Mi vecino Maduro de 76 años se convirtió en mi amante.
Como el anciano mas bonachón del mundo paso a ser mi mejor amante..
La aventura que tuve con Jorge no duro mucho, después de satisfacer su hambre de mi tuvimos un par de encuentros mas y luego se alejo, sentí algo de alivio por que así ya no tendría aquella tentación que me nublaba el pensamiento y engañaba a Marcelo quien prácticamente era mi marido.
Pasaron un par de meses en donde todo parecía normal, pero un nuevo personaje aparecería en mi vida, su nombre era Luis pero todo el mundo le decía Luiggi, era un señor bastante maduro de 71 años, gordito, algo calvo, usaba una muleta ya que tenia un problema en una de sus piernas y súper buena gente, él vivía en el piso de arriba de nuestro departamento, lo solía ver en las mañanas o en las tardes y siempre me saludaba con un «Hola niña como esta?», era muy apreciado en el edificio y en el barrio. Una mañana yo me encontraba en la terraza lavando algo de ropa cuando de repente escuche su típico saludo, yo me voltee y con una sonrisa también le respondí con un «Hola Don Luiggi buen día», se paro a mi lado y empezamos a conversar sobre su vida, me comento que vive solo ya algunos años pues era divorciado, me agrado su compañía y su platica, así estuvimos al rededor de una media hora, cuando empecé a colgar la ropa para que se seque me percate que cuando puse un par de tangas mías Don Luiggi se las quedo mirando, pero no me preocupo ya que nunca había existido alguna insinuación de su parte a mi, el me dijo entre risas «parece que cada dia usan cosas mas chiquitas» yo solamente me reí, al terminar él me pregunto sobre Marcelo y le dije que a veces suele salir las mañanas al trabajo y regresa en la tarde, a lo que el me respondió que las puertas de su casa estaban abiertas por si necesitaba algo o para hacernos compañía, nunca me percate de alguna otra intención de el viejito conmigo así que se lo agradecí y cada quien fue a su departamento.
Luego de un par de días mi novio se había ido a trabajar como de costumbre y después de un rato alguien toco a la puerta, al abrir me di cuenta que era Don Luiggi, lo salude y me pregunto por Marcelo, le dije que acababa de salir al trabajo a lo que el me respondió «que pena quería invitarlos a almorzar en mi casa, pero si tu quieres mi niña estas cordialmente invitada», yo se lo agradecí y acepte con gusto. Al llegar el medio día yo subí a su departamento, el de inmediato abrió la puerta y me invito a pasar, «mi niña bienvenida, estas guapísima, ven siéntate que ya voy a servir la comida» (no me había arreglado mucho solo me puse unos leggins negros y una playera celeste), cuando empezamos a comer íbamos conversando sobre varias cosas del edificio hasta que Don Luiggi muy confianzudo me pregunto «Oye tu eres de esas chicas con cosas de chicos verdad?», yo me quede sorprendida con la pregunta ya que no sabia si era homofóbico o algo por el estilo, le respondí que si a lo que el me dijo «vaya! eres mas mujercita que un chico te felicito mi niña», su respuesta me tranquilizo y cambiamos de tema hasta terminar de almorzar, luego yo me puse a lavar los platos, notaba que no me despegaba su mirada, cuando acabe le dije que ya me iba a ir a mi casa cuando Don Luiggi me dijo «mi niña no quieres quedarte la tarde aquí? así nos hacemos compañía», lo dude un rato pero como no tenia nada que hacer le dije que bueno, me llevo a su sala y nos pusimos a ver tv, pasaron unos minutos y muy amablemente me dijo «mi niña no quiero sonar aprovechado pero me podrías ayudar a ponerme una crema en mi pierna malita?», yo no quería ser mal educada y le dije que si que me indique como hacerlo, saco un tubito de crema de un cajón me lo dio y me dijo que lo ponga en mis manos y con leves masajes ponerlos en su pierna, mientras la ponía en mis manos vi que el viejito se estaba sacando el pantalón! yo me sonroje y voltee a otro lado, entre carcajadas Don Luiggi me dijo «perdóname mi niña no quería ser indiscreto pero es la única forma en que se puede poner», aun sonrojada le dije que no se preocupe, el se sentó en el sofá y subió su pierna a la mesa, sus piernas eran flácidas y arrugadas, me arrodille y algo nerviosa empecé a untar la crema y masajear su pierna la cual tenia una gran cicatriz a la altura del muslo, mientras lo hacia mi mirada hizo contacto con su paquete el cual por su gordura se veía muy abultado y velludo (él llevaba unos calzoncillos blancos, los típicos de viejitos), Don Luiggi me dijo «mi niña por favor tiene que ser toda la pierna» indicándome que lo haga hasta arriba, en ese momento el con su mano trato de hacer a un lado su paquete dejando salir uno de sus huevos, yo voltee la cabeza a otro lado y me dijo «perdóname bonita, pero tranquila ya no tiene balas» mientras pícaramente se reía, no voy a negar que me incomodo la situación pero ese morbo estaba por volver a mi, cuando empecé a subir mi mano por su pierna intencionalmente roce su paquete, él viejito me dijo «cuidado despiertas a la bestia», yo solo me reí y le dije «Don Luiggi no sea malcriado», eso dio pie a que el me pregunte «oye mi niña no quisieras darme una manito con este asunto?» mientras señalaba su pene, la maldita sensación de morbo volvía a mi, le respondí «y que quiere que haga Don Luiggi?», de inmediato el bajo su calzoncillo y me dijo «dale algo de cariñito a ver si despierta», había una selva velluda de donde se podía apreciar un pequeño pene dormido en conjunto con unos huevos enormes, yo acerque mi mano tocando su flácido pene, no podía masturbarlo ya que no estaba duro y era pequeño, Don Luiggi me dijo «prueba con la boca muñeca» cegada por el morbo sin dudarlo me acerque, el olor a sudor era notorio pero descubrí que al parecer eso me prendía mas, después de hacer a un lado la gran cantidad de vellos que tenia empecé a chupar ese pequeño pene, parecía que empezaba a pararse pero luego se volvía a desinflar, Don Luiggi me dijo «es inútil cariño a esta edad todo se cae, pero ven déjame darte algo de placer a ti», yo me levante y èl puso su cara en mi entre pierna olfateando mi pene, luego como un desesperado me bajo los leggins y me dijo «vaya cosita de princesa que tienes» (mi pene es pequeño, con las hormonas se achico mas) el viejito goloso empezó a chuparlo mientras con su mano apretaba mis nalgas, la sensación era exquisita, note que su pene se había vuelto a parar un poquito lo cual aproveche arrodillándome de nuevo para mamar ese viejo miembro, lastimosamente la erección volvió a irse, Don Luiggi me levanto y me dijo «mi niña perdóname la próxima no va a fallar te lo juro, déjame ver ese agujerito» me volteo y abrió mis nalgas con ambas manos, sin dudarlo empezó a lamer mi ano, se notaba que no había hecho eso en mucho tiempo pues estaba desesperado, lo hacia como un experto, su lengua me provocaba sensaciones únicas, la introducía en mi ano y la movía de maneras estupendas, fue tanta mi excitación que me temblaban las piernas y tuve un orgasmo delicioso, expulsando mi semen sobre la alfombra de su departamento, «para que veas que los viejitos sabemos mas» me dijo entre risas, él me limpio y cuando estaba por subir mis pantalones me pidió que le deje mi ropa interior, no podía decirle que no a ese viejito así que me saque la tanga azul que llevaba ese día y se la entregue, el la olio y me agradeció, yo me apresure a vestirme por que estaba por llegar Marcelo, antes de salir de su departamento Don Luiggi aun desnudo en su sofá me pidió que me acerque y me dijo «mi niña este va a ser nuestro secretito, vente mañana no te voy a fallar», trato de darme algo de dinero pero le dije que no se preocupe, me pidió un beso, le di un piquito y salí para bajar a mi departamento, por suerte no llegaba mi novio, no podía creerlo volvía a tener un amante y este solamente estaba a un piso de distancia, esa noche hice el amor con Marcelo pero mientras lo hacíamos en mi cabeza estaba aquel viejito y la verdad no pude dormir pensando en que pasaría al día siguiente.
En el próximo relato continuare mi historia con Don Luiggi, nos vemos!
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