Mi vida (9)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ocurrió en circunstancias en que estaba jugando a las escondidas con mis primas y al rato aparecen Jaime y Alexander que se nos unen.
En esta ocasión Alexander se escondió dentro del armario y yo debajo del mismo que me metí con dificultad, mi prima Julia no estaba buscando, abrió el armario y lo vio a Alexander, los dos salieron corriendo de mi cuarto, de pronto, me escondí detrás de las cortinas, entra Jaime con mi prima Patricia se acostaron en mi cama sin decirse palabras, Jaime se montó sobre mi prima, ambos se besaban y culiaban vestidos, vi cómo poco a poco Jaime le sobaba las piernas y la besaba en el cuello, movía sus caderas en acto de culeo mi prima movía su cara a los lados en señal de placer.
Jaime le dijo: “sácate el calzón” mientras él se bajaba el pantalón, mi prima se abrió de piernas con la ayuda de las manos de Jaime y vi su pene grande frotando la vagina descubierta, ambos gemían placer se daban de vuelta en mi cama vi sus culos descubiertos y de pronto a mi costado cayeron unos zapatos me asusté y dí unos pasos lo suficiente para que ambos me vieran, se subieran sus ropas, mi prima salió pálida y asustada del cuarto y me quedé a solas con Jaime que me miró extrañado diciéndome: “Lo viste todo” “No vas a decir nada” salió a la puerta de mi cuarto creo que no vio a nadie por el corredor, la cerró, yo estaba paralizado de la impresión al ver las cejas fruncidas de Jaime que me decía “Ahora te toca” .
Me sentó sobre mi cama diciéndome: “Eduardo, no quiero que digas nada porque nos van a golpear” “Si me golpean ya no seremos amigos” “¿Entendiste?” asentí y me dijo: “Ahora te voy a enseñar lo que le iba a hacer a tu primjita para que tú se lo hagas a Julia” “Verás que es rico” “Cualquiera lo hace, es facilito” “Sólo déjate hacerlo, te va a gustar”.
Fue a la puerta a poner seguro, mientras se me acercaba iba bajando de a poquito su pantalón, se podía ver por entre su interior su pene bien parado, algo de pelitos cortos tenía. Estaba tan parado y tan rojo su pene que me sorprendí por el tamaño diferente al que tenía Alexander, Joaquín y yo.
Me puso su pene cerca de mis labios y me dijo: “Abre la boca, esto iba a hacerle cuando interrumpiste” “Te va a gustar” me frotó su pene alrededor de mis labios vi su cara de placer introduciéndome su pene bombeando despacito su pene en mi boca, me decía: “Tienes una boca rica así voy a ser tu culito rico” lo aparté al sentir un sabor raro de su pene en mi boca, me jaló a su pecho y me dijo “No te hagas, sé que lo haces con Alexander” “Los he visto cogerse el culo y la verga”
Me quedé helado de la impresión, creo que jugó bien con su psicología barata pues lo que a continuación me hizo me dejé hacer sin rechazo pues estaba lleno de vergüenza.
Jaime me bajó mi short deportivo sin interiores, fue la primera vez que sentí sus manos masajear mi culito, sentía rico, no dijimos palabras, todo lo hacía con sus manos, me puso filo de cama y comenzó a introducirme un dedo por mi culito, sentí ardencia y movía a los lados tratando de zafarme pero luego lo dejaba, algo que nunca olvidaré fue cuando empezó a chuparme el culito y pasarme su lengua por el coxis terminando por los cachetes de mi culito mordiendolo repetidamente, con sus labios los besaba gimiendo placer dejándome su aliento cada vez que lo chupaba, empecé a sudar.
Puso su pecho sobre mi espaldita y empezó a cogerme con sus manos mis pelotitas y el tronco del pene a frotarlo pajeandolo, me volteó boca arriba sobre la cama, se rió al ver parado mi pene y con su boca se acercó a chupármelo con suavidad, cogí su pelo con mis manos; sobándole su espalda en forma de círculos, era así como le demostraba mi placer, lo sintió porque rápido me puso a filo de cama en cuatro y su pene grueso y caliente rozaba mi culito, sentí un líquido tibio en mi espalda, era la orina de Jaime que de a poquito salía, quise incorporarme me dejó quieto, a continuación sentí un liquido tibio en mi hoyito y en mis cachetes del culo, luego sentí un tuco de carne tibia que me ardía en mi hoyito, era la cabeza de su pene que pedía introducirse de a poquito en mi culito, hice un “¡Ahh!!” “Me duele Jaime, ya, ya” “Me duele, yaaaaa” alcé un poco la voz y ante ese acto Jaime rápido la sacó, me volteó boca arriba, me dio un beso con lengua y frotó mis pelotitas con su pene por corto tiempo, mientras lo hacía, sentía su aliento y su sudor sobre mi pecho, hasta que bajó su cara en la almohada quedándonos abrazados e inmóviles sintiendo el olor de su cuerpo y su respiración que chocaba con la mía por un corto tiempo.
Se bajó de mi diciéndome “Ahora no tienes que contar a nadie” me ayudó a vestirme y mientras lo hacía me besaba los labios, mi pelo, mis piernas y mi culo, me dijo: “Culeas mejor que tu primita” “Ahora eres mío” me sorprendí, confieso que tuve una sensación de sentimientos encontrados entre vergüenza y placer, vi cómo se alejaba con una sonrisa de victoria, agitando su pene, mostrándomelo y luego cerrando la puerta.
Me senté en mi cama, me bajé un poco el short deportivo y me metí el dedo índice en el culito, aún estaba tibio. Saqué con mi dedito un pequeño liquido lleno de sudor y orina lo vi y lo olí, al principio me causó repugnancia pero al pasar repetidamente mi dedo sobre la nariz, el olor me gustó, era un instinto de culear diferente al que había sentido antes con Alexander y Joaquín, fue así como Jaime en muy pocas ocasiones que estuvimos juntos me despertó aún más el deseo de culiar.
Pese a todo y al tiempo, Jaime siguió culiando a mi prima y a veces me tocaba de verlos hacer, se me reían, ya no me tenían vergüenza, a veces a escondidas me sentaba a verlos para aprender poses que a futuro les haría a Alexander y a Joaquín.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!