Mi traje de novio
En la búsqueda de un traje para el día de mi boda, terminé descubriendo mucho más de lo que buscaba. No me arrepiento de nada..
En ese entonces tenía yo 32 años y ya llevaba 8 años de relación con mi novia de la universidad, teníamos un hijo de 4 años y el paso natural era, claramente, una boda. La idea no me desagradaba para nada pero no era algo que moría por hacer… Demasiado gasto para un solo día.
Pero a mi futura esposa le hacía mucha ilusión caminar de blanco por la iglesia de la mano de su abuelito y yo por verla feliz, estaba dispuesto a dar el extra para cumplir sus sueños e ilusiones.
Yo toda la vida he sido deportista, pero desde que soy papá me he descuidado, sigo manteniendo mis brazos, hombros y espalda marcados, debido a las retas domingueras de futbol con los amigos, igual mantengo mis piernas y nalgas en su lugar. Pero no puedo evitar tener una panza que no me desagrada y siento que con lo velludo que soy, se me ve bien. Suelo dejarme la barba larga y el cabello corto tipo militar. Lo único que podría decir que no me gusta de mi es mi altura, mido 1.70 y me gustaría ser más alto, pero no puedo hacer nada al respecto.
Ya después de mi pequeña descripción, prosigo con la historia.
Después de casi un año planeando la boda, te das cuenta que todo lo que hiciste para adelantar no sirve de nada ya que todo lo importante se hace en el mes previo a la fiesta. Una de estas cosas era ver mi traje de novio.
No tenía ni idea de qué quería usar ni qué es lo que estaba de moda en ese tiempo, qué color… no sabía ni qué me gusta para empezar a verlo. Un día que no tenía mucho qué hacer y salí temprano del trabajo, decidí ir yo solo a buscar algo de ropa para la boda. Leyendo un poco descubrí que los trajes de novio se pueden rentar, me encantaba la idea de no tener que pagar de más por ropa que no usaré otra vez.
Cerca de mi trabajo había un lugar y como era el primer acercamiento con la renta de trajes, no me parecía loco ir a un lugar cercano. Me salí unos 20 minutos antes del trabajo, ya que quería encontrar el lugar abierto y no ser el típico cliente odioso que llega a la hora del cierre.
Al llegar al lugar, debo decir que era mejor de lo que esperaba. Era un local lleno de trajes de todos tamaños y colores. Por todos lados había espejos, tirantes, corbatas, calcetines, mancuernas. Tenía una iluminación increíble y el lugar estaba vacío. Sólo se encontraba una persona detrás de la caja registradora.
Al verlo, debo decir que no me llamó mucho la atención, yo me consideraba hetero. Era un chavo más alto que yo, diría que mide casi 2 metros de alto, tenía que ver hacía arriba para encontrar sus ojos. Era de un tono de piel moreno muy bonito y con ojos miel, tenía barbita de unos días y el cabello largo en chongo. Tenía una camisa y pantalón pegados y se veía que estaba marcado de cuerpo, la camisa le apretaba en los brazos y pecho, y el pantalón casi reventaba de la zona de nalgas,paquete y piernas.
Se acercó a saludarme y se presentó “Buenas tardes, bienvenido a El Frac. Yo soy Erik, ¿En qué le puedo servir?”
Le comenté mi situación y empezó a mostrarme varias recomendaciones de lo que se había puesto de moda, pasamos a el probador que era un cuarto con un mueble para sentarse/pararse en el centro y rodeado de espejos, así podía ver en 360º cómo se me veía la ropa. Por el momento sólo me estaba poniendo la ropa por sobre lo que tenía.
Erik estaba pegado detrás de mi, viéndonos ambos al espejo mientras sentía su bulto pegarse a mis nalgas. Llevábamos la como 20 minutos viendo la ropa cuando sonó la alarma y nos sacó del trance, alguien había entrado. Me pidió que le espere un momento mientras el atendía a la persona que llegó.
Yo seguí viendo como por 10 minutos en lo que él estaba entregando un traje a un señor.
Mientras esperaba a que Erik regresara conmigo, encontré un saco que me gustó mucho el color y la tela, lo tomé y fui al cuarto de espejos de nuevo para ver cómo me quedaba. En eso escuché que se cerró la puerta y en cuestión de segundos ya estaba él de nuevo conmigo. Me dijo que ese saco se me veía muy bien pero que tenía que ponerme la camisa y el pantalón adecuados para que todo se vea como un conjunto. Regresó en un momento con ropa para que me pruebe, era la primera vez que me iba cambiar, yo seguía parado frente a un espejo y él estaba detrás de mí restregándome su paquete.
Rápidamente me voltee y le pregunté que si se pudiera tener este mismo traje pero para mi hijo, Erik sólo se rio y me dijo que sí se podría hacer uno especial.
Estábamos de frente a frente y noté que el bulto en su pantalón se hacía más grande, si antes parecía que iba a explotar, en ese momento ya no podía contener su pantalón la gran erección que tenía.
Salí casi corriendo y me fui a cambiar de ropa. No sé que sentía en ese momento, estaba caliente pero sabía que estaba mal lo que estaba pasando, no podía negar que Erik era muy atractivo pero yo me iba a casar, no podía estar sintiendo lo que sentía…
Decidí probarme rápidamente la ropa para salir corriendo del lugar. Me quité mi camisa del trabajo y subí mi pie a la banca para desamarrar mis botas. Vi por el espejo que la cortina no estaba bien cerrada y estaba Erik viendo a través de la abertura. Me calentaba saber que estaba poniendo caliente a un hombre de aproximadamente 10 años menos que yo.
Decidí darle un pequeño show, sentía que tenía el control de la situación… estaba equivocado y mucho.
Me bajé el pantalón dando de espaldas a él y me agaché de forma que resaltara mis nalgas, junté mis piernas y me agaché para bajar el pantalón sin dejar de empinar mis nalgas, ese día tenía una trusa color negro que con el tiempo he notado que hace notar muy bien mis atributos.
A través de la cortina vi que no podía quitar sus ojos de mis nalgas, pensé que todo iba a quedar ahí pero de repente se acerca Erik al vestidor, correo la cortina y me empuja contra la pared, yo quedé empinado y con las manos sosteníendome para no caerme.
Erik se agachó y bajó de un golpe mi trusa y hundió su cara en mi culito, nunca había explorado mi culo como para darme placer pero Erik sabía qué hacer con la lengua. La pasaba como todo un maestro, escupía, metía la lengua y la sacaba. Me mordía las nalgas peludas y me daba nalgadas fuertes.
Tenía apoyada mi cabeza en la pared y sólo podría gemir, no podía hacer nada más que dejarme llevar por la situación. Sabía que no estaba bien pero se sentía como algo único. Lo tomé de la cabeza para apretarlo más a mi culo, quería sentir su lengua hasta el fondo.
Después de unos minutos se pone de pie y me jala para ponerme de pie, me volteó y agarró de las nalgas para darme el beso más apasionado que nunca me habían dado, la mano que tenía en mis nalgas la fue acercando a mi culito virgen, logró meter un dedo y empezó a dilatar mientras nos besábamos.
De nuevo me jaló y me llevó al cuarto de espejos, ahí me hizo acostarme sobre el mueble, desde ese punto veía de todos los ángulos la escena, era muy excitante. Yo acostado de espaldas con el culo al aire y mi pantalón todavía en mis tobillos mientras Erik se deleitaba la vista mientras seguía masajeando su verga por sobre la ropa, no se había quitado nada pero se veía una mancha de precum en su pantalón. A mi me urgía que siga mamando mi culo como lo hacía unos minutos antes.
Erik se arrancó la camisa de un golpe y corrió de nuevo a comerme el culo, en esa posición lo sentía mucho mejor que antes, empecé a gemir de nuevo y a tomarlo de la cabeza para que me meta la lengua hasta el fondo. Erik empezó a trabajar en dilatar mi culo con sus dedos, ya tenía dos dedos adentro, yo estaba bañado de sudor y sólo alcancé a decir “métemela” mientras lo veía con cara de súplica.
Él sólo sonrió, se puso de pie y se bajó el pantalón. Acercó su verga a mi culo, en el espejo la vi, era la primera vez que tenía una verga ajena a la mía tan cerca. Tenía un buen largo y grosor, tal como había pensado al verlo con ropa. Mediría unos 21cm, la tenía totalmente depilada y estaba sin circuncidar. El cabrón sólo la sacó por el agujero del pantalón, no pude ver sus huevos.
Erik se escupió en la verga, no dejaba de sonreír y de un empujón me metió toda la cabeza de su verga. Nunca había sentido un dolor así en mi vida. Pegué un grito y Erik me tapó la boca con la mano y empezó a meter más su verga. Al verme al espejo no me reconocía, estaba todo rojo y las venas de todo mi cuello saltaban. Erik se esperó un momento a que me acostumbrara al dolor, no se borraba esa sonrisa de su cara. “Sabía que hoy ibas a ser mío” dijo esto y me metió el resto de sus 21cm de golpe.
Era el dolor más delicioso que he sentido en mi vida, sentía como me partía a la mitad con su vergota pero no quería que me la saque, quería estar así y sentir ese placer toda la vida.
Erik empezó a jugar con mis pezones, los apretaba como nunca nadie lo había hecho. Se acercó a chuparme uno mientras seguía estrujando el otro y al mismo tiempo seguía bombeando mi culo.
Yo seguía acostado, le agarré la cabeza y lo jalé para besarlo, esto le calentó mucho, empezó a morderme el labio y a darme más fuerte hasta que empezó a gemir fuerte, estaba llegando a su clímax. Estaba siendo preñado por primera vez en mi vida. Empezó a disparar chorro tras chorro de leche dentro de mi. Estaba sintiendo algo que nunca había sentido, me acababan de preñar y me había encantado, quería más leche dentro de mí.
Me costaba respirar del placer que estaba sintiendo en ese momento, Erik no dejaba de bombearme a pesar de haber terminado y eso me estaba calentando de más, le di dos jalones a mi verga y empecé a venirme en el pecho de él.
Algo despertó en mí ese día, un nuevo yo se había despertado después de ser usado por Erik a su gusto.
Me ayudó a ponerme de pie y nos fuimos al baño a lavarnos.
Empecé a enjabonarlo y su verga de nuevo se puso dura mientras el jugaba con mi culito ya abierto. Me puse de rodillas y empecé a mamar su verga, era la primera vez que lo hacía y me encantaba la sensación de tener su verga en mi mano y en mi boca. Le chupaba la cabeza y le lamía todo el tronco. Al fin pude ver sus grandes huevos y me los metía en la boca uno por uno.
Erik no dejaba de gemir y me acariciaba la cabeza, de vez en cuando me agarraba firme y me empezaba a coger por la boca. Me hacía tener arcadas pero aún así quería más de su verga.
Me ayudó a pararme, nos besamos y me llevó de nuevo al cuarto lleno de espejos. Ya habían pasado casi 3 horas desde que llegué a la tienda y sentía que habían pasado 5 minutos nada más.
Ahora Erik me puso en 4 en el mueble y tenía de nuevo mi culo a su disposición. Se agachó de nuevo y puso manos a la obra en comer mi culito. Yo tomaba su cabeza para sentir su lengua hasta el fondo ya que estaba abierto después de la cogida.
Le pedí que me coja otra vez, él no lo pensó 2 veces, se puso de pie, escupió en su verga y me la metió de golpe como hasta la mitad, me encantaba la sensación de estar lleno de verga y poder ver en todos los espejos como me estaba bombeando. En esta posición me jalaba el cabello y de ahí se sostenía para cogerme más fuerte.
Me tomaba igual de los hombros y me bombeaba mejor que antes, también jugaba con mis pezones y me daba bofetadas de vez en cuando.
No quería que ese momento terminara jamás, un completo extraño me estaba dando el mejor sexo de mi vida y me estaba haciendo experimentar sensaciones que no tenía idea que existían.
Después de unos minutos en 4, Erik volvió a preñarme, me sentía realizado de poder sacarle la leche 2 veces a un hombre y poder darle placer.
Yo estaba listo para un round de despedida y él también, le dije que se cambie de posición, se sentó y era mi momento de montarme en su verga que seguía dura como la primera vez.
Primero me senté en su verga dándole la espalda y me encantaba la sensación de tener el control y poder llevar el ritmo de la cogida, estaba perdido cabalgando su verga, él me tomaba de la cintura y me besaba la espalda. Me sentía tan puta, tan deseada y eso me encantaba.
De pronto un sonido nos hizo salir de nuestro trance… era mi teléfono, fui corriendo al vestidor donde había dejado mi pantalón. Era mi prometida, tenía como 6 llamadas de ella y muchos mensajes, ya eran casi las 10 de la noche, ya llevábamos casi 4 horas desconectados del mundo.
Le marqué mientras caminaba con Erik otra vez. Ahí estaba él esperándome con su verga bien dura e invitándome a montarme de nuevo en ella. Mientras veía atentamente la gran verga de Erik, intentaba marcarle de nuevo a mi prometida pero no contestaba, Erik me llamó a que me siente en su verga y eso hice mientras seguía intentando marcar.
Dejé el teléfono de un lado y me concentré en el placer que me daba mi amante del momento. En esta ocasión me monté viéndolo a los ojos y así me estaba dando yo solito sentones en el monstruo de Erik.
Mi teléfono volvió a sonar pero no quería contestar, quería seguir montándome en la verga de Erik. Cuando el teléfono empezó a sonar Erik me empezó a dar más duro y me insistía para que conteste.
Agarré el teléfono, obviamente era mi prometida, trate de contener los gemidos de tener a mi amante ensartándome. Mi prometida estaba preocupada por no saber de mi, de dónde estaba ni nada. Sólo alcancé a decirle que me quedaría en casa de mis papás y que no me espere para dormir y le colgué. En el tiempo de la corta llamada Erik no dejó de bombearme y cuando colgué me agarró fuerte de la cadera hasta que me preñó por tercera vez en la noche.
Necesitaba más de su verga, más de su leche, más de él. Había perdido toda la cordura por una verga que me había hecho tocar las estrellas.
Nos besamos apasionadamente y me dijo que me quede a dormir con él, su departamento estaba en el mismo edificio pero en otro piso. Acepté gustoso y seguimos cogiendo toda la noche.
En la mañana me prestó ropa de la rentadora para que vaya a trabajar.
Esa misma noche fui a devolverle la ropa, me cogió de nuevo en el probador y decidí cancelar la boda.
Descubrí que todo lo que sabía del sexo estaba mal y había encontrado un nuevo panorama de placer que no podía alcanzar con mi prometida.
Hablé con mi ex y sólo le dije que quería terminar, no podía decirle que estaba enamorado de una verga grande, gorda y venuda.
Ese fue el final de una relación de 8 años y el inicio de una de 2 con Erik en la cuál el disfrutaba prestar mi culo a quien se le antojara. Calculo que en el tiempo que estuve con él habré probado como 500 vergas diferentes y lo único que le cambiaría a la historia, sería atreverme a expandir mis límites antes. Ahora no me imagino mi vida sin mi culito lleno de leche.
No creo