Mi vida (14)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con Enrique el "gato" tenía una relación amistosa muy buena, empezando por nuestro caracter muy pasivo, nos sentábamos a comer, bebíamos de la misma botella, nos regalábamos helados y otra golosina.
En los recreos, nos sentábamos en una roca grande sobre una loma cerca del perímetro de la escuela a comer y veíamos a Benito cómo se llevaba a Luis, un compañerito de la escuela 2 años menor que nosotros a cierta casa abandonada, desde donde estábamos ubicados se podía ver cómo se lo llevaba por el monte en carrera agarrándolo de la cintura y jalándolo del brazo, Benito tenía la costumbre de regalar helado para quien se dejase culiar.
Vimos cómo se cerró la puerta y por entre los huecos sacaba la cabeza Benito en señal de cautela mirando a todos lados, no vimos nada más, aunque nuestra mirada estaba en la casa en espera de su salida.
Mientras eso esparábamos, Enrique sobaba su piernita sobre la mía, nos mirábamos sonrientes, recuerdo que me sobó mi espalda y me hice de ladito para que pueda introducir su manito y pueda sobar con sus deditos mi culito ardiente, mi pene se paró y luego le hice lo mismo, vi su carita de satisfacción.
Nos fuimos a esconder detrás de la piedra, me monté sobre su pene agitando mis caderitas, mientras nos moviámos, se acercó y con el aliento excitado me dijo en el oído "¡¡¡culiamos mañana viernes, allí!!" Señalando la casa donde culiaba Benito. Yo sin pensarlo le dije: "Si, a la salida" en ese momento que tocan la campana metálica de fin del recreo, nos quedamos un ratito más a ver a Luis y a Benito que salían apurados, Luis con la carita al suelo un tanto sucio el pelo y arrugada su uniforme mientras que Benito se subía el cierre o cremallera introduciéndose la camisa y jalándose su pene. Mientras caminaban, se abrazaban y alcancé a ver que Benito le sobaba el culito a Luis que mostraba una expresión de dolor ya que se cogía con una mano su pene y con la otra se sobaba su culito, Benito sonriente le sobaba el pelo a Luis y éste se le hacía a un lado.
Al siguiente día, en el recreo me senté a comer con Enrique, había llevado bananas y abría su boca sacando y metiendo eróticamente la banana en complicidad con sus labios y lengua, él tenía en un extremo la banana y yo en el otro y al mismo tiempo la comíamos quedando nuestros labios muy juntos así como nuestras frentes y alientos. Enrique metía la lengua girándola y chupándola en el pico de la botella de refresco y me decía "así es tu culito" y se reía.
Antes de finalizar el recreo le dije a Alexander que me iba a quedar con la maestra por los deberes y que me acompañaría Enrique a casa, Alexander asintió y me dirijí a mi salón de clase, estando allí mientras escribiamos, nos frotábamos las manos con los dedos, uníamos nuestras piernas y las frotábamos arriba-abajo, Enrique unió los lápices con una liga haciéndolos girar diciéndome "Mira como culean".
Siempre que nos mirábamos nos reíamos como adelantándonos con nuestro pensamiento de lo que ibamos a hacer, acercó su boca a mi oreja y me expreso "Ya mismo culiamos" "Ahhh" "Quiero que me culees" me decía eso mientras estaba sobándome con sus manos mi pene por debajo del pupitre.
Sonó la campana de fin de clase y los chicos del salón corrían a la salida del establecimiento, Enrique y yo nos quedamos haciendo tiempo y salimos en carrera viendo a los lados hacia la casita abandonada, nos metimos rápido y desde allí se escuchaba a lo lejos la bulla de los niños y adultos.
Nos sentamos un largo rato viendo por la ventana por si se acercaba algún chico, pero nada, se nos pasó la agitación, Enrique se desvistió de a poquito, primero su camisa viendo su espalda colorada, se bajaba con delicadeza su pantalón y calzoncillo de botones mostrándome su pene parado, más grande que el mío, me miraba con sus sonrisa erótica; de inmediato se arrodilló en el suelo, arqueándo su espalda boca abajo en cartones sobre unos ladrillos, abrió sus piernitas blancas y suaves, mostrándome la raja colorada de su culito de nalgas blancas, moviendo sus manos como llamándome, me dijo: "Culéame Eduardo" No esperé más, me saqué toda la ropa mientras él mecía su caderita, creo que se pajeaba rozándose su penecito en el cartón.
Agité con las manos mi penecito hasta que se erectó y procedí a puntear el culito de Enrique con mi cabecita, penetré suave, no sentía dolor pues comprobé que el culito de Enrique estaba más abierto que el de Alexander y de Joaquin, mi pene era pequeñito, me gustó penetrarlo, me desforré un poquito más la cabecita, pero no todito porque ya sentí ardencia y miedo, lo saqué, se lo puse sobre su rajita y cóxis, con mi pene le frotaba y le frotaba cada vez más porque me gustaba su piel suavecita, no quería parar, mis piernas estaban unidas a las suyas, sentía su sudor rico, mientras se lo hacía, todo su cuerpito se movia adente y atrás, su pelito se agitaba y escuchaba su gemido excitado, puse mi pecho sobre su espalda sobándole su culito con mis manos y me quedé pegado allí un buen rato sientiendo como con su respiración me movía, me gustaba oler su cuerpo perfumadito, entrelacé mis dedos con los suyos, seguí bombeándolo con penetración suave hasta que volví a sentir la ardencia en mi pene.
Me paré, él se levanto agitándose el tronco de su pene con su mano y me dijo "acuéstate" "te voy a culiar" me puse en la misma posición que Enrique estaba anteriormente, me sobaba con sus manos mi culito, me decía: "Asi, assii, tu cuulooo", con su dedo medio me rozaba la rajita de mi culito, se sentía agradable, penetró un poquito y me moví del dolor, me estaba lubricando el culito, me mordisqueaba los cachetes de mis nalgas y con su lengua pasaba mi espaldita una y otra vez hasta sentir mi piel de gallina, sus manos sobaban mi espalda y mis costillas, por debajo me sobaba mis tetillas en forma circular, se montó sobre mi haciendo caballito haciéndome pujar, con su pene sobaba mi culo y la raya de mi espalda lo sentía tan tibio, tan suave, tan blancote, y tan colorado a la vez, que me sentía seguro de lo que me hacía.
Me cogió con sus manos poniendome ahora boca arriba y comenzó a sobarme con sus manos mi pene y pelotitas, se reía diciéndome "Lo tienes chiquito" "Mira el mío" "Es más grande" se arqueó su cuerpito con la intención de que viera cómo su pene se pegaba al mío, sus pelotas se pegaban a las mías y me decía "Mira como culean" Enrique movía su pene sobre el mío y mis pelotas yo miraba con gusto ese movimiento, Enrique cogió con una de sus manos su pene erecto y movió la cabecita de su pene desde abajo donde estaba la rajita de mi culo hasta arriba donde estaba mi ombiglo, era la primera vez que me culiaban así tan rico, tan suavecito sobre todo cuando me puso a mamar su pene blanco que se introducía por mi boca, miraba sus ojos verdes con expresión llena de placer, cogiendo con mis manos sus piernitas blancotas y suavecitas.
Enrique me dijo: "¿Quieres que te culee todo? yo le respondí "¿Que es todo?" me dijo "Ahora lo vas a sentir" "No te muevas" "Dejate hacerlo". Pasó agitando y sobando su pene desde mi pelo pasando por mis ojos, nariz y boca sobando por mis labios, hizo circulos en mi pecho y pancita punteando mi ombligo y con su mano cogida la tronco de su pene lo agitaba y sobaba sobre mis piernas.
Me volteó y pasó su pene moviendolo y agitándolo sobre mi pelo y nuca, pasó por mi espalda, costillas y las piernas, mientras lo iba haciendo mi piel se hacía de gallina, terminaba en mis pies y abrió con sus manos mi culito penetrándome despacito de a poquito hasta que le dije que me dolía, sacó su pene y me lo mostró colorado.
Estuvimos pecho con pecho abrazados agitando nuestros penes diciendome "Culiemos Eduardo" "Asi, culea, culea, culea" moviamos rápidamente nuestras caderas y nuestroas penes hasta caer en el suelo riéndonos y terminando de culiar allí, nos levantamos, orinamos en los rincones, se me acercó mientras orinaba pegando su pene en mi pierna, cuando terminé, me abrazó, unió su pene al mio culiamos parados, me tumbó al suelo suavente, me abrió de piernas y me volvió a culiar por la raja del culo hasta llegar a mis pelotas y al tronco de mi pene diciéndome "Eres rico para culiar" "Culiemos" "estamos solos" "culiemos".
Asi estuvimos largo rato culiando nuestros penes hasta que nos sentamos y con nuestras manos cogimos el tronco del pene pajeándonos yo le seguia la acción a Enrique que sabía más que yo de aquello.
Nos vestimos y salimos limpiándonos de la mugre y el polvo en el pelo y espalda dimos una vuelta a la manzana y salimos hasta tomar un atajo a casa, salimos abrazados uniendo nuestras mejillas y un aliento cómplice que salía desde nuestros pulmones extenuados de sentir sexo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!