abrir los labios. Desbordaba ternura. Los rayos del sol se reflejaban de un color naranjo casi dorado en nuestros rostros, y los ojos de Diego parecían otros ante el contacto.
Durante la noche recibí un llamado. Eran casi las 11. Mi madre dormía arriba, y se oían un par de grillos por el otro lado del teléfono, así que suponía que Diego estaba en el patio de su casa.
— Voy a ser breve — dijo. Me imaginé algo malo — ¿Quieres ser mi novio? — eso no lo ví venir, prometo que no. Quería que lo preguntara en algún momento, más no esperaba que lo hiciera. Me invadió el vértigo desde el estómago hasta el último pelo de la cabeza.
— Si, quiero ser tu novio — respondí con seguridad. Escuché una risa nerviosa, de esas que salen en resoplidos.
— Te amo — soltó.
— Y yo a ti — contesté — Y te necesito — lo oí suspirar. Después de un rato volvió a hablar.
— Escucha, quería que fuera una sorpresa, pero mi madre dijo el otro día que hablaría con la tuya para ver si nos recibía denuevo este verano — mis ojos se abrieron grandes, la emoción era incontenible, así que me puse a dar gritos ahogados de celebración intentando que Diego no me oyera. Es verdad, no había nada confirmado, pero en ese momento lo único que necesitaba era la esperanza de volver a tener su rostro entre mis manos.
Cuando la llamada llegó a su fin me sentí un hombre diferente. Tenía catorce años, sí. Catorce años y un novio, a la distancia, pero un novio. Y yo lo amaba y él a mí. Me sentí pleno, dichoso, y amado. Es lindo sentirse amado. Claro que me sentía amado antes de Diego, mi mamá me lo decía casi a diario, pero era un amor diferente, porque una madre está casi obligada a amar a un hijo, pero Diego no estaba obligado a amarme. Diego me amaba porque quería hacerlo, y yo hacía lo mismo. Amaba a Diego porque todo en el me parecía perfecto. La forma en que a veces me inundaba de su valentía o me hacía sentir pequeño ante esta. La delicadeza con que recorría mi piel, la suavidad de la suya. Su mirada tan sincera y penetrante, al igual que su sonrisa. Cada centímetro de Diego era impoluto, y cada una de sus emociones desbordante. Lo amaba porque solo quererlo me parecía muy poca cosa.
Desde esa noche comenzaría la cuenta regresiva para el reencuentro. Contaba los días como un presidiario, solo que los iba tachando en el calendario en vez de una pared de concreto. Llegó la Navidad, 25 de Diciembre. La noche anterior se me hizo imposible comunicarme con Diego, supuse que las redes estaban saturadas por la fecha. Al día siguiente pudimos hablar, pero respondía en corto, y cuando lo intentaba llamar me cortaba o arrojaba a buzón. Me pareció extraño, pero no le di mucha importancia.
Cerca de las 10 de la noche estábamos en el living con mi madre, viendo películas y comiendo pastel. Era una de esas típicas comedias románticas navideñas, malísima, pero disfrutable. Sentí un auto estacionarse afuera, mi madre se paró casi al instante, dijo que había invitado a una pareja de amigos, pero no me había avisado. Esa era la señal para que yo me fuera a mi cuarto. Recogí el plato donde ahora habían migas y restos de crema. Estaba en la cocina aún, y cuando cerré la llave de agua escuché a unos pasos de mí:
— ¡Bu! — rápidamente unas manos se posaron sobre mis ojos. Sentí su aroma y entonces lo supe. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. — ¿Quien soy? — esa voz era inconfundible. Estaba un poco más gruesa y profunda que la última vez, pero aún así pude reconocer la dulzura que solo el podía poner en cada palabra.
— Diego… — dije casi en un susurro. Retiró sus manos, me giré, y ahí lo ví. De no ser por la presencia de mi madre y mis tíos que estaban entrando en la casa, me hubiera lanzado sobre su boca, su cuerpo. Se veía más guapo de lo que lo recordaba y las fotos alcanzaban a mostrar. Había perdido ese aspecto infantil, para dar paso al de un adolescente más alto y fornido. Yo también había crecido, pues nuestra altura seguía siendo casi idéntica. Había estado haciendo ejercicio con lo cual también aumenté un poco mi musculatura. Lo abracé con fuerza, y volver a sentir su cuerpo junto al mío después de un año era una sensación que no podré describir jamás. Diego me abrazaba casi con más fuerza que yo a él, y los adultos presenciaban el espectáculo como quien mira a dos grandes amigos reencontrarse después de mucho. Si supieran que éramos mucho más que amigos.
Lo solté solo para disimular un poco y saludar a mis tíos, los abracé fuerte también. De alguna forma me sentía en deuda con ellos por haber traído al mundo a semejante creación.
Nos sentamos en la mesa a comer, con mi madre solo tomamos té pues ya habíamos comido, ellos en cambio había sufrido por el tráfico así que no tuvieron tiempo de detenerse en algún restaurante ni nada. Me senté a la derecha de Diego, lo que nos permitió jugar con nuestras piernas de forma discreta por debajo de la mesa. El gesto se le torcía un poco cuando intentaba contener la risa por las cosquillas.
Porfin tenía a mi Diego, tan inocente como siempre, y me prometí no hacer cuentas regresivas esta vez.
El sueño había desaparecido para nosotros, así que nos quedamos viendo películas mientras los adultos se habían ido a acostar. Mi madre nos dejó una manta, pues en la costa suele hacer frío durante las noches. La película era «La Propuesta», esa dónde actúan Sandra Bullock y Ryan Reynolds, íbamos cerca de la mitad, los adultos de seguro ya estaban en el sueño profundo. Diego se giró hacia mí y me besó. Fue un beso tierno, largo. El reencuentro de nuestras lenguas encendió la chispa de manera inmediata, como si nunca se hubiera apagado. Acariciaba mi cuello y cara con dulzura, mientras yo subía mis caricias desde sus rodillas hasta el muslo, subiendo poco a poco. Cuando terminé por rozar su miembro, se sobresaltó. Nuestros labios se separaron, mi mano seguía ahí, intrusa. Uno de sus testículos estaba en pleno contacto con mi dedo índice. Me sonrió pícaro.
— Vamos a la habitación — me susurró casi en la boca.
Continuará
Esto es arte, llevo buscando una historia así, de romance y a la vez con Picardía, buscaba y buscaba pero no lo encontraba, habían solo de sexo y ya, en cambio esta es diferente, me encanta que haya romance y a la vez algo caliente.
Joder que la historia esta Buena!!!!
Pasala a wattpad, claro si quieres.
Y no se si soy la única que tuvo problemas con esta app pero re recién daría que la pasarás a Wattpad.
Hice un blog de respaldo, pero pasarla a Wattpad no es mala idea. Aunque no sé si les agrade la parte sexual entre menores por allá:/
Chicos, como la página se cae cada 20 minutos, estaré subiendo los relatos a modo respaldo en este blog de acá abajo
https://www.blogger.com/blog/posts/1670416970895014449
Hola, ando aqui nuevamente comentando tus historias, este capítulo me gusto mucho, sigue asi amigo, al igual que los capitulos anteriores es super la forma en la que desarrollas las ideas, y igual es bueno que tengas un blog de respaldo, ya que la pagina se cae bastante seguido, bueno, sigue asi, excelente lo que haces.
Hola, porfavor sube mas partes. Sigo esperando
Podrias mandar link de tu blog otra vez?
Hola, oye como se llama exactamente porque ese link me lleva a mi página de blogger no a la tuya
como continua por favor
Wow amigo me gustan estas historias de amor y romance no manches sigue contando mas que las estare esperando que buen escritor eres saludos amigo….. 🙂 ) 🙂 😉 🙂 😉
Aquí me tienes de nuevo Samuel, cada relato me llena más de emoción alegría excitación y de muchisimas emociones más puedo sentir tu tristeza por ratos casi lloró pero justamente eso es lo que hace que tus historia sea gloriosa que realmente yo como lector pueda sentir lo que tus describes y es increíble las cosas que causas en mi y reiteró mis felicitación y agradecimiento por compartir esta hermosa historia de amor, deseo y pasión eres un escritor extraordinario cuidas muchísimo tus detalles y redacción lo cual agradezco y lo que mas me en amor es justo la parte del amor que no sólo es sexo y aun así tu relato tubiera 5 hojas todas las leería sería el tiempo mejor invertido por que esta tan bien estructurada que es tan maravilloso leer cada palabra. Me tienes enamorado enserio sigue y no pares. Por que eres maravilloso.
😍😘💙
Muchas gracias amigo! De verdad me conmueven tus palabras. Seguiré escribiendo, no dejaré esta historia a medias. Estoy teniendo problemas de tiempo, pero cada día avanzo un poquito. Cariños! 💚
No puedo entrar en tu blog, me encanta todos tus relatos
Hola, he leído tus relatos y me encantan. No solo se trata de la historia, sino de tu forma de narrarla. He leído muchos otros relatos, y con solo ver las líneas decido dejarlos, por ser confusos y demás.
Tienes una gran forma de relatar la historia y de mantener el suspenso. La mezcla entre romance y carnalidad están en muy buen balance.
Me he registrado recién en esta página solo para poder escribirte estas líneas, espero poder leer pronto algo tuyo, sobre todo la continuación de esta historia.
Saludos desde México.
Tremendo arte el que acabo de leer, me gusta como redactas.
Espero con ansias mas partes 🤩
Saludos!!
Wow que historia tan Linda :’) me hiciste llorar de la manera en que la redactas, intenté entrar a tu blog y no deja, espero que la continues pronto quiero saber que paso con ustedes y como termina la historia o si continua, BTW no sería mala idea que la dejes en wattpad y por los de las edades no te preocupes peores cosas han estado escritas ahí.
Hola!
La verdad me encanta tu historia, ya que siendo sincero me siento en parte identificado con ella, no dejes de contarnos que más pasó entre ustedes, no dejo de leerla, sigue así y ojalá pronto puedas publicarnos otra parte
Gracias !
oye amigo muy excelente tu relato lo tienes a uno en suspenso. Quería preguntar hay parte 7
y no hay parte 7????
¡Hola a todos! He vuelto (si, después de casi 2 años) en forma de chapas y cerrando los relatos que estaban pendientes. Esta semana tendrán el capítulo 7 y final de mi mejor historia. Besos.
necesito saber cómo sigue esta historia 😀