MI PROFE DE NATACION (4)
Los cuatro juntos, besándonos indistintamente, mientras que, por debajo, nos toqueteábamos y manoseábamos..
Hola a todxs.
(Sugiero leer todos mis relatos anteriores)
El natatorio debía permanecer cerrado durante toda una jornada, para una limpieza general de las instalaciones (no de la piscina), pero el profesor de natación, consiguió que le dieran la llave de la puerta de ingreso, con el pretexto de aprovechar la ocasión para poder “entrenar en solitario” y como los resultados favorables, que había obtenido en varias competencias, le habían otorgado cierto prestigio, tanto a él personalmente como al “club”, la dirigencia le respondió afirmativamente.
Por supuesto que, lo que menos le interesaba a Christian, era “entrenar en solitario”, ya que quería ingresar al natatorio, para saciar sus deseos, fantasías y necesidades sexuales, junto con sus “discípulos predilectos”, Fernando (15 años), José (13) y yo (15 añitos recién cumplidos), porque si bien llevábamos cogiendo ya, entre los cuatro, varias veces (por lo menos desde que yo había comenzado a concurrir al lugar, en principio, para acelerar la recuperación de la lesión en mi rodilla), siempre había “algo nuevo para hacer”.
Obviamente, todos nos habíamos puesto de acuerdo de antemano, así que, cuando llegó el día, fuimos los cuatro al club, ya que tendríamos todas las instalaciones a disposición y sin límite de horario, por lo tanto, una vez dentro, dejamos nuestras prendas en los vestidores y nos introdujimos a la piscina, solo con las mallas de baño, las cuales, una vez dentro del agua, nos las quitamos, quedándonos total y absolutamente desnudos.
Solo quienes, alguna vez, estuvieron desnudos en la piscina de un natatorio, podrán dar fe de lo increíblemente excitante que es ello, independientemente de lo que se proponga hacer allí; dicho esto, paso a relatar lo más interesante y trascendental, ya que, en primer término, los cuatro comenzamos a nadar, aprovechando que teníamos todo ese espacio solamente para nosotros, aunque, a decir verdad, esa actividad no llevó demasiado tiempo.
Enseguida se volvieron a armar las parejas de siempre, Fernando con José y Christian, “el profe”, conmigo, así que nos ubicamos en el sector menos profundo de la piscina, como para poder “hacer pie” y comenzamos con “la previa”.
Fernando estaba tan enamorado de José como yo de Christian, por lo que aprovechamos ese instante para “demostrar nuestro amor”, que se tradujo en hermosos, dulces y apasionados besos en la boca, sumado a caricias y abrazos.
“¡Lo amo, profe! ¡Lo amo mucho!” – Le susurré al oído.
“¡Yo también, amor! ¡Yo también te amo!” – Respondió Christian, entre beso y beso.
A sabiendas de que, en el fragor del sexo propiamente dicho, volvería a proferir todo tipo de insultos, improperios, frases muy subidas de tono, etc., yo tenía que aprovechar, al máximo, ese instante de romanticismo, porque, luego de tanta ternura, nuestro estado de excitación fue “in crescendo”, hasta llegar al “abrazo grupal”.
Los cuatro juntos, besándonos indistintamente, mientras que, por debajo, nos toqueteábamos y manoseábamos.
A mí, me volvía loco tener una pija en la mano, si bien aún no era nada bueno “mamando vergas”, me encantaba tocarlas y manosearlas y mientras lo hacía, sentía un montón de manos recorriendo todo mi super culo; no sabía quien estaba tocándome y era lo menos que me importaba, solo quería recibir placer, placer y más placer.
En un momento determinado, Christian nos ordenó ir a la parte más profunda de la piscina y apoyarnos sobre el borde, boca abajo, para que nuestros culos quedaran a su disposición. Yo, obviamente, como el más puto de todos y con el mejor culo (lejísimo), me ubiqué al medio, así que el profesor, tenía para sí los tres culos e inmediatamente los empezó a chupar; mientras chupado un culo, manoseaba y toqueteaba los otros dos.
Cómo le gustaban los chicos a ese degenerado y depravado sexual de Christian, pero sobre todo el culo de los chicos.
Mientras el profesor de natación lamía, chupaba y se comía, literalmente, nuestros tres culos, yo aproveché mi lugar en el medio, para voltear mi cabeza hacia un costado, para besar en la boca a Fernando y después hacer lo propio, para el otro costado, con José.
Al cabo de un buen rato, ya que Christian no terminaba de saciar su “hambre y su sed de culos”, se oyó un:
“¡Bueno! ¡A coger ahora! ¡A ponerla!”
Obviamente era la voz del profe, así que los tres abandonamos la posición “chupa culos” y volvimos al agua.
“¡Profe! ¡Déjeme cogerlo a Marcos! ¡Se la quiero meter el culo! ¡Dele, profe, por favor!” – Imploró Fernando, haciendo que José refunfuñe de celos.
“¡Ah! ¡Pendejo! ¡A vos también te gusta ese culazo! ¿No?” – Dijo Christian y agregó:
“¡Dale! ¡Bueno! ¡Cogételo vos primero! ¡Yo me voy a coger a Josecito!”
La cara de pánico que habrá puesto José, mientras el profe sonreía, ya que su culo, a diferencia del mío, era súper chiquito y muy poco entrenado, pero igual se puso en posición.
Fernando se acercó a mí, mientras yo me aferraba al borde de la piscina. Sería la primera vez que yo iba a experimentar una posición nueva (y eso que me habían cogido en innumerables poses, situaciones, lugares, etc.).
Se ubicó detrás, me penetró muy fácilmente y comenzó a cogerme.
“¡Qué lindo! ¡Con razón le gusta tanto, profe! ¡Que hermoso culo tiene!” – Exclamó Fernando, cogiéndome dentro del agua (Si aún no lo han experimentado, se lo recomiendo absolutamente. Nada más excitante que coger en una piscina).
A todo esto, Christian estaba tratando de convencer a José, para que se dejara penetrar.
“¡Probemos, pendejito! ¡Si te duele, te la saco rápido!” – Le dijo.
Obviamente, el grito se escuchó en todo el natatorio, con “eco” incluido, pero igual se aguantó José, ya que las ganas de tener semejante verga adentro, pudo más que el dolor que le hubiere producido.
Fernando cogiéndome muy fuertemente y el profe, haciendo lo propio con su “alumno menor”, aunque a él no lo podía coger como hacía conmigo, a causa de su estrechez anal.
Gritos, jadeos, gemidos y alaridos de placer, de gozo y de satisfacción sexual, era lo que se oía dentro de esas inmensas instalaciones.
Cuando uno está cogiendo y disfrutando a más no poder, se olvida, tanto en el caso de José como en el mío propio, que estábamos siendo cogidos por quienes no eran nuestras respectivas parejas y es que, a veces, el inmenso deseo y la satisfacción sexual, desplazan al “amor adolescente”.
“¡Bueno! ¡Basta, pendejo! ¡Acá tenés a tu Josecito y dame a mi Marcos, que quiero coger ese culazo!” – Dijo Christian en un tono por demás imperativo y rápidamente intercambiamos posiciones (algo que, además, le produjo flor de alivio al chiquitín).
Yo aproveché, rápidamente, para besar en la boca al profesor, pero este tenía otras intenciones, así que, subí mis piernas y puse mis pies sobre sus hombros, debido a mi gran flexibilidad y mientras me acomodaba, sentir esa tremenda verga ingresar dentro de mí y con relativa facilidad.
Fernando quiso hacer lo propio con José, pero no pudo, así que tuvo que contentarse con cogerlo contra uno de los bordes de la piscina, en cambio Christian, me tenía en medio del agua, me “manejaba” de un lado hacia otro y me cogía de una forma increíble.
“¿Le gusta, profe? ¡Vio como me dejo coger! ¿Le gusta que sea su putito?” – Le dije.
“¡Ay! ¡Si, mi putito de mierda y la concha de tu madre! ¡Qué hijo de puta! ¡Que bueno sos dejándote coger!” – Respondió.
“¡Quiero que me coja mucho, profe, porque lo amo!” – Volví a decir.
“¡Yo también te amo, putito hermoso, pero más amo tu culo, tenés el culo más lindo del mundo!” – Me dijo, nuevamente, haciéndome sentir extasiado, amado, querido, deseado.
“¡Vamos a la parte baja! ¡Te quiero coger en otra pose!” – Me ordenó y yo acepté, siempre sumisa y pasivamente.
Nos ubicamos en la escalera de ingreso a la piscina y yo subí unos escalones, hasta que mi culo quedó al ras de agua, es decir, justo donde terminan mis piernas y ahí, Christina empezó a chuparme, a lamerme y comerme todo ese culo que tan loco lo volvía.
Yo, a todo esto, solo gemía y jadeaba de placer, de gozo y de satisfacción sexual; mientras tanto, Fernando, ya había acabado dentro del culito de José y su pija ya tenía una flaccidez extrema, así que ambos se acercaron a nosotros, pero solamente para observar ese increíble cuadro.
Cuando el profe terminó de chuparme el culo, me volvió a penetrar y lo hizo una, otra y otra vez; por suerte, para mí, en esta ocasión, su semen aún se resistía a salir de su enorme pija.
Fernando y José miraban y Christian me cogía y ante cada embestida, el agua saltaba; una locura total.
“¡Vamos, profe! ¡Vamos! ¡Llénele todo el culo de leche!” – Empezaron a arengar los chicos y luego de unos instantes ocurrió aquello, es decir, el profesor de natación desparramó hasta la última gota de su semen, dentro del super culo de su alumno más puto.
“¡Qué manera de coger! ¡Como me gusta todo esto! ¡Pendejos putos y la concha de sus putas madres!” – Exclamó Christian, ya que esa era su manera de dar por finalizada una gran cogida y ninguno de nosotros tres, acusábamos recibo de esos insultos e improperios, porque sabíamos que solamente era una forma de expresar tanto gozo, placer y satisfacción sexual.
Soy marcoscomodoro y mi correo es: [email protected]
Besos a todxs.
hola como estas te escribi a el mail que publicas espero que me contestes asi podemos hablar si vos queres
me encantan los relatos