Mientras me daba un masaje comencé a sentir esa cosa dura, y caliente, penetrándome por el culo.
Un tipo se pone a pintar su apartamento ayudado por un desempleado, de momento se lastima la espalda y le pide a su ayudante que le de un masaje, y mientras lo masajea él tipo se deja penetrar por su ayudante. .
Mientras me daba un masaje comencé a sentir esa cosa dura, y caliente, penetrándome por el culo.
Recientemente compré un nuevo apartamento, y contraté a un desempleado para que le diera una mano de pintura, mientras que yo realizaba otras gestiones, cuando regresé a mi apartamento se encontraba casi listo.
Me cambié de ropa, poniéndome unos pantalones que realmente me quedaban algo pequeños, pero sin darle mucha importancia, y me puse a limpiar, pero sería por la falta de costumbre, que sentí un ligero dolor en la espalda, a tal grado que me paralizó por unos instantes.
El tipo que había contratado para que lo pintara, se dio cuenta de ello, y me recomendó que me acostase en el suelo, mientras él terminaba de arreglar todo, a la hora de irle a pagar.
Me di cuenta, por el reflejo del espejo que él me miraba de manera insistente mis nalgas, quizás fuera por el pequeño pantalón corto que yo usaba en esos momentos, de inmediato se me ocurrió llevarlo a mi cama.
Ya inmediatamente después de pagarle, me volví a quejar de un falso dolor de espalda en esos momentos.
Hasta le pedí que me ayudase a caminar, hasta mi cama, sentí sus gruesas manos que me rodeaban por la cintura, y buscando apoyo en su cuerpo me ayudó a llegar hasta mi cama.
Su olor a hombre sudado después de haber estado trabajando casi todo el día, me embriagó por unos instantes y me motivó a seguir adelante con mi plan, antes de marcharse, me preguntó si podía hacer algo por mí.
De inmediato le pregunté sí sabía dar masajes, a lo que de manera honrada me respondió que no.
Yo actuando como quien busca alivio a su dolor, le dije. “Realmente no es nada difícil, solamente debes seguir mis instrucciones y te aseguro que te lo agradeceré de corazón, es que este dolor es a consecuencia de una vieja lesión que recibí hace años.”
Tras decirle eso, accedió a ayudarme para que se me calmase el dolor, lo primero que hice mientras le daba la espalda, fue quitarme toda la ropa, luego tomé una muy pequeña toalla, y me la coloqué alrededor de mi cintura.
Tras lo cual me acosté boca abajo en mi cama. Le indiqué que en mi gaveta de noche había un frasco con un aceite, que según era lo mejor para ese tipo de masajes.
A todas estas podía ver en el espejo de mi habitación la cara que ponía a medida que yo le hablaba.
Él tomó asiento a mi lado, y tras embadurnarse las manos con el aceite, comenzó a aplicarlo en la parte baja de mi espalda.
Al principio de manera bastante tímida, pude sentir sus gruesas manos, pero poco a poco como que fue tomando mayor confianza.
Seguimos charlando, y de cuando en cuando yo tocaba el tema del sexo, Lo que en él era evidente causaba cierto efecto, lo sé, por la manera en que me pasaba con mayor fuerza sus manos, por sobre la parte baja de mi espalda.
En cierto momento le indiqué que era necesario, el que me diera un buen masaje en la parte superior de mis muslos, ya saben por lo lastimada que yo tenía mi ciática.
En esos instantes la pequeña toalla se convirtió en un pequeño estorbo, por lo que de manera practica la retiró colocándola sobre la mesa de noche.
Los masajes continuaron, de la parte baja de mi espalda a la parte superior de mis muslos, en su voz podía notar que se encontraba algo nervioso, por lo que aproveche el momento para que el proceso de masaje fuera más íntimo.
Por lo que le dije que lo mejor sería que él se colocase tras de mí, y de esa manera no se cansaría tanto y no se lastimaría la espalda.
Justo cuando lo pensaba hacer me comentó, que su pantalón se mancharía con el aceite, por lo que le indiqué que lo más práctico era que se lo quitase.
Por unos momentos como que dudó el seguir esa instrucción, pero al yo abrir un poco mis piernas de inmediato se quitó su pantalón y hasta su camiseta.
Se subió a mi cama y colocándose tras de mí siguió dándome esos sabrosos masajes, a medida que su cuerpo se pegaba un poco al mío, yo abría un poco más mis piernas, y hasta en cierta manera gemía al sentir como sus dedos casi rozaban mi esfínter.
De momento comencé a sentir esa cosa dura, y caliente, directamente sobre mi culo, ya a esa altura de las circunstancias, aunque yo quisiera no lo podía detener.
Él me tomó por las caderas, y sin decir palabra, su miembro embadurnado en el mismo aceite, me lo ha introducido por completo dentro de mi culo.
La satisfacción de sentirlo fue tal que hasta un ligero grito de alegría se me escapo, a partir de ese instante comenzó a cabalgar sobre mis nalgas, metiendo, y sacando toda su divina verga de mi hambriento culo, que me la tragaba con ese gusto, que hasta de la alegría lloré.
O mejor dicho se me salieron par de lágrimas, los fuertes brazos del me apretaban de manera tal, que me hacía sentir hasta lo más íntimo de mí ser.
Por un buen rato mantuvimos esa misma posición, hasta que se me ocurrió pedirle que cambiásemos, casi de inmediato le tuve que aclarar que era de posición, no que él se fuera a poner en mi lugar, y yo en el de él.
Al parecer se asustó cuando escuchó las primeras palabras de la frase, pero al aclararle la idea continuó dándome verga divinamente, diciéndome que prefería seguir, así como estábamos.
Después de un buen rato sintiendo como su gruesa verga entraba, y salía de mi culo, mientras que yo lo meneaba con fuerza, sentí que sus fuertes brazos me apretaban contra su cuerpo, supe de inmediato que se estaba viniendo dentro de mí.
Luego se levantó fue al baño, y lo escuché orinando, pero luego regresó a mi cama, donde se recostó, mientras que yo lleno de energía, me dirigí a baño para asearme, y tras expulsar todo su semen de mi culo, y darme una rápida pero efectiva ducha, regresé a su lado, con una pequeña toalla húmeda en mis manos, con la que de inmediato me puse a limpiar toda su verga.
Para luego sin pedirle permiso, dedicarme a mamar su adormilada verga, el llevármela a la boca, y que se le volviera a poner bien dura, fue casi la misma cosa.
Después de eso mi relación con él ha proseguido a lo largo del tiempo, de pobre desempleado callejero, hoy se encuentra a cargo de una de las tiendas que yo administro.
Hasta se puso a vivir con una mujer, pero cuando me encuentro por la tienda de la que está a cargo se dedica solo a mi persona.
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