MI PRIMO Y YO II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por zih_bix.
a la mañana siguiente, mi tía y tío irían a la playa a acapulco y decidieron invitarnos, a mis primos y a mi, para acompañar a sus hijos, al estar cerca de acapulco, solo tomanos algunas mudas de ropa, la visita sería de sábado y domingo, por lo cual, el auto de mi tío quedó completo con nosotros y así partimos hacia acapulco, eric y yo ibamos en la parte de atrás, mis otros primos ivan en medio y mis tíos hasta la parte del frente, casi todo el viaje nos fuimos metiendo mano, el me acariciaba el culo y yo tocaba su verga, incluso me recosté sobre sus piernas y le di algunos besos en su verga, muy discretos para que nadie se diera cuenta.
al llegar al puerto nos instalamos en el hotel dorian, salimos inmediatamente a playa condesa, un lugar muy bonito, rodeado de restaurantes, clubes de baile y sobre todo, mucho ambiente gay, yo lo sabía porque siempre que iba a acapulco estaba ahí para ligar y poder mamar vergas. al llegar inmediatamente nos metimos a nadar, en el interín de nadar, eric me sobaba el culo y yo acariciaba su cuerpo y su verga, nos manteniamos alejados de mis tíos y de mis otros primos, cosa que era muy normal por la diferencia de edades, en un momento, pedimos a mis tíos permiso para caminar por la playa y ellos sin problema aceptaron.
mientras caminabamos, nos dirigimos hacia unos riscos, yo sabía claramente que en esos riscos iban muchos gays a cojer y a mamar vergas, yo me moría de ganas por llegar y estar ocultos a la vista de los demás, mientras caminabamos por los riscos vimos a varias parejitas besandose, acariciándose e incluso vimos a un chico que se cogía a otro, nos quedamos viendo un rato y noté que eric estaba muy caliente, me tomó de la cintura, me abrazó y me atrajo hacia su cuerpo: eric acariciaba mis nalgas y me abrazaba mientras yo acariciaba su verga, su cuerpo pegado al mio, los chicos cerca de nosotros cojiendo, nos recargamos en unas rocas ya la noche empezaba a caer y mi primo y yo nos comíamos los labios, nos acariciabamos completamente, no se cuanto tiempo paso de eso, porque de pronto no vimos a ningun otro chico al rededor de nosotros, y no hubo nada que nos detuviera, él no aguantaba más, empecé a besar su pecho y como me enloquecía empecé a bajar mi lengua hacia su verga, lamía, chupaba, besaba, e incluso mordía su cuerpo, el solo respondía con gemidos y caricias en mi cabeza, cuello y hombros.
llegué a su verga, un mástil duro y lleno de presemen, empecé a pasarle la lengua lentamente, por la cabeza, empecé a rodear poco a poco esa verga, solo con la lengua y el casi me pedía que me la metiera ya a la boca, yo por mi parte me prendí de sus huevos y los lamía me los metía a la boca y escuchaba a eric gemir de gozo.
ya no aguanté más y me metí su verga a la boca, mamaba con verdadera hambre, deseaba su semen en mi boca, anhelaba comerme su néctar y poder sentirme más suyo, pero también deseaba que me cojiera… su verga me hacía sentir como un loco y mamaba y mamaba, el me levantó de los brazos y me empezó a besar en los labios, de pronto me pegó hacia la roca y se bajó a mamarme la verga, mientras eso pasaba, eric se masturbaba, su lengua recorría mi glande, todo el tronco y mis bolas, tal como mi lengua había recorrido antes por su hermosa verga. se volvió a levantar y yo bajé nuevamente a su verga… mamé y mamé su verga con ganas… cuando de pronto escuché a mi amado eric decir te amo robert, sigue mamando, mama que me fascina como lo haces, mama que ya me vengo, yo me masturbaba como un loco mientras mamaba esa verga del hombre que yo más amaba, empecé a succionar más fuerte y mi eric empezó a venirse en mi boca y yo en la arena, de pronto mientras eric se venía escuchamos a su hermano gritarnos, su voz no estaba muy lejana de nosotros, salimos corriendo de ahí un poco más lejos a arreglarnos la ropa y al salir lo encontramos revisando el lugar en que le mame la verga y donde mi semen aun estaba regado en la arena, el con una lámpara en mano veía la escena, marcas en la arena, semen regado y nosotros parados en dirección a las huellas marcadas, todos sudados y con sonrisas complices… el sólo nos veía y dijo: ya nos vamos…
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