Mi tía me ayudó a transformarme…
Un joven gay reprimido descubre su gusto por el transexualismo gracias a su tía..
Mi tía me ayudó a transformarme…
Cuando terminé la escuela, y mi madre me mandó a casa de su hermana para que yo siguiera estudiando en la universidad, porque alguien le fue con el chisme, de que varios chicos del barrio con los que salía a beber me daban por el culo.
Lo que no era del todo falso, ya que una noche que me emborraché, se aprovecharon de mí cuando me quedé dormido por la borrachera, que agarré esa noche, aprovecharon para quitarme toda la ropa, dejándome totalmente desnudo.
Cuando me vine despertando, me di cuenta de que uno de que alguien, me tenía bien clavado por el culo, mientras, que otros me mantenían bien sujeto por brazos y piernas.
Así que a medida que él me siguió penetrando una, y otra vez metiendo, y sacando toda su dura verga de entre mis nalgas.
Llorando les pedía que me soltasen, tratando de quitármelo de encima, se me ocurrió moverme, lo que lejos de desanimarlo, hizo que me apretase con más fuerza contra su cuerpo, hasta que justo antes de venirse, sacó su verga, y se vino sobre mis nalgas.
Yo pensé que todo había terminado, pero casi de inmediato, otro tomó su lugar, después de limpiar mis nalgas con mi camisa.
Los que me mantenían bien agarrado, hicieron que separase mis piernas, mientras ese otro me penetraba salvajemente, en esos momentos dejé de gritar, y de llorar, y a medida que ese otro seguía dándome por el culo.
Realmente comencé a disfrutarlo, tanto que cuando los que me tenían sujetado por pies y manos me soltaron, me quedé recostado boca abajo, esperando al próximo que me quisiera dar por el culo.
Casi de inmediato un tercero, se colocó sobre mí, y me penetró, mientras que otro, pegando su glande a mi boca, me ordenó que me pusiera a mamar su verga, sin que yo hiciera nada por impedirlo.
Bueno esa noche entre varios me dieron un sin número de veces por el culo, y me pusieron a mamar sus vergas, sin tan siquiera yo saber quiénes eran, ya que me habían vendado los ojos con un trapo.
Y para cuando terminaron conmigo, por lo agotado, y borracho que me encontraba, me volví a quedar dormido profundamente.
Por lo que, al día siguiente, todo el barrio se había enterado de lo que me había sucedido, razón por la que mi madre, decidió sin tan siquiera preguntármelo, que me iría a estudiar a la capital, en casa de su hermana.
Pero lo menos que yo pensé fue que mi tía, una vieja solterona, hiciera de mí, lo que soy hoy en día.
Desde que llegué, me quedó bien claro que mi tía estaba al tanto de todo lo que me había pasado, ya que constantemente me decía, que era preferible que me quedase ayudándola en su casa, a que fuera a dejar que alguien se aprovechase de mí.
Y como ella es costurera, y modista, prácticamente me convirtió en su sirviente, dejándome apenas el tiempo necesario, para que yo estudiara.
Ya que cuando no me ponía a limpiar su casa, la cocina, o los baños, debía ayudarla en el taller de costura, que tiene en su misma casa.
Y todo eso, sin pagarme un solo centavo, cierto día en que yo apenas regresaba de tomar mis exámenes, me pidió que la ayudase en el taller, ya iba yo a protestar, diciéndole que estaba cansado, cuando ella comenzó a decirme, lo importante que era para ella, el terminar el traje en el que estaba trabajando.
Por lo general, yo le ayudaba a cortar las telas, a organizar los materiales, y hasta limpiar y aceitar sus máquinas de coser.
Por lo que cuando me pidió que me quitase la ropa, y me pusiera el vestido en el que ella estaba trabajando, le dije que no.
Fue cuando ella comenzó a explicarme, que la talla de ese vestido era mucho más pequeña, que la del maniquí que regularmente usaba.
Y como yo era bien delgado, si me lo ponía le sería mucho más fácil, el meterle las primeras puntadas.
Resignado, no me quedó de otra, que hacerle el favor a mi tía de ponerme aquellas telas sobre mi cuerpo, después de quitarme la camisa y el pantalón.
Ya ella llevaba un rato basteando aquellas telas, cuando sin tan siquiera mirarme, me dijo que me quitaras los boxes, ya que en la cintura formaban unas arrugas, y la tela que estaba usando no caía como debería hacerlo.
Así que sin más ni más, aunque dándole la espalda, me los quité, y ella continuó trabajando, agarrándome los muslos, las nalgas, y de cuando en cuando diciéndome que era una lástima que fuera un chico, porque tenía el cuerpo justo, para ser una modelo de alta costura, yo la verdad es que, por ser la primera vez, que mi tía me alagaba, hasta le di las gracias.
Apenas terminó, me pidió que modelase frente al espejo, y la verdad es que el vestido, a pesar de no estar terminado, no se me veía nada mal.
Así que, desde ese día, me convertí en su maniquí, ya que la mayoría de la ropa que ella cosía era para las modelos de los desfiles de diseñadores.
Había días en los que me la pasaba, todo el día vestido de mujer, por lo que también algunos de sus clientes, me llegaron a ver modelando en el taller, con esas ropas puestas.
Y quizás como acostumbro a usar el cabello largo, y jamás les dirigía la palabra, al verme modelando de la manera en que mi tía me decía que lo hiciera, pensaron seguramente, que se trataba de una chica, y no de un chico.
Con decirles que mi tía, hasta me regaló varios set de ropa íntima femenina, así como varios tipos de calzado, para que los usara con los vestidos que me ponía, por lo que además de estar mirándome en el espejo completamente vestido de mujer.
En ocasiones me preguntaba a mí mismo, como sería eso de ser una verdadera mujer, mientras que mi tía, no dejaba de decirme lo linda que me veía, con cualquiera de las prendas que ella me pedía que usara.
Al principio yo era renuente a ponerme esas prendas, pero al poco tiempo, hasta llegué a disfrutar, el usarlas a diario.
Incluso en ocasiones hasta me ponía algunas prendas íntimas, para ir a clase, hasta que un día me atreví, ir a la biblioteca, completamente vestido como una chica, lo que más me agradó fue el trato que me dieron, algunos chicos, claro que ignorando que yo también lo era.
Un día estando en el taller, mi tía me llamó por mi nombre, justo cuando nos visitaba uno de sus mejores clientes, y de esa forma ese diseñador, no podía salir de su asombro al enterarse que yo realmente era un chico.
Luego habló con ella, para pedirle que yo modelase su colección, mi primera respuesta fue decir que no, pero cuando mi tía, y el diseñador me dijeron lo que me iban a pagar, acepté de inmediato.
En ese primer desfile, aparte de que llegue vestido como si realmente fuera una chica, usando unos ajustados pantalones vaqueros, y una pequeña blusa, por lo que, tras cambiarme de ropa, me maquillaron, y también me hicieron un atrevido peinado.
Pero cuando me anunciaron como Nova, la nueva modelo de la colección, yo estaba maravillado, y a medida que fui caminando por la pasarela, lo que escuchaba en todo momento, era lo linda que era, y lo bien que me quedaba la ropa.
Ignorando los presentes que yo era un chico, y no una modelo profesional, la colección fue un excito, y cuando el diseñador nos invitó a mi tía, y a mí para celebrar.
La verdad es que no supe o, mejor dicho, no quise decirle que no, por lo que mi tía, y yo fuimos a la fiesta del diseñador, en la que mi tía al poco rato, tras tomarse unos cuantos tragos, se quedó dormida en un sillón, mientras que yo sin descubrir mi verdadera personalidad, me dediqué a bailar, y a seguir bebiendo, tal como si realmente fuera una chica.
Ya estaba yo de lo más alegre cuando el diseñador, que sabía que yo era un chico, me sacó a bailar, y mientras bailábamos me fue diciendo lo bella que me veía en todo momento, y sin dejar de acariciar mi cuerpo, me convenció fácilmente de que lo acompañase, con la excusa de mostrarme su mansión, me sacó de la fiesta, y me llevó a una apartada habitación.
Y sin aviso alguno, me comenzó a besar, yo aunque me sentía algo mareado, por no estar acostumbrado a beber de esa manera.
Me quedé como paralizado, y cuando con sus manos comenzó a acariciar todo mi cuerpo, no supe ni que hacer, ya que, al mismo tiempo, fue introduciendo su lengua dentro de mi boca.
En esos momentos pude reaccionar, pero en lugar de separarme de él y salir corriendo, lo dejé que me siguiera besando, y acariciando por todo mi cuerpo, tal y como si yo realmente fuera una chica.
No sé cómo se las arregló, pero cuando me vine a dar cuenta, ya él me había quitado aquel ajustado vestido, y me tenía recostado boca abajo sobre una gran cama.
Lo siguiente que recuerdo que sentí, fue escucharlo decirme lo linda que yo era, mientras que su miembro atravesaba mi esfínter.
Al principio me dolió, pero al poco rato ese raro dolor se fue transformando en algo sumamente placentero, ya que a medida que él continuaba penetrándome una y otra vez, yo sin que me lo dijera, comencé a mover mis caderas, al tiempo que dejaba escapar profundos gemidos de placer.
Cuando yo comenzaba a disfrutar más, él extrajo su miembro, y haciendo que me pusiera boca arriba, me tomó por los tobillos, separó mis piernas, y nuevamente me penetró.
Solo que en ese momento yo pude ver muy claramente, como toda su verga se iba metiendo dentro de mí culo.
Y manteniéndome con las piernas separadas, continuó penetrándome divinamente, hasta que se vino del todo dentro de mí.
Pero él no conforme con haberme dado salvajemente por el culo, una vez que se vino por completo dentro de mí, continuó besándome, sin dejar de seguir acariciando mis nalgas, hasta que de momento sacó su miembro de entre mis nalgas, y rápidamente se fue al baño, y tras lavarse su miembro, cuando regresó a mi lado, nada más bastó que lo sujetase entre sus dedos, frente a mis labios pintados de rojo, para que yo de buena gana me dedicara a mamárselo, hasta que nuevamente lo hice que se viniera, pero totalmente dentro de mi boca y garganta.
En esos momentos, gustosamente me tragué casi toda su leche, desde esa noche me convertí en su modelo, y pareja favorita, con todo el apoyo de mi tía.
Aunque al poco tiempo se supo, que yo realmente era un chico, eso no ha sido impedimento para que yo siga siendo, la modelo de alta costura, y también para que complazca íntimamente, a uno que otro hombre, incluyendo a uno que otro compañero de clases, así como también algún que otro profesor.
Y todo se lo debo a mi tía, que está encantada, que yo sea su sobrina favorita, aunque me dicen que mi madre, no la perdona…
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