Mi vecino me hace adicto a su verga (III)
Mi vecino mayor me hizo lo que quiso y como quiso..
El entró en mi a mis 10 años. Mi historia con mi vecino (14) comenzó un fin de semana que nos quedamos solos en su casa ya que su mamá fue a visitar a unos «familiares» y en mi casa me dieron permiso de quedarme… (parte 1).
Los siguientes meses seguimos con la misma relación… yo llegaba de la escuela directo a su casa para ver que hacíamos, a que jugábamos y también (no voy a mentir) para ver si me cojia.
El en ese entonces estaba quedando con alguna novia de la secundaria y ni me volteaba a ver, aunque siempre platicabamos de sexo y de las compañeras del cole.
Total que yo llegaba a mi casa ya por la noche, me bañaba y por las noches me masturbaba pensando en esa verga que tanto extrañaba. Así todos los días.
Llegué a tener contacto sexual con un primo en busca de saciar las ganas de verga, pero nada como la primera, la que me dejó temblando y me volvió adicta.
Se llego un fin de semana, y seguíamos con la rutina, empezaba a ver que fastidiaba un poco a mi amigo… Ese día me dijo que por la tarde saldría, a ver a su «novia»…
-Te puedes quedar aquí, pero tendrías que esperarme y cubrirme por si regresa mi mamá…
Yo le dije que si… total iba a tener la computadora y los videojuegos para mi.
Mi amigo a eso de las 2 se metió a duchar, yo tenía los ojos en la computadora pero en mi mente estaba duchandome con el.
Él salió en toalla dejando ver su bulto que tanto me tenía babeando. Yo lo mire hasta que se metió a la pieza…
Tardó media hora en estar listo y salió no sin antes decirme:
-Deseame suerte, tal vez coja hoy.
Salió sin más y yo como toda una putita me empecé a poner celosa; y a la vez me alegré por el… y pues que más… estaba en un computador, sólo… puse porno.
Pasaron las horas, mire el reloj de la computadora y eran las 5… de la mamá de mi amigo no había rastro.
Hasta que se escuchó el barandal… era mi amigo, regreso y entró triunfal (algo exagerado); me contó todo lo que pasó, en resumen no cojió pero metió mano.
En plena platica estábamos cuando sonó el teléfono… era su mamá avisando que ese día tampoco iba a llegar…
Empecé a idear un plan para que mi vecino me hiciera algo que se suponía nos había gustado:
Primero le preguntaría si le gustaría que me quedará, iria a mi casa a bañarme, me colocaría algunas prendas frescas y le echaría un vistazo a los cajones de mis hermanas mayores buscando alguna prenda.
Así lo hice: el acepto, me duche como nunca, pensando que esa noche recibiría a mi vecinito. Salí a cambiarme a mi habitación, ahí mismo estaban los cajones de una de mis hermanas; recordé que a mi amigo le gustaba ver a mi hermana (no le bastaba conmigo) a el le gustaba ver a mi hermana, pero… con una prenda en específico… un short lila… aprovechando que estaba ahí, observé que tenía 4 o más tangas rosas, así que tome una… Me coloqué la tanguita, que me quedo algo ajustada, pero mi culo se veía tan de nenita, encima puse el short pequeño y ya por último un short más grande, lo cual hacía que no se notará.
Crucé la calle para llegar a casa de mi vecino, mientras una de las tantas vecinas me miraba, mientras yo en mis adentros recordaba esa primera vez. Abrí la puerta para esta vez cerrar por dentro. Dando pasos hasta la segunda puerta ya sentía el short y la tanguita apretandome mi culito.
Nos pusimos a platicar lo de siempre y lo que le había pasado a el con la chica, el tiempo se va rápido en una «pijamada» y cuando acordamos eran ya las 2, nos fuimos para la cama, yo sólo me quite la camisa y los tenis.
Empezamos a ver un programa de trivias de esos de madrugada… la chica tenía unas tetas grandes, dignas del horario; empecé mi plan diciéndole que me había puesto muy caliente lo que me contó y la chica de la tv…
-Yo ando igual o peor
Dijo él.
Yo -¿Y si nos la jalamos?
El no tardó nada en sacarse esa verga que tanto extrañe, yo con cuidado de no romper las prendas de mi hermanita igual me la saque… al rededor de media hora viendo a la chica, que en realidad es un decir… yo me la pase viéndo la verga a mi amigo que no estaba tan dura.
Yo-Y si te ayudo como la vez pasada?
Él-Dale pero sólo con las manos.
Empecé un masaje por sus testículos con una mano y con la otra a jalarla, pero no reaccionaba, decidí hacer caso a mis ganas y le pasé mi lengua de base a punta… el trato de quitar mi cabeza pero ya era tarde… le estaba gustando y se podía notar en lo duro que se iba poniendo; note como miraba al techo mientras yo me metía todo eso en mi «boquita»; como no me estaba mirando decidí deshacerme de mi única prenda masculina y así lo hice…El tardó en reaccionar pero me miro… yo me puse en cuatro mientras se la chupaba, dejando que mirara todo mi culo, el cual el no tardó en manosear y estrujar, noté que le gustó el detalle ya que se puso durísimo al instante… mientras me manoseaba yo novia mi culito para el. Él me quito el short y se sorprendió aún más de lo que había abajo.
Él – Tienes el mismo culo que tu hermana putita.
Me dijo eso y me soltó dos nalgadas que me hicieron gemir, me pellizco y al mismo tiempo me escupió entre las dos nalgas para preparar el terreno… yo tenía la boca llena de el líquido tan adictivo de su verga, así que tome dos de mis dedos, me los lleve a la boca y jugando con mi culito los deje ir lubricando todo al paso.
Únicamente despegue mi boca y procedí a montar esa verga que tanto había extrañado (pero dandole la espalda) tan jugosa como la primera vez, entró como si nunca hubiera salido.
Él – ¿Ya querías verga verdad putita?
Yo – No sabes desde cuando… hoy me puse guapa para ti, imagina que soy la puta que fuiste a ver.
mientras cabalgaba el me daba nalgadas y me hacía gemir. Mientras me repetía que yo era su puta y que gimiera como una puta.
Empecé a gemir, pero era real, no fingido, el me decía que callara porque nos podían escuchar, el me agarró del cuello haciendo que me pusiera en cuatro. Mi posición favorita… Me agache a más no poder dejándole todo mi culo a el, después de todo era de el…
Siguió entrando y saliendo, yo gimiendo e intentándome callar, de vez en cuando la sacaba toda y me la volvía a dar de un golpe, cosa que yo disfrutaba mientras me ponía una almohada en la boca.
Cada vez iba aumentando la velocidad y fuerza con la que me daba lo que tanto deseaba, hasta que llegó el punto de no retorno y se vacío todo sobre mis nalgas y la lencería de putita que tenía puesta.
Me molesté porque no me los dejó adentro como la putita que soy pero inmediatamente me dirigí a su verga para limpiarsela y sacarle las últimas gotas de mi mayor perdición.
Al final me abrazo y me dijo que no me quitará la tanga, por si en la madrugada le volvían a dar ganas.
es muy buenos tus relatos sigue porfavor desde argentina saludos