Mi tío delincuente (30) y yo (6): los inicios
Esta es la historia de cómo me convertí en el putito de mi tío a los seis años. [En este capítulo no hay escenas de sexo, solo es la introducción a la historia].
Un poco después de cumplir cinco años mi abuela materna murió. En ese entonces vivíamos los tres con mi mamá en un terreno grande en uno de los barrios más pobres de mi ciudad. Cómo mi mamá trabajaba de cuidadora en un psiquiátrico y tenía turnos de 24 horas durante un tiempo me dejó al cuidado de una vecina quién me iba a ver dos veces en el día, el resto del tiempo la pasaba solo.
Yo iba en segundo de primaria, era algo alto para mí edad, blanco, delgado, de pelo negro y labios bien rojos. Para mi edad, y por las circunstancias de la vida, ya era bastante independiente y responsable. Hacia mis deberes, ordenaba la casa solo e inventaba mis propios juegos con los pocos juguetes que tenía. Mi mamá no me dejaba salir a jugar a la calle con los otros niños así que desde la muerte de mi abuela estaba todo el día solo en la casa.
Todo fue así hasta unas semanas después de que cumplí seis años. Era un domingo de julio, mi mamá estaba en la casa y muy seria me llamo a conversar. Nos sentamos en el comedor y me dijo que su hermano, mi tío Raúl, llegaba al otro día a vivir en la casa.
Yo no supe muy bien como reaccionar. Conocía a mi tío pero solo lo había visto un par de veces. Él era el hermano menor de mi mamá, tenía como 30 años, era alto de ojos verdes, usaba el pelo corto, tenía muchos tatuajes y era bien rudo. Yo había oído lamentarse a mi abuela porque su hijo había salido delincuente y drogadicto, y sabía que mi mamá no se llevaba muy bien con él.
Luego de contarme y al ver que no hice ningún comentario, respiro desganada y me dijo que al menos ahora alguien estaría conmigo durante el día. Me pidió que fuera un buen sobrino y que me portará bien. Me dijo que el tío Raúl iba a instalarse en el cuarto trasero y me pidió que lo ayudará en lo este me pidiera.
Después de la conversación me dio de cenar y nos fuimos a dormir. Al otro día nos levantamos temprano, aprovecho de ir a dejarme a la escuela y luego de fue al trabajo. Me recordó que cuando llegara mi tío estaría ya en la casa. Paso el dia normal, yo estaba algo nervioso por ver a mi tío en la casa por eso salí corriendo cuando sonó la campana de salida.
La escuela quedaba cerca de mi casa así que llegue en menos de 10 minutos. Estaba agitado y entre nervioso a la casa esperando ver a mi tío. Me asustaba y emocionaba a la vez: me asustaba porque sabía que era un delincuente y entendía que eso estaba mal, pero me emocionaba porque al fin ya no estaría solo después de la escuela.
Entre a la casa pero no lo vi por ninguna parte, pensé que aún no había llegado hasta que oí unos insultos desde el patio trasero. Fui a investigar y ahí lo vi: mi tío Raúl sin camiseta, mostrando sus tatuajes y abdominales marcados arriba del techo reparando unas goteras. Su imagen provocó excitación en mí, era el primer hombre adulto que veía sin camiseta y verle me hizo cosquillas en el estómago. Paso un rato antes de que se diera cuenta que estaba mirándolo, cuando me vio sonrió, bajo del techo y me saludo.
-Wena enano, hasta que llegaste! Voy a estar arreglando la pieza no te preocupi por mí y anda hacer tus weas tranquilo no más.
Yo sin responder salí corriendo de ahí, no entendía lo que me pasaba y mi tío me intimidaba bastante. Durante las primeras semanas evitaba su contacto, el estuvo arreglando la pieza unos días y después solo se dedicaba a hacer ejercicio y encerrarse en la pieza no sabía yo a que. Los días que mi mamá llegaba del trabajo el salía a «trabajar» y no llegaba hasta dos días después con mucho dinero. Él no se molestaba en estar conmigo y yo aún le temía.
Todo cambió un día de septiembre en el que ya hacía calor. Yo estaba haciendo mis tareas pero había un ejercicio de matemáticas que no entendía. Cómo ya me estaba frustrando se me ocurrió ir donde mi tío por ayuda. Pase por la cocina y fui al patio trasero, ahí estaba mi tío son camiseta nuevamente y con un short deportivo. El estaba colgado haciendo dominadas pero yo solo tenía ojos para su entrepierna, pues allí se le marcaba un bulto considerablemente grande. Yo me quedé como hipnotizado viendo el vaivén de su entrepierna con mi cuaderno en la mano. Mi tío se dio cuenta de mi presencia, se bajó de donde estaba colgado y me preguntó que quería.
Yo entre balbuceos le pedí ayuda con mi tarea de matemáticas. El se quedó en silencio un momento y después me invitó a entrar en su pieza. La pieza tenía una cama de dos plazas desordenada, un televisor, ropa por todo el piso, en las paredes fotos de mujeres con poca ropa y una mesa con una silla.
Mi tío se sentó en la silla y, sin avisarme me tomo en sus brazos para acomodarme sobre su regazo. Puso el cuaderno en la mesa, me tomo mi manita y me ayudó a hacer el ejercicio. Yo estaba embriagado por su olor a hombre y podía sentir con mi colita cómo algo se ponía duro en el short de mi tío. Mi corazón latía a mil por hora. Cuando terminamos de hacer el ejercicio yo me bajé rápidamente y salí corriendo de la pieza de mi tío.
Llegué a mi habitación sudando y con mi pene parado. Tenía mi primera erección y no sabía que hacer.
Ese día sellaría el inicio de mi destino. Continuará….
Como sigue?
En mi perfil ya está la siguiente parte y pronto se subirá la tercera, espero lo disfrutes
Me gusto mucho! Cuando leo estos relatos me transportan a ese momento!
a la onda con esos detalle sme dejastem piccado, ccuenta mas amigo, pronto ufff
Chileno, eh? 😉
gran realto como sigue
Ya escribí la segunda parte, pronto debería estar disponible!!
Ufff por favor no nos dejes asi…..
Contanos cómo sigue
En mi perfil ya está la segunda parte y pronto subiré la tercera. Espero les guste
Me calentó mucho