Mi vida (18)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi tío llegó al garaje de mi casa con su camión a dejar unos sacos de naranjas dulces, me dieron la orden que solito las bajara poco a poco, al rato que se acerca a ayudarme Jaime un tanto sudado y notaba su mal humor, no le dije nada pero se sonrió cuando tropecé con las naranjas viéndolas regarse y algunas caer desde el camión al suelo muy lejos la bodega que quedaba muy distante a mi casa.
Se subió a ayudarme abriendo los sacos y poniendo las naranjas sobre unas cajas de madera, mientras yo recogía las naranjas que quedaron regadas en la bodega casi oscura, estaba en cuclillas cuando de pronto sentí las manos de Jaime que sobaba y apretaba los glúteos de mi culito, voltee a verlo y con una mano le hice a un lado.
Pasó un ratito y nuevamente me sobó su mano en mi culito ahora con la diferencia que estaba punteándome mi hoyito con su dedo medio, Jaime ya tenía cumplida la edad en que se notaba se notaba sobresalir por su short su pene abultado con pelitos, sentí su bulto que se apegaba a mi espalda estaba tibio y que sobaba mi culito buscando mi huequito, de inmediato se me paró mi penecito al sentirlo.
Jaime al ver parado mi penecito que se “asomaba” por un descocido hueco de mi shortcito que se había hecho por los constantes jaladeras de la cabecita de mi pene. Me llevó a su pecho con sus brazos, suspiró su excitación y me susurró al oído: “Te voy a culiar” sin más palabras me arqueó boca abajo sobre dos cajas me bajó rápido mi shortcito y mi interior quedando al descubierto mi culito colorado y lleno de sudor.
Jaime de inmediato se bajó su short, en mi posición boca abajo pude ver de lado a Jaime agitar su penesote rojo diciéndome “voy a comerme tu culito” se acercaba con su pene moviéndolo como si fuera serpiente que busca un hueco en donde esconderse; fue así que sentí lo tibio de su penesote, su cabeza era muy grande, mi culo de 8 añitos aguantaba sólo un tanto la cabecita de su penesote que lo introducía por mi hoyito, sentí ardencia una vez más y un dolor mucho más fuerte que el que me había hecho Benito en la casa abandonada cerca de la escuela.
Jaime sacó su verga, al escuchar mi puje y al sentir mis manos que desesperadamente agitaban en sus piernas suaves y sudorosas; me puso boca arriba arqueado sobre las cajas mostrándole mi pene parado y sobresalido de mis pelotitas y comenzó por besármelo para luego sobar su penesote en mi penecito por las pelotitas y por el tronquito, era rico sentir y ver su penesote en acción con movimientos rápidos que hacían ponerse colorado mi penecito, lo abracé de su espalda y Jaime seguía bombeándome su pene, me decía “Tienes una rica verga”
Eso que me dijo, me estimuló muchísimo, era tanto el sobar nuestros penes que Jaime ya entraba en el gustito haciendo nuestro moviendo más fuerte hasta que observé su semen salir de la cabeza del pene cayendo en mi pecho manchando mi camiseta y finalmente unas gotitas que las botaba en el hueco de mi ombligo moldeado por mi fina camiseta.
Me volteó y me dio verga suavemente por mi culito, sentí lo húmedo de su semen en las paredes de mi culito y la caricia de sus labios en mi cuello, espalda y pelo, así como la tibieza de su pene, sus piernas se unieron a mis piernas y con movimiento de ambos seguíamos culiando.
Mientras culiabamos no perdíamos la vista del portón de la bodega donde estábamos encerrados, y hacia la carrocería del camión. Jaime se bajó de mi culito viendo a los lados hacia afuera, aprovechó en un rincón del garaje para orinar y limpiarse su pene, se levantó su short, yo también me subí mi short, me fui a orinar y mientras lo hacía, Jaime me sobaba con su dedo medio mi culito y me lo introducía y con su otra mano me agitaba mi tronco del pene, era rico lo que me hacía, fue la primera vez que sentí un placer diferente y quise que siguiera, me miró y con mi mirada de aprobación continuó.
Me saqué la camiseta y la froté sobre la pared de la bodega, sentí el olor particular del semen de Jaime, no esperé más, terminé de cargar con Jaime lo que quedaba de naranjas.
Fui al baño a remojar la camiseta para que no sospechen y me la volví a poner, a lo lejos observé a Jaime chupar naranjas, estaba sentado montado en lo alto sobre la compuerta del camión, se podía ver desde abajo su penesote sobresalir por entre las mangas de su short, me subí y me senté junto a él, me metió la mano por entre la manga de mi short sobando el tronco de mi pene, haciéndome pajas o chaqueta, me dejó que le hiciera lo mismo con su pene.
Se apartó porque venía Alexander y me regaló una naranja levándola a mi pecho y pude sentir la combinación de la mancha húmeda de semen lavado en mi pecho con el sabor de la dulce naranja.
Fue la última que hicimos “el amor” porque semanas después mi nana se reconcilió con su esposo llevándoselos a Jaime y Alexander a vivir en la capital de la nación.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!